- Un análisis con imágenes satelitales de alta resolución mostró que en tres importantes sectores de esta área protegida se estaría realizando no solo minería aluvial sino también subterránea. Esto a pesar de que esta actividad está prohibida en la zona. Al menos 222 campamentos mineros existen dentro del Podocarpus.
- La minería se ha convertido en una de las principales amenazas para la Amazonía sur del Ecuador. La actividad, tanto legal como ilegal, también se ha adentrado en el bosque protector Cuenca Alta del río Nangaritza y en territorios de comunidades indígenas shuar.
En el 2022 la minería ilegal de oro se disparó en Ecuador, convirtiéndose en una de sus principales problemáticas ambientales y en un enorme desafío para este 2023. El sur de la Amazonía es una de las zonas más afectadas por esta actividad, pero tampoco se han escapado zonas más turísticas en el norte, sobre todo en la provincia de Napo.
Andrés Rojas, Defensor del Pueblo de esta provincia, aseguró que la Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos no Renovables no tiene la capacidad de coordinar con otras instituciones con el fin de realizar operativos de control en zonas tomadas por mineros ilegales. “No pueden ingresar [a los frentes mineros], existe violencia alta, coordinar con Fuerzas Armadas y Policía es complicado”, explicó.
A finales de 2022, líderes indígenas que habitan en la Reserva Ecológica Cofán Bermejo, en frontera con Colombia, le dijeron a Mongabay Latam que la minería ilegal muchas veces está ligada a una fuerte violencia por parte de grupos armados y a una debilidad en la seguridad territorial. “No sabemos si los mineros ilegales hacen parte de estos grupos o tienen relación con ellos”, dijo un indígena que habita en la zona y que prefiere no revelar su identidad por temor a represalias.
Aunque no ha terminado el primer mes del año, no hay duda de que la minería ilegal sigue siendo un problema que no solo afecta zonas de bosque prístino sino, incluso, áreas protegidas por el Estado. En su más reciente reporte sobre Ecuador, el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP) —iniciativa de Amazon Conservation Association y Conservación Amazónica (ACCA) y la Fundación Ecociencia— reveló que la actividad se está realizando dentro del Parque Nacional Podocarpus, en el sureste de la Amazonía, entre las provincias de Loja y Zamora Chinchipe.
Túneles mineros atraviesan los suelos protegidos del Podocarpus
El parque Podocarpus es cuna de una gran biodiversidad gracias a su ubicación, en zona de transición entre ecosistemas andinos y amazónicos. Sin embargo, su riqueza ambiental se está viendo afectada por la minería ilegal. “Al interior del parque se evidencian actividades de minería ilegal de oro que amenazan dicha diversidad. Los sistemas de explotación de este mineral son a cielo abierto y subterráneo; siendo este último el más utilizado a través de la perforación de túneles”, se lee en el reporte publicado por MAAP.
Las imágenes analizadas para el reporte sorprendieron a los investigadores, ya que se trata de un área protegida en donde no está permitido ningún tipo de minería y mucho menos una que utiliza explosivos como la subterránea. “Para nosotros fue una sorpresa bastante fuerte conocer lo que está sucediendo. Lo que visualizábamos como un impacto de tala o un impacto de remoción de sedimentos se convirtió en un impacto más fuerte por el uso de explosivos”, le comenta a Mongabay Latam Jorge Villa, especialista en sistemas de información geográfica y sensores remotos de la Fundación Ecociencia.
El reporte presentado recientemente sobre la minería en el parque Podocarpus analiza la situación del área durante los años 2021 y 2022, para ello los investigadores utilizaron imágenes satelitales de alta resolución (Planet). En ese periodo se identificaron 22 sitios en donde se detectó actividad minera y 222 campamentos destinados para las personas que extraen el oro. El análisis de las imágenes revela que la minería continúa en aumento en la actualidad y destaca que todos los lugares de extracción de oro son ilegales pues se encuentran dentro de un área natural protegida.
Los investigadores de MAAP analizaron con detalle tres de las zonas más críticas en donde la minería se ha acelerado en los últimos dos años y que suman 25 hectáreas de bosque impactado. Los tres casos de estudio se encuentran en la zona conocida como “Eje Minero Parque Nacional Podocarpus”, localizada aproximadamente a 13 kilómetros al sur del Sector “Romerillos Alto”, en la provincia de Zamora Chinchipe.
“El área superficial total afectada por la tala de madera y evacuación de sedimentos resultado de la minería tipo socavón (perforación de túneles) es de 24.8 hectáreas en los tres casos reportados, entre agosto 2019 y octubre 2022, lo que equivale a 35 canchas de fútbol profesional. Adicionalmente, identificamos un total de 222 campamentos mineros distribuidos en la zona”, indica el reporte.
El primer caso es el del sector conocido como Dos Camas, donde se registraron 4.7 hectáreas afectadas por la tala y el depósito de sedimentos resultado de la actividad minera subterránea.
Para agosto de 2019, el impacto era solo de 0.1 hectáreas. A octubre 2022 se incrementó en 4.6 hectáreas adicionales. Además, los análisis de MAAP y Ecociencia identificaron 68 campamentos mineros en el sector.
El segundo caso de estudio es el frente minero San Luis, en donde 11 hectáreas tienen daños por la tala y los sedimentos causados por la minería de socavón. En agosto de 2019, el área afectada era de 3.7 hectáreas, para octubre de 2022 se registró un incremento de 7.4 hectáreas adicionales, además de un total de 68 campamentos mineros en el sector.
Finalmente, está el frente minero La Aida, una de las primeras zonas del parque Podocarpus en ser afectadas por la minería subterránea, en donde se han registrado 9 hectáreas de bosque dañadas entre agosto de 2019 y octubre de 2022. Para agosto de 2019, el área degradada era de 4.3 hectáreas y aumentó 4.7 hectáreas adicionales para octubre de 2022. Además, gracias a las imágenes satelitales se pudieron detectar 86 campamentos mineros en la zona.
¿Por qué se disparó la minería ilegal de oro en los últimos años? Jorge Villa comenta que ese aumento empezó a verse, sobre todo, con el inicio de la pandemia, cuando se hicieron mucho más evidentes las necesidades insatisfechas de las comunidades.
“La minería tanto aluvial como la minería subterránea tienen un impacto bastante fuerte y es uno de los principales drivers que nosotros vemos en temas de reducción de biodiversidad y fragmentación de ecosistemas. Están causando problemas en la Amazonía ecuatoriana, en especial en el Parque Nacional Podocarpus donde sabemos que existen ecosistemas bastante frágiles, muy conservados y con una biodiversidad muy única en el planeta”, asegura Jorge Villa y agrega que “se está causando un deterioro muy fuerte, aunque esperamos que el parque pueda recuperarse si es que existen acciones para su regeneración”.
Mongabay Latam se contactó con funcionarios del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) para conocer qué acciones está emprendiendo la autoridad ambiental para enfrentar este problema dentro de este parque nacional. Desde la entidad manifestaron que las imágenes satelitales de alta resolución de MAAP y Ecociencia están siendo usadas para gestionar de mejor manera el territorio y que se están planeando acciones con organismos de inteligencia. Sin embargo, dijeron, al tratarse de un delito ambiental “la información es bastante reservada para evitar que se afecten los procesos de investigación”.
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La minería acelera su expansión en la Amazonía sur del Ecuador
Los análisis de imágenes satelitales de alta resolución revelan que la problemática por la minería no solo es crítica en el Parque Nacional Podocarpus, sino en sitios contiguos como el Bosque Protector Cuenca Alta del Río Nangaritza que comparte su territorio con 10 centros de la nacionalidad indígena shuar.
Según datos de la Agencia de Regulación y Control Minero (ARCOM), el bosque protector cuenta con 32 % de su territorio concesionado a la industria minera, con 17 permisos para la extracción de metales como oro, plata y cobre, y 7 zonas destinadas a minería artesanal de oro. Uno de los principales problemas que comunidades indígenas y campesinas suelen mencionar constantemente es que, a pesar de la importancia ecológica de los bosques protectores, estos no se encuentran dentro el sistema nacional de áreas protegidas por lo que no están prohibidas actividades como la minería.
En su reporte de fines del año pasado, MAAP y Ecociencia llamaron la atención por el gran incremento en la deforestación minera al interior del Bosque Protector Cuenca Alta del Río Nangaritza a partir del año 2016. Por ejemplo, se registraron 290 hectáreas impactadas solo en el 2020, en comparación con menos de 30 hectáreas cada año entre el 2006 y el 2016.
El aumento de la actividad minera persistió en 2021 y 2022. Mediante el uso de imágenes satelitales de alta resolución (Planetscope) se identificaron 231 puntos en donde se realiza actualmente esta actividad. El reporte analizó tres de las zonas más críticas dentro del bosque protector, en donde se perdieron 545 hectáreas de cobertura vegetal entre 2018 y 2022, lo que equivale a 768 canchas de fútbol profesional.
Otro de los datos que más llaman la atención es que el 20 % de los puntos identificados se localizan fuera de concesiones mineras y el 63 % dentro de territorios de comunidades shuar.
En varias ocasiones Mongabay Latam ha reportado los constantes enfrentamientos entre el pueblo Shuar Arutam y diversas empresas mineras que tienen concesiones entregadas por el Estado dentro de su territorio. MAAP y Ecociencia dedicaron otro de sus reportes, en diciembre de 2022, a este territorio ubicado en la cordillera del Cóndor, también en plena Amazonía sureste ecuatoriana. Allí resaltaron que más de la mitad (55 %) del territorio se encuentra concesionado a la industria minera de oro, plata y cobre.
Los procesos de monitoreo comunitario del Pueblo Shuar Arutam durante el 2022 evidenciaron un aumento de la actividad minera dentro de su territorio, registrando 42 sitios con minería artesanal y 16 con minería a gran escala, mientras que en cuatro puntos clave del territorio indígena, las imágenes satelitales mostraron el impacto y la velocidad con que la minería se ha desarrollado en los últimos dos años: 258 hectáreas de bosque se han transformado para darle paso a esta actividad.
“¿A quién le consultó Guillermo Lasso, con quién socializó los impactos positivos y negativos de la minería? Con nadie, porque a nosotros no nos consultaron. Asimismo, todo el Pueblo Shuar Arutam ha sido concesionado sin respetar el derecho que tenemos a decir no a estas actividades”, aseguró la lideresa shuar Josefina Tunki.
Para Jorge Villa, de Ecociencia, el tema de la minería en el Bosque Protector Cuenca Alta del Río Nangaritza y en territorio indígena shuar es bastante complejo, pues en ambas zonas existen permisos mineros “pero se incumplen las formas en las que se desarrolla esta actividad, de tal manera que se impacta mucho más el ambiente. Para nosotros, los impactos de la minería son bastante fuertes ya que tienden a crear fragmentación y degradación de ecosistemas”.
* Imagen principal: Grupo de Osos de anteojos (Tremarctos ornatus). Foto: Parque Nacional Podocarpus.
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