- Entre enero y septiembre de 2022, la plataforma Global Forest Watch registró más de 500 mil alertas de deforestación en el Parque Nacional Natural Tinigua, en Colombia.
- Esto convierte al área natural protegida en la más deforestada del país, de acuerdo con la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS).
- La ganadería extensiva y la apropiación ilegal de tierras son las principales causas de la deforestación.
El Parque Nacional Natural Tinigua presenta nuevos lotes de deforestación en los márgenes de los ríos debido a la apropiación ilegal de tierras y actividades de ganadería extensiva. Este es el quinto año consecutivo en que este parque encabeza la lista de áreas protegidas afectadas por la pérdida de bosques en Colombia.
Entre el 1 de enero y el 22 de septiembre de 2022, la plataforma Global Forest Watch registró 563 092 alertas de deforestación en Tinigua. Estas alertas empiezan con fuerza en febrero y se prolongan hasta abril de este año. La pérdida de cobertura forestal se puede observar a lo largo del río Guayabero, que cruza la mencionada área protegida. Aunque hay una leve pausa de las alertas entre mayo y junio, en julio regresan y se concentran sobre todo en la parte sur del parque. Esta información coincide con los reportes de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) en Colombia, que estima que en la zona hay una pérdida boscosa de 5000 a 6000 hectáreas al año.
“Aunque en el monitoreo que hicimos se reportaron alrededor de 8000 hectáreas deforestadas entre 2021 y 2022. Eso es lo que pone en jaque la integridad de esa área protegida”, afirma Luz Alejandra Gómez, coordinadora del equipo de Sistemas de Información Geográfica de la FCDS.
Según el último reporte de la Fundación —que abarca un periodo de estudio de abril de 2021 a marzo de 2022— se perdieron 113 572 hectáreas de bosques en los departamentos de Guaviare, Meta, Caquetá y Putumayo. Al inicio del monitoreo en esa área había 11 009 025 hectáreas boscosas.
La deforestación se concentró en un espacio particular: el municipio de La Macarena, en Meta, donde se encuentra el sur del Parque Tinigua. Allí desaparecieron 18 578 hectáreas de bosque que representan el 16 % del problema en toda el área monitoreada.
Al interior del parque se encontraron las dos áreas abiertas continuas más grandes de deforestación con 531 y 352 hectáreas respectivamente. Según los datos del reporte, para toda el área protegida se calculan 900 zonas abiertas que suman 8,216 hectáreas deforestadas para este periodo, “en donde el avance de la pérdida de bosque se viene dando sobre la red vial y los accesos fluviales que allí existen”, puntualiza el documento.
“En los últimos dos años se han perdido lotes continuos de más de 500 hectáreas en un solo año, donde hemos identificado procesos de acaparamiento y apropiación de tierras”, agrega Gómez. “Son grandes extensiones de bosque perdido para transformarlo ya sea en pastos, introducir ganadería, ocupación y apertura de vías. Eso es lo que hemos visto en el interior del área protegida”.
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Desde 2017 se aceleró la deforestación
De acuerdo con la experta, la acelerada deforestación del Parque Tinigua inició a partir del año 2017 y no se ha detenido hasta 2022. Algo similar ha ocurrido con otras áreas protegidas en la Amazonía colombiana, adscritas al Sistema Nacional de Áreas Protegidas y también detalladas en el reporte, como los Parques Nacionales Naturales Sierra de la Macarena, Serranía de Chiribiquete, La Paya y Cordillera de los Picachos, así como la Reserva Nacional Natural Nukak.
Este informe detalla que “se observa apertura de nuevos lotes al margen de los ríos, afectando los corredores de las rondas hídricas de los afluentes entre Caño Perdido y el río Guayabero, junto con la consolidación y aparición de vías paralelas a estos afluentes”.
Esto, afirman los autores del documento, ha permitido que se consoliden actividades de ganadería extensiva, junto con la ocupación y apropiación ilegal de tierras. “En los últimos años se presenta una deforestación acumulada de 25 034 hectáreas localizadas principalmente en el sur del área protegida”.
Lo que se pierde
El Parque Nacional Natural Tinigua tiene una extensión de 214 362 hectáreas distribuidas entre los municipios de Uribe y Macarena, en el departamento del Meta. Constituye un importante corredor biogeográfico y ecológico de importancia para el país, pues conecta la región andina, la Orinoquía y la Amazonía. Es una zona en donde se encuentra una gran diversidad de especies vegetales y animales.
De acuerdo con información proporcionada por Parques Nacionales de Colombia a Mongabay Latam, una de las principales presiones que tiene Tinigua es la ganadería. En esta zona que se caracteriza por tener un ecosistema de selva húmeda hay cerca de 18 343 hectáreas y más de 100 000 cabezas de ganado. “Se identifican prácticas culturales realizadas para la transformación del bosque en praderas en épocas secas”, entre los meses de diciembre y marzo, tanto en la zona con función amortiguadora como al interior del área protegida, lo que puede generar incendios forestales, señalan.
La autoridad confirmó que el aumento de la deforestación dentro del Parque Tinigua “lo señala como una de las áreas protegidas más deforestadas del país”, con una intervención de 62,740 hectáreas, lo cual equivale al 29.3 % del área protegida.
Edgar Eduardo Lozano, jefe del Parque Nacional Natural Tinigua, dijo a Mongabay Latam en entrevista que la preocupación radica en los desbalances que se pueden presentar en las dinámicas naturales de los bosques, así como en la pérdida constante y acelerada de la cobertura vegetal que representa, a su vez, quedarse sin especies endémicas que prestan servicios ecosistémicos, entre los que se encuentra, precisamente, la disminución de la calidad y cantidad de las aguas.
“En los ríos hay sedimentación, se están siendo mucho más amplios y más bajitos; la margen del río se erosiona y la salud del recurso hídrico está siendo afectada porque los pulsos del río son más rápidos; el abastecimiento de agua ha cambiado”, dice Lozano.
La violencia en la zona
De acuerdo con el jefe del parque, las dinámicas medioambientales referentes a la ocupación de la zona se han presentado desde antes de su creación, sin embargo, la deforestación se intensificó a partir del año 2016. Antes de esa fecha hubo talas, pero no fueron tan agresivas como en los últimos años.
Lozano señala que actualmente el Parque Tinigua enfrenta la presencia de actores armados, donde destacan las disidencias de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Esta situación ha significado riesgos tanto para funcionarios públicos como para las organizaciones civiles, por lo que su actividad es prácticamente nula al interior del parque.
“La situación de riesgo público ha limitado la intervención en el área protegida, ya que posterior al Acuerdo de Paz —firmado en 2016— en los años 2018, 2019 y 2020 se han presentado panfletos con amenazas, hechos de inseguridad y violencia en el territorio, donde los funcionarios de Parques Nacionales son considerados ‘objetivo militar’”, afirma Lozano. “Se ha instaurado el pánico, se ha suspendido la comunicación con algunos líderes y reducido notoriamente la participación comunitaria en todos los procesos de gestión del área protegida”, agrega.
En ese sentido, las comunidades locales también han sido amenazadas por los grupos armados, quienes les han prohibido entablar cualquier tipo de interacción con el personal de Parques Nacionales Naturales. Además, se difundió que “atentarían contra la vida de los funcionarios de la institución de Parques que hicieran ingreso al área”. Así se emitieron alertas tempranas para la prevención de acciones contra la integridad de los funcionarios del Parque Tinigua.
“Tenemos limitaciones de riesgo público por actores armados”, confirma Luz Alejandra Gómez, de FCDS. “El acaparamiento de tierras también tiene que ver con temas de conflicto armado, porque son esos actores que están allí ocupando y apropiándose de esas tierras, no solamente para cultivos de coca —que es una parte—, también para economías que al final son legales, como la ganadería, pero que se vuelven ilegales al ser dentro de un área protegida”.
Según Parques Nacionales, se han concertado 26 acuerdos y acciones para la implementación de proyectos en favor del área natural, donde también han participado actores internacionales como WWF —a través del Proyecto Áreas Protegidas y Paz— KFW Bankengruppe y la Unión Europea.
“Pero estos acuerdos han sido por fuera del área protegida, porque dentro la situación de riesgo público ha limitado e impedido las acciones. Tenemos implementaciones con proyectos de inversión extranjera que permiten fortalecer al equipo y establecer acuerdos de conservación con población por fuera del área protegida”, explica Lozano.
Además, señala que la formulación del Conpes 4050 de 2021 —que hace referencia a la actualización e implementación de la política del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP), que incluye mayores espacios de participación y fortalecimiento de procesos de gobernanza— permitiría la participación de entes territoriales e instituciones para atender a la población vulnerable dentro del parque y así implementar acuerdos de restauración participativa y de sistemas sostenibles.
“Debe potencializarse en este momento, desde los entes territoriales, las alcaldías, los municipios, los departamentos, una apuesta para defender el territorio, porque no se hace de esa manera”, concluye Lozano. “Tinigua —señala— no tiene un comité de toma de decisiones para el tema de conflictividad socioambiental en donde participe el alto nivel —congreso, presidencia y demás— que creo que, en este momento, lo busca plantear el presidente (Gustavo) Petro”.
* Imagen principal: Área deforestada al sur del Parque Tinigua. Foto: FCDS.
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