- Una caravana de activistas indígenas mapuches recientemente finalizó una travesía de 847 km río abajo del río Chubut de Argentina, en la que se fue encontrando con comunidades por el camino para sensibilizar sobre los problemas que enfrentan a lo largo del curso de agua que las une.
- A partir de cada trawün, o reunión, determinaron que el acceso indígena a la tierra y al agua está disminuyendo, que los proyectos a gran escala en sus tierras avanzan sin la debida consulta libre, previa e informada y que las comunidades mapuches necesitan adoptar una postura unificada ante las decisiones estatales.
- El sector privado, que incluye a millonarios extranjeros, ha comprado enormes extensiones de tierra a lo largo del río; esto ha reducido el acceso del pueblo mapuche al río Chubut, que lo considera no solo un recurso físico, sino también una entidad espiritual.
- Al pueblo mapuche también le preocupan los cambios políticos que se produzcan bajo el nuevo gobierno libertario de Argentina, que ya ha puesto en marcha una desregulación masiva y podría levantar la prohibición de la minería a cielo abierto en la región.
“Las aguas de este territorio confluyen en el río Chubut”. Así comenzaba el estribillo de una caravana que recorría la región patagónica argentina en las primeras semanas de febrero. “Y así también confluyen nuestras voces, que deben ser escuchadas”.
El grupo, integrado por líderes indígenas mapuches, activistas, antropólogos y antropólogas, recorrió 847 kilómetros bordeando el río Chubut. En cada parada del camino, desde los Andes hasta el Atlántico, celebraron reuniones en comunidades mapuches. Reunieron opiniones, notas, exhortaciones y experiencias, y las compilaron para comprender qué le estaba sucediendo a este río que fluye por tantas vidas.
Este trawün (“parlamento” o “reunión de debate” en la lengua mapuzungún) abordó cómo entender la cuenca como entidad única y cómo aunar esfuerzos para gestionar el río y el territorio al que nutre. Nunca antes se había hecho algo así.
A lo largo del río, las distancias son extensas, las telecomunicaciones limitadas y estos tipos de debate son lentos. Sin embargo, el valor de este trawün es inequívoco, dicen las personas ancianas.
“Esto lo hacemos mirándonos a los ojos”, dice la anciana María Luisa Huincaleo. “Si hay que viajar, viajamos, pero así se toman las decisiones, en trawün, no por teléfono”.
Los temas variaron a lo largo del recorrido: desde El Maitén, donde el cultivo de la frutilla ha llevado al rápido aumento del uso de plaguicidas y herbicidas que terminan en el curso de agua, hasta Cerro Cóndor, donde a la población local le preocupan los efectos persistentes de la antigua mina de uranio de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Sin embargo, muchos hilos comunes resultaron evidentes.
En primer lugar, que el acceso indígena tanto a la tierra como al agua, ya de por sí limitado, está disminuyendo. En segundo lugar, que los proyectos a gran escala se trazan e implementan sin realizar la consulta libre, previa e informada a las comunidades locales. Y en tercer lugar, que las comunidades mapuches necesitan encontrar una forma de adoptar una postura unificada ante las decisiones estatales.
La pérdida de territorio y de zonas de pastura del ganado cerca del río ya era visible donde comenzó el recorrido, cerca de la cabecera en la provincia de río Negro. La primera naciente, en las laderas del cerro Carreras, se encuentra dentro de la exclusiva estación de esquí de Baguales. El complejo de 4500 hectáreas, donde solamente 28 esquiadores al día son transportados en motonieve o helicóptero a pistas vírgenes, pertenece a Abdulhadi Mana Al-Hajri, cuñado del actual emir de Catar.
A poca distancia río abajo, la zona alrededor de los próximos afluentes está en proceso de ser cercada por la empresa DIUNA, S.A. de Matar Suhail Al Yabhouni Al Dhaheri. El empresario multimillonario de los Emiratos Árabes Unidos dirige un coto de caza privado, de 19000 hectáreas, con ciervos colorados (Cervus elaphus) importados de Europa.
El Consejo Asesor Indígena (CAI), una organización mapuche que representa a una gran cantidad de comunidades, demandó al gobierno provincial en 2009 para que reconociera su territorio tradicional. Reclaman que los títulos de propiedad otorgados eran ilegítimos y que ignoraban la existencia de la población indígena, pero la demanda ha quedado cajoneada en el sistema judicial desde entonces. No obstante, el proyecto de cercado sigue adelante. Soledad Cayunao, una mujer de 38 años, madre de tres hijos, lidera la resistencia y se enfrenta a cargos penales de usurpación por oponerse.
Cincuenta kilómetros (treinta millas) río abajo, surge otro problema. Silvio Huilinao, el longko o jefe de la comunidad de Vuelta del río, señala el acceso reducido. “Nuestra comunidad tiene 35 familias repartidas por muchos kilómetros del territorio, pero sólo tenemos 500 metros [1640 pies] de costa de río. El resto está todo alambrado por Benetton”, dijo.
El grupo Benetton, la casa italiana de moda, posee 900 000 hectáreas —una superficie equivalente al tamaño de Puerto Rico— en el noroeste de la provincia de Chubut, lo que lo convierte en el mayor terrateniente privado de Argentina. En Fofocahuel, a unos 60 kilómetros río abajo, la caravana acampó en el único lugar donde la comunidad tiene acceso al afluente, apenas 70 metros de costa para una comunidad que se extiende por unos 15 kilómetros.
“Nosotros nos conformamos en comunidad con personería jurídica hace 21 años, y nos decían que con eso íbamos a conseguir títulos comunitarios, pero nunca sucedió”, afirmó Mario Martín, presidente de la comunidad de Fofocahuel. “Y así los otros nos siguen despojando del territorio de a poquito, y siempre se quedan con los mejores lugares productivos, y toda la costa del río”.
En una región árida, el acceso al río es fundamental. Según el Instituto Provincial del Agua (IPA), el organismo gubernamental que gestiona los recursos hídricos, las precipitaciones anuales cerca de la naciente del río llegan a los 800 milímetros, pero se reducen a 200 apenas 50 kilómetros al este, antes de descender a “insignificantes” en la mayor parte de la provincia. El río y sus afluentes son el único sustento de la polvorienta estepa.
Conseguir el consentimiento
Todos los días al amanecer, en cada comunidad, antes de que comenzara el trawün, la caravana realizaba una ceremonia.
A lo largo de todo el recorrido, quienes participaban enfatizaban la necesidad de recuperar el conocimiento tradicional sobre el cuidado de su sustento hídrico, en especial de la mano de las personas ancianas.
“Hay que estar atento a los nien ko [fuerzas del agua] para saber si el río está bien, si está sano. Para cuidar a los nien hay que respetar nuestra forma de hacer las cosas…”, dijo Segunda Huenchunao, una integrante de la comunidad de Vuelta del Río de 82 años de edad. “Por ejemplo, en las vertientes nunca se trabaja con pala, sólo con la mano”. La práctica ancestral tenía prioridad, todos los días.
Allí donde las comunidades se han aferrado a sus territorios ancestrales, temen la llegada de proyectos a gran escala que no las incluyan en la toma de decisiones. Cerca de la localidad de Gualjaina, el IPA tiene previsto construir una represa en el río Lepá, afluente del río Chubut. La idea se remonta a hace unas décadas, pero Eusebio Antieco, del lof Newentuaíñ Inchíñ (en la lengua mapuzungún, lof significa “familia” o “comunidad”), dijo que descubrió por casualidad un día que el proyecto estaba en marcha de nuevo.
“Un día me lo encontré a un hombre caminando por allí por el territorio, y lo encaré, le pregunté qué hacía. Me dijo: ‘Salgo a respirar aire puro porque por acá el aire está muy puro, donde vivo en la ciudad no es así’.”, dijo Antieco. “Pero al ratito miro por allá abajo y viene un montón de gente ‘respirando aire puro’. Eran todos del IPA recorriendo la zona donde quieren poner la represa. Claro que no me lo querían decir”.
Los planes para la represa muestran un embalse relativamente pequeño, de 31.8 hectáreas (78.6 acres), que es más pequeño que el embalse del Central Park de la ciudad de Nueva York. Sin embargo, Antieco señala que inundaría su comunidad, así como un cementerio donde sus ancestros están enterrados.
La evaluación que se realizó en todas las reuniones de la caravana concluyó que la falta de información es intencional. En julio de 2023, el entonces gobernador de la provincia de Chubut, Mariano Arcioni, anunció que el gobierno provincial planifica construir una planta de combustible de biomasa en El Maitén, entre los territorios mapuches y el río. Astillaría material podado y raleado de las plantaciones de pinos para usarlo como combustible y generar electricidad en tres pueblitos excluidos de la red nacional (Gualjaina, Paso de Indios y Corcovado), de este modo reemplazarían los generadores diésel actualmente en uso.
“Un proyecto así puede ser un beneficio o puede ser terrible para la gente local. El tema es que no lo sabemos…”, explica Aymará Bares de la emisora de radio Petú Mongeleíñ (“Aún Estamos Vivos”) de la comunidad mapuche que recibió a la caravana en El Maitén. “Desde que vino el gobernador a presentar el proyecto estamos pidiendo más información, pero nunca nos dan los detalles”.
Javier Cañió, integrante del lof Cañió cerca del sitio propuesto, denunció haber sido acosado por funcionarios del gobierno en relación con el proyecto: “Quieren que vaya a hablar con ellos porque después van a decir, ‘Listo, ya hablamos con los mapuches’, pero yo soy uno solo. Hablar así con uno, informalmente, así no funciona la consulta previa e informada” (un requisito constitucional para cualquier proyecto que afecte a las comunidades indígenas).
Según la Secretaría de Bosques provincial, además de ahorrar unos 3 millones de dólares al año en diésel, la planta de biomasa forma parte de una estrategia para reducir la materia vegetal seca que es un peligroso combustible durante los incendios forestales. El proyecto está actualmente a la espera de una reestructuración de las autoridades y de una financiación de entre 15 y 18 millones de dólares para poder seguir adelante.
En última instancia, tanto la planta de biomasa como la represa son pequeños ejemplos en comparación con lo que podría venir, dice la gente participante.
Matías Antieco es el recientemente designado Director de Pueblos Originarios para la provincia de Chubut, un organismo que representa al gobierno, no a las comunidades indígenas. Manifestó desconocer estas inquietudes relacionadas ya sea con la represa propuesta en Lepá o con la planta de biomasa en El Maitén. Cuando se trata de conflictos sobre el acceso a la tierra, dijo que lo único que puede hacer la dirección es trabajar con ambas partes para mediar un acuerdo. La dirección no tiene poder de decisión.
En este sentido, Antieco aclaró respecto de su despacho: “Nosotros estamos para trabajar con las comunidades, pero como interventor no trabajamos nosotros”.
Por otra parte, sobre Chubut se cierne la puja constante por legalizar la minería a cielo abierto. En 2005 se aprobó una prohibición sobre las operaciones de lixiviación química a cielo abierto tras la protesta masiva del público (que incluyó un referéndum en la ciudad de Esquel, donde el 82 % de las personas votantes rechazaron la autorización a la minería). Sin embargo, los sucesivos gobiernos de varios partidos han intentado derogar la prohibición, y las tensiones en torno a la posibilidad de la minería a cielo abierto siempre son altas.
Pan American Silver ha invertido millones de dólares en la exploración del proyecto Navidad en el centro de Chubut por unas dos décadas, con la esperanza de poder extraer plata y plomo. La gente sospecha que los yacimientos donde solían operar minas a una escala más pequeña podrían convertirse en el objetivo de una reapertura a escala industrial. Entre estos se incluyen la antigua mina de uranio en las afueras de Cerro Cóndor y Mina Las Marías, en tierras ahora controladas por Al Dhaheri, a tan sólo unos pocos kilómetros río arriba de lof Cayunao.
El cambio de los gobiernos provincial y federal tiene nerviosas a las comunidades en toda la Patagonia. Javier Milei, el nuevo presidente, impulsa políticas libertarias proempresariales que los líderes mapuches temen que autoricen, aceleren y desregulen los grandes proyectos extractivos. El nuevo gobierno modificó o derogó alrededor de 300 leyes en un solo decreto, y envió cientos de cambios más al Congreso en un solo paquete legislativo, muchas de las cuales afectan a territorios indígenas.
En la provincia de río Negro, la legislatura acaba de reformar la ley que regula el uso del suelo, la Ley Provincial de Tierras, lo que facilita enormemente al gobierno provincial el desalojo de comunidades indígenas mediante la expropiación forzosa.
Además, Patricia Bullrich volvió a su antiguo cargo de ministra de Seguridad. En su nuevo mandato, amplió la autorización para que las fuerzas de seguridad empleen la fuerza letal y propuso sin éxito legislar para que cualquier grupo de más de tres personas en la calle fuera una reunión ilegal.
“El gobierno actual nos quiere devolver al régimen legal de los treinta”, afirma Ana Ramos, antropóloga de la Universidad Nacional de Río Negro y fundadora del Grupo de Estudios sobre Memorias Alterizadas y Subordinadas (GEMAS). Ella y otras cuatro antropólogas de GEMAS viajaron con la caravana mapuche.
“Allá por los años treinta, hubo despojo de todo tipo. Hubo muchos desalojos, a la gente se le estafaba de muchas maneras, generando deudas que después usaban como para quitarles la tierra, de muchas maneras se sacaba la gente del territorio. Y se decía que la gente mapuche era vaga, que era mentirosa, todo para justificar el despojo. Después de años de lucha, se consiguieron leyes que frenaban un poco eso, pero lo que vemos ahora es que están derogando esas leyes”.
Decisiones estratégicas
En casi todas las reuniones junto al río, quienes participaron expresaron la necesidad de definir una postura unificada ante el gobierno.
“El tema es que muchas veces ni nos enteramos de lo que pasa más arriba o más abajo”, dijo Segunda Huenchunao, la anciana de la comunidad de Vuelta del Río. “Casi no tenemos contacto [entre nosotros]. Por eso es tan importante [esta caravana], para hablar con todo el mundo”.
No obstante, es difícil tomar decisiones en una serie de reuniones. Por ello, un mes después de que terminara la caravana con una ceremonia al amanecer donde el río se encuentra con el mar, se realizó un gran encuentro con representantes de tantas comunidades como fue posible.
Un punto destacado del orden del día fue la inclusión de los pueblos indígenas en el nuevo Comité de Asuntos Indígenas de la provincia. Un fallo judicial a finales de 2023 obligó al gobierno provincial a establecer un comité de cinco miembros; sin embargo, Chubut, a diferencia de las provincias vecinas de Río Negro o Neuquén, no cuenta con una organización mapuche centralizada. Las comunidades siempre han dado prioridad a su autonomía y evitado delegar la representación a unos pocos elegidos.
Quienes participaron acordaron que, si el estado crea un Comité de Asuntos Indígenas, aunarán fuerzas y exigirán que los integrantes sean designados a través de un proceso de participación que involucre a las comunidades mapuches de toda la provincia.
Cuando se lo interpeló sobre las inquietudes planteadas en el trawün, Matías Antieco, director de Pueblos Originarios para la provincia de Chubut, respondió: “Tenemos que centrarlas [a todas las comunidades] en un lugar, y que lleguen todos los referentes de todas las comunidades de la provincia, porque entre ellos tienen que decidir quiénes van a conformar el consejo”. No obstante, también observó que aún no se ha establecido un plazo para esto.
Las comunidades también volverán a reclamar títulos comunitarios para evitar el continuo desgaste del territorio, e insistirán en la consulta libre, previa e informada para los grandes proyectos energéticos y de recursos naturales.
En cada paso, se hace hincapié en reforzar la manera mapuche de hacer las cosas.
“Podemos hablar todo el día de los detalles legales o de lo que hace el gobierno, pero en todo tenemos que revitalizar nuestro kimün mapuche [conocimiento ancestral]”, dijo Luciana Jaramillo de la zona de Fofocahuel. “Tenemos que saber por qué hacemos las cosas que hacemos, por qué trabajamos en comunidad y no como individuos, por qué el río es un ente espiritual y no sólo un recurso físico”.
Todos estos movimientos tomarán tiempo, pero la caravana del río puso en marcha un movimiento para hacer que más comunidades trabajen en conjunto. En abril, se realizó un gran encuentro en Cushamen, donde se encuentra la mayor concentración de residentes mapuches de la provincia.
“El río nace chiquito pero a medida que avanza, junta fuerza”, dijo Soledad Cayunao, la activista que se enfrenta a un proceso judicial por su oposición al latifundio que intenta despojar su territorio ancestral. “Nosotros también”.
* Imagen principal: Segunda Huenchunao de la comunidad Vuelta del Río cerca de El Maitén. Foto: Denali DeGraf.
Historia original en inglés: https://news-mongabay-com.mongabay.com/2024/04/indigenous-communities-along-argentinas-rio-chubut-mobilize-to-conserve-waterway/
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