- El Gran Manupare se creó en enero de 2024 y se ubica en el departamento de Pando, al norte de Bolivia. Su territorio abarca 452 639 hectáreas.
- La minería está presente en el río Madre de Dios y amenaza con entrar al área protegida, ya que el afluente es su límite natural en la parte norte.
- La tala de árboles es otra de las amenazas latentes y los expertos consideran que podría ingresar al Gran Manupare.
El Área Natural de Manejo Integrado Gran Manupare es la más reciente área protegida de Bolivia. Tiene una categoría municipal pero su territorio abarca 452 639 hectáreas del municipio de Sena, en el departamento de Pando. Esta reserva es un refugio para especies en peligro de extinción como la nutria gigante (Pteronura brasiliensis) y el jaguar (Panthera onca).
El Gran Manupare nació en enero de 2024. Limbert Torres, presidente del Concejo Municipal de Sena, explica que la creación del área protegida se basó en un estudio exhaustivo realizado por diferentes entidades, como la Alcaldía de Sena, el Centro de Investigación del Campesinado (CIPCA) y el equipo técnico de Conservación Internacional Bolivia, con apoyo financiero de diversas organizaciones internacionales.
Sin embargo, en sus escasos siete meses de creación, ya le hace frente a dos fuertes amenazas: la minería aluvial de oro y la tala de árboles. Su límite natural (al norte) es el imponente río Madre de Dios, que nace en Perú y pasa por toda la Amazonía boliviana. En ese afluente hay varias denuncias de extracción ilegal de oro y los comuneros luchan para evitar el ingreso de los mineros.
El alcalde del municipio, Jaime Aguirre, en contacto con Mongabay Latam, explica que esta nueva área protegida municipal tiene “riesgos altos” y que, precisamente, uno de ellos es la minería aurífera. Aguirre relata que cuando se creó la reserva, una cooperativa minera tenía la mitad de sus operaciones dentro del área protegida y que hace sólo un mes y medio lograron expulsarla de la zona.
“Se está haciendo mucho control. Había un área donde se estaba haciendo minería, sacando oro, pero esta concesión empezó a operar antes de la aprobación de la ley que creó el área protegida. Ahora, se logró sacar a la concesión (minera). Pero igual hay que seguir controlando, tomando en cuenta que en los alrededores del área protegida hay explotación minera vigente”, relata el alcalde.
El apetito voraz de la minería
Según datos de Conservación Internacional (CI), el 91% de los bosques del Gran Manupare son considerados de alta integridad y en estos se resguardan 9.2 millones de toneladas de carbono. La economía principal de las 42 comunidades que viven dentro del área protegida se basa en trabajos en el bosque como la recolección de castaña o la producción de asaí.
CI destaca que el Gran Manupare es pieza clave en la construcción de un mosaico de conservación que permite el flujo poblacional de las especies dentro del bosque amazónico.
Es por eso que el ministro de Minería y Metalurgia de Bolivia, Alejandro Santos, incluye al Gran Manupare —y a todas las áreas protegidas bolivianas— dentro del plan de prohibición de minería ilegal y de negación de contratos mineros. “Lo único que estamos haciendo es actuar en base a lo que dice la normativa vigente y para aquellos que hagan caso omiso a esta exhortación coordinaremos las acciones pertinentes (como la cancelación de licencia de funcionamiento de cooperativas mineras). Vamos a cumplir la ley, reiteramos de manera categórica”, afirma Santos.
A pesar de las declaraciones del ministro, lo cierto es que las aguas de los ríos de la Amazonía boliviana cada vez están más turbias. La actividad minera está destruyendo los 11 afluentes de la cuenca amazónica por la contaminación causada por el uso del mercurio y el movimiento de tierras. Solo en el río Madre de Dios, en 2023, se detectaron 546 dragas que operaban extrayendo oro, según la Gobernación de Pando. De esa cifra, el 50 % lo hacía de manera ilegal. A la fecha, la gobernación cree que esas dragas han aumentado y que están en la parte norte del Gran Manupare.
“En Pando la situación es preocupante. La actividad minera está creciendo sin control y si no se pone freno, esto puede ingresar a reservas, si es que no lo ha hecho aún”, dice Alfredo Zaconeta, investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), una institución de investigaciones sociales en Bolivia, que desde el 2022 ha advertido que en el río Madre de Dios existe un crecimiento de actividad minera no sólo ilegal sino legal. Esta extracción de oro está justo en el límite del Gran Manupare.
Zaconeta le asegura a Mongabay Latam que en el municipio de El Sena, la actividad minera del oro se duplicó en ocho años. El Cedla trabaja actualmente en un informe que mostrará los resultados de esa expansión del oro en Pando.
“Hay seis zonas (en Bolivia) donde la actividad minera legal del oro creció mucho. Una de ellas está en el municipio de El Sena. En esa zona se duplicó la extracción de oro en los últimos años, y está cerca de la nueva área protegida (Gran Manupare). Es alarmante ver el crecimiento de la mancha roja de la minería aurífera en la parte norte de la Amazonía boliviana”, lamenta el investigador.
Durante la última década, la minería ilegal se extendió a los ríos amazónicos de Bolivia y el río Madre de Dios es un caso alarmante, ya que la extracción de oro en ese afluente avanza con dragas sobre áreas protegidas y comunidades indígenas, como el Parque Nacional Madidi, en La Paz, y la reserva Manuripi, en Pando. Estas embarcaciones no tienen licencia para operar, pero igual lo hacen, botando mercurio en las corrientes de agua y en los cuerpos de los habitantes indígenas que se alimentan de los pescados envenenados, según confirmó un estudiorealizado en 2022 por la Universidad de Cartagena de Colombia en colaboración con el Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib).
De acuerdo con los resultados de este estudio, en el río Madre de Dios los indicadores de contaminación por mercurio oscilan en promedio entre dos y ocho partes por millón, pero un caso, el de una joven mujer cocinera de la comunidad El Tigre, en La Paz, llega hasta 114 ppm.
La Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), como respuesta a una iniciativa de la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP), también realizó un estudio sobre contaminación por mercurio en la cuenca del río Beni. Se determinó que el 74,5 % de las personas tienen elevados niveles de mercurio, sobrepasando el límite permitido de una parte por millón (ppm) en el cabello.
Las cifras del oro no cuadran
A Zaconeta le preocupa mucho la producción informal del oro en Bolivia, sobre todo en el río Madre de Dios. Según dice, la producción de oro en el país pasó de 13,4 toneladas en 2013 a 53 toneladas en 2022 y, aunque las exportaciones en 2022 superaron a las de hidrocarburos, el Estado boliviano recaudó más por el gas que por el oro, lo cual, para él, se debe a las diferencias tributarias que se aplican a las cooperativas mineras.
El investigador asegura que la producción de oro no deja buenas recaudaciones en Bolivia y pone como ejemplo que en 2022 el valor de producción alcanzó 3073 millones de dólares, pero sólo dejó 63 millones de dólares de regalías. En 2023 la situación fue similar: el valor de producción fue de 2487 millones de dólares por 46,3 toneladas de oro explotados, pero el Estado boliviano se quedó sólo con 60 millones de dólares.
Zaconeta está seguro de que esas grandes cifras en ganancias hacen que las cooperativas mineras quieran ingresar a áreas protegidas, como el Gran Manupare. Es sabido que en el río del mismo nombre existen áreas que son apetecidas por los mineros auríferos.
Según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior, en Pando el oro ocupó en 2023 el primer lugar en ventas, con 359 kilos de oro en bruto vendidos al exterior por un valor de 19,1 millones de dólares, mientras que el segundo producto fueron las nueces frescas o secas, que llegaron a 2,2 millones de kilos producidos y vendidos por un valor de 11,9 millones de dólares.
El senador Fernando Vaca, que representa al vecino departamento de Beni, exigió en el 2023 al Ministerio de Minería y Metalurgia que brinde información sobre cuántos permisos mineros se dieron en los ríos amazónicos de Pando, incluido el Manupare, que es parte de la nueva área protegida. Según el legislador, el Gobierno no entregó ningún derecho minero en estos ríos y solo hay autorización en los ríos Beni y Madre de Dios.
“De todos los ríos mencionados en mi petición, el Ministerio de Minería sólo menciona que hay permisos en el río Beni y Madre de Dios. En ninguno de los otros ríos se indica que haya contratos. Sin embargo, vos le preguntas a comunarios de allí y te dirán que todo el mundo hace minería, que hay balsas y dragas ya trabajando y los únicos que no saben son los de la AJAM (Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera)”, dice el legislador.
Temor por la tala de árboles
El senador Vaca también se refirió a la tala de árboles que azota a los bosques de Pando. Según dice, esa actividad no ha llegado al Gran Manupare, pero si no se toman acciones de control, los madereros pueden entrar, ya que en esta reserva hay una gran cantidad de árboles de mara, una especie bastante apetecida.
Son conocidos como los “piratas de la madera”. Estas estructuras delictivas de tala ilegal de árboles operan en todos los países amazónicos y tienen conexiones. Desde Bolivia sacan la madera de cinco departamentos: La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Beni y Pando. Por lo general, el mercado está en algunos países de Europa, Estados Unidos y China.
Pando alberga casi el 30 % de los bosques amazónicos de Bolivia. Su importancia, además de cobijar a las poblaciones más importantes de castaña (Berthollethia excelsa), también se centra en la producción de oxígeno, la provisión de agua y la estabilidad climática que brinda.
Entre los años 2000 y 2018 se deforestaron 200 699 hectáreas, lo que representa el 3,1 % de la superficie del departamento y el 3 % del total general deforestado en Bolivia. De acuerdo con datos de Global Forest Watch (GFW), para 2020 la deforestación acumulada se incrementó a 224 669 hectáreas, lo que representa el 3,5 % del área del departamento. Pando por ahora presenta niveles bajos de pérdida de bosque, pero el temor es que esto cambie pronto.
Por ahora, el alcalde Aguirre está atento para que los “piratas de la madera” no lleguen al Gran Manupare. “Los árboles son lo que más cuidamos en nuestra reserva. Es nuestro bosque y lo debemos respetar”, dice.
*Imagen principal: El imponente río Manupare parece una serpiente que recorre por varios puntos del área protegida. Foto: Cortesía Revista Nómadas.
—-
Lo más leído | Revisa nuestra cobertura periodística sobre soluciones ambientales
Podcast Ambiental | Esperanza en tiempo de crisis climática: cuatro iniciativas que luchan contra la inminente escasez de agua dulce
Síguenos en nuestro canal de Spotify y encuentra más podcast sobre actualidad ambiental