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En la mira de las autoridades ambientales

Reconocer la presencia de una colonia menonita en una imagen satelital no es complicado cuando se observa su presencia en los mapas. Usualmente tienen patrones de ocupación marcados por la aparición de líneas rectas o vías, a partir de las cuales se van abriendo cuadrantes destinados a tierras agrícolas. La especialista en Sistemas de Información Geográfica de la organización ambiental ProPurús, Carla Limas, que ha analizado la ocupación menonita en la región Ucayali, en la Amazonía de Perú, se refiere a las líneas trazadas por los menonitas como ejes agrícolas, “porque son las líneas de las cuales nacen las parcelas”. Cuando se observan esos patrones desde lo alto se asemejan a grandes cicatrices en medio del bosque.

 

Patrones de uso de la tierra de algunas colonias menonitas en América Latina. Crédito: Extraído de la publicación Pious pioneers: the expansion of Mennonite colonies in Latin America.

 

La pérdida de cobertura forestal en los territorios de estas colonias ha llamado la atención de las autoridades ambientales. En la Amazonía de Perú, por ejemplo, las colonias instaladas en las regiones de Loreto y Ucayali enfrentan investigaciones fiscales. En Padre Márquez (entre Loreto y Ucayali), la fiscalía investiga la deforestación de 338 hectáreas; en Masisea (Ucayali) el caso gira en torno a la pérdida de 894 hectáreas y 1400 hectáreas en la colonia de Tierra Blanca (Loreto). Un punto en común une a estos tres casos: los antecedentes de tráfico de tierras detrás de la adquisición de los terrenos.

El caso de Tiruntán, que es una de las historias investigadas para este especial, se enfoca precisamente en el tráfico de tierras detrás de la adquisición de las propiedades y en la investigación por cambio de uso de suelo sin autorización. Además, se revelan las reuniones que están sosteniendo los líderes de las colonias menonitas y sus abogados en las más altas esferas políticas para conseguir legalizar su ocupación.

En Paraguay, la fiscalía atendió una demanda presentada por un poblador que denunció cómo maquinarias de una colonia menonita derribaron por lo menos tres hectáreas de bosques y destruyeron un estero en plena reserva de la comunidad Pindo’i. Mientras aguardan por una sentencia, las más de 600 alertas de deforestación indican que la pérdida de bosque continúa.

En Colombia, los reclamos de las comunidades indígenas sikuani del Meta por las tierras ancestrales ocupadas por colonias menonitas fueron también atendidas por Cormacarena, la autoridad ambiental. Hay tres procesos sancionatorios registrados por la tala de bosques de galería y la contaminación en nacederos de agua. Y aunque los menonitas asumieron ante la autoridad compromisos para la recuperación de los bosques afectados, las comunidades denuncian que la deforestación no se ha detenido.

“Deforestaron lo que yo creo que es casi una hectárea de árboles cerca de Itwitsulibo. Incluso la madera todavía sigue ahí, no la han recogido”, dice el Gobernador Alexander Álvarez del Territorio Ancestral Itwitsulibo.

En México y Bolivia, colonias menonitas se han instalado y han comprado tierras de la selva maya y de la Amazonía que han dejado de ser rápidamente bosques para convertirse en campos agrícolas. En Quintana Roo, en México, se denuncia que algunos menonitas se están convirtiendo en ejidatarios para lograr su cometido y en Bolivia organizaciones ambientales indican que en algunos casos se hacen pasar por campesinos para obtener títulos de tierras y luego explotarlas. Solo en México, en 2018, la autoridad ambiental determinó que se realizó un cambio de uso de suelo en al menos 1316 hectáreas forestales sin contar con autorización.

El sistema consiste en quemar primero los árboles, luego destroncan y posteriormente prepara la tierra para el cultivo. Foto: Mario Silvero.

Las denuncias y patrones de ocupación del territorio se repiten en varios de los países incluidos en este especial. De hecho, las colonias menonitas se han movido de un punto a otro dentro de la región. Así lo explica Yann le Polain de Waroux con dos ejemplos: “Veo como dos movidas. Una es de menonitas mexicanos, de las viejas colonias de Chihuahua, por ejemplo, que se encuentran con condiciones cambiantes de inseguridad, problemas de agua y sequía que están buscando una salida. Ellos son los que se ven en Colombia y también ahora en nuevas colonias en Argentina. La otra son las colonias bolivianas, con un crecimiento impresionante, que algunos están en Perú y están buscando nuevas tierras dentro de Bolivia pero también afuera”. ¿Cuál será el impacto de estas colonias menonitas en las tierras de Latinoamérica?

Esta investigación transfronteriza es coordinada por Mongabay Latam en alianza con Rutas del Conflicto de Colombia y El Deber de Bolivia.

Edición general: Alexa Vélez. Editores: Thelma Gómez, Michelle Carrere y María Isabel Torres. Coordinación: Vanessa Romo. Equipo periodístico: Yvette Sierra, Vanessa Romo y Alexa Vélez de Mongabay Latam; Natalia Brito y Pilar Puentes de Rutas del Conflicto de Colombia; Iván Paredes de El Deber de Bolivia; Aldo Benitez de Paraguay, y Valeria Contreras y Robin Canul de México. Producción audiovisual: Richard Romero. Foto y video: Ana María Guzmán, Hugo Alejos, Robin Canul, Juan González, Mario Silvero y Edwin Caballero. Audiencias y redes: Dalia Medina y Richard Romero.

*Imagen principal: Las colonias menonitas avanzan entre los ecosistemas como la selva meidana subperennifolia, selvas bajas inundables, sabanas y otros ecosistemas interconectados entre sì. Con el uso de maquinaria pesada realizan cambios de uso de suelo para conversión agrícola intensiva. Foto: Robin Canul.

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Artículo publicado por Richardromero
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