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Operación Jaguar: investigadores detectan dos de las redes más poderosas del tráfico de jaguar en Surinam

Cráneo de jaguar (Panthera onca). Foto: Britta Jaschinski / IUCN Holanda

  • Los hallazgos de la investigación Operación Jaguar revelan las conexiones entre el tráfico ilegal de partes de jaguar y otros delitos, como la trata de personas, el narcotráfico, el lavado de dinero o la minería ilegal. Además, evidencian cómo el comercio ilegal de esta especie se ha integrado al crimen organizado transnacional, al involucrar diversas rutas que van de este país a China.

Expertos en crímenes contra la vida silvestre siguieron y documentaron a dos de las redes de tráfico de jaguar más poderosas de Sudamérica. Las llaman “SA1” y “SA18”, operan en Surinam y están dirigidas por criminales originarios de China. Los resultados de su investigación otorgan información detallada de ambas redes, las rutas del tráfico, sus formas de operar y los detalles sobre la convergencia con otros delitos graves que incluyen la trata de personas, la minería ilegal y el lavado de dinero.

“El mensaje más importante para los responsables de la aplicación de la ley, los gobiernos y otras organizaciones no gubernamentales es que traten al tráfico de jaguares no sólo como un simple crimen contra la vida silvestre, sino como un crimen que está en las manos de gente peligrosa que está involucrada también en otros crímenes serios; queremos elevar el nivel de la conversación para explicar que esto es más serio que la cacería oportunista de jaguar”, dice Andrea Crosta, fundador y director de Earth League International (ELI), organización no gubernamental que lucha contra crímenes ambientales y hacia la vida silvestre a través de la investigación, análisis e inteligencia.

Esta organización acompaña al Comité Holandés de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que lidera Operación Jaguar, un proyecto colaborativo con el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), con el apoyo de la Lotería Holandesa.

Jaguar (Panthera onca). Foto: Carlos Navarro.

El tráfico ilegal de colmillos, huesos y otras partes de los jaguares amenaza a estos grandes félidos en América Latina y constituye un negocio sumamente redituable. En toda la región, los jaguares (Panthera onca) están seriamente amenazados por la caza furtiva y el tráfico ilegal. A pesar de que la especie está protegida en Surinam por el Decreto de Caza de 2002 y por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), existe evidencia de una escalada en la cacería de estos félidos en los últimos años, lo que ha llevado al declive de sus poblaciones.

Desde el 2019, los expertos de ELI se han dedicado a mapear los mecanismos y la estructura de toda la cadena criminal que interviene en el tráfico de esta especie, desde el eslabón más alto, que incluye a líderes de las redes, así como a comerciantes, transportistas y vendedores. Con la información, han publicado diversos reportes preliminares para explicar las dinámicas del crimen en cuatro países de Latinoamérica: Ecuador, Perú, Bolivia y Surinam. Finalmente, en marzo de 2023, publicaron un reporte final sobre sus investigaciones.

Huesos confiscados de jaguar. Foto: Britta Jaschinski / UICN Holanda.

Minería ilegal y tráfico de piezas de jaguar

Desde el inicio de su trabajo en la región, ELI logró identificar a más de 20 personas en Surinam, de las cuales 14 eran ciudadanos chinos y el resto eran surinameses y europeos, todos traficantes internacionales de “nivel 1”. La investigación permitió tener evidencia de dos de las redes de tráfico de vida silvestre más sólidas e ingeniosas de América del Sur. Hay muchos más comerciantes involucrados de lo que se sospechaba, ya que los traficantes operan y colaboran a través de múltiples redes en Latinoamérica.

“Estas redes operan a nivel transfronterizo y transnacional, lo dijimos desde el principio, pero ahora hay evidencia”, dice Liliana Jáuregui, especialista en casos de justicia ambiental para el Comité Holandés de la UICN y líder del proyecto Operación Jaguar. “Esto presenta desafíos porque el tipo de crímenes son más complejos de lo que las autoridades pueden lidiar; además, siempre se ataca a la gente más baja en los eslabones del crimen y si realmente quieren frenar el problema, tienen que actuar más alto en la escala”.

Minería ilegal de oro en Brownsberg, Suriname. Foto: Britta Jaschinski / UICN Holanda.

Por ejemplo, su equipo de inteligencia reveló que la minería ilegal mantiene una relación importante con el tráfico de jaguar. Los especialistas descubrieron que algunos mineros de oro son reclutados para matar jaguares en zonas cercanas a la frontera con Brasil. Miembros de la red criminal SA18 visitan estos sitios mineros una vez al año, mientras que integrantes de la red criminal SA1 también cazan jaguares en un lugar llamado Apoera, cerca de la frontera con Guayana, donde un colaborador de los traficantes tiene una fábrica de madera.

“Tanto la minería como el jaguar son bastante lucrativos. Si comparas lo peligrosa que es la minería, el jaguar lo es mucho menos. Esta gente hace elecciones prácticas; no es tan extraño que combinen las dos cosas. Están en el mismo espacio y los animales están ‘estorbando’. Al matarlos, ahora pueden ganar más dinero”, dice Jáuregui.

Fuentes que colaboraron con ELI señalaron que los compradores chinos pueden llegar al lugar de caza ya sea en helicóptero o en barco y luego conducir vehículos todo terreno hasta un sitio de extracción de oro en las montañas. Con todo esto ocurriendo, los productos de jaguar se vuelven más caros una vez que llegan a los compradores en Paramaribo, la capital de Surinam, y valen igual o más que el precio del oro cuando se vende en China.

Rutas del tráfico de jaguar en Surinam. Mapa: ELI.

Además, se comprobó que el transporte de productos de jaguar de Surinam al continente asiático sucede a través de Países Bajos y, con menor frecuencia, a través de Estados Unidos. Para lograrlo, dicen los especialistas, los criminales se aprovechan de los huecos en el sistema. Por ejemplo, las investigaciones de ELI sobre SA18, identificaron a un par de comerciantes que tienen una amplia disponibilidad de colmillos de jaguar y aletas de tiburón en la capital de Surinam. Uno de ellos trabaja en el departamento de despacho de aduanas para asegurarse de que los contenedores de productos ilegales de vida silvestre provenientes de China no sean identificados.

“Hay una fuente que incluso dice que se puede pasar por el aeropuerto Schiphol, que es el aeropuerto holandés, con la mercancía; aquí se demuestra que hay una estructura que lo facilita”, afirma Jáuregui.

La convergencia del crimen

El equipo de ELI propone que los enfoques tradicionales de aplicación de la ley en Surinam —así como en otros países donde ocurre el tráfico de jaguar, como Ecuador, Perú y Bolivia—, centrados en negocios ilegales aislados, ya no son apropiados para comprender y abordar las complejidades del crimen organizado. Es decir, para los criminales, el tráfico de jaguar sólo es un negocio y no un delito diferente a los otros que ya cometen. Por ello, los expertos le llaman “convergencia del crimen”, porque al final todos convergen en las mismas manos.

Los problemas para combatir el tráfico ilegal de jaguares no radican en las leyes de los países —pues están bien escritas y definidas—, sino en su aplicación y en las débiles capacidades investigativas de las autoridades.

Aletas de tiburón incautadas. Foto: Earth League International.

Al hablar de convergencia del crimen es posible involucrar a otras agencias de aplicación de la ley que, por lo regular, no investigan los delitos contra la vida silvestre. Es decir, de únicamente contar con la colaboración de los ministerios de medio ambiente —que pueden hacer muy poco—, se podría llamar la atención de otras agencias interesadas en detener a estas personas por otros delitos, pues se comprobó que no solo cometen crímenes contra la vida silvestre y trafican partes de otras especies, como aletas de tiburones, tortugas y caballitos de mar, sino que, en el caso de Surinam, estas redes lavan alrededor de medio millón de dólares por día, tienen negocios legales como fachadas y cuentan con visas para entrar y salir de Estados Unidos.

Autoridades que no actúan

Los especialistas que realizaron la investigación explican que hasta el momento, solamente los datos de carácter público y algunos detalles adicionales han podido ser entregados a las autoridades de Surinam. Al tratarse de información delicada y con amplio detalle —que podría poner en riesgo a personas— se requiere de una reunión especializada que no se ha logrado.

“Se entregó un informe previo en la conferencia de CITES, que tenía que ver con convergencia del crimen, y es la misma información; incluso algunas algunas citas [de las fuentes] están totalmente compartidas. Esa información sí se les entregó [a las autoridades ambientales de Surinam] de mano a mano. Sin embargo, hasta el momento, no hemos tenido el espacio para hacer otro tipo de presentaciones, porque esto requiere otro tipo de tratamiento, más político y más diplomático; el país tiene otras prioridades en este momento”, agrega Jáuregui.

Colmillos de jaguar. Foto: Earth League International.

En general, los investigadores de ELI se han encontrado con este problema en los países que han investigado, sin embargo, particularmente en Surinam, no ha sido fácil identificar a los personajes y los caminos correctos para hacer algo al respecto. Hasta ahora, no ha habido detenciones.

“Hay muchos problemas y no queremos dar información confidencial acerca de gente poderosa a alguien corrupto; tampoco a alguien que sea honesto, pero que no tenga poder y no pueda hacer nada al respecto. Tarde o temprano, esta información llegará a los criminales” dice Marc Hoogeslag, coordinador del fondo de adquisición de tierras y oficial del programa Operación Jaguar.

Colmillos confiscados de jaguares y otros grandes felinos. Foto: Britta Jaschinski / UICN Holanda.

Recomendaciones para detener el tráfico ilegal

El documento de carácter público lanza algunas recomendaciones puntuales al gobierno de ese país. Una de las esenciales es que se deben invertir suficientes recursos financieros y humanos. “Eso es superfácil decirlo, pero, al mismo tiempo, también estamos diciendo a las autoridades internacionales y a los posibles financiadores internacionales, que el gobierno de Surinam necesita apoyo para esto”, dice Jáuregui. Así, esto se vuelve un llamado general a la colaboración.

Andrea Crosta insiste en que el tráfico y la caza furtiva son una amenaza para la supervivencia del jaguar a largo plazo. Por ello recuerda que las partes de este félido, en realidad, son vendidas como partes de tigre, una especie de alto valor en China. Para ejemplificar, recuerda que, hace cien años, los tigres eran 100 000 en la naturaleza y que ahora existen menos de 4000. “No queremos que lo mismo que le pasó al tigre, le pase al jaguar”, concluye el experto.

La situación es sumamente difícil en todo el continente, concluye Liliana Jáuregui. “Muchas cosas están pasando al mismo tiempo. Mientras tienes una biodiversidad abundante, con muchas especies que son emblemáticas y valiosas, hay planes de desarrollo y de inversión, pero casi nada de aplicación de la ley para este tipo de crímenes, con penas muy bajas. El interés es poco, la prioridad es baja. Todo eso, junto, es a lo que le llamo la tormenta perfecta”.

Jaguar (Panthera onca). Foto: Carlos Navarro.

* Imagen principal: Cráneo de jaguar (Panthera onca). Foto: Britta Jaschinski / IUCN Holanda.

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