Desde el 2018 se viene extrayendo oro en la quebrada Palma real grande, dentro de la Reserva Nacional Tambopata. La policía sospecha que hay comercio de oro en la frontera de Perú y Bolivia.La policía y la marina de Guerra del Perú han realizado 10 interdicciones en la zona entre el 2021 y 2022 decomisando insumos y embarcaciones dedicadas a la minería. Es la época del año en Madre de Dios en que las taricayas ponen sus huevos sobre playas de arena blanca dejadas por el río, las lagartijas salen a asolearse y algunas aves aprovechan para pescar. La frontera entre Perú y Bolivia la divide apenas el río Heath, los árboles se alzan imponentes en este rincón del mundo donde está ubicada la Reserva Nacional Tambopata y el Parque Nacional Bahuaja Sonene, pero en el que también se esconde una amenaza latente: la minería ilegal que carcome la quebrada Palma real. La quebrada recorre parte de la Reserva Nacional Tambopata y llega hasta el Parque Nacional Bahuaja Sonene. Está ubicada a apenas dos horas de la frontera con Bolivia y es el hogar de peces como el paco o la carachama y de aves que llegan a pescar. La fuente de agua es de uso comunitario para la comunidad indígena ese eja Palma Real, además de ser la vía de ingreso para los 87 concesionarios de castaña que hacen uso del bosque dentro de la reserva. La Fiscalía Especializada en Materia Ambiental (FEMA) de Madre de Dios ha intervenido unas diez veces esta zona entre el 2021 y el 2022. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de las autoridades, la minería ilegal avanza. Allí, donde se encuentra oro, el conflicto se agrava. La Fiscalía ha recibido varias alertas de Sernanp sobre los mineros ilegales operando en la quebrada Palma Real Grande. Foto: PNP. Algunas fuentes que piden la protección de sus nombres, por motivos de seguridad, señalaron que no solo se mantienen las actividades de minería ilegal en la quebrada Palma Real grande, sino que los mineros están reclutando a pobladores indígenas ese eja. En esta zona de frontera de la Amazonía peruana, la minería ilegal se ha apoderado del territorio y siembra el miedo a su paso con amenazas de muerte. Un equipo de Mongabay Latam llegó a estas comunidades para conocer de cerca la preocupante situación. Una frontera sin Estado Un puesto policial en la comunidad de Puerto Pardo es el encargado de registrar a quienes llegan hasta la frontera de Perú y Bolivia. Dos policías peruanos son los que llevan un cuaderno donde anotan cada una de las embarcaciones que surcan el río Madre de Dios. La nuestra es una de ellas. No hacen muchas preguntas, a veces tampoco piden el documento de identidad, puede bastar con que una persona deje la lista de pasajeros que se dirigen a Bolivia. El motorista que maneja la embarcación en la que vamos ha cruzado varias veces la frontera sin tener que registrarse. Señala que es muy sencillo cruzar al país vecino y que más bien, los que están más alerta son los policías bolivianos. Si ocurriera un conflicto, la poca conectividad que hay en la zona, tampoco permitiría informar a tiempo a Puerto Maldonado.