- En el mes de junio, el monitoreo satelital del Centro de Planificación Territorial Autonómica registró más de 15 mil focos de calor en áreas protegidas y territorios indígenas, el doble de lo registrado el mismo mes del 2020.
- Las condiciones climáticas y el establecimiento de migrantes foráneos principalmente en la Chiquitanía abren la posibilidad de que se repita la devastación que dejaron los incendios forestales de 2019 y 2020.
En Bolivia las condiciones climáticas actuales han despertado el temor de que se repita la devastación causada por los incendios forestales del 2019 y 2020. Y dos recientes incendios forestales encienden aún más las alarmas.
En lo que va del mes de julio, se han quemado más de 10 mil hectáreas de bosques en la Chiquitanía. Uno de ellos se registró en el Área Natural de Manejo Integrado San Matías, donde el fuego acabó con más de 9000 hectáreas de esta área protegida según la Gobernación de Santa Cruz.
El otro incendio ocurrió en el municipio Carmen Rivero Tórrez. El fuego fue controlado el viernes 16 de julio luego de tres días de iniciado el siniestro, durante los cuales fueron arrasadas unas 1900 hectáreas, según el reporte de la Gobernación de Santa Cruz.
No han sido los únicos incendios en lo que va del año. En el mes de mayo el fuego arrasó con un poco más de 2000 hectáreas en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Otuquis.
Mientras las condiciones climáticas y los recientes incendios anuncian un año crítico más para los bosques de la Chiquitania, otras condiciones agravan aún más la situación. La reciente decisión de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) de ampliar el periodo de quemas controladas de desmonte y quema de pastizales hasta el 31 julio; el creciente número de invasiones o asentamientos de personas ajenas al área que preocupan a los habitantes de la Amazonía del Beni y de la Chiquitanía, principalmente, a los pueblos indígenas, y los recientes monitoreos satelitales que indican el incremento de los focos de calor.
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Satélites registran aumento de puntos calientes
El monitoreo satelital muestra una situación preocupante en relación a los incendios forestales. La cantidad de focos de calor aumentaron este año en comparación con lo registrado en 2020.
El último reporte del monitoreo satelital del Centro de Planificación Territorial Autonómica (CPTA) del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis) da cuenta de ello.
Según el informe de junio de 2021, para territorios indígenas y áreas naturales protegidas se registraron 15 815 focos de calor en todo el país, una cifra que duplica los 7199 focos de calor registrados en el mismo mes de 2020. “Es el doble de lo que se tenia en este periodo en 2020”, dice Miguel Vargas Delgado, director ejecutivo de Cejis.
Los focos de calor son puntos en la superficie de la tierra con una temperatura muy por encima de los registros normales donde podría ocurrir un incendio. Estos puntos calientes son captados por los satélites y constituyen una alerta de los incendios forestales.
Vargas explica que si bien no todos los focos de calor constituyen un incendio forestal, la elevada presencia de estos puntos en un territorio son una alarma de que ocurran estos fuegos.
La alerta se ha mantenido en el mes de julio. Hasta el 10 de este mes, el CPTA ha registrado 8267 de estos puntos calientes.
A esta alerta satelital se suma además las condiciones climáticas y otras variables que significan un caldo de cultivo para que ocurra cualquier incendio como los que ya se han presentado hasta ahora.
Vargas advierte que las condiciones climáticas actuales están siendo devastadoras para los territorios indígenas. “Este año se han adelantado las heladas y con una intensidad mayor a los últimos años. Si a ello le sumamos las sequías que se producen debido a estas bajas temperaturas, entonces tenemos las condiciones propicias para que se repita la tragedia del 2019”, asegura Vargas.
La información satelital también anota que Santa Cruz es la región con mayor riesgo de que se produzcan incendios debido a la gran cantidad de focos de calor registrados recientemente. Según el CPTA, en Santa Cruz se captaron 13 123 puntos calientes en el mes de junio.
La Amazonía en el Beni es también un territorio con una fuerte presencia de focos de calor que en lo que va del mes de junio suman 1466, según el CPTA.
La Chiquitanía ha sido una de las zonas más devastadas por incendios forestales en los últimos dos años, mientras que la Amazonía boliviana está empezando a registrar mayor cantidad de puntos calientes, según indica Vargas, una situación que está causando gran preocupación.
Vargas menciona que desde que entró en vigencia el nuevo Plan de uso de suelo del Beni (PLUS) los incendios han aumentado en ese departamento.
“Estamos observando la presencia de focos de calor donde antes no existían. Desde 2019, en el Beni con el nuevo PLUS se han habilitado territorios para ganadería y monocultivos que están afectando a los territorios indígenas”, dice Vargas.
En julio de 2019, el gobierno del entonces presidente Evo Morales promulgó un decreto supremo sobre las Tierras de Producción Forestal Permanente que permite el desmonte para actividades agropecuarias en tierras privadas y comunitarias, además de autorizar la quema controlada. Esta norma incluía al departamento del Beni.
Este decreto supremo ha sido incluido en la lista de normas que ambientalistas y expertos en temas forestales han pedido que se derogue por considerarlos incendiarios, ya que permite arrasar con bosques y cobertura vegetal para que se instalen campos de cultivos y espacios ganaderos.
“Hay un incremento considerable de los focos de calor en el Beni. El mayor número de puntos calientes en tierras indígenas aparecen en el Beni, según el monitoreo satelital”, agrega Vargas, quien menciona que de los 18 territorios indígenas que existen en este departamento, la mitad, es decir nueve, muestran focos de calor dentro del territorio.
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Las amenazas en los territorios indígenas
“La helada ha caído en el territorio de Lomerío y entre el 80 % y 90 % de los cultivos se han perdido. Nos estamos quedando sin alimentos y sin pastura, todo esta seco”, dice José Cuasace, monitor socioambiental en San Antonio de Lomerío, localidad situada al oeste de Santa Cruz.
Cuasace, junto con otras nueve personas, forma parte del equipo de monitores socioambientales de la Central Indígena de Comunidades Originarias de Lomerío (CICOL) que se encarga de confirmar la información que se obtiene de los satélites, es decir, corroborar si los puntos calientes en determinada zona son en realidad incendios forestales.
Así, cuando se detecta un foco de calor que no desaparece, los monitores se desplazan hasta la zona de alerta para saber que está sucediendo en el lugar.
Los monitores socioambientales que coordinan con Cejis también informan sobre los problemas que enfrentan las comunidades indígenas, como está sucediendo actualmente con los cultivos.
“En Lomerío, un territorio indígena en la Chiquitanía, hay 29 comunidades”, aclara Cuasace, una zona que por las condiciones descritas podría convertirse en zona crítica de incendios como ocurrió en 2019.
Para Cuasace la situación es preocupante. “Es como que la gasolina estaría lista y solo faltase un fueguito para que empiece todo”. No obstante, asegura que están trabajando con las 29 comunidades en acciones para prevenir y evitar incendios. “Se están presentado las mismas condiciones que en 2019, la misma helada de aquella vez y como consecuencia se secó todo, entonces, se vivió una crisis tremenda”, recuerda.
Las denominadas ‘comunidades interculturales’ constituyen una causa más para los incendios forestales. Se trata de migrantes de otras regiones que están llegando principalmente a la Chiquitanía para establecerse en ese territorio. Esto está ocasionando el aumento de la deforestación y se ha convertido en una de las causas de los incendios forestales debido a las quemas que se realizan para despejar los campos y dejarlos listos para los cultivos.
“La cifra de nuevos asentamientos en Santa Cruz asciende a mas de 1400 comunidades habitadas por interculturales que han llegado a otras zonas del país. Esto se ha convertido en la punta de lanza del incremento de la deforestación y las quemas”, señala Alex Villca, de la Coordinadora de Defensa de Territorios Indígena, Originario, Campesino y Áreas Protegidas (Contiocap).
“Gran parte de las áreas donde se están produciendo estos asentamiento son tradicionalmente territorios indigenas”, agrega el líder indígena, quien asegura que estas comunidades cuentan con el aval del gobierno central.
El líder indígena comenta que en Santa Cruz, junto con la gobernación y otras instituciones, se ha conformado un comité de control y vigilancia para intentar prevenir los incendios forestales. Sin embargo, asegura que este año “están presentes las condiciones para que ocurra lo sucedido en años anteriores”.
Alejandra Sandoval, Secretaría de Medio Ambiente de la Gobernación de Santa Cruz, pidió al ABT que sancione a los responsables de estas quemas además que paralice las autorizaciones para esta actividad. “El 99 % de los incendios no son naturales, por eso se pide que se sancione a los culpables”.
Imagen principal: Incendios forestales del 2020. Foto: CEJIS.
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