- Información gubernamental, testimonios de investigadores y datos satelitales demuestran la presencia de pesca ilegal al interior del área protegida, ubicada en el Pacífico.
- Quienes ingresan a la reserva a bordo de embarcaciones han capturado ilegalmente especímenes con protección especial como la lapa gigante (Scutellastra mexicana) y sobreexplotadas como el caracol burro (Titanostrombus galeatus).
- También pescan diferentes tipos de tiburones.
- La pesca ilegal no se ha logrado erradicar por falta de recursos para vigilar todo el polígono de la reserva.
“¿Quieren ir a pescar?”, es la primera frase que un operador turístico contactado por sus servicios pronuncia tras la pregunta de si realiza recorridos con yates en la Reserva de la Biosfera Islas Marías. En toda esta área natural protegida, ubicada en el océano Pacífico mexicano, las actividades pesqueras están prohibidas, incluida la deportiva, de acuerdo con el Programa de Manejo vigente desde agosto de 2022.
“Allá se pueden tirar a arponear, podemos ir a buscar las tunas (atún) o podemos llegar a las piedras a tirar de fondo y agarrar cabrillas, pargos, diferentes especies. Podemos ir a hacer jigging (una técnica para pescar grandes depredadores y capturar especímenes de gran tamaño), son muchos diferentes tipos de pesca que podemos hacer”, comenta el operador turístico sobre sus servicios en la empresa Cabo Yacht World.
En la llamada hecha en febrero de 2025, esta persona, que administra yates para hacer recorridos en los alrededores de Cabo San Lucas y otras regiones del Pacífico, cuenta que usualmente cuando llevan turistas a Islas Marías utilizan un yate grande que llaman mothership, el cual arrastra una embarcación pequeña o panga. En el área protegida anclan el yate y los clientes bajan a pescar en la lancha.
Dos semanas después de la llamada, el operador turístico se comunicó por mensaje diciendo que ya tenía el permiso para pescar en Islas Marías, pero no contestó cuando se le preguntó cómo lo había obtenido y quién se lo había entregado.
Los hallazgos de este reportaje se suman a las sospechas por pesca ilegal en la Reserva Nacional Revillagigedo que Mongabay Latam reveló a inicios de abril, y por las cuales la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas presentó luego una denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
Pablo Zamorano de Haro, director de la Reserva de la Biosfera Islas Marías, confirmó a este medio que en esta área protegida se realiza pesca ilegal y que las embarcaciones para pesca deportiva son las más frecuentes.
“Aquí en la zona de Isla Madre, que es donde estamos nosotros, prácticamente no se acercan embarcaciones porque se tiene visibilidad vía terrestre. Pero en las otras islas, San Juanito, Magdalena, Cleofas, que están retiradas de aquí y donde no tenemos ojos, ahí seguido cuando salimos se llegan a ver algunas embarcaciones y se les invita a retirarse”, sostuvo.

“Un yate premium que supera todas tus expectativas”
“Tenemos un chef que ha trabajado en restaurantes de cinco estrellas y ese yate lo tenemos en 15 500 dólares por noche para ir a las Islas Marías, ya con comidas, bebidas, para pescar y con los permisos adecuados para poder pescar ahí. Mínimo serían tres noches y lo tenemos disponible para la última semana de marzo saliendo de Puerto Vallarta”, detalla por mensaje telefónico el operador de turismo.
La empresa Cabo Yacht World ofrece los recorridos en yates de lujo mediante Instagram, Facebook, X, YouTube y en un sitio web propio con información publicada sólo en inglés. Sin embargo, en sus publicaciones no aparecen los recorridos que realiza a las Islas Marías, sólo los que organiza en Cabos San Lucas, San José del Cabo y La Paz.

“Ofrecemos alquileres de yates inigualables, donde podrás experimentar el encanto de aguas cristalinas en un yate premium que supera todas tus expectativas”, asegura en su página web.
Uno de esos yates premium es el Mardiosa, que comparte nombre y características con una embarcación con bandera estadounidense que registró 10 horas de esfuerzos de pesca aparente el 19 de abril de 2024 en la reserva, de acuerdo con Global Fishing Watch (GFW), una plataforma que muestra la actividad de pesca a nivel mundial.
Los esfuerzos de pesca aparente son la forma en la que GFW nombra aquellos eventos que se pueden clasificar como pesca posiblemente realizada. La plataforma identifica estos hechos mediante el análisis de los datos obtenidos con el Sistema de Identificación Automática (AIS por sus siglas en inglés) que tienen los barcos para transmitir su posición. Esta información, más otros datos como la velocidad del barco y los movimientos que realiza, son interpretados por el algoritmo para determinar si es o no una posible actividad de pesca.

Mongabay Latam se puso en contacto con el operador de turismo para recoger su versión sobre las afirmaciones hechas en la llamada telefónica. Al identificarnos como periodistas, el operador negó que la empresa Cabo Yacht World ofreciera servicios de pesca al interior de la reserva y pidió que nos comunicáramos con ella vía correo electrónico. Mongabay Latam escribió a la dirección indicada, pero hasta la publicación de este reportaje, la empresa no dio su comentario.
El Mardiosa no es un caso aislado. Mongabay Latam analizó la información satelital de las embarcaciones que ingresaron a la reserva en los últimos 10 años y comprobó actividades sospechosas de pesca en todos ellos. Esa información, además, fue cotejada con datos obtenidos mediante solicitudes de transparencia a diferentes entidades de gobierno y testimonios de investigadores que han monitoreo la región por más de 20 años.
Solo en 2024, este medio identificó 10 barcos realizando actividades sospechosas de pesca al interior de Islas Marías, lo que fue confirmado por los analistas de GFW. De todos ellos, seis tenían bandera de México y cuatro de Estados Unidos. Además, cinco usaban red de cerco para capturar atunes.

El problema es de larga data, puesto que, a lo largo de una década, al menos un barco al año registró esfuerzos de pesca aparente en el área protegida. En 2016, el año con más registros, 17 barcos realizaron actividades sospechosas de pesca al interior de la reserva.
Estos datos, coinciden con la información recopilada mediante solicitudes a diferentes entidades gubernamentales que, al igual que las afirmaciones del director de la Reserva, confirma que la pesca ilegal es un problema en esta área natural protegida. Los testimonios de los investigadores apuntan a que esta actividad ha provocado la disminución de la lapa gigante (Scutellastra mexicana), una especie sujeta a protección especial; el caracol burro (Titanostrombus galeatus) y diferentes tipos de tiburones.
Incautaciones y detenidos por pescar ilegalmente en Islas Marías
En julio de 2022, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) informó mediante un comunicado sobre la incautación de cinco embarcaciones menores y un buque que transportaban equipo de pesca dentro de Islas Marías. Las embarcaciones llevaban redes de cerco para la captura de atún, alrededor de 200 metros de chinchorro (otro tipo de red), equipo de buceo, cañas de pescar y otros insumos.
Ese mismo año, Amílcar Leví Cupul Magaña, doctor en ciencias pesqueras y profesor de la Universidad de Guadalajara en Puerto Vallarta, vio tres pangas con instrumentos de pesca, conocidos como líneas, cerca de la Isla Cleofas, uno de los islotes de la reserva. También vio otras dos embarcaciones de pesca deportiva: una anclada y otra recorriendo una línea de pesca al lado oeste del islote.
“Del lado este de la isla, en una zona que está muy protegida, encontramos líneas y pedazos de redes. Hacia la costa tienes una parte rocosa donde llegan y se resguardan los peces, ahí hay muy buenos cardúmenes y es donde se acercan (las embarcaciones)”, comparte el profesor, quien ha explorado el archipiélago desde 2007.
A los datos del comunicado de Semarnat se suman los de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), Secretaría de Marina (Semar) y Fiscalía General de la República, a quienes se les solicitó información mediante transparencia. Aunque a todas las entidades se les pidieron datos desde 2014, la mayoría sólo entregó de años recientes y la información que manejan es dispar.
La Oficina de Representación de Protección Ambiental en el estado de Nayarit y la Dirección General de Delitos Conmutaciones, Denuncias y Quejas, ambas de Profepa, registran un total de 19 denuncias por actividades de pesca en la reserva Islas Marías: siete en 2022, seis en 2023 y otras seis en 2024.
La Dirección General de Inspección y Vigilancia de Vida Silvestre, Recursos Marinos y Ecosistemas de Profepa, en cambio, sólo tiene registradas tres embarcaciones que fueron identificadas realizando pesca ilegal en los últimos 10 años. Las tres fueron interceptadas en julio de 2023 y a una de ellas se le incautó una línea de pesca denominada “palangre” y un ejemplar de atún aleta amarilla.
La única información que entregó la Semar, una de las dependencias encargadas de vigilar la reserva, es que en 2023 detuvieron por pesca ilegal a cuatro personas. Se les incautaron aproximadamente 21 kilos de langosta azul (Panulirus inflatus), 61 kilos de caracol (aunque no especificó el nombre científico) y nueve kilos de lapa gigante (Scutellastra mexicana), una especie que está sujeta a protección especial por la Semarnat. Por estos hechos, un juez dictó una sentencia de tres años de prisión y multa de 83 422 pesos mexicanos (4 250 dólares), además de 10 570 pesos mexicanos (530 dólares) como reparación del daño.
La Conapesca, por su parte, informó que sólo una persona recibió una sentencia por pesca ilegal en el área protegida en 2023 y que en 2020 fue incautado un aparejo de pesca compuesto por una línea madre de aproximadamente 5 kilómetros y 45 anzuelos.
La Fiscalía General de la República tiene un registro más amplio: nueve personas fueron detenidas entre 2014 y 2019 por la probable comisión de delitos ambientales en Islas Marías.

Protección en papel
La protección de Islas Marías tiene una historia de 25 años y desde el principio se consideró el resguardo de su biodiversidad, pero los datos y testimonios demuestran que esto no se cumple. El 27 de noviembre de 2000 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que el archipiélago se declara área natural protegida con el carácter de reserva de la biósfera.
“Es un área muy rica en cuanto a biomasa y diversidad de especies, justamente por eso es que se estima y se procura que se mantenga como un área sin pesca”, dice Pablo Zamorano de Haro, el director de la Reserva de la Biosfera Islas Marías.
Once años después, el 10 de junio de 2011, se hizo público en el mismo diario federal el Programa de Manejo, que desde esa fecha se constituyó como el instrumento para regular el área. Esa primera versión permitía la pesca, pero sólo en algunos polígonos del área y únicamente para investigación científica y para el consumo de las personas que se encontraban en el Complejo Penitenciario Islas Marías. Esta prisión, construida sobre el archipiélago, se mantuvo activa hasta marzo de 2019.
Después del cierre del complejo fue necesario establecer nuevas reglas administrativas para ordenar las actividades que se podrían realizar en la reserva. Fue así que el 20 de agosto de 2021 se publicó una nueva versión del programa de manejo que estipulaba que toda el área marina de la reserva era considerada zona prohibida de pesca. La única excepción la tiene permitida el personal oficial que se encuentra en la reserva realizando tareas de administración y vigilancia. Ellos pueden pescar, pero solo para su consumo.
“Con la finalidad de conservar los ecosistemas marinos de la reserva de la biósfera la actividad pesquera no se permitirá bajo ninguna de sus diferentes variantes (industrial, ribereña, deportivo-recreativa y de autoconsumo, entre otras), ya que ésta produce cambios en la estructura de los ecosistemas marinos, los impactos se deben a la afectación a las especies que coexisten con las especies objetivo, así como a la pérdida o abandono del equipo de pesca”, cita el documento.
El programa de manejo fue actualizado una última vez en agosto de 2022, sin embargo, este nuevo texto mantiene la prohibición de pesca en sus diferentes variantes (industrial, ribereña, deportivo-recreativa y de autoconsumo, entre otras), a excepción del autoconsumo que pueda realizar el personal de vigilancia.
“El programa de manejo dice que desde 2022 nada más es posible la pesca de autoconsumo y para el personal oficialmente destacado de Marina o de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas”, confirma Zamorano de Haro.

La pérdida de tiburones y otras especies
El doctor Amílcar Leví Cupul Magaña, quien también participó en la recopilación de información marítima para la versión del programa de manejo que fue publicada en 2011, cuenta que en 2014 visitó el mercado del pueblo pesquero La Cruz de Huanacaxtle, en Bahía de Banderas, un municipio del estado de Nayarit. Ahí, asegura, pudo observar tiburones que habían sido pescados en Islas Marías.
“Eran como tres o cuatro ejemplares, los estaban pesando. Había tiburones toro (Carcharhinus leucas) y nodriza (Ginglymostoma unami). También vi peces loro (Scaridae) que están en riesgo y atún aleta amarilla (Thunnus albacares)”, comparte el investigador.
No era la primera vez que veía tiburones pescados en Islas Marías. En 2006 pudo observar cómo llegaban pangas a la Isla Isabel cargadas con tiburones tigre (Galeocerdo cuvier), toro (Carcharhinus leucas), gata (Ginglymostoma cirratum) y martillo (Sphyrna lewini) que los pescadores habían atrapado en Marías. En fotos que tomó el investigador Pedro Medina Rosas ese año se ven tiburones grandes enteros y cortados a la mitad en embarcaciones pequeñas.

“No supimos de dónde eran (los pescadores), si de Sinaloa o San Blas (Nayarit), y decían que habían pescado en Marías. Algunos tiburones los tuvieron que cortar a la mitad para que cupieran a lo ancho de la panga para que imagines el tamaño de los animales”, comparte Cupul Magaña.
En fotos que el profesor de la Universidad de Guadalajara tomó el siguiente año, en 2007, se ven pescadores cortando tiburones martillo en Bahía Tiburoneros, en Isla Isabel, cercana a la reserva. En la arena, los hombres amontonan aletas y cabezas de los animales. El especialista asegura que los pescadores le explicaron que los habían capturado en Islas Marías.
Agrega que desde 2007 a la fecha, también ha observado una disminución de los peces cirujanos (Acanthuridae), que son importantes dentro del equilibrio ecológico de las islas, y de los peces herbívoros comúnmente conocidos como loros o pericos (Scaridae), que mantienen el equilibrio entre corales y algas.
“Le están pegando a los depredadores tope, pero también a la base, a los que sostienen la parte de la herbivoría del sistema. Se está haciendo un desequilibrio en ese sitio, por eso es que esta área a veces batalla tanto en recuperarse”, comenta el investigador.
“En islas María, la primera vez que fuimos, en 2010, pudimos observar que alrededor del 93 % de los arrecifes que monitoreamos se encontraban saludables. Observamos un sitio bastante bien conservado con muchos depredadores tope, es decir, todos esos organismos que controlan a otras poblaciones como es el caso de los pargos, los jureles y los tiburones”, cuenta Ismael Mascareñas Osorio, maestro en ciencias por la Universidad Autónomo de Baja California Sur e investigador en el Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (IMIPAS).
En un segundo recorrido realizado en 2018, el investigador encontró un panorama distinto: en una de sus exploraciones pudo ver 50 o 60 conchas de lapa gigante depredadas, es decir, abiertas y consumidas. Esta especie está sujeta a protección especial por la Semarnat y al menos hasta 2023 se seguía pescando, según la información entregada por la Semar a Mongabay Latam.

“En Islas Marías hay de las últimas poblaciones naturales de lapa gigante, que incluso aparece en las ofrendas del Templo Mayor (el centro religioso más importante de la antigua ciudad de Tenochtitlan). Era una población que se distribuía por todo el Pacífico mexicano y que ahora la podemos observar nada más en ciertas islas de Islas Marías”, detalla el investigador.
Cerca de las lapas, Mascareñas Osorio encontró en el mar alrededor de 1200 ejemplares de caracol burro (Titanostrombus galeatus) con la marca de que ya habían sido consumidos: un orificio que se utiliza para extraer la pulpa.
También observó embarcaciones realizando pesca dentro de la reserva y detectó un patrón similar al descrito por el operador de la empresa Cabo Yacht World: embarcaciones grandes con ollas para cocinar recibían los caracoles recolectados por barcos más pequeños que se acercaban a los arrecifes. Además, fue testigo de otra técnica empleada entre Isla María Madre e Isla Magdalena, donde dos lanchas pescaban con papalotes o cometas.
“Es generalmente la (técnica) que utilizan para pescar tiburón u otros depredadores tope”, dice el investigador. Atan al papalote líneas de pesca y luego lo sueltan para que se eleve al cielo, explica el experto. Cuando el papalote baja es porque algún animal ha quedado atrapado en los anzuelos, detalla.
El programa de manejo vigente describe que en el archipiélago se han registrado al menos 23 especies de tiburón. Sin embargo, también menciona que la presión pesquera ha sido alta sobre muchas especies de peces, incluyendo tiburones, así como moluscos y crustáceos, principalmente en las zonas lejanas, donde la vigilancia es menor en comparación a la Isla María Madre.
“La relativa ausencia de tiburones de tallas grandes puede deberse a la histórica presión de una gran pesquería de tiburones en las cercanías del archipiélago, incluyendo la cercana isla Isabel, lo que se evidencia con diversas artes de pesca abandonadas en la zona”, cita el programa de manejo.
Además, agrega que “las evidencias indican que especies como el caracol burro (Titanostrombus galeatus) y la lapa gigante (Scutellastra mexicana) han sido sobreaprovechadas, y podrían estar en peligro de extinguirse, de no establecer medidas que restrinjan su aprovechamiento con fines de recuperación de sus poblaciones”.

Octavio Aburto Oropeza, profesor investigador en el Instituto de Oceanografía Scripps de la Universidad de California, en San Diego, y quien ha realizado monitoreos en el Pacífico durante 25 años, también participó en las expediciones del archipiélago junto a Mascareñas Osorio en 2010 y 2018.
Asegura que la etapa en la que hubo más pesca ilegal en la reserva fue entre 2012 y 2018. Según menciona, ello se debería a que en 2012 la Marina dejó de patrullar la zona y la Secretaría de Seguridad Pública asumió esa responsabilidad, aunque no contaba con los medios necesarios para realizar las labores de vigilancia por mar, sobre todo en las islas más alejadas.
Esto coincide con los registros de GFW que indican que en la última década, los años con mayor número de embarcaciones involucradas en actividades sospechosas de pesca fueron 2016, con 17 embarcaciones, y 2017, con 12.
“Más personas empezaron a oír que ya nadie vigilaba en Islas Marías y pasaron tres fenómenos: barcos atuneros cruzando el polígono, pesca artesanal a pequeña escala y pesca recreacional con arpones. Lo más importante de eso es que hay mucha gente que paga mucho dinero por hacer esa pesca y entonces tienes un barco grandote que no debería de estar ahí”, dice Aburto.
El investigador detalla que el patrullaje regresó a manos de la Marina en 2018, lo que provocó mejor vigilancia. Esto concuerda con los datos de GFW que muestran que el número de barcos realizando aparente pesca ese año en la reserva disminuyó a tres. El año pasado, sin embargo, volvió a aumentar a 10.
Aburto Oropeza asegura que uno de los fenómenos de pesca más importantes al que se le debe prestar atención es la que ofrecen empresas de turismo para que extranjeros puedan pescar en la reserva atunes o especies grandes, por cantidades muy altas de dinero, como hace Cabo Yacht World en sus yates de lujo.
“Son empresas que ya saben que pueden atraer a italianos u otros europeos que les gustan los atunes enormes y les cobras 3000 o 5000 dólares por cuatro días para buscar animales grandes en un lugar que no está tan sobrepescado como la mayoría”.

Las condiciones geográficas lo permiten
El profesor Amílcar Leví Cupul Magaña explica que la pesca ilegal es posible en el archipiélago en parte por su distribución geográfica. La Isla Cleofas, en particular, es un punto vulnerable, ya que se encuentra alejada de la Isla María Madre, desde donde se realizan las labores administrativas y de vigilancia del área protegida. Esto permite que la pesca ilegal se realice sin ser detectada y las distancias facilitan que los pescadores huyan hacia las costas continentales antes de ser detenidos.
Para evitar la pesca ilegal, Pablo Zamorano de Haro, director de la Reserva de la Biósfera Islas Marías, coordina recorridos en los que se supervisan las islas alejadas de Isla María Madre, no obstante, menciona que sólo tienen una embarcación para realizarlos y hay escasez de gasolina.
“Nos falta el capitán de relevo, marineros y abastecimiento de combustible”. Además, “es muy complicado estar llevando la lancha al continente para que le den mantenimiento porque no tenemos aquí mecánicos”, agrega.
Zamorano de Haro considera que la mejor estrategia para evitar que siga la pesca ilegal en la reserva es utilizar avances tecnológicos para vigilar de forma remota. Para adquirir esos sistemas, no obstante, requiere de recursos económicos que por ahora no tiene.
“Lo vemos como una oportunidad para probar nuevas tecnologías: seguimiento en tiempo real, cámaras de alto alcance, radares, sin embargo, todo esto obviamente es una inversión fuerte. Tenemos que ir buscando alternativas y fuentes de financiamiento para esto”, dice.
El director asegura que tiene buena comunicación con la Secretaría de Marina, dependencia que sí tiene embarcaciones para hacer rondines, pero aún así la pesca ilegal sigue sucediendo. “Es muy complicado porque es una zona con muy buenos recursos, la gente quiere venir aquí a pescar y viene con todos los riesgos que esto pueda representar. Sí hay pesca, tampoco es que sea desbordante, pero sí es importante redoblar esfuerzos para evitarla”, comenta el encargado del área protegida.
El profesor Cupul Magaña considera que para evitar la pesca ilegal en la reserva es importante que se refuercen las actividades de vigilancia, tanto de la Conanp como de la Marina, lo que requeriría una mayor asignación de recursos económicos por parte de la Secretaría de Hacienda.
“Las únicas noticias que oyes cuando hablan de presupuesto es que ya le van a recortar el 10, 20 o 30 por ciento a estas dependencias de gobierno. Debería ser todo lo contrario porque cuidan el capital natural de nuestro país y nos lo estamos acabando porque no tenemos la capacidad de manejarlo por falta de recursos”, asegura el investigador.
La oficina del comisionado de la Conanp informó a Mongabay Latam que la institución recibió un incremento presupuestal para este sexenio, que comenzó el 1 de octubre de 2024, aunque no detalló las cifras. El recurso actual asignado a esta institución —responsable de cerca del 13% del territorio nacional y 232 áreas naturales protegidas federales— es de 1001 millones de pesos (51 millones de dólares), de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación 2025, frente a los 983 millones (50 millones de dólares) aprobados el año anterior. Aunque el aumento nominal fue de 1.83%, si se toma en cuenta la inflación, en términos reales esto representa una reducción de 2.4% respecto al presupuesto de 2024.
Gina I. Chacón Fregoso, coordinadora del informe Cuidar lo que importa: el presupuesto para el cuidado del ambiente y las áreas naturales protegidas en el PPEF 2025, de la coalición Noroeste Sociedad Civil para la Sustentabilidad Ambiental (NOSSA), confirma que este monto fue aprobado y publicado en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2025. En su análisis, la coalición concluye que “a cada hectárea protegida se le está asignando un promedio de 10.2 pesos (0.52 dólares)”.
La oficina de la Conanp también destacó la existencia de alianzas internacionales consolidadas desde hace tiempo para ayudar a la Conanp, así como la actual articulación de estrategias como el cobro de derechos y acuerdos interinstitucionales compensatorios que, asegura, fortalecen tanto la conservación como el trabajo de las y los guardianes de las áreas protegidas.
En respuesta a si han considerado el uso de tecnologías de vigilancia remota en zonas de difícil acceso —como algunas de la Reserva de la Biosfera Islas Marías—, la Conanp indicó que con la Semar busca aplicar tecnológicas para mejorar el monitoreo de fauna, el cuidado del medio ambiente y la seguridad en estas zonas protegidas. “En Islas Marías también trabajamos en conjunto para mejorar las condiciones”, agregó la dependencia. Sin embargo, la Semar no respondió las preguntas enviadas a su área de prensa sobre su estrategia de vigilancia en la reserva.
Frente a estos desafíos, el investigador Octavio Aburto Oropeza agrega que lo más importante para eliminar la pesca ilegal es lograr que las compañías de pesca entiendan que no solamente afectan a otras personas, sino que ellos mismos en un futuro no tendrán que pescar.
“Si se sigue pescando seguirán estos arrecifes el mismo camino que han seguido otros que básicamente se han quedado sin especies, sin diversidad, y que cada vez son más débiles ante los cambios que vemos en el clima”, concluye el profesor.
Edición: Michelle Carrere
Imagen Principal: el 12 de mayo de 2018, el profesor Octavio Aburto Oropeza y un buzo hallaron conchas de caracoles burro rotas por el consumo durante una expedición. Foto: Octavio Aburto Oropeza