- Phillips y Araújo Pereira desaparecieron el 5 de junio, mientras navegaban por un afluente del río Yavarí en su camino de retorno a Atalaya del Norte. Ambos estaban viajando por el Territorio Indígena Valle de Javarí como parte de una investigación que realizaba el periodista británico.
- Valle de Javarí es un territorio indígena brasileño, ubicado en la frontera con Perú, donde habita la mayor cantidad de indígenas en aislamiento. Es una región que también está bajo constante amenaza de organizaciones criminales dedicadas a actividades ilegales como la pesca y la caza y el narcotráfico.
Actualización: El miércoles 15 de junio, la Policía Federal de Amazonas, Brasil informó que el periodista Dom Phillips y el experto en derechos indígenas Bruno Araujo Pereira habían sido asesinados. En conferencia de prensa, las autoridades brasileñas indicaron que uno de los pescadores que habían sido detenidos como sospechosos de la desaparición de Phillips y Aráujo Pereira —los hermanos Amarildo y Oseney da Costa de Oliveira— confesó el crimen. La policía se trasladó hasta el lugar donde el inculpado indicó que había enterrado los cuerpos. Los restos encontrados serán sometidos a pruebas de ADN y comparados con muestras tomadas a sus familiares.
“Hay elementos consistentes para afirmar la necesidad urgente de ampliar las operaciones de búsqueda y rescate en ambos lados de la frontera entre Brasil y Perú, pues no puede descartarse la posibilidad de que facciones criminales que mantienen habitualmente actividades ilegales transnacionales hayan trasladado a las víctimas a territorio peruano”, indica una carta enviada por organizaciones indígenas al embajador de Perú en Brasil, Rómulo Acurio.
Este pedido se hizo el jueves 9 de junio, cuatro días después de que el periodista británico Dom Phillips y el experto en temas indígenas Bruno Araújo Pereira desaparecieran, durante un viaje por el río Itaquaí en dirección a Atalaya del Norte, en el Territorio Indígena Valle del Javarí.
Habían llegado al Lago del Jaburu dos días antes, el viernes 3 de junio, como parte de una investigación que realizaba Phillips —periodista independiente quien colaboraba de manera frecuente con el medio británico The Guardian— en esta parte de la Amazonía de Brasil. Sin embargo, durante el retorno a Atalaia del Norte, por el río Itaquai —afluente del río Yavarí—, luego de hacer una parada en la comunidad de San Rafael, se perdió por completo el rastro de Phillips y de Pereira, reconocido defensor de los derechos indígenas, funcionario de la Fundación Nacional del Indio (Funai) y colaborador de la Unión de los Pueblos Indígenas del Valle de Javari (Univaja).
Phillips y Pereira navegaban por el Territorio Indígena Valle del Yavarí o Vale do Javari —en portugués— una extensa selva amazónica donde se ha identificado la mayor concentración de pueblos indígenas en aislamiento en el mundo. Se trata de un territorio ancestral de bosques continuos que, además, están sometidos a una serie de actividades ilícitas como la caza y la pesca ilegal, la minería ilegal y el narcotráfico, que mantienen una presión constante sobre los ecosistemas y una amenaza permanente para los pueblos indígenas que allí viven.
“Esta entrada fue para que el periodista Dom Philips entrevistara al equipo de vigilancia de Univaja, que tiene una iniciativa de la propia organización indígena ante la desatención del gobierno, además que iba a entrevistar a un líder sobre el caso de las invasiones”, cuenta desde Brasil el líder indígena Manoel Chorimpa, integrante de la Unión de los Pueblos Indígenas del Valle de Javari (Univaja).
El mismo domingo por la tarde, un equipo de Univaja salió en la búsqueda de Phillips y Araujo Pereira, pero no los ubicaron y tampoco la embarcación en la que viajaban. “Creemos que fueron víctimas de una emboscada”, señala Manoel Chorimpa, integrante de la Unión de los Pueblos Indígenas del Valle de Javari (Univaja).
“El trabajo que Bruno Pereira y Dom Phillips desarrollaban contaba con la autorización de los órganos responsables del gobierno brasileño y tenía como protagonistas a las propias organizaciones indígenas regionales”, indica la carta enviada al embajador peruano por la Unión de Pueblos Indígenas del Valle de Javari (Univaja), la Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña (COIAB) y el Observatorio de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas Aislados y Recién Contactados (OPI).
Mongabay Latam se comunicó con el Ministerio de Relaciones Exteriores en Perú para consultar sobre el pedido de las organizaciones indígenas de Brasil al gobierno peruano, pero hasta el cierre de la edición no hubo respuesta.
Una historia de amenazas
“En esta región, Bruno está amenazado desde 2018, cuando se realizaron varios operativos de inspección”, recuerda el líder indígena Chorimpa sobre el trabajo de fiscalización y los operativos contra la caza y la pesca ilegal que lideraba Araujo Pereira desde la Funai.
Chorimpa menciona que el Valle de Javarí es una región de conflictos por los recursos naturales que existen en ella. La pesca ilegal de arapaima o paiche y de tortugas, así como la caza de animales silvestres para su comercialización son actividades ilícitas que están afectando a este territorio, comenta el líder indígena.
Paulo Kenampa, coordinador general de Univaja también habla sobre las amenazas que enfrentan en el Territorio Indígena Valle de Javarí. “Practican la pesca ilegal de paiche, tortugas y otros animales silvestres. En cada entrada pueden capturar de 500 a 700 taricayas”, menciona a Mongabay Latam. “Nuestra organización ha estado recibiendo amenazas desde sus inicios. Bruno Araújo Pereira y Beto Marubo [miembro de Univaja] han recibido amenazas de muerte por parte de los invasores durante mucho tiempo. Univaja viene denunciando a través del Ministerio Público Federal en Tabatinga, sin embargo, la policía federal tardó mucho en manifestarse, es decir, en actuar”, agrega Kenampa.
El líder indígena Kenampa cuenta, además, que el sábado 4 de junio, un grupo de invasores [personas dedicadas a la pesca y caza ilegal] llegó hasta donde están ubicadas las placas de demarcación del territorio y mostró sus armas de fuego al equipo de seguridad de Univaja que se encontraba en el lugar. En ese momento —menciona Kenampa— también estaba el periodista Dom Phillips, quien les tomó fotos.
El martes 7 de junio, la policía de Brasil atrapó a un sospechoso, quien actualmente se encuentra detenido. Diversos medios han indicado que sería una de las personas del grupo que amenazó el sábado al equipo de vigilancia de Univaja.
Amnistía Internacional también ha pedido a las autoridades de Perú y Colombia que se sumen a la búsqueda de los desaparecidos. “Hacemos un llamado a las autoridades peruanas y colombianas para que desplieguen urgentemente equipos de búsqueda y rescate en sus respectivas regiones que limitan con el área de Brasil donde desaparecieron Dom y Bruno. La cooperación internacional es más vital que nunca en situaciones de crisis como esta”, dijo Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de la organización.
Las solicitudes para intensificar la búsqueda al gobierno brasilero se han multiplicado en los últimos días. “Entendemos que la ubicación remota de la región plantea desafíos logísticos considerables y ya hemos pedido al gobierno brasileño que haga todo lo posible para apoyar la investigación del caso”, escribió en sus redes sociales Melanie Hopkins, embajadora británica en Brasil.
Editores y periodistas de medios de comunicación de todas partes del mundo publicaron una carta dirigida al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y otras autoridades brasileñas, pidiendo que “intensifique con urgencia y brinde todos los recursos necesarios para localizar a Dom y Bruno, y que brinde todo el apoyo posible a sus familias y amigos”.
La esposa de Phillips, Alessandra Sampaio, envió un video a través de las redes sociales pidiendo al gobierno federal y a los organismos competentes “que intensifiquen la búsqueda, porque aún tenemos una pequeña esperanza de encontrarlos”, dijo entre lágrimas.
Los peligros en la frontera entre Perú y Brasil
“Lo que pasa es que hay mucha invasión de gente en busca de paiche, carne de monte y taricayas”, menciona Hilton Silva do Nascimento, del Centro de Trabajo Indigenista (CTI) de Brasil y experto en pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial.
Silva do Nascimento señala que desde el gobierno de Michel Temer, en el 2016, “se inició un proceso de debilitamiento de las instituciones públicas” que afectó las bases de protección que se habían instalado en el Territorio Indígena Valle de Javarí para resguardarla de la entrada de los invasores. El desmantelamiento —señala Silva do Nascimento— se intensificó en el gobierno de Jair Bolsonaro “principalmente con la reducción de los presupuestos” de organizaciones como Funai que no cuentan con fondos suficientes para personal ni para el combustible de los barcos que deben recorrer la zona para realizar acciones de fiscalización. “Esto ha ido permitiendo, cada vez más, las invasiones”.
El experto en pueblos indígenas señala que el crimen organizado ha identificado esta región de la Amazonía como un lugar potencial para la extracción de recursos. “Los grandes grupos de crimen organizado están involucrados en esto y están entrando a la zona”.
“Los lagos de la Tierra Indígena Valle de Javari son codiciados principalmente para la captura del paiche, el más lucrativo de los peces de la región. Esta actividad es ilegal en Brasil, a no ser que sea realizada en lagos con manejo autorizado”, se indica en el informe Corredor Territorial de Pueblos en Aislamiento y Contacto Inicial y de Bosques Continuos Yavarí-Tapiche, publicado en octubre de 2021.
En este informe se explican los fundamentos jurídicos, antropológicos y ambientales para la creación de un corredor binacional de 16 209 966 hectáreas de extensión en la frontera entre Perú y Brasil que comprende los afluentes del río Amazonas: Ucayali, Yavarí y Juruá, y sus ríos tributarios. El Valle de Javarí forma parte de esta propuesta de corredor binacional.
Según el informe, uno de los grandes destinos de la pesca ilegal de paiche son los restaurantes peruanos de la triple frontera. Se calcula que un restaurante frecuentado con regularidad consume cerca de 200 kilos de paiche fresco por mes o 2.4 toneladas por año de esta especie. En cuanto a las taricayas, “sus huevos son otra fuente de proteína muy codiciada en la región”, indica el estudio en el que se explica que la demanda de las tortugas es muy fuerte en Brasil, donde los consumidores, principalmente los de mayor poder adquisitivo sirven a los quelonios en fiestas como cumpleaños y celebraciones colectivas brasileñas.
“En los últimos años han sido frecuentes las noticias de detención de canoas provenientes del río Itui e Itaquaí dentro de la TI Vale do Javari, con 400 a 700 taricayas en cada una de ellas. El río Negro, afluente del Yavarí Mirim, el alto Yaquerana y Tapiche, también son zonas habitadas por pueblos en aislamiento y comunidades indígenas, muy afectadas por la captura masiva y predatoria de esta especie”, aclara el estudio.
La carne de monte es otra fuente importante de proteínas en las ciudades de la región —se lee en el informe— en ciudades como Atalaya del Norte, Benjamin Constant y Tabatinga, en Brasil; Leticia, en Colombia; y Caballococha, en Perú. “El 60 % es comercializada solamente en el lado brasileño de la frontera, siendo Benjamín Constant su gran centro comercial”.
En la investigación hecha por organizaciones indígenas y expertos en esta zona de frontera donde se ha propuesto el corredor se precisa que, desde inicios del año 2000, “el otorgamiento sistemático de concesiones forestales e hidrocarburíferas por el estado peruano; el incremento notable de los cultivos de coca para el narcotráfico; la tala y minería ilegal; la caza, pesca y recolección depredadoras; la construcción de carreteras; en un contexto de marcada fragilización de las instituciones gubernamentales responsables de garantizar los derechos de los pueblos indígenas, están causando una intensa presión sobre los territorios del corredor, deteriorando las condiciones de vida de sus habitantes y generando incluso matanzas de indígenas en aislamiento”.
De acuerdo con el estudio, el narcotráfico se está incrementando también en el Corredor Yavarí Tapiche, y actualmente representa una de las mayores amenazas para los pueblos indígenas en aislamiento y sus territorios. “Es una de las principales zonas de entrada de cocaína en Brasil, principalmente del Perú donde los cultivos ilegales están aumentando”, manifiesta Silva do Nascimento, quien también es uno de los autores del estudio. “Eso ocurre en la frontera, donde se observa una presencia cada vez mayor de grupos criminales organizados”, agrega el experto.
La antropóloga peruana Beatriz Huertas, experta en pueblos indígenas, señala que “la invasión de los territorios de indígenas en aislamiento por pescadores y cazadores ilegales es una amenaza de grandes dimensiones porque afectan las fuentes de subsistencia de estos pueblos, con impacto para la alimentación, salud, y otros aspectos de la vida de estos pueblos. Esa presencia también genera enfrentamientos y muerte”. Huertas precisa que casos de matanza a indígenas en aislamiento han ocurrido en la Tierra Indígena Vale do Javari.
Huertas también dijo que los pueblos indígenas se están organizando en cada lado de la frontera para vigilar sus territorios. “Los matsés del lado peruano han creado un comité de vigilancia comunal a través del cual patrullan el alto Yaquerana; mientras que los matsés y marubo del lado brasileño también se han organizado, han construido un puesto de control y han gestionado medios de transporte fluvial para el patrullaje”.
La antropóloga peruana señala que en los últimos años se está observando una invasión progresiva de este territorio indígena, además que se ha incrementado el narcotráfico y la presencia de organizaciones criminales que amenazan a quienes se oponen a sus acciones. “La zona de la triple frontera entre Perú, Colombia y Brasil se ha convertido en uno de los puntos de mayor incremento de cultivos de coca ilegal y narcotráfico y la presencia de las organizaciones criminales están agudizando la inseguridad y el sicariato en la zona. Bruno venía trabajando en una serie de acciones de vigilancia junto con Univaja”.
* Imagen principal: Base de protección etnoambiental BAPE en el río Itui-Itaquai, en el Valle del Javarí. Foto: Hilton Silva do Nascimento / CTI.
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