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#EnCorto | Tres claves para conocer la sorprendente biodiversidad que la guerra ocultó en Picachos, Colombia

Rey gallinazo (Sarcoramphus papa). Foto: ©Pablo Mejía - WWF Colombia.

Rey gallinazo (Sarcoramphus papa). Foto: ©Pablo Mejía - WWF Colombia.

  • Un equipo de 23 personas logró identificar más de mil especies de plantas y animales en el Parque Nacional Natural Cordillera de los Picachos, una zona inexplorada debido al conflicto armado en Colombia.

En abril de 2021 ocurrió un evento sin precedentes en Colombia. El conflicto armado interno provocó que, durante décadas, la riqueza del Parque Nacional Natural Cordillera de los Picachos permaneciera aislada y sin acceso a la comunidad científica. Sin embargo, eso cambió hace unos meses cuando un grupo de 23 personas logró una expedición para descubrir la vida que ahí habita.

Guardaparques, organizaciones, comunidades locales y exguerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en proceso de reincorporación a la sociedad civil se unieron para hacerlo posible y les bastaron únicamente 20 días para contabilizar una cantidad impresionante de especies: 248 de plantas, 376 de mariposas, 26 de anfibios, 10 de reptiles, 275 de aves, 40 de mamíferos y 36 de murciélagos.

En tres claves te contamos la importancia de estos hallazgos.

El encuentro con la historia

La expedición de caracterización biológica en el área protegida de Picachos, que constituye una zona de importante valor natural por la confluencia de ecosistemas andinos, amazónicos y orinocenses, consistió en el ingreso de un equipo conformado por habitantes de la Zona de Reserva Campesina Pato-Balsillas, investigadores de la Fundación La Palmita, exguerrilleros de las FARC y guardaparques de Parques Nacionales Naturales, así como miembros de WWF Colombia.

Su recorrido incluyó los sectores del Salto del Venado y Coreguaje, reconocidos como áreas de vasta biodiversidad y potencial ecoturístico. Pero la exploración no se trató solo de un descubrimiento en esos términos, sino de la oportunidad que tuvieron sus participantes de hacer contacto con la memoria histórica de un lugar inexplorado que, durante años, fue testigo de una guerra sin descanso.

Comunidades locales y excombatientes también fueron guías e investigadores durante la expedición. Foto: ©Pablo Mejía - WWF Colombia.
Comunidades locales y excombatientes también fueron guías e investigadores durante la expedición. Foto: ©Pablo Mejía – WWF Colombia.

Los pasos de los exploradores avanzaron por un sitio llamado filo parrillo, donde podían verse las trincheras de las FARC y otros rastros de la guerra. Encontraron, por ejemplo, partes de uniformes camuflados y maletas, mientras los excombatientes les iban contando lo que vivieron en el lugar que en algún momento fue bombardeado.

“Para nosotros [los biólogos de Fundación La Palmita] fue muy fuerte porque hemos estado en zonas de conflicto muchas veces, pero nunca habíamos podido dialogar con la gente que vivió esas experiencias”, contó Miguel Rodríguez, director científico de la Fundación La Palmita e investigador de la expedición.

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La biodiversidad inexplorada

“Nosotros siempre hemos visto los animales que tenemos, pero nunca habíamos tenido la oportunidad de conocer en detalle a más de 300 especies de mariposas, tigrillos, dantas y otros animales en estado óptimo”, dijo María de los Ángeles Vargas, gerente de Cooperativa Manuel Marulanda Vélez (MMAVECOOP), una de las asociaciones que participó y que involucra a excombatientes en el trabajo de ecoturismo en la zona de influencia del parque.

Se trata de un área bien conservada, dijo Vargas, pues nunca nadie había accedido, ni siquiera los campesinos, mucho menos en tiempo de guerra.

Jornada de captura de mariposas. Foto: ©Pablo Mejía - WWF Colombia.
Jornada de captura de mariposas. Foto: ©Pablo Mejía – WWF Colombia.

Además, Miguel Rodríguez, de La Palmita, señaló que uno de los hallazgos más importantes fue el registro del jaguar y del oso de anteojos a 1100 metros sobre el nivel del mar. Esto indica que se trata de un sitio con un alto grado de conservación, pues muestra las verdaderas dinámicas de la biodiversidad cuando no hay tanta transformación por parte del humano, es decir, estas dos especies son de las primeras en desaparecer cuando una zona ha sido gravemente alterada. La presencia de dos animales así de grandes demuestra que hay una gran cantidad de presas y plantas disponibles, tantas que estas dos especies pueden vivir juntas en un mismo espacio.

Las mariposas fue uno de los grupos más abundantes. Foto: ©Pablo Mejía - WWF Colombia.
Muchas de las mariposas podrían ser nuevas para la ciencia. En la fotografía: (Pierella lamia). Foto: ©Pablo Mejía – WWF Colombia.

En cuanto a las aves, se encontraron algunas que solo se conocían en Ecuador y que no habían aparecido en departamentos más cercanos, así como especies que no estaban registradas en el departamento de Caquetá, donde se realizó la expedición.

La expedición superó las expectativas de sus participantes, pues la cantidad de especies descubiertas no disminuía con el paso de los días y, por el contrario, se sigue trabajando en identificar muchas más, como mariposas y anfibios que son objeto de investigaciones más amplias.

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El futuro: ¿ecoturismo para la conservación?

Organizaciones como MMAVECOOP y Caguán Tours trabajan el ecoturismo comunitario en zonas cercanas al parque Picachos. María de los Ángeles Vargas, dijo que Parques Nacionales vio la posibilidad de realizar ecoturismo en el área protegida, pues los resultados de la expedición aportarán al conocimiento de la biodiversidad, las necesidades de conservación y el potencial turístico de los sectores explorados.

La intención es que se motive a los pobladores locales e instituciones presentes en el territorio a apropiarse de la información sobre la flora y la fauna, para así trabajar en el diseño de un sendero que permita el acceso al parque, pero donde previamente se establezca qué se debe cuidar, cómo hacerlo y en qué tiempos es viable abrirlo a la comunidad y a los visitantes.

Por primera vez se exploraron los sitios Salto del Venado y Coreguaje en el parque nacional Cordillera de los Picachos. Foto: ©Pablo Mejía - WWF Colombia.
Por primera vez se exploraron los sitios Salto del Venado y Coreguaje en el parque nacional Cordillera de los Picachos. Foto: ©Pablo Mejía – WWF Colombia.

Para Miguel Rodríguez es una posibilidad de que las comunidades tengan un papel activo e importante en la conservación y protección de las áreas protegidas: con un turismo bien diseñado, que trabaje de la mano con la conservación y que genere datos sobre la biodiversidad, es viable hacer una buena gestión del área.

“Por ejemplo, si en los recorridos turísticos se pueden subir los datos de las especies que los guías van observando, esto sirve para entender cómo se comportan las especies, cuáles son los sectores que usan o no usan, sus amenazas potenciales, etcétera”, concluyó.

Imagen principal: Rey gallinazo (Sarcoramphus papa). Foto: ©Pablo Mejía – WWF Colombia.

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