- En Perito Moreno, una localidad de la provincia de Santa Cruz, en el sur argentino, un grupo de jóvenes logró rescatar la Laguna de los Cisnes, un humedal clave que estaba en proceso de desecación tras dos décadas de abandono.
- Este ecosistema, vital para una región semiárida y afectada por la escasez de agua, enfrenta amenazas crecientes debido al cambio climático, las bajas lluvias y la gestión inadecuada del recurso hídrico.
- Hugo Nuñez, secretario de Ambiente de Santa Cruz, calificó el problema hídrico de la región como “muy serio” y reconoció que nunca se han desarrollado estrategias efectivas para solucionar el problema.
- Sin embargo, el movimiento Vecinos por la Laguna logró restaurar la calidad del agua y facilitar el regreso de especies emblemáticas, como los cisnes de cuello negro, los patos y los juncos.
A fines de 2020, un grupo de vecinos de Perito Moreno, una pequeña ciudad de la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia austral argentina, notó un movimiento extraño de excavadoras en la laguna del pueblo. Palas y picos mecánicos removían el lecho de este importante humedal que llevaba más de una década en proceso de desecación. Las preguntas y mensajes de alarma no tardaron en circular entre los pobladores: “¿Qué está pasando?”, “¿Qué hace esa maquinaria en nuestra laguna?”, “¿Quiénes y por qué están haciendo esto?”.

En diálogo con Mongabay Latam, Braian Perez, geólogo oriundo de la localidad, cuenta que al enterarse de lo que estaba sucediendo fue inmediatamente a hablar con las autoridades locales. Le explicaron que habían decidido remover el suelo, sacando por lo menos tres metros de tierra para llegar a la napa subterránea y lograr el ascenso del agua, con el objetivo de que la laguna recuperara su caudal. Sin embargo, ni a él ni al resto de los vecinos que se organizaron les resultó convincente esta solución.
Entre ellos predominaban jóvenes oriundos de la localidad o recientemente radicados, muchos de ellos profesionales egresados de carreras como biología, geología o ingeniería en recursos naturales. “Vecinos por la Laguna” fue el nombre que eligieron entonces para darse a conocer como grupo autoconvocado. Su propósito principal: recuperar, mantener y conservar el espacio natural de la Laguna de los Cisnes.
En base a sus conocimientos, redactaron una nota informativa para explicar a las autoridades y al resto de la comunidad por qué había que evitar que las máquinas continuaran excavando la laguna. “Si vos cavás el lecho del humedal vas a llegar hasta la parte del agua, pero ese es el nivel freático, el agua no va a subir más que eso, no puede ir en contra de la física” explica a Mongabay Latam Facundo Tejedor, biólogo y becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), además de participante del grupo de vecinos.
En tan sólo dos días juntaron 790 firmas de pobladores dándoles su aval para actuar de acuerdo a su estrategia de solución, mucho más sencilla de lo que parecía. Solo hacía falta voluntad política para mejorar la infraestructura existente y garantizar que el agua, un recurso vital en esta región de clima árido y semidesértico, se distribuyera de forma más justa. “Nosotros sosteníamos que había que mantener el lecho de la laguna como estaba y simplemente había que canalizar el agua que viene del río en época de deshielo. Y a través de los canales que ya estaban hechos, pero descuidados, abastecer el lecho de la laguna”, sostiene Tejedor.

Y así fue. En un año, Vecinos por la Laguna logró recuperar el caudal de agua y restablecer el valor biológico de este importante humedal. Luego de una intensa actividad que continúa actualmente con campañas de limpieza, restauración de los canales de riego y de los cursos de agua que la alimentan, lograron reintroducir las especies emblemáticas del humedal como el cisne de cuello negro y los patos, además de recuperar su vegetación característica, marcada por la presencia de juncos.
Casi cinco años después de la iniciativa, el grupo sigue llamando a acciones abiertas a la comunidad para visibilizar la importancia de mantener y conservar este espacio y sus especies: “Es un lugar que nunca se debería haber perdido, por eso para nosotros lo importante es cuidarlo entre todos, pensando siempre en las generaciones futuras”, afirma Perez.
La Patagonia seca: historia de una agonía
La reserva natural Laguna de los Cisnes se ubica al noroeste de la provincia de Santa Cruz. En este humedal se refugian y nidifican gran diversidad de especies, como cisnes de cuello negro (Cygnus melancoryphus), flamencos (Phoenicopterus ruber), cauquenes (Chloephaga picta), gallaretas (Fulica leucoptera) y coipos (Myocastor coypus). También se desarrollan los juncos, vegetación típica de las áreas pantanosas.
Luis Epele, Doctor en Ciencias Naturales de CONICET, explica a Mongabay Latam que esta biodiversidad es crucial para la sostenibilidad y el desarrollo de los procesos ecológicos de la región. Sin embargo, señala que desde 2010 la zona enfrenta un proceso de sequía sin precedentes que ha puesto a prueba su equilibrio natural.

En la Patagonia austral argentina la escasez de agua no es una novedad sino una constante, que define su paisaje y su clima. Con un entorno árido y semiárido de bajas temperaturas, las lluvias suelen ser escasas y el viento puede llegar a superar los 100 kilómetros por hora. En este delicado equilibrio, los humedales y cursos de agua son indispensables. Las vertientes no solo influyen en la distribución y productividad de la flora y fauna, sino que también juegan un papel clave en el asentamiento de las comunidades humanas. Un ejemplo de ello es el desarrollo de pueblos como Perito Moreno, ubicado en los márgenes del río Fénix Grande, principal afluente de la Laguna de los Cisnes.

Sin embargo, pese a la importancia de este recurso, Epele explica que la situación hídrica de la provincia es cada vez más crítica. La disminución de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas durante la última década son dos de los factores que han condicionado este proceso. “La mayoría de los humedales de la región dependen de las precipitaciones, sumado a que cuando aumenta la temperatura pasan a calentarse y eso hace que aumente la evaporación, es decir, que retengan el agua por menos tiempo”, señala el científico, remarcando que en el último tiempo se ha registrado la pérdida de muchos humedales.
Además de su valor ambiental, la Laguna de los Cisnes forma parte de la historia de Perito Moreno: es un lugar cargado de emotividad para las familias del pueblo y un importante punto de encuentro en el que convergen los vecinos. En reconocimiento a su relevancia social y ambiental, no solo fue categorizado por ordenanza municipal como reserva natural sino también como patrimonio cultural e histórico. Además, forma parte del escudo del pueblo.
Durante más de una década, sin embargo, explican a Mongabay Latam los miembros de Vecinos por la Laguna, el humedal atravesó un proceso gradual de desecación, con un caudal de agua fluctuante y que por momentos era casi inexistente. Cuando sus afluentes naturales disminuyeron por cambios en el entorno, la laguna pasó a alimentarse mediante canales de riego. Un día también dejó de correr agua por esos canales y de a poco fue volviéndose un lugar de yuyos y basura que el viento y la gente iba amontonando.
Las partes del lecho que antiguamente se encontraban sumergidas comenzaron a quedar al descubierto y la vida silvestre poco a poco comenzó a menguar. En el centro del pueblo, en vez de la histórica laguna con cisnes de cuello negro que identificaba a la comunidad, pasó a verse una superficie polvorienta con sólo algunos charquitos de agua dispersos.

Entre presiones ambientales y sociales
Fueron muchas las situaciones que confluyeron en la desecación del humedal. Si hace décadas las nevadas y deshielos eran lo suficientemente significativos como para alimentar ríos y afluentes, con el aumento de las temperaturas por los cambios climáticos a nivel global “los inviernos dejaron de ser lo que eran”, señala Pérez.
El río que alimentaba el humedal fue perdiendo progresivamente su caudal, explica el principal líder de Vecinos por la Laguna. Ello, aclara el joven, se suma a que, ante la necesidad del recurso cada vez más escaso, muchos productores y chacareros de la zona comenzaron a desviar el agua de los canales para regar sus campos.
“El problema aquí es entre familias de mucho poder adquisitivo y los que no tienen nada. El gobierno provincial, al no tener una firmeza como autoridad de aplicación, dejó que estos propietarios hagan y deshagan a su antojo y manejen los recursos hídricos a su manera. Los grandes terratenientes controlan el recurso y el Estado no está garantizando una distribución equitativa”, sostiene Pérez.
Una de las técnicas más comunes de los dueños de la tierra para realizar estos desvíos ilegales es obstruir los cursos con mallas de alambre, chapas, o bolsas de arpillera con arena, elementos que permiten crear una especie de “dique casero” para redirigir la poca agua disponible hacia sus campos.

En diálogo con Mongabay Latam, Hugo Núñez, secretario de Ambiente de Santa Cruz, confirmó que el problema hídrico de la región es, efectivamente, “muy serio” y mencionó que en muchas localidades la gravedad es tal que deben proveerse de agua de manantiales cuyo acceso depende del permiso de estos terratenientes.
Sin embargo, reconoció que si bien la provincia ha intentado dar soluciones, nunca se han desarrollado estrategias efectivas y la situación se agudiza. “Podría decir que se hicieron cosas, pero la verdad es que no. Sólo siendo sincero y reconociendo el problema vamos a poder cambiarlo”, admitió el funcionario.
Además, Núñez explica que el problema migratorio es uno de los principales desafíos que enfrenta la zona, ya que el crecimiento de la población no va acompañado de una infraestructura acorde que garantice la conservación y el acceso sostenible del recurso hídrico. Efectivamente, en dos décadas la población del pueblo se triplicó por la influencia de la actividad minera de gran escala que se desarrolla en las cercanías, lo que implicó que nuevos barrios se construyeran sobre los márgenes de la laguna, que fue rellenada con escombros y tierra. Así, se redujo poco a poco.
Agua escasa, muchos juncos y algún ave dispersa fue todo lo que quedó de la laguna. Pero recuperarla nunca dejó de ser una preocupación para los vecinos y la municipalidad de Perito Moreno. Diferentes políticas se implementaron, pero no fue hasta que entró en acción el movimiento de Vecinos por la Laguna que se logró su verdadera recuperación.
Jóvenes organizados por la laguna
En aquellos días de noviembre de 2020, cuando los jóvenes de Vecinos por la Laguna solicitaron formalmente la detención de los trabajos iniciados por las autoridades locales, realizaron también relevamientos del acuífero, mediciones de caudales y monitoreo de los canales para evaluar las fuentes de suministro de agua y el estado general de la infraestructura que alimentaba la laguna.
En distintas oportunidades se reunieron con las autoridades municipales para explicar la importancia del humedal y la normativa vigente que lo protege, hasta que lograron que el municipio ordenara frenar los trabajos de remoción, desmovilizando los equipos y maquinarias del lugar.

Durante los meses siguientes, asumieron la tarea de seguir el estado de avance de las obras de restauración que el municipio se comprometió a realizar. Como vieron que el progreso era lento, además de insistir a la intendencia mediante notas y pedidos de informes, decidieron intervenir ellos mismos. Con bolsas de residuos, pecheras verdes y guantes para levantar basura, salieron a limpiar los canales: recolectaron plásticos, papeles, botellas, restos de alimentos, hasta elementos domésticos que la gente alguna vez arrojó.
Lo mismo hicieron en los alrededores de la laguna. Desmalezaron su ribera, removiendo y podando las ramas de los árboles que colapsaban la vereda. Colocaron cartelería informativa, plantaron árboles y restauraron los mástiles despintados que embanderan el lugar. “Para generar mayor conciencia y no perder el hilo del valor de este espacio, hacíamos actividades culturales todos los fines de semanas. Fue bastante particular porque hacíamos murales de la laguna plasmando cómo la visualizamos y cómo queríamos que se recupere, pero todavía no estaba”, señala Pérez.

Hasta que llegó la época de deshielo en 2021 y, gracias a todo el trabajo realizado, la laguna volvió a llenarse de agua otra vez. “El proceso de recuperación de un ecosistema es lento. Cuando ya está el recurso hídrico, lo que fomenta y crece primero es la parte vegetal. Cuando ya está la parte vegetal, acompaña la parte animal”, explica el biólogo Tejedor.
Así fue. A fines de diciembre ya se podían observar patos entre los juncales y, en enero de 2022 volvieron a posarse los emblemáticos cisnes de cuello negro. Más tarde llegó el coipo, un roedor autóctono que habita diferentes tipos de humedales de la región -y se creía casi extinto en la zona-, y también los cisnes coscoroba (Coscoroba coscoroba) y las gallaretas.
En 2022, alentados por la Administración de Parques Nacionales, comenzaron a hacer censos de las aves que volvieron a la Laguna: registraron alrededor de 100 especies. Esos censos se repitieron en 2023 y 2024, aunque de manera informal y sin presupuesto: “Sería bueno contar con los recursos y la institucionalidad para hacerlo de manera más permanente”, sostiene Perez.
Además, Mongabay Latam tuvo acceso al proyecto de ordenanza para la delimitación y manejo integral de la reserva municipal que integra la laguna, presentado por el grupo y aprobado por las autoridades locales en octubre de 2024.
Una de las últimas acciones que realizaron fue la colocación de carteles informativos en todo el recorrido de la laguna para difundir y concientizar sobre el valor del humedal. “Uno de ellos se centra exclusivamente en las aves. Hemos hecho como una ficha técnica de cada una de las especies para que la gente pueda ver información sobre con qué se alimentan, su estado de conservación, si están en peligro o no”, señala Tejedor. Además, aún sostienen las campañas de limpieza de los canales, las actividades de difusión en escuelas y medios de comunicación y los encuentros vecinales. En palabras de Perez, “hubo generaciones que no se involucraron en cuidar y darle valor al río y los humedales. Durante mucho tiempo no se discutía, no se hacía nada. Pero por suerte vino una nueva generación que nos levantamos, nos enfrentamos a las autoridades y pusimos la mirada en cuidar lo que es nuestro”.
Imagen destacada: Cisne coscoroba y gallareta en la Laguna de los Cisnes. Foto cortesía de Vecinos por la Laguna.