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El hallazgo de la orquídea Liparis inaudita: “Nunca pensé que existía una especie de tal rareza”

  • Desde el año 2015, el investigador José Edquén ha realizado 78 expediciones al Bosque de Protección de Alto Mayo. El resultado ha sido el hallazgo de estas seis nuevas especies de orquídeas para la ciencia.
  • En una primera etapa solo pudo hacer registros fotográficos, imágenes que Edquén compartió con expertos en orquídeas y que, posteriormente, le permitieron identificar orquídeas tan extrañas como Liparis inaudita.

En 2013, en su primera investigación dentro del Bosque de Protección Alto Mayo en Perú, José Edquén Oblitas podía tomar fotografías de las especies que tenía que investigar pero no podía colectar ni una sola planta. Edquén tenía 22 años y estaba por terminar su carrera de Ingeniería Ambiental en la Universidad Nacional de San Martín cuando surgió la posibilidad de acompañar al botánico finlandés Lassi Suominen quien recorría un sector del río Negro, dentro del bosque de protección, para estudiar árboles y helechos. Esa primera expedición marcó el rumbo que lo llevaría a descubrir, varios años después, seis nuevas especies de orquídea para la ciencia dentro de este bosque: Epidendrum labrychilum, Epidendrum mavrodactylon, Epidendrum ornis, Epidendrum pleurothallipnevma, Epidendrum venceremos y Liparis inaudita.

Epidendrum labrychilum, una de las seis orquídeas encontradas en el Bosque de Protección Altomayo. Foto: José Edquén.

En esa primera expedición Edquén ya se había deslumbrado por las orquídeas. Luego, en el año 2015, viajó junto con su colega Wilmer Rodríguez al valle de los Chilchos, en la región Amazonas, para hacer prácticas con la organización Ukumari. Fue entonces cuando conoció a varios expertos en orquídeas. “Regresé con la motivación de hacer investigación porque había descubierto la rareza y la fantasía que hay en las formas que tienen las orquídeas”, agrega Edquén.

Ese mismo año, el investigador y sus colegas Evelyn Medrano y Rafael Fuentes, regresaron al Bosque de Protección Alto Mayo y empezaron sus “nuevos viajes de exploración de la orquideoflora”.  Nuevamente, en esos recorridos solo podían realizar registros fotográficos de estas especies.

José Edquén en una de las 78 expediciones que hizo en el Bosque de Protección Alto Mayo. Foto: Archivo personal.

Hasta el momento ya son 78 expediciones las que Edquén ha realizado junto a otros investigadores en el Bosque de Protección Alto Mayo. Tras las investigaciones basadas en recorridos fotográficos, el científico empezó el estudio Diversidad y distribución de orquídeas en bosque no intervenido, parches o fragmentos y paisajes agro-intervenidos en el Bosque de Protección Alto Mayo —entre los años 2018 y 2021— etapa en la que, por fin,  se le permitió la colecta de las orquídeas y la posterior descripción de estas seis nuevas especies.

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Una belleza única en Alto Mayo

“El hallazgo de la Liparis inaudita fue algo que no imaginé. Nunca pensé que existía una especie de tal rareza”, dice Edquén para describir a esta pequeña orquídea considerada única entre las especies neotropicales de este género, según se indica en el artículo científico publicado en la revista Botanical Sciences, de la Sociedad Botánica de México.

La búsqueda de la orquidea Epidendrum pleurotallipnevma permitió encontrar otras dos orquídeas nuevas para la ciencia. Foto: José Edquén.

Esta especie fue encontrada en el sector Venceremos, sobre troncos de árboles caídos y podridos, en una pendiente empinada a 1830 metros de altitud. Hasta ahora, los científicos solo han logrado hallar esta población de aproximadamente 70 racimos y su nombre se debe a la peculiar morfología del labelo —pétalo medio de las orquídeas que se distingue del resto— que difiere de otras especies de Liparis.

Edquén cuenta que los registros fotográficos le permitieron “mapear mentalmente dónde había registrado cada especie” y fue así que mientras recorría el sector donde había fotografiado a la Epidendrum Pleurothallipnevma, también descubrió otras dos nuevas especies: Epidendrum Ornis y Epidendrum Venceremos. 

“La etapa de floración de las orquídeas no es todo el año, hay especies que, por ejemplo, se pueden ver en floración una sola vez en muchos años. Durante todos los años de exploración en el Bosque de Protección Alto Mayo, a la Epidendrum Ornis y Epidendrum Venceremos solo una vez las pude ver en floración y fue cuando estaba haciendo la colecta de las plantas”, cuenta el científico.

José Edquén inició sus investigaciones en el año 2015 con una colecta fotográfica. Foto: Archivo personal.

Las Epidendrum —continúa Edquén— para muchos podrían ser hierbas que no ofrecen ninguna belleza paisajística, pero si ves detenidamente, observando todo el manto vegetal, te das cuenta que alrededor de ellas hay plantas de los géneros más diversos. “Se podría decir que el bosque no es un lugar ordenado, no están todas las Epidendrum en una sola línea ni todas las Liparis en una sola recta, está distribuido de manera que las especies están en donde deben estar. Tal vez suena confuso, pero cada una busca un espacio adecuado para vivir y te ofrecen una belleza inimaginable, incalculable”, agrega.

El proceso para hallar estas especies fue paulatino —explica Edquén—. Luego del registro fotográfico siguió una etapa en la que compartió estas imágenes con expertos como Gerardo Salazar, director del herbario de la Universidad Nacional Autónoma de México; Delsy Trujillo, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; el ingeniero Eric Hágsater, el taxónomo más importante a nivel mundial en el género Epidendrum y la bióloga Elizabeth Santiago.

Edquén menciona que el Bosque de Protección Alto Mayo guarda una gran riqueza genética. “Tenemos una gran diversidad, no solo de orquídeas. Imagínese si en apenas dos años se ha podido contribuir con seis especies nuevas, cuántas especies más debe haber para tantas familias botánicas”, comenta y agrega que muchas de estas especies tienen poblaciones muy reducidas, como es el caso de Liparis inaudita. “El valor que tienen es incalculable. Hay algunas especies que solo habitan en un área muy restringida, entonces, si desaparece en su pequeño hábitat, en ese pequeño espacio de bosque húmedo de montaña desaparece todo y ya no se tiene más información”.

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Un bosque aún por explorar

“Debido a sus pisos ecológicos, el bosque de protección Alto Mayo tiene una gran diversidad de especies, es un bosque que va desde los 800 metros de altura hasta los 4000. Tenemos bosques con arena blanca, bosques montañosos, bosques de neblina y los más altos son pajonales con presencia de Ichu o paja brava. Eso hace que en esta zona se concentre una alta diversidad de especies y haya bastante endemismo”, comenta José Altamirano, coordinador de proyectos en la Asociación Ecosistemas Andinos (Ecoan).

La orquidea Epidendrum venceremos recibió ese nombre en referencia al sector del bosque en el que fue encontrada. Foto: José Edquén.

Altamirano menciona como muestra de ese alto endemismo a la orquídea Phragmipedium kovachii, que se encontró en el año 2002 y a la que describe como “una de las especies más emblemáticas y uno de los descubrimientos más grandes en los últimos 100 años”. El experto explica que esta orquídea “es una de las más coloridas dentro de su género, además que la flor es grande, en comparación con otras de otros géneros que normalmente son de menor tamaño”.

Sin embargo —dice Altamirano— el entusiasmo por esta especie la ha llevado prácticamente al borde de la extinción debido a la extracción que realizan los traficantes de orquídeas. El experto menciona que estas plantas están protegidas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites). La Phragmipedium kovachii, por ejemplo, figura dentro de uno de los apéndices Cites pues se trata de una especie que cuando fue descubierta ya estaba amenazada por el tráfico ilegal de orquídeas. “Es una especie que podemos encontrar en otras partes del mundo y ha servido para crear híbridos”.

Altamirano menciona que las investigaciones dentro del bosque Alto Mayo son impulsadas por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) en coordinación con diversas universidades del Perú, pero considera necesario hacer mayor investigación por tratarse de un lugar donde la “muestra de la diversidad o de nuevas especies que se encuentran es bastante alta y son pocas las investigaciones que se hacen en este bosque”.

La variedad de ecosistemas en el Bosque de Protección Alto Mayo permite la presencia de una gran variedad de orquídea. En la imagen está Epidendrum mavrodactylon. Foto: José Edquén.

Ivonne Paico, jefa del Bosque de Protección Alto Mayo, también habla sobre la gran variedad de orquídeas que existen en esta área protegida. “El Bosque de Protección Alto Mayo tiene una gran variedad de orquídeas justamente porque tiene estos ecosistemas de bosque de neblina, un relicto de bosque de arena blanca y pajonales. Estas características tan particulares permiten que se desarrollen estas especies. Incluso en los cafetales hemos visto que hay orquídeas en miniatura”, cuenta.

Paico explica que la mayoría de estas plantas son epífitas, es decir, necesitan del bosque o de los árboles para poder desarrollarse en buenas condiciones, por tanto, agrega, “si el área empieza a tener presión por deforestación, definitivamente se afectará toda la riqueza natural que tenemos no solamente como región, sino también como país”.

Sobre las investigaciones, Paico señala que a partir del año 2015, mediante un decreto supremo, se declaró de “interés nacional las investigaciones científicas dentro de las áreas naturales protegidas, las mismas que serán de trámite gratuito, y a través de procedimientos simplificados y expeditivos”, señala la norma. “El Sernanp promoverá el establecimiento de alianzas con instituciones públicas y privadas con la finalidad de facilitar el desarrollo de investigaciones en áreas naturales protegidas”, indica el documento.

Encontrar la orquidea Epidendrum ornis en plena floración permitió su registro como nueva especie para la ciencia. Foto: José Edquén.

En ese sentido, Paico comenta que actualmente se cuenta con un convenio con la Universidad Nacional de San Martín para realizar investigaciones en tres áreas protegidas: el Bosque de Protección Alto Mayo, el Parque Nacional Cordillera Azul y el Parque Nacional Río Abiseo.

La funcionaria también manifiesta que, tras la disposición de que los trámites para las investigaciones sean gratuitos, se ha presentado mayor interés de los científicos por hacer estudios. “En los últimos años hemos visto que hay un mayor interés en hacer investigación, no solo en biodiversidad sino también sobre los beneficios que recibe la población humana, los acuerdos de conservación y cómo contribuyen a que la gente se involucre en la conservación de las áreas naturales protegidas, especialmente aquí en el Alto Mayo”.

El área del Bosque de Protección Alto Mayo alcanza las 182 000 hectáreas. Foto Gabriel Herrera/Revista Viajeros

“El Bosque de Protección Alto Mayo brinda un abanico de oportunidades para realizar investigación no solamente en la parte ambiental, sino también en la parte social y económica porque tenemos poblaciones humanas al interior del área y en la zona de amortiguamiento”, comenta Paico sobre los estudios que se están haciendo en relación al mecanismo participativo de los acuerdos de conservación que implementaron desde el año 2011.

La jefa del área protegida explica que se están implementando viveros familiares para que al realizar las podas de los cafetales no se pierdan las orquídeas que habitan en estos espacios, “sino que se recojan y se puedan cultivar dentro de los viveros familiares”. Actualmente —cuenta Paico— están trabajando con cinco emprendimientos de viveros familiares para que la población se convierta en aliada de la conservación.

Imagen principal: Liparis inaudita. Foto: José Edquén.

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