- La Reserva Indígena Sierra del Divisor Occidental abarca más de medio millón de hectáreas en los departamentos de Ucayali y Loreto.
- La Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO) calificó la creación de la reserva como una victoria no sólo para los pueblos indígenas que la habitan, sino para las personas defensoras de derechos humanos y el medio ambiente en Perú.
- Aún falta construir el plan de protección para garantizar no sólo la protección de los pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial, sino también el apoyo a las comunidades aledañas a la reserva para subsanar sus necesidades básicas.
En mayo de este año, las organizaciones indígenas amazónicas del Perú lograron un hito por el que lucharon durante casi dos décadas. Los pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial —conocidos como PIACI— serán protegidos dentro de la recién declarada Reserva Indígena Sierra del Divisor Occidental, territorio en el que habitan y en el que históricamente han enfrentado presiones que amenazan su existencia.
La reserva indígena abarca 515,114 hectáreas y se encuentra ubicada en los departamentos de Ucayali y Loreto. Los pueblos indígenas en aislamiento que fueron reconocidos por el Estado Peruano y serán protegidos en la reserva son Remo o Isconahua, Mayoruna (Matses y Matis) y Kapanawa.
“Vamos a cuidar y vamos a luchar por la defensa de nuestros hermanos PIACI y sus derechos. Queremos que esta maravilla de la raza humana, que existe todavía en este rincón del mundo en el que vivimos, sea respetada por décadas”, dice el Apu Beltrán Sandi Tuituy, presidente de la Organización Regional de Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), que alberga a 40 federaciones indígenas peruanas, y una de las organizaciones indígenas que promovieron la creación de la reserva.
Desde el año 2005, la Federación de Comunidades Nativas del Bajo Ucayali (Feconbu) —respaldada por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep)— inició el proceso para el reconocimiento de la reserva indígena. Sin embargo, fue hasta el 2018 que la Comisión Multisectorial de la Ley No. 27836 —conocida como Ley PIACI—, aprobó el Estudio Previo de Reconocimiento y, en el 2019, se publicó el Decreto Supremo que declara el reconocimiento de estos pueblos en aislamiento.
Un nuevo decreto, publicado el 22 de mayo del 2024, señala que el objetivo de la categorización de la reserva consiste en la protección de los derechos, territorio y condiciones que aseguren la existencia e integridad de los pueblos indígenas en situación de aislamiento, así como el uso y manejo de los recursos naturales para su subsistencia.
De acuerdo con ORPIO, el estudio de categorización de la reserva incluyó más de 300 evidencias sobre la presencia de los PIACI en la región, además de estudios ambientales, jurídicos y antropológicos que incluyen imágenes satelitales, sobrevuelos y trabajo de campo en comunidades aledañas, información con la que se demostró la ocupación histórica y continua de estos pueblos en el territorio.
“La creación de la Reserva Indígena Sierra del Divisor Occidental representa una victoria no solo para los PIACI, sino para todos los defensores de los derechos humanos y del medio ambiente en el Perú. Es un testimonio de la resiliencia y la fortaleza de las comunidades indígenas y un recordatorio de la importancia de proteger y preservar los territorios ancestrales”, dijo la organización en un comunicado.
La riqueza de la Sierra del Divisor y sus amenazas
El territorio de la Reserva Indígena Sierra del Divisor Occidental está conformado por llanuras onduladas, con terrazas y planicies, mientras que su cobertura vegetal se caracteriza por la presencia de bosques de colina alta.
Se extiende entre los distritos de Maquía, Alto Tapiche y Emilio San Martín, en la provincia de Requena; los distritos de Vargas Guerra, Contamana y Padre Márquez, en la provincia de Ucayali, departamento de Loreto; y el distrito de Callería, en la provincia de Coronel Portillo, departamento de Ucayali.
“Es un territorio importante, ancestral y actual de los pueblos indígenas en aislamiento. Es bastante rico en su biodiversidad y, pese a todo eso, nosotros —los pueblos indígenas— llevamos casi 19 años de gestión y presión al Gobierno, a través del Ministerio de Cultura, para que se pueda crear esta reserva y recién se obtuvo la resolución”, agrega Sandi Tuituy.
Según información entregada a Mongabay Latam por el Ministerio de Cultura del Perú, este territorio de más de medio millón de hectáreas es intangible, es decir, no pueden realizarse actividades en su interior, salvo aquellas de carácter tradicional y de subsistencia que practican las comunidades aledañas al sitio protegido, que deberán ser compatibles con los derechos y usos tradicionales de los pueblos indígenas en situación de aislamiento que viven y se desplazan dentro de la reserva.
Los resultados realizados para la categorización de la reserva apuntan la importancia de la conservación de todos los recursos que los pueblos en aislamiento requieren para subsistir. La actividad más recurrente de estas comunidades es la recolección para su alimentación y el aprovechamiento de recursos. En segundo lugar se encuentran la caza, la horticultura y la sustracción de recursos minerales.
La recolección —apunta el Ministerio de Cultura— es principalmente de tipo forestal no maderable, que comprende frutos y hojas de diversas palmeras, para actividades como la construcción de malocas, así como la elaboración de flechas, taparrabos, hamacas y señales de restricción de paso. Respecto a los recursos minerales, la piedra y la arcilla son utilizadas para la fabricación de hachas, puñales, tinajas, ollas y cántaros. La recolección de fauna está encabezada por la cosecha de huevos de tortuga taricaya, durante la época de descenso de los ríos.
Sus cultivos de chacras son de pijuayo, plátano —guineo, principalmente—, yuca, piña, maíz, algodón y caña. Los animales que suelen cazar con frecuencia son los primates, así como algunas especies de aves, reptiles y algunos mamíferos, principalmente roedores.
Toda esta riqueza ha estado bajo una constante presión. El Ministerio de Cultura señaló a Mongabay Latam que, en el ámbito de la Reserva Indígena Sierra del Divisor Occidental, se han identificado dos clases de amenazas: la deforestación por tala ilegal y por la apertura de caminos forestales, así como el cultivo de coca.
“Hay concesiones forestales dentro del territorio de la reserva. Esto se tiene que anular. Los hermanos no contactados se mueven de un lugar a otro y, si a un lugar en donde están ellos entran empresas privadas, ellos se trasladan a otro lugar. Prácticamente no tienen libertad, no pueden estar tranquilos en su territorio. También hay narcotraficantes en esa zona. El gobierno tiene que moverse y no abandonar estos temas. También hay amenazas de carreteras ilegales, hasta existen aeropuertos clandestinos en esos lugares y de ahí sacan coca. Eso es preocupante”, asegura Sandi Tuituy.
El plan de protección
La creación de la reserva no era el único paso pendiente. A partir de su decreto, son necesarias diversas medidas para garantizar la protección de los pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial, que van desde la vigilancia puntual, hasta el monitoreo del sitio y la coordinación con diversos actores a nivel local.
La elaboración de un Plan de Protección de la Reserva Indígena es el principal y más urgente instrumento pendiente por construir, según el líder indígena.
De acuerdo con el Ministerio de Cultura, este plan determina las acciones específicas que cada sector, institución u organización deberá cumplir en el marco de sus competencias. Para ello, el decreto especifica que se creará un comité de gestión y se garantizará la participación de las organizaciones indígenas representativas. El resultado deberá ser aprobado a los sesenta días de publicado el decreto supremo, por ello, en una reunión sostenida el 6 de junio entre ORPIO y la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, se solicitó el cumplimiento de los plazos establecidos por ley.
“Lo que ahora se espera es el plan de protección, porque de nada sirve que ya se ha creado [la reserva] y que se abandone ahí. Lo que necesitamos es que haya un plan para proteger este territorio”, sostiene Sandi Tuituy.
“El comité de gestión se debe crear con las federaciones que están en la influencia de esta reserva y este plan de protección se debe implementar también con las necesidades básicas de las comunidades que están cerca, para que así ellas puedan proteger a los PIACI. Si no promovemos un tema de proyectos, vamos a abandonarlos. Necesitan internet, salud y educación para que esas comunidades —que no tienen presupuesto— se sientan protegidas y respaldadas. Si nosotros no hacemos eso, no van a proteger a los PIACI”, agrega el líder indígena.
En ese sentido, el Ministerio de Cultura afirmó que se articulará con diferentes sectores y niveles de gobierno para acercar los servicios del Estado a la población aledaña a la reserva, con el objetivo de contar con su participación activa para la protección de los pueblos en aislamiento.
La mayor preocupación para las organizaciones indígenas es que empresas ilegales continúen negociando con las comunidades aledañas para la extracción de recursos naturales, señala Sandi Tuituy.
“A los ilegales no les interesa que existan seres humanos no contactados allí. Ellos arrasan con todo y, si fuera posible, los matan si es que los encuentran, porque para ellos estas personas no contactadas son un obstáculo. Pero nosotros defendemos estas vidas y es una preocupación para nosotros”, afirma el presidente de ORPIO.
El Ministerio de Cultura del Perú informó que, como principal mecanismo para la gestión de la reserva, implementará una red de puestos de control y vigilancia, ubicados en las cuencas clave de acceso a esta área protegida, desde donde laborará personal agente de protección.
Sus tareas, en coordinación con personal especialista y de enlace, serán la realización de patrullajes fluviales, terrestres y aéreos, así como monitoreos y acompañamientos a representantes de otros sectores del Estado Peruano. Asimismo, realizarán acciones de control y alerta temprana ante la presencia de actividades ilícitas que amenacen la vida e integridad de los pueblos indígenas en aislamiento.
Finalmente, la entidad sostuvo que tienen el reto de garantizar el presupuesto para el desarrollo de los estudios adicionales necesarios y la articulación intersectorial de las instituciones integrantes de la Comisión Multisectorial PIACI, órgano colegiado encargado de evaluar y aprobar los estudios técnicos.
“Vamos a seguir luchando por su territorio, para que ellos puedan permanecer ahí”, concluye Sandi Tuituy. “Que se establezca un corredor territorial para los pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial, pero también de bosques continuos, que son una maravilla. Por eso nuestra preocupación es protegerlos y exigir al gobierno. Ese es nuestro objetivo”.
*Imagen principal: Malocas de indígenas en aislamiento. Foto: ORPIO / IBC
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