- La provincia de Pastaza, ubicada en la Amazonía ecuatoriana, ha implementado, junto con los pueblos indígenas, un plan de desarrollo sustentable por 52 millones de dólares, que incluye sus prácticas ancestrales, conocimiento y planes de vida.
- El plan consiste en limitar la dependencia de proyectos petroleros y mineros para el desarrollo económico y en implementar chakras (un sistema ancestral de agroforestería) y proyectos de conservación para aumentar la seguridad alimentaria y las cadenas de valor.
- Hasta el momento, el gobierno de Pastaza ha recibido 1,35 millones de dólares en financiación para implementar sus estrategias, y espera que otras provincias amazónicas sigan el ejemplo para conservar cinco millones de hectáreas (doce millones de acres) de tierra y agua.
- Sin embargo, las comunidades indígenas no administran ninguno de los fondos REDD+ y son recelosos respecto de acuerdos que ofrezcan un desarrollo inclusivo a cambio de concesiones petroleras y mineras, según la organización indígena CONFENIAE.
Un camino casi invisible serpentea por un bosque frondoso hasta llegar a una chakra, una huerta en la comunidad Kichwa Cuya, ubicada en la provincia de Pastaza, la más grande de Ecuador. Los kichwa, al igual que otros pueblos indígenas a lo largo de la Amazonía, utilizan espacios despejados en el bosque para cultivar yuca, plátanos, frijoles y plantas medicinales. Más cerca de sus casas, hay policultivos de achiotes y ajíes, listos para la preparación de uchumanga, un guiso básico.
Las chakras son un método de agroforestería con un impacto limitado en los ecosistemas circundantes y han formado la columna vertebral de los sistemas alimentarios de los pueblos indígenas de la Amazonía durante milenios.
“[Cuando] hablamos de ecología y de conservación, también debemos garantizar la seguridad alimentaria”, explica Efren Nango, dirigente de Educación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE). Alrededor del 86 % de Pastaza está cubierto de bosque tropical: un jardín viviente para siete de los once pueblos indígenas amazónicos que viven en el país.
“Sin cortar muchos árboles, podemos tener una variedad de cultivos”, agrega Nango.
En la actualidad, las chakras son reconocidas y apoyadas como parte integral de la política de desarrollo sustentable de la provincia de Pastaza. Es un plan que se lanzó oficialmente en 2021, como parte de un cambio durante la década pasada sobre cómo el gobierno provincial aborda la conservación y las prácticas indígenas ancestrales.
Por primera vez en Ecuador, el gobierno provincial de Pastaza trabaja con comunidades indígenas para crear el plan de desarrollo y manejo territorial de la provincia, conocido como POT. Este incluirá los Planes de Vida de los siete pueblos indígenas, basados en el conocimiento y cultura indígenas.
“El Estado ecuatoriano siempre tuvo una visión extractiva —plantea Nango—. Si se quería estimular la economía y generar empleo, ellos decían que había que extraer petróleo o explotar minas porque allí está el dinero”.
Aunque Pastaza tiene reservas petrolíferas (según David Yedra, director del departamento de gestión ambiental de la provincia), en marzo de 2011, el gobierno tomó la decisión de comenzar un camino de desarrollo enfocado en la conservación.
En las provincias amazónicas vecinas de Sucumbíos y de Orellana, la producción de petróleo y su contaminación han impactado en los ecosistemas circundantes y en las comunidades indígenas. Uno de los casos más grandes y condenatorios, conocido como el “Chernóbil de la Amazonía”, terminó en la obligación por parte de Chevron a pagar 9 500 millones de dólares a 30 000 demandantes en concepto de daños y perjuicios medioambientales. La empresa se negó a pagar y, en su lugar, comenzó una demanda estratégica, conocida como SLAPP por sus siglas en inglés (Pleito Estratégico contra la Participación Pública), contra el abogado de derechos humanos Steven Donziger, quien colaboró con el litigio contra el gigante petrolero en Estados Unidos. En la actualidad, Donziger está bajo arresto domiciliario desde hace más de 970 días.
La mayoría de los depósitos de petróleo crudo de Ecuador están ubicados en la Amazonía ecuatoriana. En el ámbito nacional, se consideran una importante fuente de ingresos para el desarrollo económico y para el pago de la deuda externa. Sin embargo, el 70 % de la Amazonía ecuatoriana está catalogado como territorio indígena. Según Nango, los líderes de los once pueblos indígenas del país, representados por CONFENIAE, se opusieron a las actividades extractivas en su territorio.
En febrero, en un fallo judicial histórico, esta postura obtuvo un respaldo judicial cuando los jueces declararon que las comunidades indígenas debían tener mayor autonomía sobre su territorio y la última palabra respecto de proyectos extractivos que los afecten.
Según Felipe Serrano, de Nature and Culture International (NCI)-Ecuador, históricamente, las visiones y aspiraciones de los pueblos indígenas no han sido completamente incluidas en la planificación y gestión de los gobiernos locales.
“Hubo un divorcio entre los gobiernos regionales, los locales y las naciones [indígenas]”, comentó Serrano a Mongabay.
Un nuevo tipo de planificación territorial
En mayo de 2021, el Gobierno provincial de Pastaza y los pueblos indígenas redactaron un plan de 52 millones de dólares como parte de un programa de REDD+ para reducir emisiones por la deforestación y por la degradación forestal. El plan, que durará cinco años, utilizará prácticas agroecológicas ancestrales como base para estimular la bioeconomía en territorios indígenas, así como también la conservación y restauración de bosques y fuentes de agua.
Hasta el momento, el gobierno de Pastaza ha recibido 1,35 millones de dólares del Grupo de Trabajo de Gobernadores sobre Clima y Bosques (GCF, por sus siglas en inglés), que se asignará en dos partes.
La primera estrategia designará e implementará chakras para reforzar la seguridad y soberanía alimentaria de 128 familias. En 2022, la estrategia se pondrá a prueba en cinco comunidades, y se ampliará a más comunidades en 2023.
En la actualidad, se realiza una investigación de mercado y un análisis de la cadena de valor completa para identificar los “productos estrella”, como la vainilla y el achiote. Estos son comercialmente valiosos en las chakras de cada comunidad. Se identificará a los consumidores finales potenciales, según el producto y según su necesidad de procesamiento.
La segunda estrategia implica incentivos y acuerdos para restaurar y conservar más de 1 600 hectáreas (casi 4000 acres) de tierra y fuentes de agua utilizadas para consumo humano. Según Jaime Toro Guajala, el coordinador de NCI para la provincia de Pastaza, esto es similar al modelo empleado en el centro de Ecuador, que restauró 1 500 hectáreas (3 700 acres) de tierra y agregó 337 000 hectáreas adicionales (833 000 acres) bajo observación.
Los participantes no recibirán un pago en efectivo, pero el gobierno planea apoyar la implementación del proyecto de acuerdo a la cantidad de hectáreas que pongan bajo conservación. Mongabay no recibió más detalles sobre cómo esto incentivará a las comunidades.
Fernando Briones, oficial superior de programas del Grupo de Trabajo del GCF, le comentó a Mongabay que el mayor desafío es tener continuidad en las políticas públicas, después de los cambios en la administración de gobiernos locales. El prefecto de Pastaza, Jaime Guevara, quien cumple su tercer mandato en el cargo, sostiene que la implementación de estos dos planes provinciales pondría en conservación los 2,5 millones de hectáreas (6,2 millones de acres) de bosque tropical de la provincia. En marzo, las provincias de Zamora Chinchipe y de Morona Santiago (en la Amazonía ecuatoriana) también fueron aceptadas en el Grupo de Trabajo del GCF (la segunda, en calidad de observador).
Guevara afirma que esto crearía un total combinado de 5 millones de hectáreas (12 millones de acres) de bosque para la conservación. Idealmente, según él, los otros tres departamentos amazónicos de Ecuador pueden hacer lo mismo.
“Pero no debería detenerse ahí. Tiene que extenderse a Colombia, a Perú, a nuestros países vecinos —agrega Guevara—. Básicamente, para nosotros, la conservación es una oportunidad en la que los países que han hecho daño deben aportar a los que estamos conservando el patrimonio para las generaciones presentes y futuras”.
La política de trabajar juntos
Carmen Josse, directora ejecutiva de EcoCiencia (un instituto de investigación científica que opera en Ecuador y apoya proyectos de CONFENIAE), sostiene que, si bien la cantidad de financiamiento aún es demasiado pequeña para impulsar un cambio masivo, al menos puede generar un diálogo y permitir la creación de una visión diferente del desarrollo.
Parte de este diálogo incluye una nueva mesa redonda entre autoridades estatales y ONG conservacionistas (como NCI y WWF), que trabajan en la provincia y con organizaciones indígenas.
Cristina García, líder de cambio climático de WWF-Ecuador, le dijo a Mongabay que algunas de las mayores críticas de CONFENIAE a los proyectos REDD+ son su enfoque de arriba abajo y también su enfoque en la promoción de productos básicos globales seleccionados. Estos productos básicos incluyen café y cacao, en lugar de los alimentos locales a pequeña escala que prefieren las comunidades, como el achiote y la vainilla, que son parte integral de muchas chakras.
Otro problema (y una fuente de críticas dentro de muchos círculos y organizaciones indígenas) es que no reciben ni administran una parte de los recursos financieros basados en la conservación. Los 1,35 millones de dólares en fondos provenientes del Grupo de Trabajo del GCF serán administrados únicamente por el gobierno provincial.
Una situación similar se observa en el programa nacional REDD+ de Ecuador, Bosques para el Buen Vivir, que incluye planes de desarrollo y creencias indígenas. Luego de reducir la deforestación un 48,6 % entre 2008 y 2014, el programa estatal recibió 18,5 millones de dólares del Fondo Verde del Clima y asignó 2,5 millones de dólares a los planes agroforestales y de restauración de CONFENIAE en las seis provincias amazónicas de Ecuador. Ese programa comienza en abril y tendrá una duración de tres años.
Sin embargo, CONFENIAE aún no administra estos fondos. Karina Barrera, subsecretaria de cambio climático del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador, le dijo a Mongabay que la confederación podría administrar sus propios fondos dentro de cuatro años. Hasta entonces, los fondos serán administrados por WWF bajo la coordinación de CONFENIAE.
“Lo que buscamos es… integrar la visión y necesidades de las personas que viven en los bosques”, explica Barrera.
Según Nango (de CONFENIAE), las iniciativas para tener en consideración a los pueblos indígenas que han defendido el medioambiente durante milenios son al menos un buen comienzo. Tanto CONFENIAE como el gobierno de Pastaza dicen que esperan que los éxitos de los proyectos piloto atraigan más fondos para cumplir con los objetivos de conservación y de desarrollo.
“Si logramos crear una provincia diferente, sustentable, sería un ejemplo para las demás provincias —plantea Nango—, no solo en la región amazónica, sino también en el resto del país y en América Latina”.
Sin embargo, este nuevo camino de desarrollo verde todavía lucha contra el statu quo.
En julio y agosto de 2021, el gobierno del presidente ecuatoriano Guillermo Lasso aprobó dos decretos para impulsar las inversiones en petróleo y en minería. Nango afirma que CONFENIAE se mantiene alerta debido a las experiencias pasadas con el Estado ecuatoriano, el cual ofrece planes de desarrollo inclusivos que vienen de la mano de concesiones petroleras o mineras como parte de los acuerdos.
“Extendemos nuestra mano, pero en la otra siempre hay una lanza —asegura Nango—. Significa que estamos abiertos a comprometernos pero, al mismo tiempo, tenemos cuidado de no caer en un ardid del gobierno”.
Imagen principal: Árboles de achiote en una comunidad kwicha, en la provincia de Pastaza. Imagen cortesía de Dimitri Selibas.
Artículo original: https://news-mongabay-com.mongabay.com/2022/04/ecuadors-pastaza-province-indigenous-groups-collaborate-on-forest-conservation/
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