- Detrás del atropellamiento del camélido, se evidencia un largo conflicto entre una pequeña comunidad indígena de la Puna catamarqueña, en la frontera con Chile, y una minera de capitales multinacional.
- Todo comenzó con las obras para construir un camino minero en territorio indígena y sin el consentimiento de la comunidad, asegura su cacique.
- Este camino atraviesa campos de pastoreo vitales para la fauna del Salar del Hombre Muerto y pasa a pocos kilómetros de uno de los sitios sagrados del pueblo, donde yacen los restos del bisabuelo del cacique.
- La comunidad exige la suspensión de las obras y el análisis de vías alternativas que no ocasionen daño ambiental y territorial.
Sale el sol en la “antesala del cielo”, como se conoce al departamento de Antofagasta de la Sierra ubicado en la Puna de la provincia argentina de Catamarca, calentando uno de los mayores reservorios de litio del país: el Salar del Hombre Muerto.
Es 29 de enero y una vicuña (Vicugna vicugna) yace muerta al costado de un camino destinado a la circulación de camiones para la actividad minera. Fue encontrada por miembros de la comunidad indígena Atacameños del Altiplano, un pequeño grupo perteneciente al pueblo originario Kolla Atacameño, que vive en el lugar desde tiempos ancestrales y que en los últimos años viene denunciando abusos e irregularidades por parte de los proyectos de litio que explotan el salar.

“La empresas mineras nunca son transparentes en nada. Ni en el cuidado del medio ambiente, ni con el transporte de mineral. Por eso, yo siempre les discuto con hechos, con ejemplos concretos”, señala el cacique de la comunidad, Roman Guitián, a Mongabay Latam. Uno de estos hechos sacudió a la población días atrás, cuando, con autorización provincial, la empresa Arcadium Litium comenzó las obras para utilizar un camino que atraviesa tierras comunales, pasando a pocos kilómetros de un sitio sagrado.
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El propósito de la minera es transportar diariamente salmuera en camiones cisterna de 25 metros cuadrados de capacidad.

Las consecuencias, señala el líder indígena, fueron inmediatas: un día después de que empezaron las obras, una vicuña fue atropellada y la comunidad señala a una camioneta de la empresa. También envía registros fotográficos de la vicuña atropellada.
La vicuña es un camélido silvestre de particular importancia para el ecosistema del Altiplano, donde se distribuye (norte de Perú, norte de Chile, noroeste de Argentina y oeste de Bolivia). No sólo porque su lana y su carne ha sido utilizada por los habitantes andinos desde tiempos prehispánicos, sino también por ser un animal sagrado para la mayoría de las comunidades indígenas de la región. Los individuos escasean. La especie se encuentra catalogada en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), es decir, que se trata de una especie que no está necesariamente amenazada de extinción pero que podrían llegar a estarlo a menos que se controle estrictamente su comercio.
Para los atacameños del Altiplano, la matanza de una de ellas impacta en su modo de subsistencia, pero también en las relaciones simbólicas que establecen con su entorno. “La Pachamama nos ha dado un aviso”, indica Román Guitián en relación al animal hallado muerto.
Hombre muerto

Esta minera no solo opera el Proyecto Fénix, uno de los más importantes de litio en Argentina y en funcionamiento desde 1997, sino que, a 10 kilómetros de estas operaciones también cuenta con otro proyecto avanzado, denominado Sal de Vida. Mongabay Latam se contactó con la compañía pero voceros de la minera señalaron que no están brindando ningún tipo de entrevista debido a que están atravesando un período de transición comercial.
El abogado de la comunidad, Santiago Kozicki, explica que el conflicto comenzó el pasado 8 de agosto, cuando tomaron conocimiento de que la empresa había solicitado autorización al Ministerio de Minería de Catamarca para utilizar el camino comunal conocido como “de la tumba del hombre muerto” como vía para el transporte diario de salmuera entre los mencionados proyectos.
La empresa pretendía, sostiene el defensor, “hacer uso de este camino ancestral pasando al filo del único sitio sagrado y de memoria que tiene la comunidad, ya que allí está enterrado el bisabuelo del cacique y el hombre muerto encontrado por los primeros habitantes del lugar”.
La comunidad hizo solicitudes al Ministerio de Minería de la provincia para que se busquen caminos alternativos que no los afecten. Sin embargo, la respuesta del gobierno provincial no fue la esperada, ya que mediante una resolución del 29 de diciembre pasado, autorizó a la empresa a utilizar por 90 días un camino que, a diferencia del inicial, sólo desvía el tránsito “a una distancia no menor a 50 metros del sitio sagrado”, según expresa el documento oficial al que tuvo acceso este medio.

Para el abogado y la comunidad este desvío no es una verdadera “alternativa”, ya que sigue impactando su actividad pastoril y poniendo en riesgo el equilibrio del salar. “Lo corrieron a pocos metros del sitio, pero en la vida de los animales no cambia nada, el peligro sigue siendo el mismo y lamentablemente por esta razón se llevaron una vicuña”, expresa Román Guitián.
Una relación conflictiva con las mineras
Según un documento aportado a Mongabay Latam por el Ministerio de Minería de Catamarca y con información actualizada a diciembre de 2024, el departamento de Antofagasta de la Sierra, donde se encuentra el Salar del Hombre Muerto, cuenta con 18 proyectos mineros en distintas etapas de desarrollo, de los cuales 14 involucran litio. Entre ellos se destaca el Proyecto Fénix, por ser el primero y el único actualmente en etapa de producción. El mismo cuenta, tal como indica un informe del Gobierno Nacional, con una capacidad instalada para producir 20 000 toneladas de carbonato de litio por año.
La doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) Melisa Argento señala a Mongabay Latam que estos proyectos se instauran en el territorio sin licencia social de las comunidades locales, ya que “se trata de empresas que fracturan a las poblaciones a su llegada, avanzan colonizando el espacio y haciendo un uso extraordinario del agua”.
Los problemas, según el abogado Kozicki, se dan principalmente en dos frentes: a nivel ambiental, ya que el Estado dio autorizaciones a las empresas pero sin evaluar los impactos acumulados de la actividad; y a nivel político y social, debido a que por ley se debería contemplar la voz de las comunidades a través de la consulta previa, libre e informada, “pero los dispositivos de participación no se cumplen o se cumplen a medias”.
En 2021, la comunidad Atacameños del Altiplano presentó ante la Justicia Federal de Catamarca una acción de amparo. El detonante de esta presentación, reconstruye el cacique Guitián, se dio en 2019, cuando la comunidad tomó conocimiento de que la empresa Livent iba a construir un acueducto en el río Los Patos, fundamental para la vida del salar. El objetivo de la empresa, según el líder indígena, era aprovechar una nueva fuente de agua dulce porque la vega del Río Trapiche que utilizaban hasta el momento había comenzado a menguar su caudal hasta el punto de secarse por completo.

“Nosotros comenzamos con la lucha cuando comenzó lo del acueducto, no queremos que pase lo mismo que pasó con la vega Trapiche, que se secó porque se llevaron el agua. Ya están sacando agua del río Los Patos y corre peligro la vega donde yo vivo”, sostiene Guitián.
En marzo de 2024, la Corte de Justicia de Catamarca emitió un fallo histórico que contempló el reclamo de la comunidad, aunque los abogados defensores sugieren que de manera parcial, ya que, si bien prohibió a la provincia de Catamarca otorgar nuevos permisos de extracción en el Salar del Hombre Muerto hasta que se realice un estudio de impacto ambiental “acumulativo e integral” sobre el río Los Patos, no detuvo los proyectos en curso.
Verónica Gostissa, abogada de la asamblea local Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación (Pucará), indicó a Mongabay Latam que la pregunta que se abrió a partir del fallo es cómo se va a hacer la evaluación y cuáles serán los criterios que el gobierno provincial tendrá en cuenta para hacer participar a la comunidad.
Además, para Guitián y su familia, aunque la medida fue histórica, desencadenó una escalada de violencia y persecución: “Cuando nos salió el fallo esperábamos cosas buenas, pensábamos que hasta aquí llegábamos, que aquí se paraba todo. Y no se cumplió, a partir de ahí se nos complicó un montón, yo recibí amenazas de muerte”.

Es por ello que unos meses después, en noviembre, el conflicto llegó por primera vez a organismos internacionales. La abogada Verónica Gostissa presentó el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), mientras que Santiago Kozicki lo llevó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). “Es importante dar la discusión a nivel internacional para, a partir de eso, generar diálogos con diferentes actores gubernamentales, empresariales y de la sociedad civil”, señala Kozicki. “Se trata de darle visibilidad al caso y generar instancias internacionales de participación”, agrega.
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Mientras tanto, desde fines de 2024 la comunidad comenzó a enfrentar esta nueva situación de conflicto: la autorización a la empresa Arcadium Lithium a utilizar el camino comunal para el tránsito diario de cuatro camiones de gran porte con salmuera, lo que habría ocasionado la muerte de la vicuña el pasado 29 de enero.
De caminos y atropellos
El 8 de mayo pasado la comunidad se enteró de que Arcadium Lithium había solicitado autorización para usar el camino del hombre muerto donde yacen los restos del bisabuelo de Román Gutián. En agosto y octubre realizaron presentaciones formales al Ministerio de Minería instando al organismo a que disponga el transporte por vías alternativas para evitar poner en riesgo el sitio sagrado y la vida de los animales de la zona. Además, presentaron tres opciones alternativas de caminos avalados por la comunidad.
“La empresa contestó entonces que podía hacer un camino provisorio, construyendo un desvío a unos metros del sitio sagrado, pero nosotros respondimos que ese camino no servía porque, si bien se aleja unos metros de la tumba, lo hace a costa de los animales del salar, ya que pasa directamente sobre una zona de pastoreo y también porque rompe con las huellas preexistentes en el suelo y en la geografía del salar” relata Kozicki.

El 29 de diciembre, el Ministerio de Minería resolvió otorgar autorización provisoria por 90 días para utilizar un camino que la comunidad no acepta que sea transitado por los caminones. Además, la resolución establece que en el plazo de 90 días la empresa deberá evaluar la factibilidad de caminos alternativos por los cuales realizará el traslado definitivo a futuro.
Mientras voceros del Ministerio de Minería de Catamarca señalaron a Mongabay Latam que esta autorización se dio en consenso con las comunidades y tras el trabajo de distintos departamentos como el de antropología y ambiente, Román Guitián expresa que jamás han dado el visto bueno. “En su momento fuimos a verlos, ellos querían el consentimiento pero nunca se lo dimos porque no estamos de acuerdo con este camino” afirma el cacique.
Luego de la resolución, el 28 de enero comenzaron las obras para la construcción del by-pass por donde transitarían los camiones de la empresa. Al día siguiente, miembros de la comunidad divisaron una vicuña muerta, atropellada. Fuentes gubernamentales sostuvieron en diálogo con este medio que el incidente habría sido provocado por una de las contratistas de Arcadium Lithium y que se están activando los protocolos correspondientes para que la policía minera coteje el caso.
Además, aseguran que la empresa ya ha dado reporte formal de lo sucedido, aunque voceros de Arcadium Lithium expresan a Mongabay Latam que, al momento de cierre de esta nota, aún no han reportado ningún incidente en la zona de construcción del by-pass.
Resistir en la Puna
Ante lo sucedido, la comunidad solicitó que se detenga la construcción del camino y que se respete su voluntad mediante una presentación formal ante el Ministerio de Minería el pasado 30 de enero.

Guitián sostiene que episodios como éstos no son nuevos: ya en años anteriores el movimiento de transporte en el marco de las perforaciones realizadas por la empresa Livent, en el Río los Patos, terminó con la vida de corderos y ovejas de la comunidad, pero nunca hubo un resarcimiento. Es por ello, expresa el líder indígena, que los atacameños del Altiplano resisten: “Nosotros no queremos que nos volteen la tumba con las vibraciones de los camiones, pero además queremos que se cuiden las ovejas, las llamas, las vicuñas. Lo que decimos es la verdad y aunque nos amenacen, no van a callarnos”.
Imagen destacada: Vicuñas, en la Puna catamarqueña. Foto: cortesía de la Asamblea Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación (Pucará)