- Invasiones, narcotráfico y extractivismo amenazan a los pueblos indígenas bolivianos, por lo que urge una acción verdadera del Estado, afirma el líder indígena chiquitano.
Para los pueblos indígenas de Bolivia, la invasión de sus territorios, conocidos como avasallamientos, es una amenaza latente que parece no tener fin. Tomás Candia Yusupi, líder indígena chiquitano, asegura que el Estado ha repartido a conveniencia tierras que son de propiedad indígena a gente aliada al gobierno de turno, para así continuar con la explotación de los recursos naturales sin oposición.
“Hay una situación política que el gobierno ha prometido a su gente”, explica Candia, quien preside la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB Orgánica). “Pero no hay dónde más entregar tierras, porque son territorios de los pueblos indígenas. En el 2012, marchamos; el gobierno vio que éramos fuertes y nos dividió”.
Candia Yosupi se refiere a la existencia de organizaciones indígenas paralelas que aceptan todos los proyectos extractivos del gobierno, lo que ha logrado dividir al movimiento indígena y ha provocado que, quienes defienden el territorio, sean amenazados por todos los flancos, incluso dentro de sus propias comunidades.
“Además, ahora estamos pidiéndole al gobierno que haga un rastrillaje a siete territorios donde también está dentro el narcotráfico y hay amenaza de muerte a nuestros dirigentes y dirigentas”, afirma el líder. “Que vayan a hacer una inspección, que los militares o las fuerzas antinarcóticos entren a verificar, porque no podemos vivir con narcotraficantes”.
Mongabay Latam conversó con Tomás Candia Yusupi, originario de la región Santa Cruz del Oriente, sobre las amenazas a los pueblos indígenas en Bolivia y el incumplimiento gubernamental de las garantías para la protección de los territorios.
—¿Cuáles son las principales problemáticas que han detectado en sus territorios y de qué forma han afectado a las comunidades?
—La principal amenaza dentro del territorio son los avasallamientos de los “interculturales”, que son parte de la gente del partido de gobierno en ejercicio, que les dice: “me van apoyar y donde sea les doy tierra”. Ese es el avasallamiento. Hay gente ahorita que viene a asentarse encima de los territorios que ya están titulados, encima de las comunidades que viven desde hace 20 o 50 años ahí.
La segunda es el extractivismo de las empresas hidroeléctricas, carreteras, minería, madereras, pescadores y cazadores. Eso afecta bastante a los territorios en este momento y hay una preocupación de nosotros porque, siendo que tienen título los territorios, no hay una seguridad jurídica.
—¿Por qué la titulación de los territorios no es una garantía para su protección? ¿Qué tanto se ha avanzado en Bolivia en este tema?
—Si bien tenemos 64 territorios titulados —faltan algunos todavía— ni uno respetan. No hay una seguridad jurídica, siendo que algunos territorios tienen doble categoría, como el Tipnis, que es territorio indígena y área protegida por el Estado, y ni así lo respetan.
—¿Qué tipo de actividades criminales o ilícitas han detectado en los territorios indígenas de Bolivia y de qué forma están afectando a las comunidades? ¿Cómo se han organizado para hacerles frente?
—Otro peligro que tenemos es el narcotráfico que ya está dentro del territorio indígena. Hay fábricas [laboratorios] dentro y también hermanos indígenas a quienes están llevando por ese camino. Eso nos preocupa de antemano, porque va a afectar a la familia y al movimiento indígena.
Acá en Bolivia el gobierno ha logrado dividir al movimiento indígena. El gobierno tiene a su gente que trabaja con él y, nosotros que defendemos los derechos del territorio, somos amenazados y especialmente criminalizados por el gobierno. La justicia no está siendo del pueblo, sino parcializada al gobierno actual. Nosotros como pueblos indígenas, a través de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), estamos implementando el tema de defensa y defensores, para que cuando haya un hermano correteado o amenazado por el Estado, se le pueda sacar a otro país para conservar su vida y sus derechos.
—¿Qué significa ser líder indígena en ese contexto?
—Significa ser resistente y resistir con las bases. Significa defender los derechos. Si usted sale hablando en contra del gobierno, ya están metiéndole fiscales para corretearlo o hacerle cualquier cosa para aparentar que hizo algo mal, para agarrarlo y meterlo preso.
En ese sentido, nosotros estamos con peligro y está en peligro la democracia de nuestro país mismo, porque no hay ese derecho del boliviano; aquí se maneja la justicia como le da la gana al gobierno y a su conveniencia.
Cuando uno ve la violación de derechos a los padres, uno empieza; yo empecé a ser dirigente desde los 15 años. A uno lo mantiene toda la violación que ha hecho el gobierno. No ha sido fácil, nosotros hemos luchado con los ganaderos, madereros, mineros… para que no entren a avasallar o cuando estamos en saneamiento. Ha habido muerte y todo eso no se va a dejar impune; hay que seguir hasta donde la fuerza lo lleve a uno, porque no se puede dejar a medias.
Lee más | ENTREVISTA | «Lo único que tenemos del gobierno es desprecio, quieren desaparecernos porque les estorbamos»: Miguel López, líder indígena nahua
—En Latinoamérica existen numerosos casos de defensoras y defensores del territorio asesinados, comunidades indígenas desplazadas por la violencia y los proyectos extractivos. ¿Cómo estos hechos están afectando a los pueblos de Bolivia?
—No solamente en Bolivia, sino en Brasil, Colombia, Ecuador, peor en Venezuela, y ahora nos está tocando a nosotros acá. Nosotros tenemos demandas contra el gobierno por muchas vulneraciones que ha habido de los derechos, empezando del 2010 al 2012, cuando se hizo la marcha para defender al Tipnis de la carretera que iba a atravesar el Parque Nacional Isiboro Sécure; desde ahí se ha venido vulnerando los derechos y criminalizando a los líderes que en realidad salen a defender el territorio y los derechos de cada uno de los pueblos indígenas. Lamentablemente, la justicia no sirve para nosotros en el país.
—¿El gobierno le está dando prioridad a los proyectos extractivos y a su propia economía por encima de los intereses de los pueblos indígenas?
—Eso es exactamente lo que está haciendo, dando prioridad a lo agropecuario para seguir desmontando, a las empresas mineras, a las hidroeléctricas, a los hidrocarburos… pero todo eso está dentro del territorio y en ese tema estamos tropezando, pasando muchas situaciones. Ahorita hay bloqueo en el Madidi, bloqueo en Tariquia por el tema de la reserva… hay muchas cosas que se están viendo acá y estamos en peligro de que nos saquen, de que nos despojen del territorio.
—¿Qué relación tienen como pueblos indígenas, desde las organizaciones, con el gobierno? ¿En qué grado están siendo escuchadas?
—No tenemos ningún acercamiento. Empezó a dividir, tienen su propia confederación; ellos son los que dicen sí a todo y aplauden. Nosotros somos muy contundentes de que las cosas están mal y no vamos a tener un acercamiento con el gobierno porque ellos están para violar derechos. Ya lo hemos hecho y no quieren hablar con nosotros. No vamos a poder tener un acercamiento por todo lo que nosotros hemos denunciado, pero ellos tienen gente indígena vendida al gobierno, que le dicen sí a todo.
—En materia de organización política, ¿cómo ha servido contar con una organización como CIDOB Orgánica?
—Ha servido porque a nosotros nos reconoce la COICA, donde estamos los nueve países amazónicos. A nosotros no nos interesa que el gobierno nos reconozca, nosotros estamos trabajando directamente con la COICA que nos respalda y ha servido para parar todos estos atropellos que ha habido, de carreteras, hidroeléctricas, avasallamientos… la CIDOB Orgánica ha servido y ha sido crucial para estar al frente, para decir que los derechos de los pueblos indígenas están siendo violados, siendo amenazados, criminalizados y sacados de su propia casa.
—El año pasado, durante la Cumbre sobre el Cambio Climático COP26, se afirmó que los pueblos indígenas son los mejores protectores de la naturaleza, sin embargo, los recursos internacionales no siempre llegan a los territorios. ¿Cómo se garantizaría que las propuestas medioambientales de los pueblos originarios sean respetadas y ejecutadas?
—Participé en Glasgow, en la COP26, y la verdad ha habido muchas promesas y ha habido un acuerdo de que ya que no habría más destrucción de los bosques, pero no vino el presidente de Bolivia y no lo firmó como otros presidentes. De todos modos, ha habido muchas promesas de que nosotros vamos recibir recursos directamente, en la COICA, para que pueda distribuir a los nueve países… pero estamos esperando. Ojalá que se cumpla su palabra y lo que han prometido.
—¿Cuál ha sido el avance en la protección del territorio y qué mecanismos tienen los pueblos indígenas bolivianos para su defensa y vigilancia?
—Hay que defenderlo desde el hogar, no dejando entrar, eso siempre lo hemos venido haciendo: estar resistiendo. En los nueve países, ¿hasta cuándo vamos a estar cuidando el bosque para que ellos lo ensucien? Que los países por lo menos purifiquen el medio ambiente, ¿ellos cuándo nos van a apoyar? Por lo menos con recursos para hacer más proyectos y seguir resistiendo en el lugar.
—¿Cómo se lograría, entonces, un reconocimiento pleno y respeto del Estado hacia los pueblos indígenas, sus aportaciones a los ecosistemas, sus conocimientos y sus territorios?
—Creo que lo que tiene que cambiar es el gobierno. Otras elecciones para poner a otro y así pueda respetar los derechos; si Evo Morales estuvo 15 años y este [Luis Arce] otros cinco, ya son veinte años del partido que sigue gobernando, pero no pasa nada.
—¿Ha habido hechos positivos gestados desde las comunidades, victorias legales contra el Estado o las actividades extractivas?
—Primero, parar la carretera y la hidroeléctrica. Pero tenemos una demanda ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) desde el 2011 y hasta ahora está avanzando de a poquito, cuando fue la masacre en Chaparina, con la marcha del Tipnis. Hasta el momento, no hemos ganado ningún alegato o ninguna demanda, seguimos esperando.
—¿Qué significa para usted la palabra “territorio”?
—Es mi casa, es mi mercado. En el territorio tenemos todo, así como en las ciudades grandes tienen supermercados, allí tenemos el agua, la medicina y el alimento con la recolección y la pesca. El territorio es nuestra casa grande.
* Imagen principal: Tomás Candia, líder indígena chiquitano. Foto: COICA
———
Videos | Violencia y disputas sobre las tierras ancestrales: una mirada a los pueblos indígenas
Si quieres conocer más sobre la situación ambiental en Latinoamérica, puedes revisar nuestra colección de artículos.
Facebook | Violencia y disputas sobre las tierras ancestrales: una mirada a los pueblos indígenas de Latinoamérica
Si quieres estar al tanto de las mejores historias de Mongabay Latam, puedes suscribirte al boletín aquí o seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.