El Proyecto Washu, a través de la siembra de cacao fino de aroma, desarrolló un modelo que combina la investigación científica, la educación ambiental y el fortalecimiento comunitario para conservar los ecosistemas y al mono araña de cabeza café, uno de los primates más amenazados del país y del mundo.
Los monos y el bosque
El Ateles fusciceps fusciceps tiene múltiples nombres dependiendo de la localidad en donde se le observe: mono araña, bracilargo, mono manilargo, mono negro o mono volador. El pueblo indígena Chachi, en la región costera del Ecuador, lo nombró Washu. De allí el nombre del proyecto que lo tomó como bandera.
El mono araña de cabeza café es la especie de primate más amenazada del Ecuador y se encuentra entre los 25 más amenazados del mundo. Tanto la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de las Especies (UICN), como el Libro Rojo de los Mamíferos del Ecuador, lo categorizan En Peligro Crítico de extinción, además, fue incluido en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Según datos del Proyecto Washu, sólo en la región de Manabi, también en la costa ecuatoriana, se estima una población de 350 individuos distribuidos en 22 de los 32 fragmentos de bosque que han censado hasta el 2021. Esto resulta relevante pues, hasta la década del 2000, se estimaba que la población de monos araña era pequeña y rondaba en los 250 individuos.
Su hábitat se encuentra al norte y centro de la región costera del Ecuador, en parches de bosques grandes y continuos. Los integrantes del Proyecto Washu explican que la especie se ha vuelto vulnerable ante los cambios de su hábitat, principalmente, porque basan su dieta en frutos maduros. Esto hace que requieran de áreas grandes y bosques sanos para obtener su alimento. Y ejemplifican: el área aproximada que ocupa un grupo de monos formado por 30 individuos va de 90 a 400 hectáreas.
“Necesitan moverse a lo largo del bosque porque los frutos no se dan uniformemente, entonces, para no competir, hacen una cosa que se llama fisión-fusión: se separan en pequeños grupitos para buscar estos frutos. Luego tienen vocalizaciones de larga distancia para volverse a encontrar. Cuando se encuentran, se abrazan. Son comportamientos muy lindos que nos recuerdan mucho a nosotros, también como primates”, narra Nathalia Fuentes.
Estos monos tienen cuatro dedos que les permiten desplazarse muy rápido en el bosque y, como defecan alrededor de 11 o 12 veces al día en un trayecto de hasta seis kilómetros, resultan unos maravillosos dispersores de semillas. “Son capaces de tragarse semillas súper grandes sin morderlas. Al pasar por el tracto intestinal, además de que no las muerden y no las dañan, sus jugos gástricos hacen que la germinación sea más rápida”, explica la especialista.
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