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Un corredor reforestado evita la extinción de las especies en los Andes colombianos

  • Los Andes tropicales, reconocidos como una de las regiones con mayor biodiversidad del mundo, albergan más del 10 % de la diversidad biológica del planeta — unos dos millones de especies de plantas, animales, hongos y microorganismos, de las cuales solo el 10 % han sido identificadas—.
  • Este precioso ecosistema corre peligro porque, en las últimas décadas, se ha perdido el 75 % del hábitat natural. Esto se debe, en gran parte, a la expansión agrícola.
  • La Reserva Natural La Mesenia-Paramillo en los Andes colombianos intenta evitar la amenaza mediante la restauración de 3500 hectáreas de tierra degradada y la conexión de alrededor de 100 000 hectáreas de bosque intacto, con la principal cadena andina como corredor ecológico.

En 2006, Luis Mazariegos, el fotógrafo de colibríes más importante del mundo, visitó La Mesenia, un pueblo aislado en los Andes occidentales de Colombia. Cuando consiguió capturar con su lente al recientemente redescubierto “colibrí del sol” (Coeligena orina), no imaginó que allí también descubriría un sitio que acoge una asombrosa biodiversidad. Los bosques de la zona, cuyas alturas oscilan entre los 1700 y 3170 metros, están permanentemente cubiertos de nubes debido a la alta humedad. Estos bosques albergan 374 especies conocidas de aves, 183 especies de mamíferos, más de 600 especies de plantas y 5000 especies de insectos, así como otros invertebrados.

Sin embargo, los Andes tropicales del norte han perdido ya casi el 75 % de su hábitat natural, en gran parte, debido a la expansión agrícola. Y, sumado a esto, también están comenzando a sentir el impacto negativo asociado al cambio climático. Las especies del bosque nuboso, como los ocelotes y las tangaras, están migrando cuesta arriba para mantenerse dentro de un clima favorable. Sin embargo, el paisaje degradado y fragmentado bloquea su camino. En Perú, se han identificado 55 especies de aves que en el transcurso de 41 años han realizado una migración cuesta arriba, en promedio, de 49 metros.

Forest fragmentation
El paisaje degradado y fragmentado bloquea el camino de especies del bosque nuboso, que migran cuesta arriba para mantenerse dentro de un clima favorable. Imagen cedida por Luis Mazariegos.

El estrecho corredor de bosque en La Mesenia, emplazado entre las laderas occidental y oriental de los Andes colombianos, estuvo al borde de la desaparición por causa de la deforestación. Esto ponía en peligro a 100 000 hectáreas de selva tropical de la principal cadena andina. De haber sucedido, las poblaciones de muchos grandes mamíferos, como los osos de anteojos (Tremarctos ornatus), los pumas (Puma concolor), los jaguares (Panthera onca) y los ocelotes (Leopardus pardalis) podrían haber sido demasiado bajas como para sobrevivir.

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“Debemos dar a las poblaciones aisladas la oportunidad de encontrarse. Reforestar áreas con árboles nativos y reconectar paisajes fragmentados es la forma más rentable de proteger especies”, sostiene Stuart Pimm, líder mundial en el estudio de las extinciones actuales y profesor de Conservación Doris Duke en la Universidad de Duke. La ONG de Pimm, Saving Nature, se ha asociado con Hummingbird Conservancy de Mazariegos para crear una reserva de 6000 hectáreas.

Spectacled bear
Un oso de anteojos (Tremarctos ornatus). Imagen cedida por Luis Mazariegos.

En busca de aliados

A fines de la década de 1990 y principios del 2000, La Mesenia se encontraba en el fuego cruzado entre las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia (FARC), los paramilitares y las fuerzas militares colombianas. En aquel entonces, los grupos guerrilleros mataron a aquellos lugareños acusados de pertenecer a grupos paramilitares o de mantener vínculos con las fuerzas militares. Por esta razón, quienes allí dependen del pastoreo, el cultivo de café, maíz y caña de azúcar y de la caza de animales salvajes, se mostraron reacios a confiar en el proyecto de conservación de Mazariegos. Pensaron que estaba buscando oro o que pretendía ahuyentar a los pobladores.

Los primeros en ofrecerle sus tierras fueron los dueños de una hacienda ganadera. En 2008, Hummingbird Conservancy adquirió su terreno agrícola de 280 hectáreas y, en los siguientes 13 años, compró otras 3500 hectáreas de tierra, gracias a la financiación de Saving Nature, el Fondo de Adquisición de Tierras de los Países Bajos de la UICN y la filial estadounidense de Hummingbird Conservancy.

Puesto que la mayoría de las parcelas adquiridas eran bosques y pastizales, se propuso la recuperación natural de estos últimos durante los primeros tres años. Estos pastizales degradados destinados al ganado fueron rápidamente reforestados con especies de árboles pioneros. Asimismo, Hummingbird Conservancy ha contratado a tres lugareños, cuyo trabajo consiste en buscar semillas y plántulas de árboles nativos y plantarlas en viveros de árboles. La reserva La Mesenia-Paramillo cuenta con varios viveros de árboles con una capacidad de 10 000 ejemplares. Los guardaparques tamizan la tierra orgánica y la enriquecen con gallinaza (abono con excremento de pollos y gallinas) y ajustan el pH con cal antes de colocar las plántulas en bolsas.

En la actualidad, ya se han recolectado y sembrado en macetas semillas y plántulas de casi 300 especies de árboles y arbustos. Las plantas tardan entre seis y siete meses en alcanzar el tamaño adecuado antes de poder ser plantadas en los pastizales.

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El regreso de la fauna

Al cabo de 13 años, el impacto del corredor reforestado ya es fácilmente apreciable. “Cuando me despierto a las 5 de la mañana y escucho el maravilloso concierto de pájaros, eso me llena el corazón porque siento que estoy haciendo lo correcto”, afirma emocionado Mazariegos.

La población de loros orejiamarillos en peligro de extinción (Ognorhynchus icterotis) ha aumentado de unos pocos ejemplares a cientos de estos. Si bien en 2008 era poco común ver más de tres caciques candela (Hypopyrrhus pyrohypogaster), actualmente, grupos de hasta 100 de estas aves sobrevuelan la reserva. Aves como el picaflor pechirrufo (Diglossa gloriosissima), que, por lo general, vive en alturas superiores a los 2800 m, ahora se observa a 2400 m. Esta es una señal de que los bosques conectados están ayudando a los animales a ampliar su territorio. Las águilas pomas (Spizaetus isidori) también han regresado a la reserva y ocupan ahora dos nidos. Mientras que, en el pasado, la presencia de águilas significaba un peligro para los agricultores, ahora, según el monitoreo, las águilas cuentan con suficientes presas naturales.

The black-billed mountain toucan
Un tucán pechiazul (Andigena nigrirostris). Muchas poblaciones de aves endémicas han aumentado en tamaño en el corredor reforestado. Imagen cedida por Osman López.

Los principales depredadores como ocelotes, pumas, oncillas (Leopardus tigrinus) y osos de anteojos también han reaparecido con sus crías, según muestran las cámaras trampa instaladas. Dado que aproximadamente el 53 % de las fotos de las 24 cámaras trampa dispuestas en toda la reserva han registrado carnívoros, está claro que la Reserva Natural de la Sociedad Civil La Mesenia-Paramillo es eficaz en la conservación de mamíferos. Las fotografías restantes muestran especies de presas, como la corzuela colorada (Mazama americana) y grandes roedores, como la paca común (Cuniculus paca) y la pacarana (Dinomys branickii).

Las tierras de la reserva se encuentran en distintas etapas de restauración, desde áreas totalmente recuperadas hasta áreas en los primeros estadios. Una cabaña de investigación que solía estar rodeada de pastos estériles para ganadería ahora se encuentra rodeada por un bosque alto. La reserva conecta 100 000 hectáreas con la principal cadena andina. También protege la cuenca del río San Juan Antioquia, de la que dependen 14 comunidades como fuente primaria de agua, y la cuenca del río San Juan Choco, en la vertiente del Pacífico.

MPNR and Forest Epiphytes
Autorrestauración forestal en el Reserva Natural Mesenia-Paramillo (izquierda) y epífitas forestales (derecha). Imagen cedida por Luis Mazariegos.

Sumar a la comunidad local

“Una de las lecciones más importantes que aprendí es que toda conservación es local”, sostiene Pimm. “No puedes llevar adelante la conservación desde tu oficina con aire acondicionado en Washington D. C. o Londres. Tienes que salir y empoderar a las comunidades locales”.

Al principio, los lugareños consideraban que la Reserva Natural La Mesenia-Paramillo estaba disociada de su comunidad. Sin embargo, esa actitud cambió cuando vieron que el lugar no solo beneficiaba en forma directa a la comunidad, sino que también la involucraba activamente.

Ahora, se sienten parte de ella.

Hummingbird Conservancy emplea a tres lugareños responsables de mantener los senderos, guiar a los visitantes, recopilar datos y tomar muestras, plantar árboles y realizar el mantenimiento general de la infraestructura. La reserva también constituye una fuente de ingresos para otros pobladores que son contratados como cocineros, guías y encargados de reforestación. Según la actividad, su jornal oscila entre los 14 y 20 dólares diarios. Esto representa un 40 % más que el salario promedio diario colombiano de 10 dólares. En 2020, la organización también contrató a un director científico.

En 2017, la comunidad construyó un nuevo puente y una nueva carretera. Esto permitió conectar por primera vez al pueblo con la población más cercana. Hummingbird Conservancy también instaló 23 fosas sépticas en distintos hogares, para evitar la contaminación del río San Juan Antioquia, y reforestó un tramo de 3 kilómetros a lo largo del río. Además, se reabrió la escuela —cerrada durante siete años— con nuevos escritorios, computadoras y libros aportados por la organización.

Actualmente, la organización ayuda a los lugareños a producir edulcorantes orgánicos a partir de la caña de azúcar para su exportación y a los productores de café a mejorar la calidad de sus granos para poder venderlos a un mejor precio. También se ha iniciado un proyecto de producción de miel con 11 colonias de abejas junto a un interesado local.

San Juan Antioquia River
El río San Juan Antioquia. Hummingbird Conservancy también instaló fosas sépticas en distintos hogares, para evitar la contaminación del río San Juan Antioquia, y reforestó un tramo de 3 kilómetros a lo largo del río. Imagen cedida por Luis Mazariegos.

Un espacio para la investigación científica

En 2010, se construyó una cabaña para recibir a investigadores colombianos e internacionales que vienen al lugar a realizar estudios y relevamientos o inventarios sobre la diversidad biológica. En 2016, se inició un estudio de 10 años para establecer un inventario de mamíferos medianos y grandes, y estudiar la recuperación de estas especies altamente diezmadas debido a la caza y la pérdida de su hábitat. Este es el primer estudio de este tipo en los Andes occidentales y debería ayudar a determinar el estado de conservación de la UICN respecto de distintas especies, muchas de las cuales se encuentran ausentes. Entre estas, figuran una especie de armadillo Cabassous centralis, catalogada como “especie con datos insuficientes” y la especie de cérvido Mazama zetta, que aún no ha sido evaluada por la UICN.

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En 2018, Hummingbird Conservancy comenzó a monitorear los dos nidos de águila poma descubiertos en la reserva, para documentar la biología reproductiva de las aves y captar en video los aspectos de su comportamiento.

En 2019, Hummingbird Conservancy junto a investigadores brasileños iniciaron un proyecto de cinco años para identificar la biodiversidad de avispas de Darwin (familia Ichneumonidae), que cuenta con alrededor de 25 000 especies. Ese mismo año, se inició otro proyecto de cinco años con el objetivo de identificar la diversidad biológica de las avispas de las arañas (Pompilidae). Si bien estos ejemplares ya habían sido estudiados en América, estas investigaciones nunca hicieron hincapié en la región tropical de América del Sur.

En 2020, se instaló en la reserva un laboratorio molecular capaz de llevar adelante la secuenciación directa de ADN/ARN nativo y de secuenciar muestras amplificadas. Adolfo Amezquita, director científico, junto a un grupo de herpetólogos colaboradores de la Universidad de Antioquia han descrito diversas nuevas especies de anfibios y lagartos, así como de orquídeas.

El proyecto más reciente incluye la medición de la lluvia horizontal causada por las nubes y captada por los musgos y las hojas. Hummingbird Conservancy ha instalado siete estaciones climáticas para medir este fenómeno a distintas alturas. Este estudio es impulsado por un doctorando de la Universidad de los Andes, el director científico y uno de los guardaparques.

Sketch of oncillas (Leopardus tigrinus)
Dibujo de una oncilla (Leopardus tigrinus). De acuerdo con imágenes tomadas por las cámaras trampa, los principales predadores han reaparecido en la región con sus crías. Dibujo de Isabel Fiadeiro.

Desafíos

Hoy el mayor desafío consiste en lograr que el proyecto sea sostenible desde el punto de vista financiero. Por el momento, Mazariegos es quien solventa todos los costos operativos para mantener la reserva (6000 dólares al mes) y los gastos de investigación.

Una de las formas de generar ingresos es mediante el ecoturismo de “alta gama”, que venía desarrollándose desde la construcción de la cabaña en el año 2012. Sin embargo, la inestabilidad política de Colombia ha hecho que los turistas se muestren reacios a visitar el país. En junio de 2021, el Departamento de Estado de Estados Unidos recomendó a los ciudadanos estadounidenses no viajar a Colombia por causa de los casos de COVID-19, los disturbios civiles, los delitos, el terrorismo y los secuestros registrados en ese país.

Además de la reducción significativa del ecoturismo, Hummingbird Conservancy también ha tenido que lidiar con otro problema: el incremento en el valor de las tierras.

Con el correr del tiempo, la ciudad más próxima, Jardín, se ha convertido en un destino turístico popular a raíz de la filmación de una telenovela en ese lugar. Esto ha atraído tanto a actores como a visitantes de Europa que se radican allí para vivir y jubilarse. En consecuencia, las tierras se han revalorizado.

Para alcanzar el objetivo de asegurar un corredor de aproximadamente 6000 hectáreas, la reserva aún necesita adquirir una docena de propiedades, por un total de 2500 hectáreas. Y, para ello, Hummingbird Conservancy y Saving Nature deben recaudar aún unos 2 millones de dólares. Su objetivo inmediato es plantar más de 300 000 árboles en los próximos dos años y, de ese modo, restaurar 300 hectáreas previamente destinadas al pastoreo.

“Cuando subí al valle en 2012, la estación de campo estaba en medio de un enorme pastizal para el ganado”, recuerda Pimm. “Ahora, cuando subes, caminas por un bosque…Es tremendamente estimulante saber que podemos marcar la diferencia. Podemos revertir esta batalla y comenzar a salvar la naturaleza”.

Hummingbird Conservancy
La estación principal del Reserva Natural La Mesenia-Paramillo. La ONG de Pimm, Saving Nature, se ha asociado con Hummingbird Conservancy, de Mazariegos, para crear una reserva de 6000 hectáreas. Imagen cedida por Luis Mazariegos.

Citas:

Forero-Medina, G., Terborgh, J., Socolar, S. J., & Pimm, S. L. (2011). Elevational ranges of birds on a tropical montane gradient lag behind warming temperatures. PLOS ONE6(12), e28535. doi:10.1371/journal.pone.0028535

Hethcoat, M. G., King, B. J., Castiblanco, F. F., Ortiz-Sepúlveda, C. M., Achiardi, F. C., Edwards, F. A., … Edwards, D. P. (2019). The impact of secondary forest regeneration on ground-dwelling ant communities in the tropical Andes. Oecologia191(2), 475-482. doi:10.1007/s00442-019-04497-8

Foto de portada: águila poma (Spizaetus isidori) de Osman López.

Artículo original: https://news.mongabay.com/2021/07/in-the-colombian-andes-a-forest-corridor-staves-off-species-extinction/

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