En el 2018, Betty Rubio se convirtió en la primera presidenta de la Federación de Comunidades Nativas del Medio Napo, Curaray y Arabela, en Loreto, desde donde se enfrenta al narcotráfico, la tala y la minería ilegal.La lideresa kichwa recuerda que su abuelo le advirtió de los riesgos de la deforestación. Hoy ella forma parte de un proyecto de monitores ambientales para la detección de actividades ilícitas en la Amazonía.En Perú, donde solo el 4% de las presidencias de las comunidades nativas de la selva son ocupadas por mujeres, Betty busca animar a sus compañeras indígenas para que asuman cargos en sus organizaciones. Ser un defensor ambiental en la selva peruana significa hoy desafiar a la muerte. Es enfrentarse al narcotráfico, a la invasión de territorios, la deforestación, tala y minería ilícitas. Implica recorrer cientos de kilómetros —durante varios días, en condiciones agrestes y muchas veces incomunicados— para detectar esas actividades y exponer su vida por la defensa de la tierra. Pero cuando quien lidera esta lucha es mujer, el desafío es mucho mayor. “Lo más difícil es dejar a mis hijos (durante los viajes a las comunidades). Y lo más triste es que la mayoría de las veces no hay cobertura (telefónica y de internet)”, cuenta Betty Rubio Padilla sobre el trabajo que realiza, desde hace casi tres años, como primera presidenta de la Federación de Comunidades Nativas del Medio Napo, Curaray y Arabela (Feconamncua), perteneciente a la provincia de Maynas, en la región Loreto. La voz de la lideresa kichwa y madre de seis hijos se entrecorta cuando recuerda lo difíciles que fueron los viajes que realizó por las 46 comunidades de su federación, sobre todo con tres hijos en edad escolar que la necesitan: “En una ocasión estuve fuera por 24 días y no dejaba de pensar en cómo estarían mis hijos. Luego mi hijo me cuenta que en el colegio le dicen: ‘tu mamá no es cualquier persona, es una luchadora’. Él dice que se siente muy orgulloso de mí, eso me da alegría”. Betty Rubio, lideresa kichwa y primera presidenta de la Federación de Comunidades Nativas del Medio Napo, Curaray y Arabela. Decidirse y decir: “Sí puedo” Betty Rubio tiene estatura mediana, cabello oscuro y lacio, y la piel tostada de tanto andar por los bosques de la Amazonía. Ella, como sus ancestros, es considerada una luchadora. Después de ser la presidenta de la comunidad de Puerto Arica, en el distrito de Napo, la lideresa indígena kichwa fue propuesta en el 2018 para asumir la presidencia de la Feconamncua. Desde esa posición se enfrenta a la minería ilegal, los cultivos ilícitos de hoja de coca y la creciente deforestación en la región Loreto, así como a las intimidaciones de mineros y madereros ilegales. “Siempre —comenta— me están llamando para preguntar cómo es posible que los denuncie. Siento que por ahí parte el riesgo para mí. Ellos ya saben quienes son las personas que están metiendo presión para que se investigue y se frene”.