¿Sabías que el 88 % de la población de jaguares se ha reducido en México? Pero tenemos buenas noticias. En Oaxaca hay un programa de conservación que busca que los félidos rescatados puedan retornar a su hábitat natural. Los detalles en video.
Simuladores de vida silvestre
De los casi 40 000 jaguares que caminaban en el territorio de México a principios del siglo XX, en la actualidad solo quedan alrededor de 4 800. Una reducción de casi el 88 % de la población causada por la caza ilegal, la matanza en represalia por las muertes de ganado y, principalmente, por la expansión de la agricultura y la ganadería en zonas forestales.
Históricamente, en México el jaguar se distribuía a lo largo de las sierras y costas del Atlántico y el Pacífico, desde Chiapas y Quintana Roo hasta Sonora y Tamaulipas, incluyendo un corredor a lo largo del Eje Neovolcánico que cruza el centro del país. Si bien esta distribución se mantiene en lo general, la pérdida de población y de hábitat han reducido el territorio del jaguar en un 40 % y fragmentado lo que queda, aislando poblaciones y comprometiendo, entre otros elementos, su diversidad genética.
“La estrategia de reintroducción como la que desarrollamos acá tiene el potencial de repoblar o revitalizar poblaciones de jaguar en lugares donde quedan muy pocos ejemplares”, asegura Rosas, refiriéndose al norte de México donde las industrias agrícola y ganadera han contribuido a disminuir en forma considerable las poblaciones de félidos.
Para enseñar a los jaguares a comportarse como jaguares, el santuario cuenta con dos simuladores de vida silvestre: terrenos deliberadamente aislados de cualquier contacto humano que recrean lo mejor posible todas las condiciones del hábitat en que los felinos serán reintroducidos.
Rodeados por vallas de casi cinco metros de altura cubiertas por plástico negro que impiden el intercambio visual entre el interior y el exterior, estos simuladores cuentan con madrigueras, colinas y hasta lagos artificiales donde, además, se reproducen sonidos ambientales del hábitat original. Ahí, los biólogos encargados del proyecto llegan a suministrar presas vivas similares a las que sirven de alimento a los jaguares en vida silvestre: desde conejos hasta pecaríes y venados cola blanca.
En ciclos que pueden ir de uno a cuatro años, dependiendo de factores como su edad, estado físico y conductual, los jaguares primero se familiarizan con la presencia de otros animales vivos y poco a poco desarrollan con ellos una relación de depredador y presa. En estas lecciones se ve de todo, desde jaguares intimidados por un pecarí o lastimados por las patadas de un venado.
“El programa de asilvestramiento atiende las áreas conductual, física y cognitiva de los jaguares”,explica el biólogo Roberto Velásquez. “Esto nos obliga a generar conocimiento desde abajo, confrontar hipótesis y romper esquemas a partir de prueba y error”, agrega.
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Imagen principal: Uno de los jaguares rescatados que hoy habitan en el santuario. Foto: Andrea Reyes/Jaguares en la Selva