- A una semana de las elecciones presidenciales en su país, que terminará de definirse en una segunda vuelta, el economista afirma que “el voto del candidato indígena Leonidas Iza recoge gran parte de ese sentimiento de defensa de la Madre Tierra” y que cree que “eso también puede estar presente en la segunda vuelta” electoral.
- El ex ministro de Energía y Minas ecuatoriano (enero 2007-junio 2007) sostiene que la minería ilegal en la Amazonía ecuatoriana es el negocio perfecto para el crimen organizado y el narcotráfico.
- Pero, además, el dirigente político ecuatoriano señala responsabilidades de la minería legal en ese esquema de ilegalidad.
- A pesar del escenario cada vez más riesgoso para el ambiente, los pueblos indígenas y la biodiversidad en Ecuador, Acosta no baja los brazos y dice que no ha perdido la expectativa de que algún día se hará realidad de forma masiva el mandato constitucional de 2008: que la naturaleza sea entendida de forma masiva como sujeto de derechos.
“El hecho de que la naturaleza deje de ser un objeto y pase a ser cada vez más un sujeto es ya parte de un proceso, a mi juicio, indetenible”, asegura Alberto Acosta en diálogo con Mongabay Latam. El economista, presidente de la Asamblea Constituyente que dio luz a la Constitución de Ecuador en 2008, trabajó para que la naturaleza sea considerada sujeto de derechos en la Carta Magna de su país. A 17 años de aquella proeza, se lamenta: “Todavía estamos muy, muy lejos de hacer realidad ese mandato constitucional aprobado por el pueblo ecuatoriano”. Sin embargo, no pierde el optimismo.
El domingo 9 de febrero, Ecuador fue a las urnas para elegir a su próximo presidente. El actual mandatario, Daniel Noboa, obtuvo el 44.16 % de los votos, mientras que el segundo lugar fue para la candidata del correísmo, Luisa González, con el 44 %. La elección se definirá en una segunda vuelta, el 13 de abril.
En la contienda, Leonidas Iza, candidato indígena y con una concreta agenda ambiental, obtuvo el 5.24 % de los votos, quedando en el tercer lugar. Fue, aunque lejos de los dos primeros puestos, una especie de revelación electoral. ¿Qué hay detrás del fenómeno Iza? Acosta lo analiza en esta entrevista mientras se prepara para el próximo juicio que realizará el Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza, que integra. Se trata de un tribunal civil, integrado por referentes del ambientalismo a nivel regional y mundial, que realiza investigaciones en todo el mundo y en base a las pruebas recabadas celebra juicios para llegar a un veredicto sobre los grandes casos de contaminación y violación de derechos ambientales, como el del Tren Maya, en México, y Vaca Muerta, en Argentina. Luego, presentan esas sentencias ante los Estados.

En Ecuador, el próximo juicio de la organización, que comienza el 19 de febrero, se enfocará en el impacto de la minería y tendrá un capítulo en Canadá, sede de algunas de las principales empresas mineras que operan en el país.
-A partir de los resultados del domingo 9 y desde la perspectiva ambiental y climática, ¿cuál cree que ha sido el resultado para Ecuador?
-Se abrió un escenario en el cual dos candidaturas están optando por llegar a la Presidencia de la República, si nos atenemos a los hechos, porque en ambos casos podemos constatar hechos concretos de lo realizado por las dos fuerzas políticas lideradas por las candidaturas finalistas, tenemos que ver con enorme preocupación que las dos candidaturas están dentro de la línea de los extractivismos. La mega minería fue impuesta en el gobierno de Rafael Correa y, en algunos lugares, literalmente a sangre y fuego. Lo mismo está sucediendo de una u otra manera con el candidato y presidente Daniel Noboa, que sigue ampliando los extractivismos y que incluso ha movilizado a las Fuerzas Armadas para tratar de imponer la minería en lugares donde la población se expresó categóricamente en las urnas en contra de esas actividades extractivas, como es el caso de la provincia del Azuay.
También estamos viendo que en el caso de Daniel Noboa se están utilizando las Fuerzas Armadas en esa región y en otras provincias, como la provincia de Cotopaxi, para imponer la minería con consultas ambientales forzadas, forjadas, en las que la población se ve obligada a asumir una posición presionada por las Fuerzas Armadas. Entonces, en ese contexto, las dos candidaturas están dentro de la misma lógica del extractivismo. Yo no veo una mayor diferenciación. Ahora habría que esperar. Estamos ya en el segundo paso, cuando se abren ciertas posibilidades de negociación. A ver si sobre todo la candidata del correísmo, del progresismo, que no necesariamente es de izquierda, acepta algunos pronunciamientos populares como las consultas de la provincia del Azuay, del cantón Girón en 2019, del cantón Cuenca en 2021, y acepta también, sobre todo la consulta popular del Yasuní de 2023. Entonces esto sería una suerte de puntos clave. No se puede esperar nada del actual candidato presidente porque en la práctica no está respetando esas consultas populares. Está decidido a ampliar la frontera minera y habrá que ver cuál es el posicionamiento efectivo de la otra candidata, cuyo mentor es el presidente Rafael Correa.
-Ambos candidatos tienen sus propias propuestas ambientales en sus plataformas electorales. ¿Son sólo discursos sin intenciones de ser concretadas?
-Hay candidatos y candidatas que en sus plataformas políticas propositivas para la campaña hablan de la necesidad de respetar el medio ambiente, pero en la práctica la intención es otra. Como se dice a nivel del Evangelio, por sus obras los conoceréis. Y en ambos casos las dos fuerzas políticas han sido proextractivas. Por eso digo, que queda abierta una incógnita, sobre todo por el lado de la candidata Luisa González para ver si está dispuesta a llegar a acuerdos de fondo, particularmente con el movimiento indígena. Leonidas Iza, el candidato del movimiento indígena, que quedó en tercer lugar, ha sido categórico al respecto: “Nosotros planteamos el respeto irrestricto a los territorios indígenas, a los territorios de los campesinos, a los páramos, a las selvas y la no ampliación de actividades extractivas, particularmente mineras”. Este es el punto. Ahora viene el hecho real de cómo se posiciona esta candidata en la segunda vuelta.

-Leonidas Iza obtuvo poco más del 5 % de los votos. Es una especie de revelación electoral. ¿De qué habla este 5 % de los votos?
-En una elección “común” en Ecuador, lo lógico ha sido que haya una enorme dispersión de las candidaturas. Un 5% sería una votación baja. Pero una elección donde más del 88 % de la elección optó por las dos candidaturas finalistas en una suerte de segunda vuelta anticipada, ese 5 % de Leonidas Iza es una votación muy importante. Demuestra que el candidato, y más que la persona, el movimiento indígena tiene una fuerza y una presencia en varias regiones del país, en varios sectores de la sociedad ecuatoriana. Es un candidato que planteó a través de una campaña muy creativa, muy imaginativa, con mucha alegría, con propuestas concretas en una serie de temas donde marca diferencias profundas con el presidente candidato y también con la candidata del correísmo, como las mencionaba el tema de la defensa del ambiente, la defensa de los territorios, de las selvas, de los páramos. La defensa del agua es clave y fundamental. Y también ha tenido posiciones categóricas de defensa de la economía nacional desde la economía popular y solidaria. Igualmente ha planteado cuestiones que son muy interesantes cuando está abriendo la puerta a la consolidación de lo que en la Constitución ya se establece como el Estado plurinacional.
En ese escenario es meritorio lo que se ha conseguido en un ambiente tremendamente polarizado hacia esas dos candidaturas, algo que, a mi juicio, fue buscado sistemáticamente por los grupos de poder que lo que querían es desembarazarse de cualquier opción que pueda poner en riesgo realmente sus privilegios. Ahora, debe quedar muy claro. Leonidas Iza no puede endosar los votos y decir: “Vamos a votar por Luisa González”. Esa será una tarea del movimiento indígena. Él ya reconoció la necesidad de analizar desde las bases para tomar un posicionamiento al respecto.
-¿Entonces esa negociación política eventual entre González e Iza, para evaluar el posible destino de ese 5 % de los votos en la segunda vuelta, es algo que van a decidir los representantes del movimiento indígena en su conjunto?
-Así es. En Ecuador, como sucede en gran parte de nuestra América, en donde no priman organizaciones políticas, organizaciones partidistas vigorosas, es difícil endosar los votos hacia una u otra candidatura. Funciona de otra manera. Pero sin embargo, yo diría que un buen porcentaje de la votación de Leonidas iza, si el movimiento indígena se pronuncia en esa dirección, apoyaría a Luisa González. No sé si algún grupo del movimiento indígena todavía mantenga profundos resentimientos con lo que fue el correísmo, que por ejemplo, ya lo dije, impuso la minería de una manera violenta y eso atropelló comunidades, atropelló territorios y afectó a varias personas y a varias organizaciones.

-Ecuador es uno de los países más biodiversos del mundo, pero la industria de hidrocarburos y la minería primaron por sobre la agenda de la biodiversidad y de la discusión climática y ambiental. ¿Cree que igualmente en estos últimos años ha cambiado algo en la perspectiva no solo de la clase política sino de la sociedad ecuatoriana con respecto a este debate?
-Siempre será una cuenta pendiente, pero yo sí rescato, porque soy optimista de nacimiento, los avances que se han conseguido. Mencionaba las consultas populares para parar la minería en el cantón Girón, año 2019; en el cantón Cuenca, año 2021. Ambas consultas fueron en la provincia del Azuay, una de las provincias más grandes del país. También hubo una consulta popular para parar la minería en el Distrito Metropolitano de Quito y sobre todo la consulta popular del Yasuní, que tuvo alcance nacional. Cerca del 60 % de la votación a nivel nacional se expresó para liberar ese territorio del extractivismo petrolero y para retirar de esa zona todas las instalaciones hidrocarburíferas. Eso demuestra que hay una enorme presencia del tema ambiental.
Hay una conciencia ambiental muy afincada en amplios segmentos de la población.
Ahora, en la práctica, eso no significa que los gobernantes van a aceptar esos mandatos. Están irrespetando abiertamente la voluntad del pueblo en el Yasuní y en las consultas populares en contra de la minería. Pero a pesar de todas esas limitaciones, a pesar del irrespeto sistemático de los gobernantes o de las empresas, yo creo que la defensa de la naturaleza, específicamente los derechos de la naturaleza, se han transformado en una bandera de resistencia, de lucha de muchas organizaciones sociales en el campo, particularmente y también en las ciudades. Yo anotaría eso como algo positivo, a pesar de que a mí me gustaría que se respete mucho más todo esto, que tiene incluso un valor constitucional. Pero esa es la realidad de la vida. Y lo interesante, lo positivo, es que esa defensa de la Madre Tierra, de la Pachamama está presente en amplios segmentos de la población, cada vez más en la juventud.
-Habló de Yasuní, de otras consultas populares que tampoco se cumplieron. ¿Qué está pasando en Ecuador ante estos incumplimientos? ¿Hay alguna especie de castigo hacia el poder político por esta decisión de desoír a la sociedad?
-En 2023, el actual presidente de la República, cuando era candidato, se pronunció abiertamente por cumplir el mandato popular sobre el Yasuní. Luego no lo cumplió. Eso es lo real. Creo que el voto del candidato indígena recoge gran parte de ese sentimiento de defensa de la Madre Tierra. Y creo que eso también puede estar presente en la segunda vuelta. Si la candidata Luisa González no es categórica al respecto y no da, no solo señales verbales, sino señales políticas claras de que va a cumplir una política de respeto de la naturaleza, no va a obtener los resultados esperados. Sobre todas estas cuestiones se están abriendo espacios de debate, de discusión en el país.

-Si todo sigue igual, ¿Ecuador podrá cumplir las metas climáticas y de biodiversidad que asumió a nivel internacional, como proteger los bosques y cambiar la matriz energética?
-Esta agenda energética, que a mi modo de ver es muy tibia, está cada vez más lejos de ser cumplida no solo en Ecuador, sino en toda América Latina. Ese es uno de los retos que tenemos entre manos. Claro, si se mantiene un gobierno como el de Noboa, esa agenda energética va a quedar cada vez más archivada. La candidata es una incógnita para mí. Teniendo un pasado que es un lastre, habrá que ver cómo reacciona frente a esta nueva realidad y frente a las demandas cada vez más angustiosas que surgen de diversas partes del planeta. El hecho de que hayamos tenido en los últimos años, particularmente el anterior, tremendas sequías en los Andes y tremendas sequías en la Amazonía, no es una casualidad. Frente a esos hechos concretos, es de esperar más sensibilidad.
-Ecuador incorporó la naturaleza como sujeto de derecho en la Constitución de 2008. ¿Qué quedó de ese compromiso? ¿Qué cree que falló o qué cree que pasó para que Ecuador no pudiera asumir ese compromiso de respetar a la naturaleza como sujeto?
-Si soy absolutamente honesto, debo reconocer que todavía estamos muy, muy lejos de hacer realidad ese mandato constitucional aprobado por el pueblo ecuatoriano. Sin embargo, no pierdo el optimismo porque sé lo difícil que es poner en la práctica derechos fundamentales, los derechos humanos, sea para las mujeres, sea para los pueblos originarios, sea para los afroamericanos y, en ese sentido, no bajo la guardia y no pierdo la expectativa de que algún día se hará realidad de forma masiva también a la naturaleza como sujeto de derechos. Y luego también me emociona y me entusiasma ver cómo en Ecuador hay decenas de sentencias favorables a los derechos de la naturaleza. Y esta idea, este planteamiento de los derechos de la naturaleza, se expande por el mundo: ya hay cerca de 40 países, donde, de diversas maneras, comienzan a aplicarse los derechos de la naturaleza. Los derechos de la naturaleza están en marcha. El hecho de que la naturaleza deje de ser un objeto y pase a ser cada vez más un sujeto es ya parte de un proceso, a mi juicio, indetenible, más allá de lo que sucede en Ecuador. Esa ya es una realidad concreta y, personalmente, y como habitante de este país, me siento orgulloso de haber contribuido en este proceso.
-La violencia social está penetrando cada vez más en la Amazonía y esta situación está afectando también los derechos indígenas. ¿Cuál es su principal observación sobre esto? ¿Cree que es parte de una impericia política o es algo indetenible?
-Voy a hablar muy claro: hay complicidad de autoridades gubernamentales con lo que conocemos como minería ilegal. Los lugares donde existe minería ilegal son conocidos desde hace muchos años atrás, en el Plan Nacional de Desarrollo del Sector Minero, publicado ya en la segunda mitad de 2020, en plena pandemia. En las páginas 108, 109, 110, 111 y 112 se determina con precisión los lugares donde hay minería ilegal, provincia por provincia, cantón por cantón, parroquia por parroquia. Si es ilegal esa actividad, la pregunta es por qué las distintas autoridades no hacen absolutamente nada. Lo grave y preocupante es que conocemos casos concretos, específicos, en donde la relación de esta minería ilegal con autoridades gubernamentales a nivel nacional o a nivel de los gobiernos autónomos descentralizados, municipios o prefecturas es evidente. Ha habido casos en donde se han incautado maquinarias provinciales de los consejos provinciales en actividades ilegales, inclusive en otras provincias de la Amazonía. Otro de los temas que también debe quedar muy claro es el hecho de que hay también vasos comunicantes entre la minería ilegal y la minería legal. Primero, la minería legal en Ecuador, sin excepción, es ilegal porque no cumple con varias normas constitucionales como es la consulta previa, libre e informada para los pueblos y nacionalidades indígenas, o como la consulta ambiental para el resto de la sociedad. Tampoco garantiza lo que establece la Constitución, que más del 50 % de los beneficios deberían ir al Estado, no de los ingresos brutos sino de los beneficios de la ganancia. En ese contexto, entonces nosotros podemos ver con claridad que existe una trilogía perversa entre minería legal, minería ilegal y gobiernos en general, gobierno central y gobiernos autónomos descentralizados. Y en todo ese escenario cada vez está más inmerso el crimen organizado, el narcotráfico.

Las bandas del crimen organizado comienzan a controlar de una manera abierta, brutal todo lo que significa el manejo de la minería. Hay unas publicaciones de la semana pasada que demuestran cómo más de 1600 millones de dólares de las exportaciones de oro que se realizaron el año pasado se las cristalizaron a través de personas o de empresas casi fantasmas. Creo que son 59 personas y empresas casi sin ningún registro, que la mayoría no paga impuesto a la renta, que no tienen en algunos casos ni siquiera el Registro Único de Contribuyentes y que están exportando millones de dólares. Sobre todo se manda a la India y también a los Emiratos Árabes. Esto tiene que ver entonces con un manejo en el cual la corrupción está presente.
-¿A qué cree que se debe esta falta de voluntad política?
-Es corrupción abierta, es complicidad. A mí no me cabe la menor duda de que hay intereses creados. Hay evidentemente una abierta corrupción, una complicidad, porque incluso las empresas que consideramos legales, que a mi juicio no son legales, tienen interés en determinados territorios en que se amplíe la minería ilegal. Puede resultar perverso, pero eso es así. ¿Por qué? Porque aparecen después las mineras legales como las que van a poner orden en el territorio. Como si la minería legal no ocasionará severas destrucciones a la naturaleza, gravísimos impactos a las comunidades y lo que es peor todavía, como si no generara un deterioro de la institucionalidad política y legal de los países. Es una falsa disyuntiva aquella de que si no hay minería legal va a venir la minería ilegal. Eso es falso. Muchas veces la minería ilegal propiamente dicha es simplemente una cabeza de una punta de lanza de la minería legal que viene atrás como la “salvadora”.
-Está pendiente la firma del Tratado de Libre Comercio con Canadá y hay preocupación por los contratos mineros y los impactos ambientales que esto pueda tener. ¿Usted coincide con esta preocupación de algunos ambientalistas?
-Coincido totalmente con esa preocupación y eso es una clara demostración de que el candidato presidente Daniel Noboa está empeñado en seguir profundizando los extractivismo. Canadá es una suerte de minero-Estado. Ahí la fuerza de las empresas mineras es enorme. Hay una cierta complicidad. Están fusionadas con el Estado canadiense y trabajan conjuntamente y es un país donde la minería ha ocasionado severos destrozos. Hay más de 10 000 minas abandonadas en Canadá que no pueden ser reparadas porque los costos son elevadísimos, el nivel de contaminación que provocan esas 10 000 minas abandonadas es mucho mayor que todo el nivel de contaminación que provocan todas las ciudades en Canadá. Y entonces para nosotros es muy importante llegar con estas demandas desde el Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza para demostrar todos los impactos que siguen ocasionando esas empresas en nuestros países. El juicio por estos casos se realizará muy pronto.

-A nivel regional, usted ha recorrido varios países y los ha evaluado como integrante del Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza. ¿Cuál es su panorama sobre la región desde el punto de vista ambiental? ¿Estamos en un punto de no retorno?
-Como dije, soy optimista, a lo mejor enfermizamente optimista y no quisiera pensar que estamos en un punto de no retorno porque a lo mejor eso conllevaría a que bajemos la guardia y dejemos de luchar. Pero yo veo a las comunidades en casi todos los países de América Latina en donde he estado, porque algunos todavía habría que volver a visitar, donde la gente sigue defendiendo sus territorios, sigue defendiendo a la Pachamama y donde vemos que tanto los defensores y las defensoras de la naturaleza que están en riesgo se organizan para seguir combatiendo por la vida. Y eso es interesante. Y vemos y podemos decir que esa gente lo que demuestra es que es la Madre Tierra la que se defiende a sí misma, como he escuchado decir, porque nosotros somos naturaleza. Estamos viendo una situación de defensa en Colombia, en Ecuador, en Perú, en Chile, en la misma Venezuela o en Brasil. Entonces, a pesar de que la arremetida extractivista es brutal y que eso avanza en una combinación de violencias, corrupción y autoritarismo, ya que las tres no son solo consecuencias, sino que son condición necesaria para avanzar con los extractivismos, la gente se organiza y sigue resistiendo. Eso es lo que a mí me da mucho entusiasmo. Me mantiene optimista.
Imagen destacada: Alberto Acosta, durante un viaje a la provincia de Neuquén, en la Patagonia argentina, en una misión del Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza por el caso Vaca Muerta. Foto: Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza / Gentileza elDiarioAR