- Hace pocos días Parques Nacionales Naturales de Colombia anunció la terminación del contrato de ecoturismo comunitario con la Asociación Yarumo Blanco en el Santuario de Fauna y Flora Otún Quimbaya y hay temor de que ocurra lo mismo con otros procesos comunitarios.
- La decisión no gustó en el sector ambiental pues la gestión de la asociación ha sido reconocida nacional e internacionalmente. Los proyectos de remodelación y presunta ampliación de infraestructura dentro de Parques Nacionales como Chingaza también encendieron la controversia.
Las decisiones de Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN) tomadas en los últimos días han causado gran controversia en el país. Todo empezó cuando la entidad informó en su página web que, después de más de 10 años, se terminaba la operación de los servicios ecoturísticos que la Asociación Comunitaria Yarumo Blanco realizaba en el Santuario de Fauna y Flora Otún Quimbaya, en zona rural del municipio de Pereira, en el departamento de Risaralda. “Nos encontramos adelantando el proceso para la formulación de un nuevo esquema de operación”, anunció en ese momento PNN.
La noticia no cayó nada bien entre biólogos y ambientalistas, quienes manifestaron que el ecoturismo comunitario es una estrategia que debe ampliarse en Colombia porque permite el desarrollo social y económico de comunidades vulnerables en zonas de influencia de las áreas protegidas. Además porque genera un proceso educativo valioso en el que las personas participan activamente en la conservación.
Yarumo Blanco fue una de las asociaciones pioneras en ecoturismo en áreas protegidas y su modelo de gestión ha sido reconocido varias veces a nivel nacional e internacional. En el 2014 obtuvo el Premio Nacional de Turismo Sostenible en la categoría beneficios a las comunidades locales, también ganó el tercer lugar del Impact Hub Fellowship del Fondo de Biocomercio y fue elegido en varias ocasiones como uno de los 100 destinos sostenibles del mundo.
Por eso hay muchas dudas alrededor de lo ocurrido con esta operación turística comunitarias en el Santuario Otún Quimbaya. “Yarumo Blanco es la única empresa en Colombia reconocida por la norma TourCert de turismo comunitario, por su cumplimiento a los 34 criterios de sostenibilidad que exige la misma y son un caso de éxito en la guía de buenas prácticas de turismo de naturaleza”, aseguró Sandra Vilardy, directora de Parques Nacionales Cómo Vamos, una iniciativa de 10 organizaciones de la sociedad civil que buscan generar información confiable y comparable en torno a los Parques Nacionales Naturales de Colombia.
¿Por qué se canceló entonces la operación de Yarumo Blanco? ¿Puede extenderse esta decisión a otros proyectos comunitarios en áreas protegidas?
¿Tambalea el turismo comunitario en Colombia?
En el año 2017, Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN) estableció que 30 de sus áreas naturales protegidas tenían potencial para actividades ecoturísticas. En siete de ellas: los parques Utría, Los Nevados, Cueva de los Guácharos, Corales del Rosario y San Bernardo, El Cocuy, Chingaza, el Santuario de Flora y Fauna Iguaque y el Santuario de Flora y Fauna Otún Quimbaya se cuenta con programas de ecoturismo comunitario, donde poblaciones locales organizadas han obtenido contratos para hacer uso de instalaciones de PNN al interior de estas áreas y brindar servicios de hospedaje, restaurante, guía e interpretación ambiental, al tiempo que se comprometen con el mantenimiento de la infraestructura y el cuidado y conservación de la naturaleza.
Una vez conocido el fin del contrato con la Asociación Comunitaria Yarumo Blanco en el Santuario Otún Quimbaya, el exministro de Ambiente, Manuel Rodríguez Becerra, prendió las alarmas en sus redes sociales al indicar: “¿Por qué diablos se está desmontando el ecoturismo comunitario en los Parques Nacionales? ¿Acaso se va a echar por la borda un programa que se ha realizado, con muy buenos resultados, durante más de quince años? ¿A quién se intenta entregar las concesiones?”.
Hace tan solo tres años, Parques Nacionales Naturales de Colombia y la Universidad Javeriana publicaron una gran evaluación del programa de ecoturismo comunitario, donde quedaba claro que el objetivo de la entidad ambiental era fortalecer la participación de las comunidades. De hecho, el objeto del convenio entre ambas instituciones era: “aunar esfuerzos técnicos, financieros, humanos y logísticos, encaminados al fortalecimiento del Programa de Ecoturismo Comunitario, en aras de identificar a largo, mediano y corto plazo, su aporte a la conservación de la biodiversidad, en las Áreas Protegidas de Parques Nacionales Naturales”.
En dicho documento se reconoce que el Programa de Ecoturismo Comunitario ha recorrido un camino con una curva de aprendizaje importante, donde las comunidades locales se han fortalecido para desarrollar procesos organizativos y productivos sostenibles, acordes a los objetivos de conservación de las áreas protegidas.
Sin embargo, desde ese mismo momento, como se advierte en el documento, ya se percibía que existía temor por la no renovación de los contratos: “Existe una preocupación sentida, por parte de los miembros de las empresas comunitarias, por la continuidad y las proyecciones futuras de este programa, principalmente sobre las concesiones de servicios ecoturísticos a privados y las renegociaciones de los contratos”.
Hoy el temor en el sector ambiental es que lo ocurrido con Yarumo Blanco se repita con las otras empresas comunitarias. Sandra Vilardy, directora de Parques Nacionales Cómo Vamos, asegura que el turismo dentro de los Parques Nacionales es un proceso que sigue en construcción y que ya ha tenido tres etapas: “una primera no tan formalizada, con las cabañas del Parque Tayrona; una segunda etapa cuando se hacen las primeras grandes concesiones a privados y la tercera etapa que se dio con el turismo comunitario a finales de 2008 – 2009. Las dos primeras fases (o etapas) no fueron exitosas”.
El aporte del ecoturismo comunitario, la tercera etapa, es resaltado en la nueva Política para la Consolidación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Visión 2021-2030, donde se afirma que “desde el 2008 se han implementado nueve programas de ecoturismo comunitario que a diciembre de 2018 han generado $ 7077 millones [aproximadamente 1,8 millones de dólares] a las organizaciones comunitarias, e igualmente beneficios para otros actores de la cadena de valor como transportadores, artesanos e intérpretes ambientales, entre otros”.
Los expertos cuestionan la decisión que PNN tomó con Yarumo Blanco, entre otras razones porque diversas investigaciones internacionales ya han resaltado el valor de las comunidades locales en la conservación de la biodiversidad. Vilardy comenta que en el reciente informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) se destaca que las zonas mejor conservadas del planeta son las áreas protegidas y las que están bajo la gestión de pueblos indígenas y comunidades locales.
“Revalorizar los conocimientos de la gente que es vecina de los parques, y que sientan que además de ser útiles pueden generar unos ingresos complementarios, es una muy buena estrategia para que se vuelvan corresponsables de la conservación y se disminuya la presión sobre el territorio. Si no es así, la gente debe ampliar frontera para cultivar y para ganadería, y esto tiene efectos importantes sobre la ecología del paisaje”, afirma Vilardy.
Adiós a la iniciativa de ecoturismo comunitario más exitosa
El contrato de Yarumo Blanco con PNN para ejecutar el turismo comunitario iba hasta 2019, sin embargo, desde entonces empezaron a ejecutarse varias prórrogas que llegaron a su fin el pasado 7 de julio. “Nos hicieron una propuesta financiera que sabían que íbamos a rechazar, hicimos contrapropuestas pero ellos no cedieron. Desconocieron nuestros argumentos sobre el impacto de la pandemia y del paro nacional en el turismo”, le dijo Jaime Andrés Loaiza, miembro de la junta directiva de Yarumo Blanco, a Mongabay Latam (Lea aquí la entrevista completa).
Este medio buscó insistentemente una entrevista con PNN pero hasta el momento de publicación de este reportaje no fue concedida. Sin embargo, Juan de Dios Duarte, jefe de la oficina jurídica de la entidad, le dijo a El Espectador que no es cierto que Parques esté cancelando las concesiones de ecoturismo comunitario y que la nueva administración, en cabeza del nuevo director Orlando Molano, está haciendo una revisión de concesiones y contratos de ecoturismo comunitario para saber cuáles están vigentes, por vencerse o vencidos.
Duarte le dijo también al medio colombiano que Yarumo Blanco no pudo aceptar un nuevo contrato porque esto implicaba avalar dos condiciones con las que no podían cumplir: que se mejorara el porcentaje de ingreso que recibe PNN, que va destinado al fondo para fortalecer las áreas protegidas (FONAP), y que se mejorara la infraestructura en el Santuario Otún Quimbaya.
“Aunque algunas iniciativas nacieron con una finalidad comunitaria, para apoyar las sinergias locales alrededor de las áreas protegidas y se venían beneficiando del ecoturismo, en el transcurso de 10 años dejan de ser comunitarias y se convierten en verdaderas empresas”, es la razón que da Duarte sobre las nuevas condiciones. “En el 2019, por ejemplo, que fue un buen año para Yarumo Blanco, tuvieron ingresos de 982 millones de pesos, pero a PNN solo llegaron 9 millones. En los diez años, de 2009 a 2020, solo ingresaron alrededor de 58 millones de pesos [cerca de 15 000 dólares] al fondo de PNN”.
Según Loaiza, en 2017, el mejor año para Yarumo Blanco, pudieron destinar un 1 % de las ventas brutas anuales para PNN y un 3 % para la Asociación, el monto restante fue destinado como siempre a gastos operativos. Con las nuevas condiciones, Loaiza dijo que era imposible destinar un 10 % a PNN cuando el sector turismo aún no se ha recuperado de las pérdidas económicas que dejó la pandemia y el paro nacional. (Lea aquí la entrevista completa).
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Las dudas que rodean al parque nacional Chingaza
Pero la polémica por los servicios de ecoturismo comunitario no llegó a su fin con el caso de Yarumo Blanco. Funcionarios de PNN, que pidieron la reserva de su nombre, aseguraron que el objetivo de la nueva administración es entregar los contratos que tienen las comunidades a privados con mayor músculo financiero. Uno de los casos que más preocupa es el del Parque Chingaza, donde presuntamente se planea no solo mejorar la infraestructura existente sino construir un ecohotel.
De hecho, nuevamente el exministro de Ambiente Manuel Rodríguez encendió las alarmas al revelar una imagen en la que muestra el diseño de lo que se quiere hacer en el sector Monterredondo, dentro del parque. “Aquí la infraestructura que se establecería en Monterredondo. En verde claro: el Ecohotel para 60 personas. En azul: instalaciones de camping. Capacidad total: 210 turistas alojados. Un sustancial incremento de la infraestructura existente con altos riesgos ecológicos y paisajísticos”, aseguró en su cuenta de Twitter.
Además, la inversión económica que requerirían dichas adecuaciones difícilmente podría ser asumida en el corto plazo por Corpochingaza, la organización comunitaria que tiene el contrato de ecoturismo en el parque. Los funcionarios que pidieron la reserva de su nombre aseguran que el objetivo de PNN es pedirle a la organización la terminación del contrato a pesar de que aún le faltan aproximadamente cinco años de operación.
Mongabay Latam se comunicó con Jenny Alexandra Romero, directora general de Corpochingaza, para preguntarle si es cierto que PNN estaría negociando el contrato con ellos, pero prefirió no dar declaraciones pues asegura que no tiene información oficial sobre el asunto. Este medio también buscó a PNN para preguntarle sobre estas versiones, pero hasta el momento no fue posible obtener una entrevista con un vocero.
A través de su cuenta de Twitter, PNN le respondió al exministro Rodríguez que “no se va a construir un ecohotel en Chingaza. Hay un centro de visitantes y zona de camping en Monterredondo en mal estado. Los adecuaremos para mejorar la experiencia del visitante y reducir impactos ambientales. Lo están desinformando”. Y en cuanto a la imagen publicada, aseguraron que “la presentación que usted tiene fue una de las primeras propuestas que se plantearon, no es la definitiva. Lo invitamos a conocer el proyecto real”.
En entrevista con W Radio, Carolina Jarro, subdirectora de gestión y Manejo de Áreas Protegidas de PNN, aseguró que al contrato con Corpochingaza le hacen falta cinco años y “si se cumple con el contrato en los términos que está planteado, si cumple como contratista y no tiene ninguna investigación frente al manejo de los recursos, continuará con su contrato sin ninguna dificultad”.
Sobre la modificación de la infraestructura dentro del parque, Jarro comentó que se trata de “infraestructura que ya es vieja, de los años setenta y ochenta, y tiene muchos problemas en este momento: baños no funcionales, puertas desajustadas, alojamientos con humedades, hongos […] Para nosotros está claro que no hay ninguna figura ni posibilidad de establecer ecohoteles, alojamientos e infraestructuras adicionales en los parques. No vamos a ampliar, vamos a mejorar y a hacer mantenimiento”.
Sin embargo, continúan las dudas sobre las adecuaciones que se quieren hacer en varios parques nacionales y el futuro de los contratos para ecoturismo comunitario. Manuel Rodríguez insiste en que se necesita transparencia por parte de PNN pues le dijeron que la imagen que él publicó no es la real, pero han pasado varios días desde que pidió que la hicieran pública y eso no ha ocurrido.
*Imagen principal: Visitantes recorren el Parque Chingaza. Foto: Facebook Corpochingaza.
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