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“Están dejando que venga cualquier empresa a llevarse nuestros recursos naturales” | ENTREVISTA

Protestas de comunidades mapuche-tehuelche contra las operaciones de Pan American Silver en Chubut. Foto: Denali de Graf.

  • Durante esta primera semana de mayo, representantes de las comunidades mapuches-tehuelche, de Argentina, y del pueblo xinka, de Guatemala, realizarán la Primera Cumbre Regional de Comunidades Impactadas por Pan American Silver, una de las principales productoras de plata en el mundo.
  • En el encuentro, que se realizará en Guatemala, compartirán los aprendizajes de su resistencia en contra los proyectos mineros que la empresa canadiense insiste en desarrollar, pese a la oposición de las comunidades.
  • En entrevista con Mongabay Latam, Paola Coronado, indígena mapuche-tehuelche, explica cómo ha sido la larga y exitosa resistencia contra la minería que se ha desarrollado en la provincia de Chubut, en la Patagonia argentina.

En el mapa de la resistencia contra la minería, muy al sur del continente americano, destaca la provincia argentina de Chubut. En esa región, territorio donde habitan comunidades mapuches-tehuelche y donde el agua es un recurso cada vez más escaso, la movilización ciudadana ha impedido la apertura de minas de oro y plata. Ahí, la lucha contra las grandes mineras  lleva más de dos décadas.

En 2003, la movilización ciudadana en la provincia Chubut consiguió que se prohibiera la actividad minera de metales a cielo abierto y la utilización de cianuro en procesos de producción minera.

Uno de los triunfos más recientes de la resistencia contra la minería en Chubut se dio en diciembre de 2021. Con marchas, tomando plazas y calles, los ciudadanos de esta provincia obligaron al gobierno a derogar una ley que abría el camino a empresas mineras, en especial a la canadiense Pan American Silver que desde hace diez años desea comenzar con su proyecto Navidad, para explotar un yacimiento de plata, plomo y cobre.

Una de las varias marchas que se han realizado en los últimos años en la provincia de Chubut contra la minería. Foto: Agus Ripoll/LUAN colectiva de acción fotográfica.

En el mapa de la resistencia contra la minería otro lugar que destaca por su larga historia de lucha es el municipio de San Rafael de Las Flores, en el sureste de Guatemala. Ahí, desde 2011, comunidades del pueblo indígena xinka se oponen a la mina Escobal, también de Pan American Silver.

Representantes de estos dos pueblos indígenas Mapuches-tehuelches y xinkas han decidido unir fuerzas y compartir sus experiencias de resistencia. Para ello, durante esta primera semana de mayo, se reunirán en el municipio de San Rafael de las Flores, en Guatemala, durante la Primera Cumbre Regional de Comunidades Impactadas por Pan American Silver.

Esta cumbre se realizará días antes de que la minera canadiense, la segunda productora de plata a nivel mundial, tenga la reunión anual de su junta directiva el próximo 11 de mayo, en Vancouver.

Protestas de comunidades mapuche-tehuelche. Foto: Denali de Graff.

Paola Coronado, mapuche-tehuelche de 36 años y originaria de la comunidad  Chacay y Laguna Fría, ubicada en la meseta central norte de la provincia de Chubut, es una de las asistentes a esta Cumbre Regional de Comunidades Impactadas por Pan American Silver, encuentro que tiene entre sus objetivos seguir uniendo eslabones de resistencia contra la minería a cielo abierto en América Latina.

En entrevista con Mongabay Latam, Paola Coronado hace un recuento de cómo se ha construido la resistencia contra la mega minería en la provincia de Chubut y cuáles han sido los aprendizajes en su lucha por defender la vida en las comunidades rurales.

—¿Cómo se enteran las comunidades mapuche-tehuelche de que en su territorio, la empresa Pan American Silver quiere instalar una mina?

—Nos dimos cuenta que algo raro sucedía en nuestros territorios cuando, allá por el 2003, empezaron a pasar camionetas muy lujosas, nunca antes vista ahí. Los que somos de poblaciones pequeñas nos conocemos todos, sabemos quiénes son nuestros vecinos y terminamos siendo como una gran familia. Así que cuando, de golpe, en los caminos por los que transitamos empezamos a ver camionetas que no eran del lugar, se nos hizo raro.

Tiempo después, en las comunidades, en complicidad con el gobierno en turno, geólogos y geógrafos se instalaron para hacer supuestos relevamientos (estudios de los terrenos para analizar sus características). La gente del gobierno los acompañaban para que los dejaran entrar a las comunidades. Aun así, desde un principio, algunas comunidades dieron un no rotundo al ingreso.

En algunas comunidades, sí les daban permiso de entrar, porque llegaban con esa idea de supuesto “progreso”, con la promesa de que iban a llevar bienestar a las comunidades.

Paola Coronado, de la comunidad originaria Chacay y Laguna Fría, durante una de las protestas. Foto: Cortesía.

—En 2003, en la provincia de Chubut, se logró la aprobación de la Ley 5001 que prohíbe la minería metalífera a cielo abierto y la utilización de cianuro en los procesos de producción minera…

—Eso se logró porque se hizo un plebiscito cuando se trató de imponer una mina de oro (de la empresa Meridian Gold, en la localidad de Esquel), en la provincia de Chubut. Se dio un levantamiento de las comunidades originarias; se logró hacer todo un movimiento a nivel provincia.

La lucha contra la minería en nuestra región es muy larga. Y es una resistencia que abarca a toda la provincia, porque en toda la provincia nos han querido imponer, por la fuerza y comprando voluntades, el supuesto “desarrollo extractivista”, diciéndonos que va a hacer beneficioso para las comunidades.

Ha sido un trabajo de mucho compromiso social, para lograr que esta resistencia tome otro cuerpo, que sea masiva y que trascienda.

Acciones de protesta contra la Ley de Zonificación minera. Foto: Alex Dukal/LUAN Colectiva de Acción Fotográfica.

—Desde que adquirió la concesión del yacimiento en Chubut, en 2010, Pan American Silver no ha cancelado sus intenciones de poner en marcha la mina Navidad. Y desde el Estado, tampoco se ha abandonado la idea de abrir la puerta a los proyectos mineros. El intento más reciente fue la ley de zonificación minera, que buscó dejar áreas exentas de la prohibición de la minería a cielo abierto. La resistencia ciudadana logró detener esa ley diciembre de 2021.

—El año pasado logramos la derogación de la llamada ley de zonificación. Esa ley ya había sido avalada por todos los representantes políticos que teníamos dentro de la Cámara de Diputados de nuestra provincia; la mayoría votó a favor de ese proyecto de zonificación minera que se hizo a las espaldas del pueblo. Las comunidades originarias venían diciendo que se tenía que hacer una consulta previa. Se realizó un supuesto debate, en donde solo se tomó en cuenta a pobladores que estaban a favor. Todo fue muy a espaldas al pueblo.

El proyecto de zonificación significaba abrirle el paso a la Pan American Silver. Lo que querían era liberar la puerta para que ingresaran las multinacionales.

Una semana antes de que se aprobara el proyecto de zonificación, en la provincia se declaró una emergencia hídrica. Entonces, ¿cómo podían aprobar una zonificación, cuando las actividades de minería necesitan de un recurso esencial como el agua?

Aun así, teniendo a todo el pueblo en contra, el gobierno a nivel provincial toma la decisión de seguir adelante con el proyecto de zonificación. Se lleva a la aprobación con la complicidad de todos los que están ahí y que supuestamente nos representan a nivel sociedad; estos legisladores que uno busca que sean dignos representantes del pueblo, pero cuando el pueblo los necesita, le dan la espalda al pueblo.

—¿Qué argumentos se presentaron desde el gobierno provincial para defender la ley de zonificación?

—El gobierno de la provincia dice que el proyecto de zonificación conviene monetariamente, que la minería ayudará a salir de la emergencia económica que nos atormenta en la provincia (Chubut tiene una deuda pública acumulada durante años). Pero, la gente no es tonta. Nosotros investigamos cuánto podía dejar a la provincia una explotación minera de esta índole. Y era míseros centavos si se compara con lo que ellos iban a ganar.

(Investigaciones científicas, como la realizada por Diego I. Murguía, destacan que los ingresos fiscales generados por el proyecto minero Navidad no contribuirían de manera significativa a reducir la deuda pública en la provincia de Chubut).

Así que están dejando que se lleven nuestros recursos a costa de vidas; de vidas no solo de generaciones actuales, sino de generaciones futuras; a costa de recursos tan necesarios e importantes para la vida como el agua. Están dejando que venga cualquier multinacional, cualquier empresa a llevarse nuestros recursos. Hoy se llama Pan American Silver, pero pueden ser otras. Y siempre los pueblos, las comunidades tiene que estar luchando contra estas corporaciones.

Miembros de la comunidad de Chacay. Foto: Cortesía Paola Coronado.

—¿Les sorprendió el apoyo masivo y las manifestaciones públicas que se presentaron en contra de la ley de zonificación y de la minería en la provincia de Chutub?

—Lo que nos sorprendió gratamente es que en ese diciembre de 2021 se lograra ese movimiento masivo, sin importar la bandera o el color político, que la gente saliera a las calles a acompañar esta lucha de muchos años. Hay una frase que siempre digo: sólo el pueblo salva al pueblo. Y ahí fue totalmente literal.

En las comunidades originarias de la meseta chubutense, viendo toda esa revolución que estaba pasando en la capital provincial, decidieron convocar a las comunidades pequeñas para salir a las plazas de cada pueblito; salir a reclamarle al jefe comunal, al juez de paz, decirles: “Miren, esto es lo que estamos reclamando, no desde ahora sino desde hace mucho tiempo. No queremos la minería”.

Ha sido un proceso largo. Si bien nosotros tenemos la fortaleza para seguir peleando, para seguir con la lucha y para seguir resistiendo. Porque, el pueblo mapuche-tehuelche siempre ha sido un pueblo que se conoce por la resistencia y la perseverancia. Y siempre lo hemos hecho desde la armonía y la alegría de juntarnos con otros para que esta lucha tome otra fortaleza.

En diciembre pasado vimos que juntos podemos seguir resistiendo y luchando.

Que se haya logrado la derogación de la ley de zonificación, si bien lo celebramos como un triunfo, sabemos que no debemos quedarnos quietos, que debemos seguir en esta lucha constante, en esta resistencia de seguir explicando por qué decimos que no; decimos que no, porque sabemos lo que esto conlleva, implica terminar con la vida.

Durante 2020 y 2021 se intensificaron las marchas y acciones en contra de la minería en Chubut. Foto: Paola Vides/LUAN Colectiva de Acción Fotográfica.

—Ustedes impulsan que se apruebe lo que han llamado la Iniciativa Popular. ¿En qué consiste?

—La Iniciativa Popular nace en contrapartida al proyecto de zonificación. La iniciativa popular es un proyecto elaborado con las comunidades originarias, teniendo en cuenta lo que realmente quieren para su beneficio, para trabajar la tierra sin dañarla; en donde existan proyectos que permitan rentabilidad económica para las familias de la comunidad, pero sin tener que llevar a cabo una contaminación masiva, en donde no tenga que haber escasez de los recursos.

El rezago de las comunidades pequeñas, por parte del Estado, también se ha hecho con la intención de llevar adelante esta actividad extractivista y que puedan ingresar las multinacionales.

La Iniciativa Popular va en contra de eso: propone actividades que no tienen nada que ver con la extracción ni con la contaminación, sino actividades en las que las propias comunidades sean las protagonistas. Y ya lo estamos haciendo, en las comunidades ya se tienen cooperativas de trabajo.

—¿Estas iniciativas son una forma de reivindicar su derecho a vivir la ruralidad, a plantear un camino diferente al desarrollo capitalista?

—Así es. Nosotros decimos que hay otras posibilidades, que no hay necesidad de que las comunidades se irrumpan por otros intereses que no pertenecen al territorio ni se comparten dentro de la comunidad.

La Iniciativa Popular lo que busca es la armonía del trabajo y del desarrollo para con los pequeños productores. Que sean los pequeños productores los encargados de diseñar su propia forma de vida, sin tener que imponer nada. Que sean los propios pobladores y los integrantes de cada comunidad que decidan y busquen la mejor alternativa para poder seguir viviendo en los territorios.

La ciudadanía impulsó la llamada iniciativa popular como una alternativa a la minería. Foto: LUAN Colectiva de Acción Fotográfica.

—¿Cuáles son los siguientes pasos en su resistencia contra la minería?

—Si bien se logró la derogación de la ley de zonificación, lo que buscamos es que estas multinacionales se retiren del territorio, que de una vez por todas tomen sus cositas y se vayan; que entiendan que este territorio no les pertenece, que no está permitida la minería en este territorio, que el pueblo no la quiere.

Se sigue en esta resistencia para que, de una vez por todas, se tome la decisión de retirar el proyecto de la mina Navidad. Que si bien la mina no se ha abierto, la empresa no se han retirado del territorio. Queremos que se retiren de una vez por todas del territorio, porque no les pertenece, no son parte y no se les acepta.

—Su historia de resistencia, ¿qué enseñanzas podría dar a otros territorios en América Latina que también luchan contra las empresas mineras?

—No sé si seremos ejemplo, pero sí creo que uno se debe organizar para pelear contra estas grandes corporaciones que utilizan a su favor la situación económica en la que se encuentran las comunidades pequeñas, las comunidades originarias en donde el recurso económico es el más escaso.

Esta lucha se empieza de a poquito, de caminar, de sembrar conciencia en diferentes rincones de nuestro territorio; sobre todo, en los jóvenes.

Uno de a poco va construyendo. Es ir compartiendo experiencias, quizá a un pueblo o a otra comunidad no le va a resultar hacerlo de esta manera.

En nuestro caso, una alternativa para ir construyendo fue salir todos los días 4 de cada mes a las plazas de cada pueblo para explicar por qué no queríamos la minería. Si bien en un principio éramos poquitos, 5 o 6 personas, eso fue tomando cuerpo hasta que se logró lo del año pasado.

La defensa del agua y la vida ha sido una de las banderas en el movimiento de Chubut. Foto: LUAN Colectivo de Acción Fotográfica.

—¿Desde cuando decidieron salir cada mes a las plazas de los pueblos?

—Desde el año 2009, porque fue cuando más o menos nos dimos cuenta de que había que buscar una alternativa, una manera de que esta lucha tomara otro tipo de trascendencia. Si bien dentro de las comunidades se venían haciendo presentaciones, también teníamos que buscar una alternativa para que nuestras voces se escucharan, para que llegaran a otros espacios. Porque desde el silencio es imposible luchar. Necesitamos buscar las formas de decir estamos acá y esto está pasando.

—¿Fue dar potencia a la voz de la resistencia?

—Y también ir concientizando. El estar en cada pueblo, en cada plaza, permitía que el vecino que iba caminando, el que iba a tomarse un heladito nos mirara y escuchara por qué estábamos diciendo que no a la megaminería, no al proyecto Navidad.

Ha sido un proceso largo. Y tenemos que seguir, seguir ampliando esta resistencia.

Creo que la Cumbre regional en Guatemala nos permite llevar nuestra voz y decir lo que se logró, pero también que esta resistencia, de a poquito, se vaya masificando y trascienda también a Latinoamérica. Que no sea la lucha solo de Chubut, sino de todo un pueblo latinoamericano que lucha contra estas multinacionales.

—¿Cómo nace la Cumbre Regional de Comunidades Impactadas por Pan American Silver?

—Nace por estas luchas que se han llevado adelante. A nosotros nos interesa conocer la resistencia que hay en Guatemala contra la minera Escobal, queremos conocer su experiencia y tomar ejemplo de ellos.

Para que esto siga siendo una cadena de eslabones de lucha y resistencia, necesitamos enlazarnos a otras historias de resistencia y lucha para seguir aprendiendo. Necesitamos seguir aprendiendo con otras comunidades.

No queremos megaminería en ningún territorio latinoamericano. Las comunidades deben ser respetadas. No queremos actividades que, en vez de llevar desarrollo, nos terminan perjudicando.

Miembros de la comunidad de Chacay y Laguna Fría en las marchas. Foto: Cortesía Paola Coronado.

—Su historia muestra que si se ha logrado parar la minería en Chubut ha sido gracias a que se involucró a los ciudadanos de toda una provincia…

—Ese es el compromiso que ahora tenemos que tomar aún más, que no se vea esto como una problemática que solo tienen que afrontar las comunidades originarias o las comunidades en donde se quiere llevar adelante este tipo de actividad, sino que toda una población se comprometa, que sea un compromiso de una provincia, un país o toda una región.

Que se vea que no somos unos cuantos los que estamos viviendo esto, que no somos unos cuantos lo que decimos que las empresas mineras no traen ningún beneficio, que ni siquiera conocen la realidad de cada población de nuestros territorios, porque son ajenas a ellas.

Las empresas mineras no conocen nuestra realidad, nuestra cosmovisión, nuestro compromiso, nuestra forma de manejarnos en el territorio, la forma de vivir en comunidad, todo lo que eso conlleva. Porque cuando nosotros hablamos de contaminación no es solo el daño a nuestros recursos naturales, también es contaminación irrumpir en nuestros sistemas de vivir en comunidad y en armonía.

* Imagen principal: Protestas de comunidades mapuche-tehuelche contra las operaciones de Pan American Silver en Chubut. Foto: Denali de Graf.

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