En el sureste de Hidalgo, en México, un total de 19 ejidos y dos pequeños propietarios, pioneros en el aprovechamiento forestal en el centro del país por más de 30 años, ahora incursionan en la venta de bonos de carbono.
Bonos de carbono: unirse para hacer silvicultura comunitaria
Para llegar al ejido de Sabanetas es necesario recorrer durante, por lo menos, 20 minutos una brecha de terracería. En ambos lados de ese camino lo que más hay son árboles; la mayoría de ellos son pinos jóvenes que no tienen más de diez o 15 años de vida.
Buena parte de esos árboles han sido sembrados por los habitantes de los ejidos forestales que se encuentran en esta región, entre ellos Sabanetas. Esas reforestaciones son parte de los trabajos que realizan estas comunidades desde hace 35 años, cuando decidieron organizarse para tomar el control de los bosques que antes explotaban compañías inglesas.
Higinio Romero Hernández tiene 72 años y es presidente del consejo de vigilancia del ejido Sabanetas. Él vive muy cerca del lugar en donde aún están las ruinas de lo que fue la hacienda de la familia inglesa que manejaba este bosque y que, incluso, tenía un aserradero. “Mi papá —recuerda— me platicaba que había vías por donde entraban plataformas para cargar la madera hacia las minas en la zona de Pachuca”.
La Ley Forestal de 1986 suspendió el sistema de concesiones forestales privadas que prevaleció en México durante varios años; eso abrió el camino para que las comunidades pudieran hacerse cargo del manejo de sus bosques y crear sus propias empresas forestales.
En el estado de Hidalgo, los primeros en organizarse fueron un grupo de pequeños productores del municipio de Acaxochitlán, a ellos se unieron otras comunidades que comenzaron a trabajar juntas en 1988 y formaron la Asociación de Silvicultores de la Región Forestal Pachuca-Tulancingo A.C, entidad prestadora de servicios técnicos que hoy agrupa a 33 ejidos y 120 pequeños propietarios.
Aunque en Hidalgo los ejidos no tienen más de dos mil hectáreas —pequeños en comparación con las comunidades forestales de estados como Chihuahua, Durango y Michoacán—, las comunidades que conforman la Asociación de Silvicultores han logrado consolidar sus iniciativas de aprovechamiento forestal.
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