- Savia Perú S.A tenía conocimiento desde al menos el año 2014 que su plataforma petrolera VV tenía un riesgo estructural alto, sin embargo, no fue hasta el 2018 que presentó al Ministerio de Energía y Minas (MINEM) un plan de abandono para desmantelar la estructura.
- Desde entonces, pasaron otros tres años para que el MINEM aprobara dicho plan. En la demora del proceso, la plataforma se desplomó causando un nuevo derrame de petróleo y existen otras cinco plataformas en riesgo que esperan ser retiradas.
- En diez años, el OEFA ha atendido al menos 40 emergencias ambientales de Savia Perú S.A. Mientras tanto, sucesivas ampliaciones de plazo le han permitido a la empresa aún no cumplir con un decreto supremo de 2007 que obliga a las petroleras a mejorar su sistema de tuberías.
El jueves 28 de abril se hundió en el océano, a 7 km de la costa del distrito de Lobitos, la plataforma petrolera VV conocida como Querubín, de la empresa Savia Perú S.A. Aunque la estructura se encontraba inoperativa desde el 2012, su hundimiento provocó un nuevo derrame de petróleo en el mar peruano cuya dimensión todavía no ha sido confirmada por las autoridades. La empresa, por su parte, informó que en los tres primeros días de ejecución del plan de contingencia se retiraron del mar 2.6 barriles de petróleo y que tras ello no se ha vuelto a detectar presencia de este hidrocarburo. También precisó que el volumen acumulado de gas fugado fue de 32 000 pies cúbicos (lo que equivale a 5.68 barriles de petróleo).
Al ser alertados del hundimiento, los pescadores navegaron hasta el lugar y vieron como el gas que se fugaba provocaba burbujas en el mar. También vieron que aunque la empresa instaló barreras de contención para absorber el hidrocarburo y controlar el derrame, “estas no cumplían realmente su función”, acusa Tulio Chapilliquén, pescador artesanal y regidor de la municipalidad de Lobitos, quien fue testigo de cómo “el petróleo seguía pasando para el otro lado”.
Los pescadores sacaron fotos, grabaron videos, pero no los sorprendió el hundimiento de la torre de 68 metros de altura porque “hace años veníamos advirtiendo que esa plataforma estaba deteriorada”, cuenta Chapilliquén.
La empresa y el Estado también sabían, desde hacía varios años, el riesgo que corría la plataforma. Ya en 2014, las evaluaciones de Savia señalaban que la estructura se encontraba en “un nivel de riesgo alto”. A pesar de la premura, la empresa presentó al Ministerio de Energía y Minas (MINEM) su plan de abandono para desmantelar la plataforma cuatro años después, en noviembre del 2018, pero la espera tampoco acabó ahí. De acuerdo al cronograma propuesto, la plataforma debía estar desinstalada en febrero del año pasado. Sin embargo, esto no fue posible porque el MINEM aprobó el plan de abandono de Savia Perú S.A recién el último 12 de abril, tres años después de haberlo recibido y 16 días antes de que la plataforma Querubín se hundiera.
Las demoras del proceso
Terminar con las actividades de extracción de hidrocarburos no es tarea sencilla. Toda la infraestructura incluyendo las plataformas, las tuberías, los tanques de almacenamiento de crudo y las pozas diversas deben ser removidas bajo estrictas medidas de seguridad para evitar que el desmantelamiento provoque impactos ambientales como, por ejemplo, derrames de hidrocarburo. Además, se deben establecer medidas para descontaminar y restaurar las áreas intervenidas. Todas esas actividades están comprendidas en el plan de abandono, el cual debe ser presentado cinco años antes de la fecha de vencimiento del contrato entre la empresa y el Estado. El objetivo es que dichos planes puedan ser evaluados, aprobados, ejecutados y monitoreados antes del vencimiento del contrato.
En esa lógica, Savia debía presentar su plan de abandono a más tardar el 15 de noviembre de 2018 y así lo hizo. El problema es que la plataforma VV ya estaba seriamente deteriorada desde hace varios años y el riesgo de que se derrumbara era evidente, aseguran los pescadores y la misma compañía.
El plan de abandono presentado por la empresa en 2018 señala que esta plataforma, instalada en 1977, ya había superado su período de vida útil. Según el documento, aunque se habían hecho labores de reparación, las últimas inspecciones realizadas en 2006, 2013 y 2014, daban cuenta de que la plataforma tenía un riesgo estructural alto no solo porque presentaba una “corrosión generalizada”, sino también porque la estructura sumergida presentaba daños, entre ellos “abolladuras y fisuras en los cordones de soldadura”. Todo esto impedía su uso y, de hecho, había dejado de operar en 2012.
Mongabay Latam le preguntó a Savia por qué dejó pasar seis años para presentar el plan de abandono de la plataforma si es que esta ya no estaba en funcionamiento y presentaba signos de avanzado deterioro, sin embargo, hasta la publicación de este artículo la empresa no envió respuestas a nuestras preguntas.
Las responsabilidades, sin embargo, no solo apuntan a la empresa. Si es que el plan de abandono no hubiera tardado más de tres años en aprobarse, quizá el cronograma se hubiera cumplido y en 2021 la plataforma Querubín habría sido desmantelada siguiendo los protocolos tal cual estaba planeado.
Por ello, Mongabay Latam le preguntó también al MINEM por qué tardó tanto en aprobar el plan de abandono, pero tampoco contestó.
Manuel Pulgar Vidal, exministro del ambiente y actual líder de Clima y Energía para WWF, explica que las razones por las que la aprobación del plan de abandono de la empresa tardó tanto pueden estar asociadas a que en marzo del 2018 se modificó el reglamento para la protección ambiental en las actividades de hidrocarburos. Eso “retrasó mucho” el proceso, indica Pulgar Vidal. De todos modos “pudo haberse manejado de otra manera”, dice el experto, porque “Osinergmin (el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería) debió dictar medidas administrativas de obligatorio cumplimiento por parte de la empresa [Savia] para evitar el riesgo que se generó con el transcurso del tiempo sin ninguna fiscalización y acción concreta”, sostiene.
En opinión del exministro de ambiente, Gabriel Quijandría, “el hundimiento de la plataforma lo que demuestra es falta de atención por parte de la empresa a sus obligaciones de mantenimiento y, por otro lado, la falta de fiscalización o de efectivización de las medidas que las autoridades pudiesen haber dispuesto”.
Lo que preocupa ahora a los pescadores de la zona, es que existen otras plataformas que están igualmente deterioradas. “La que tenemos aquí al frente de Cabo Blanco y la que está en Órganos, esos ya son pasivos ambientales… son una bomba de tiempo porque están en mal estado… están hechas un desastre”, dice Carlos Chapilliquén, pescador artesanal de Cabo Blanco.
El plan de abandono de Savia comprende, además del retiro de la ya desplomada plataforma VV, el desmantelamiento de otras cinco plataformas en desuso: MX1 en Los Órganos, PVX13 en Providencia, 4E y 3J en Negritos, y LO12 en Lobitos.
La primera de ellas (MX1) ya se encontraba en mal estado en 2018 y su riesgo estructural era “muy alto”, dice el plan de abandono. Según se detalla, la estructura que está en la superficie “presenta corrosión generalizada”, y la que está bajo el agua “no presenta una adecuada integridad estructural, existen roturas, rajaduras y agujeros de algunos de los miembros principales, así como daños por corrosión en la zona de cambios de mareas”.
La PVX13, por su parte, es otra de las que presenta un riesgo estructural “alto” —la misma categoría que tenía Querubín—, mientras que las demás presentan un riesgo “medio”.
El plan de abandono, además, incluye el retiro de 48 líneas submarinas —utilizadas para la recolección, distribución y transporte de los hidrocarburos—, 3 tanques de almacenamiento de petróleo, 2 pozas de evaporación, 5 pozas y 3 trincheras de residuos sólidos.
El historial de Savia Perú S.A
Si la infraestructura en desuso se encuentra deteriorada, según los reportes de la propia empresa, ¿en qué condiciones se encuentra aquella que está activa?
En febrero de 2019, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) le ordenó a Savia cambiar una tubería corroída del lote Z-2B luego de confirmar una fuga de gas a 500 metros del muelle La Providencia, en Talara. Ese incidente, reportado por Mongabay Latam ese año, estaba relacionado a un hecho preocupante: Savia Perú había incumplido un decreto supremo del 2007 del Ministerio de Energía y Minas que obligaba a todos los operadores de ductos, que transportan hidrocarburos, a adecuar sus operaciones y equipos a un sistema de integridad de tuberías para que el sistema funcionara de forma segura.
De acuerdo con información que el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) entregó a Mongabay Latam en su momento, Savia debió instalar este sistema hasta máximo el 20 de octubre del 2016. Sin embargo, para esa fecha, ni Savia Perú ni otras 15 empresas habían cumplido con el mandato. Pero ocho días después de vencido el plazo, les llegó un salvavidas: una exoneración del mismo MINEM les otorgaba más tiempo para esta adecuación. Según precisó entonces el Osinergmin, la nueva fecha límite era el 01 de mayo del 2020, casi cuatro años después del vencimiento del primer plazo. Al respecto, Savia respondió en aquella oportunidad que se habían acogido a la exoneración para “llevar a cabo un proceso de adecuación óptimo y con los mejores estándares”.
Esta vez Mongabay Latam le volvió a consultar al Osinergmin si es que Savia cumplió con adecuar sus operaciones dentro de este nuevo plazo. La respuesta fue no. El organismo confirmó que las empresas recibieron un segundo salvavidas. En 2021, por decreto supremo, el MINEM dispuso que las empresas que no habían cumplido con la adecuación debían presentar un nuevo cronograma. “Considerando el marco normativo señalado, Savia presentó su nuevo cronograma, el cual fue aprobado con un plazo máximo hasta noviembre 2022”, señaló el Osinergmin.
Pero mientras los plazos se extienden, los derrames continúan.
En noviembre de 2019, Mongabay Latam publicó una investigación sobre los derrames de petróleo reportados en la costa norte del Perú. Según registros oficiales, entre 2011 y 2019, el OEFA atendió 40 emergencias ambientales causadas por Savia Perú S.A. Además, según datos del Osinergmin, entre 2018 y 2019 la empresa derramó 7,2 barriles en tres eventos, es decir, 1144 litros. Pero eso no es todo porque además de esos eventos, según el organismo, la empresa protagonizó, entre 2016 y 2019, 36 derrames que por ser menores a un barril fueron registrados con la cantidad de ‘cero’, lo que impide la correcta medición de la cantidad total de petróleo vertida al mar.
Pero la empresa también ha sido sancionada por el Osinergmin por no remitir informes de los derrames y mentir sobre la cantidad derramada. Sobre este último punto, en julio de 2013, por ejemplo, reportó el derrame de 2,5 barriles al mar, aunque luego la Dirección General de Capitanías y Guardacostas (DICAPI) precisó que habían sido 48,57 barriles.
A pesar de todos los eventos y sanciones, los vertimientos de hidrocarburos al mar por parte de Savia han continuado. Según información proporcionada por el Osinergmin, en 2020 la empresa registró cuatro eventos de derrames mayores a un barril y 20 menores a un barril; en 2021 se registró un evento mayor a un barril y 25 menores y en lo que va del 2022 se han producido tres eventos menores a un barril, sin contar el producido por el hundimiento de Querubín.
“Desde hace muchos años nos han venido contaminando. Es una contaminación tremenda que tiene años y años y por supuesto que somos los pescadores los que pagamos la factura”, dice Tulio Chapilliquén. “Ya lo estamos viendo porque la pesca que ahora hacemos es pesca que entra y sale, como el bonito, la caballa, pero la pesca que es de aquí, del lugar, ha bajado bastante”, cuenta el pescador.
Ahora que finalmente el plan de abandono de Savia ha sido aprobado por el MINEM, será responsabilidad del Osinergmin, del OEFA y también de la autoridad marítima DICAPI, verificar su cumplimiento.
Imagen principal:La existencia de cinco lotes petroleros que se superponen al espacio propuesto para la reserva marina Mar tropical de Grau ha sido una de las razones por las que esta área ha demorado en aprobarse. Foto: Vanessa Romo
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