- Por tercer año consecutivo la ciudad de La Paz, Bolivia, obtuvo el primer lugar en las tres categorías del Reto Ciudad Naturaleza 2024, superando a 690 ciudades de 51 países.
- La actividad registra sus hallazgos a través de iNaturalist, una aplicación gratuita que utiliza la ciencia ciudadana como herramienta para la conservación.
- La Paz registró 165 839 observaciones de 5 352 especies, realizadas por 3 593 participantes. Aunque en el evento participaron diversas instituciones locales y grupos ambientales, resultó clave la asistencia de jóvenes y estudiantes, quienes conformaron dos tercios del total de observadores.
A finales de abril, los alrededores de La Paz, en Bolivia, se llenaron de niños, jóvenes y ciudadanía en general documentando plantas y animales con sus celulares. En equipos, recorrieron diversas zonas del área metropolitana: tomaron fotos por el lago Titicaca, por el emblemático pico Illimani en los Andes, descendieron por los bosques nubosos y exploraron los bosques del piedemonte amazónico.
El motivo fue participar en un evento que desde el 2016 organiza la Academia de Ciencias de California y el Museo de Historia Natural de Los Ángeles County, en Estados Unidos, para reconectar a la ciudadanía con la naturaleza. ¿Cómo? Los participantes tienen que salir de sus casas, recorrer sus barrios y documentar a las especies que habitan en los centros poblados y sus alrededores.

Esta actividad, llamada Reto Ciudad Naturaleza 2024, se desarrolla en 690 ciudades de 51 países y los participantes de La Paz —con sus recorridos realizados del 26 al 29 de abril en colaboración con más de 90 colegios, universidades, diversas instituciones locales y grupos ambientalistas— lograron que su ciudad se posicione como tricampeona del evento.
La Paz conquistó los primeros lugares en tres categorías: el mayor número de observaciones, con 165 839, y la mayor cantidad de especies, con 5352 registradas a través de iNaturalist, una aplicación gratuita que permite a los usuarios subir fotografías no sólo durante los días del concurso, sino todo el año. Además, lograron contar con el mayor número de participantes del reto, con 3593 personas, de los cuales alrededor de dos tercios fueron jóvenes y estudiantes.
La segunda etapa del evento, que se desarrolló del 30 de abril al 5 de mayo, consistió en la identificación de las especies registradas con el apoyo de científicos, estudiantes de biología y otros expertos. Los participantes aprendieron sobre biodiversidad y conformaron una comunidad entre entusiastas y científicos para identificar las imágenes y proporcionar información valiosa sobre plantas y animales.

“El área metropolitana es extraordinaria y es un espacio realmente importante para la conservación de toda la biodiversidad. En contraste con esto, La Paz es una de las ciudades con menos espacios verdes, además de amenazados”, dice Robert Wallace, director de Programas Gran Paisaje Madidi Tambopata y Paisaje Biocultural Llanos de Moxos, en Wildlife Conservation Society (WCS), y promotor de esta iniciativa en Bolivia.
Además de La Paz, este año cuatro ciudades bolivianas más se sumaron al reto y también lograron importantes resultados, pues dos de ellas —Cochabamba y Trinidad— lograron posicionarse en el cuarto y quinto lugar del medallero.
El evento es una iniciativa colectiva impulsada en Bolivia por WCS, el Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), el Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), el Herbario Nacional de Bolivia, la Colección Boliviana de Fauna (CBF) y el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz.

La Paz biodiversa
De acuerdo con Wildlife Conservation Society (WCS), el área metropolitana de La Paz abarca un rango altitudinal de más de 6000 metros, e incluye ecosistemas de lagos, andinos y bosques. Los campos de acción elegidos por las ciudades participantes del Reto consistían en su área metropolitana ampliada, por ello los asistentes podían registrar la biodiversidad tanto dentro de sus ciudades como en las zonas circundantes.
Con ello, buscan demostrar que las ciudades son parte de la naturaleza y que están en conexión con las zonas naturales. Manteniendo esta relación —sostiene WCS— se aseguran funciones ambientales esenciales para la vida.

Para la actividad existieron diversas capacitaciones para aprender a utilizar la herramienta de iNaturalist, pero también para saber cómo acercarse, apreciar y registrar a la naturaleza, explica Carla Maldonado, investigadora y docente del Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Maldonado comenta que los requerimientos establecidos para tomar fotografías invitaron a la gente a acercarse, por ejemplo, a los árboles y observar de cerca sus hojas y sus ramas.
“A veces uno piensa en un árbol que está allá afuera y sólo ve al árbol. Pero cuando te acercas para tomarle una fotografía, vas descubriendo nuevas cosas: líquenes sobre el árbol, insectos y aves. Ahí la gente se da cuenta de que es todo un ecosistema. Los niños comprendían que talar un árbol no es simplemente quitarlo, sino quitarle el hogar a muchos otros organismos que están ahí encima”, explica la botánica.

Lógicamente, sostiene Maldonado, estos árboles se encuentran en ciudades donde ya dominan el asfalto y los edificios, en sitios donde parecería que no son tan importantes, pero es precisamente lo contrario.
“Es donde estos pequeños aportes, estos pequeños arbolitos, parques y áreas verdes, se vuelven realmente importantes. Se convierten en nuestros pulmones. Por eso tenemos que crear más de estos lugares. Llevar a los niños y jóvenes a que piensen así ya es un gran avance para nosotros, eso es justamente para trabajar más en la protección de la biodiversidad y en la creación de más áreas verdes en las ciudades”, dice la experta.

Las juventudes y la naturaleza
Para Robert Wallace, los recorridos encabezados por niños, jóvenes y estudiantes, simbolizaron “una expresión de amor e interés hacia Bolivia, la naturaleza y la biodiversidad”. Eso es súper poderoso, dice el biólogo, pues muchos de ellos visitaron estos espacios naturales por primera vez, los conocieron, entendieron su importancia y, posteriormente, se enlistaron en organizaciones y movimientos locales para continuar explorando y cuidando la naturaleza.
El hecho de que sean las nuevas generaciones quienes lideren estas actividades de ciencia ciudadana lo ha hecho mucho más interesante, pues son ellos quienes conocen más de tecnología y tienen la capacidad de aprender a usar y explotar las herramientas mucho más rápido, generando cantidades de información que a los equipos de científicos especializados les tomaría muchísimo más tiempo recolectar.

“La gente joven es donde nosotros ponemos realmente la confianza de todo el trabajo que estamos haciendo en cuanto a conservación, porque estamos completamente convencidos de que es la población joven la que tiene que entender este problema. Sin embargo, para que los jóvenes y los niños cuiden su biodiversidad, tienen que conocerla. Los estudiantes de la carrera de biología, que son quienes entienden un poco más el tema, han sido los portavoces y han llevado esta información a los colegios. Así es como hemos ido creciendo”, explica Maldonado.
Lo interesante, sostiene la experta, es que no sólo han participado estudiantes de ramas de estudio relacionadas con la biodiversidad, sino que también han logrado atraer a estudiantes de carreras como odontología o ingenierías que hoy tienen interés en participar en más actividades de ciencia ciudadana y conservación.

“Ahora hay jóvenes de los colegios que han participado y que ahora quieren estudiar biología o ramas afines, porque ya han tenido ese contacto y experiencia que ha sido súper gratificante”, celebra la botánica.
Maldonado suele desanimarse al ver las noticias y encontrarse con bosques desaparecidos por incendios y la deforestación. Los sitios y las especies que, con mucho esfuerzo tanta gente trabaja por cuidar, desaparecen en cuestión de segundos. A veces, dice la experta, algunos de ellos ya no existen y los expertos ni siquiera han logrado explorarlos.

Finalmente, actividades como el Reto Ciudad Naturaleza están logrando que muchos de los esfuerzos se dirijan hacia estos espacios, pues ahora se tiene mayor información sobre ellos, que será utilizada para comunicar a la ciudadanía sobre su importancia y así lograr, de manera conjunta con los guardaparques, la protección y conservación de estos espacios tan importantes en la ciudad.
“Sin embargo, creo que no tenemos que perder las esperanzas”, concluye Maldonado. “En mi trabajo, en todos los proyectos en los que participo, trato de integrar esa parte de crear conciencia, sobre todo en los niños y en los jóvenes, porque creo firmemente que ellos son nuestro futuro y que ellos tienen que entender que, al final, este mundo prestado es para ellos y tienen que cuidarlo”.
Imagen principal: La participación de jóvenes y estudiantes, quienes conformaron dos tercios del total de observadores, fue esencial para el Reto Ciudad Naturaleza 2024, en Bolivia. Foto: Robert Wallace / WCS
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