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Salvando a los Orangutanes de Borneo

Salvando a los Orangutanes de Borneo


Orangután en Borneo, foto de Rhett Butler

Salvando a los Orangutanes de Borneo
Rhett Butler, mongabay.com
30/11/2007

El aire es cálido y pesado por la humedad matutina típica de los bosques lluviosos de Borneo mientras nuestro kelotok, una embarcación tradicional, avanza sobre un río de un color tan negro que bien podría confundirse con tinta. Los estridentes llamados de un par de cálaos se escuchan sobre el ruido del motor mientras vuelan sobre nosotros con sus coloridos y enormes adornos sobre el pico.



Inspecciono el primigenio bosque pantanoso que nos rodea en busca de señales de vida. De repente, Thomas grita: “Ahí, en la palma nipa. Un orangután macho adulto!” Levanté la vista y vi un enorme simio rojo que arrancaba despreocupadamente hojas frescas cerca de la punta de una palma junto al río. Nos observa antes de regresar con calma al interior del bosque.



Este es el primero de muchos orangutanes silvestres con los que nos encontraremos durante los próximos días.


Me encuentro en el Parque Nacional Tanjung Puting, en el sur de Kalimantan, en la isla de Borneo. Con 400 mil hectáreas (988 mil acres) es la mayor reserva de brezal costero tropical y bosque pantanoso de turba del sureste de Asia. También es uno de los mayores hábitat que quedan para el orangután, que se encuentra en grave peligro de extinción, y cuyas poblaciones han disminuido dramáticamente en años recientes debido a la destrucción del hábitat y la cacería ilegal. Los orangutanes se han convertido en el centro de atracción de esfuerzos más amplios para salvar el ambiente natural de Borneo.



Nos dirigimos al Campamento Leakey, nombrado así en honor del renombrado paleontólogo keniano Louis Leakey. Aquí se encuentra el centro del Proyecto de Conservación e Investigación sobre Orangutanes. Establecido por la prominente primatóloga Biruté Mary Galdikas, también fundadora de la Fundación Internacional Orangután (OFI), el proyecto busca apoyar la conservación y el conocimiento sobre el orangután y su hábitat de bosque lluvioso, así como la rehabilitación de individuos que se encontraban en cautiverio. El Proyecto de Investigación y Conservación del Orangután es la cara pública de la conservación de la especie en esta parte de Kalimantan, la porción de Borneo bajo control de Indonesia.



La isla de Borneo, la tercera más grande del mundo, alguna vez fue hogar de uno de los bosques más majestuosos e inexplorados del mundo. Con sus costas pantanosas bordeadas por bosques de manglar y su interior montañoso, gran parte del terreno era prácticamente impenetrable. Hasta hace un siglo, los cazadores de cabezas dominaban las partes remotas de la isla.




Un orangután juvenil se alimenta mientras cuelga de un árbol. Foto de Rhett Butler.

Durante los 80s y 90s, Borneo experimentó una profunda transformación. Sus bosques fueron derribados a una velocidad sin precedente en la historia humana. Sus bosques lluviosos terminaron en países industrializados como Japón y Estados Unidos en forma de muebles de jardín, pulpa de papel y palillos. Inicialmente la mayor parte de la madera era extraída de la porción malaya de la isla, en los estados norteños de Sabah y Sarawak. ¨Después, los bosques del sur de Borneo, que pertenece a Indonesia y que se conoce como Kalimantan, se convirtieron en la principal fuente de maderas tropicales.



Hoy los bosques de Borneo son solo una sombra de la leyenda que fueron. Solo queda menos de la mitad de bosque lluvioso original y el desarrollo sigue amenazando mucho de lo que aún se mantiene. La isla es vista como una pieza clave en el futuro económico de Indonesia por sus ricos depósitos minerales y auríferos, sus recursos maderables, su potencial hidroeléctrico y su baja densidad poblacional en una región cada vez más densamente poblada.



La zona aledaña a Tanjung Puting, cerca de la ciudad de Pangkalan Bun, representa un buen ejemplo de lo que puede producir una explotación desmedida de los recursos. La región solía producir rattan, una liana de valor forestal, y madera —incluyendo palo fierro, meranti, sándalo y ramin— pero estas industrias ya no son viables debido a la deforestación. Actualmente la mayor parte del paisaje está compuesto por sabanas y tierras turbosas desecadas que son azotadas por incendios periódicos como aquellos que arrasaron casi 20 mil millas cuadradas de bosque durante 1982-1983 y 4,000 millas cuadradas en 1997-1998 a lo largo de Borneo. Aunque existen pocos trabajos fuera de las plantaciones de palma de aceite, cada semana continúan arribando botes con migrantes de Java. Algunos de ellos se emplean en el sector de la minería informal, que recientemente cambio la extracción de oro —cuyos depósitos prácticamente se han agotado— por la de arena de sílice usada para fines industriales en las fábricas chinas.



Galdikas afirma que la minería tiene un considerable impacto sobre el ambiente local. El Río Sekonyer, cuyo color natural es negro, toma una apariencia café con leche por las grandes cantidades de sedimentos de las actividades mineras que son arrastrados por la corriente. Galdikas sugiere que el incremento en el número de ataques fatales de cocodrilos que se ha visto en años recientes —incluyendo a un turista británico en 2002— puede estar relacionado con la reducida visibilidad de la aguas del río. A ella también le preocupan los niveles de mercurio en el río, debido a que este metal ha sido asociado con un reducción de la capacidad mental de los niños recién nacidos y los pescadores del pueblo ribereño de Kumai todavía dependen del pescado local como fuente de alimento.



Finalmente, los mineros tampoco quieren a los turistas porque sienten que su presencia amenaza su forma de vida. Mi guía Thomas, quien nació en la isla Indonesia de Flores pero que ahora se ha asentado aquí, dice que ha tenido altercados con mineros que se enojan con los turistas que toman fotografías de las de las actividades mineras, porque temen que una imagen negativa pueda generar una reacción del gobierno.




Mineros de sílice se dirigen río arriba a bordo de un bote rápido hacia una zona minera clandestina. Foto de Rhett Butler.



El atractivo de las minas de sílice

La extracción de sílice es un lucrativo negocio en ésta parte de Kalimantan. Los mineros ganan de 35 a 40 centavos de dólar por cada kilo de arena de sílice y pueden producir más de 100 kilogramos al día. Por lo tanto, están extremadamente bien pagados, aunque la mayor parte de sus ingresos se destina a la compra de bienes a precios elevados en el mismo asentamiento. El atractivo de un buen ingreso y la percepción de abundancia de tierra y oportunidades de trabajo atrae migrantes de Java cada semana. La mayor parte de los mineros son emigrantes de esa región.

La atracción minera se torna evidente a medida que avanzamos sobre el río. Nos rebasan botes rápidos que transportan mineros y colonos hacia las zonas mineras y las aldeas. Thomas piensa que la creciente población de mineros y su cercanía a los parques naturales es motivo de preocupación.



“Supongo que hace una semana subieron allá 50 personas. Ellos destruyen la tierra y el agua y aún así el gobierno local otorga permisos, esperando la recaudación de impuestos pero sin preocuparse por la destrucción,” dice. “Jakarta no proporciona suficientes recursos, así que el gobierno local tiene que encontrar la manera para ganar dinero. Ellos quieren dinero aunque ello signifique la destrucción del bosque y la contaminación del agua.”



Aunque actualmente la minería se desarrolla principalmente en áreas ya deforestadas, el bosque está siendo presionado por el flujo de trabajadores que buscan materiales de construcción, leña y tierras de cultivo.



Al menos por ahora, a los abundantes monos de probóscide, primates de grandes narices y apariencia graciosa, no les parece importar el paso de los botes rápidos. Thomas afirma que realmente han modificado su conducta para tomar ventaja del hecho de que los cocodrilos tienden a evitar a estas veloces embarcaciones. Para protegerse de los ataques de los cocodrilos al momento de cruzar el río, generalmente los monos nadan justo después del paso de uno de esas ruidosas lanchas. Si no hay botes a la vista emplean una estrategia más arriesgada “la del cerdo de guinea”, enviando a un nadador solitario como señuelo. Si el nadador cruza sano y salvo, continúa el resto del grupo.



El mono de probóscide es solo una de las nueve especies de primates que se encuentran en Tanjung Puting. En general, la riqueza de especies de Borneo está bien documentada y aún existen muchas especies virtualmente desconocidas para la ciencia. La isla tuvo una importante influencia sobre Alfred Wallace, un naturalista que concibió la teoría de la selección natural de manera independiente y simultanea con Charles Darwin. Los científicos actuales aún siguen descubriendo especies en Borneo. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), organización conservacionista particularmente activa en Borneo, reporta que los investigadores han descubierto 361 especies de animales y 441 especies de plantas entre 1994 y 2004.



Recién el año pasado, la comunidad científica se sorprendió después de que una cámara trampa capturó dos fotografías una criatura desconocida parecida a una zorra. Aparentemente esta especie es tan rara que incluso los cazadores locales no pudieron reconocerla. Entretanto, el tesoro escondido de la isla alberga especies de plantas con fantásticas propiedades, incluyendo un árbol que produce un fármaco —Calanolida A— que actualmente se encuentra bajo pruebas de la FDA por sus propiedades en contra del VIH. Irónicamente, esta planta potencialmente salvadora de vidas estuvo cerca de perderse antes de su descubrimiento debido a la de deforestación.



Éstos descubrimientos en serie junto a las amenazas latentes han hecho de Borneo un nuevo polo que atrae esfuerzos de conservación. Contando con el carismático orangután como especie bandera del impulso a las áreas protegidas, distintos grupos están presionando al gobierno indonesio para que reduzca la tala y cancele los grandes proyectos agrícolas y promueva un manejo efectivo de los parques naturales. Actualmente, la mayor parte de la atención se centra sobre el llamado “Corazón de Borneo” en la región central de la isla, pero los trabajos de conservación que se están realizando son de suma importancia.



Tanjung Puting es un fragmento de bosque en medio de un paisaje deforestado, que sirve como refugio para raros primates y un sinnúmero de otros tipos de y plantas y animales. El más famoso de ellos es el orangután, un simio que alguna vez se distribuyó a lo largo del sureste asiático pero que, debido a la pérdida de hábitat y la cacería persistente, ahora se encuentra limitado a poblaciones remanentes en Sumatra y Borneo. Los humanos compartimos el 97% de nuestro material genético con ésta especie, que siempre ha sido conocida por su inteligencia, la cual ha superado en algunas pruebas la de un niño de 2 años.



Actualmente, en Indonesia los orangutanes están mayormente amenazados por la destrucción del bosque, la cacería para obtener su carne y por su tráfico en el mercado de fauna silvestre. La WWF estima que cada año se capturan entre 250 y 1,000 orangutanes silvestres para venderse en el mercado negro. Esta pérdida esta teniendo un impacto significativo sobre la población y la diversidad genética de la especie debido a que la población total es menor a los 30,000 animales y a su lenta tasa reproductiva (las hembras rara vez dan a luz más de tres crías durante toda su vida). Algunos científicos creen que el declive de la población podría reducir la viabilidad genética de la especie y producir su eventual extinción.




Un bebé orangután aprende a balancearse en el Centro de Cuidados y Cuarentena de Orangutanes. Foto de Rhett Butler.



Biografía: Birute Galdikas

En 1971 Birute Galdikas se convirtió en la tercera de las “ángeles de Leakey” [las otras dos fueron Jane Goodall, que estudia chimpancés y Dian Fossey que dedicó su vida a la búsqueda de los gorilas de montaña] cuando fue reclutada por el eminente paleontólogo keniano Louis Leakey. En aquel tiempo estudiante de posgrado en psicología y zoología por la Universidad de California en Los Angeles, Galdikas se dirigió a las remotas junglas de Borneo y estableció el Campamento Leakey. Desde entonces ella ha trabajado ahí, estudiando a los orangutanes silvestres y estableciendo programas de conservación y rehabilitación para los simios en peligro de extinción.

Galdikas está trabajando para detener este riesgo mediante el estudio de los hábitos de los orangutanes y la reintroducción de orangutanes cautivos hacia sus bosques nativos. A nivel mundial, su programa es el más grande en su tipo y ha reintroducido más de 150 orangutanes a los bosques de Tanjung Puting. Rehabilita orangutanes que han sido capturados en redadas o que han sido entregados voluntariamente a las autoridades, generalmente una vez que el simio enferma o crece más allá de la capacidad del dueño para cuidarlo. Aunque los bebés orangutanes pueden ser una curiosa novedad, los adolescentes y adultos son animales fuertes e inteligentes capaces de realizar travesuras o acciones más peligrosas. Hoy en día la mayoría de los huérfanos provienen de las plantaciones de palma de aceite. Debido a la deforestación las hambrientas madres orangutanes buscan comida en los plantíos. Cuando son capturadas son asesinadas y las crías son retenidas para ser vendidas en el mercado negro o entregadas a las autoridades, quienes las llevan al centro de cuidados.



Los orangutanes huérfanos son llevados al Centro de Cuidados y Cuarentena de Orangutanes en el pueblo de Pasir Panjung. Este centro está compuesto por tres veterinarios de tiempo completo, más asistentes y voluntarios locales y un “bosque de entrenamiento”. Esta equipado con instrumental y suministros médicos donados, lo cual le permite al personal dar un excelente nivel de cuidado a los orangutanes, incluyendo cirugías y tratamiento de enfermedades. Pero más allá de la rehabilitación física, muchos orangutanes jóvenes —especialmente los huérfanos— requieren de acondicionamiento social y psicológico para que eventualmente puedan regresar a la libertad y vivir como orangutanes normales.



Es por ello que el Centro de Cuidados cuenta con un “bosque de entrenamiento” donde los simios juveniles pueden desarrollar sus habilidades arborícolas así como también tienen la oportunidad de unirse a madres sustitutas que en ocasiones los crían como si fueran propios. Lo ideal es que estos huérfanos sean reintroducidos a la naturaleza entre los seis y ocho años de edad.



Generalmente cuando un orangután esta listo para ser reintroducido es llevado a una remota estación forestal dentro de Tanjung Puting. El orangután se libera pero dos veces al día le son colocados plátanos, frutas de rambutan y leche en una plataforma de alimentación. Al inicio, el simio recién liberado depende fuertemente de las dádivas, pero con el tiempo se vuelve más independiente. Tuve la oportunidad de visitar varias de estas plataformas a la hora de alimentación, incluyendo la del Campamento Leakey. Debido a que ya había pasado el pico de la época de fructificación, aparecieron varios orangutanes, desde madres con crías hasta gigantes machos dominantes, descendiendo por las ramas del dosel para alimentarse en la plataforma de madera.


La alimentación no solo les proporciona nutrientes a los orangutanes, sino que también tiene una importante alcance y función educativa para la comunidad local, creando interés y aprecio por la fauna silvestre y el ecosistema del bosque lluvioso entre niños y adultos por igual. El campamento Leakey es un popular destino de fin de semana para los habitantes locales. Durante la temporada alta más de 200 personas pueden visitarlo durante un domingo, pagando cerca de 50 centavos por ver comer a los orangutanes. También se les invita para que visiten la exhibición didáctica que explica la ecología del bosque lluvioso y la importancia del ambiente.



Aunque el programa de Galdikas ha sido exitoso reintroduciendo más de 200 orangutanes, reforzado la protección de los parques, establecido alternativas económicas para la población local y educado a los niños sobre el bosque lluvioso, su trabajo no ha sido fácil. Durante el camino, la profesora —como es conocida por los visitantes y el personal que tiene dificultades para pronunciar su nombre— ha enfrentado duras batallas que van desde intentos de organizaciones conservacionistas rivales que tratan de desprestigiar su trabajo para ganarse el favor de los funcionarios del gobierno indonesio hasta los taladores ilegales y promoventes de la palma de aceite que amenazan con atentar en su contra.



Galdikas dice que la cosas fueron particularmente difíciles con las secuelas de la caída del antiguo dictador Suharto, que usó fuertes tácticas para dirigir al país durante 30 años. En ausencia del cumplimiento a la ley sobrevino el caos, y los parques fueron invadidos ilegalmente por los taladores que extrajeron de los bosques grandes cantidades del valioso ramin, una madera dura y blanca que se usa para fabricar muebles y persianas. Día y noche pilas de troncos flotaban en la corriente a medida que los árboles más accesibles de ramin eran derribados. Galdikas estima que se extrajeron $120 millones en ramin del parque cada año durante ese periodo. Thomas lo recuerda bien.



“Hace cuatro o cinco años veías grandes pilas de troncos bajando por la corriente durante todo el día, incluso a mitad de la noche,” recuerda, mientras admiramos unas plantas sarracenias gigantes en el piso del bosque. “Es fácil cortar árboles. Con una motosierra toma de 10 a 15 minutos para que caiga un gran árbol. Toma de 70 a 80 años para un árbol crezca de nuevo. Es muy lento.”



Pero Thomas dice que las cosas están cambiando. “El año pasado el gobierno se volvió muy estricto en el control de la tala ilegal y parece que está funcionando. Con las patrullas locales y los proyectos de OFI, pienso que la tala ilegal es mucho más rara actualmente,” afirma.



Sin embargo, los efectos de la tala ilegal sobre el parque han sido significativos. Un estudio realizado en 2004 con sistemas de información geográfica encontró que el 40% del parque había sido desprovisto de vegetación. La invasión agrícola, particularmente para el cultivo de arroz y camarón, la minería (de oro y sílice) y las plantaciones de palma de aceite que se establecieron después de la deforestación, contribuyeron con la mayor parte del problema.



Aún así, Galdikas se planta en su terreno, alistando el apoyo de las organizaciones de ayuda internacional, de los donadores de la Fundación Internacional Orangután, y de manera importante, de la comunidad local.



Rana arborícola en el bosque lluvioso tropical de Borneo


Planta sarracenia, Nepenthes reinwardtiana, en el bosque lluvioso de Borneo


Un orangután trepa mientras sostiene un racimo de plátanos en la boca

Un mono probóscide macho adulto

Bosque pantanoso a lo largo del Río Seikonyer

Fragmento de jungla que ha sido tumbado y quemado en Borneo

Cabaña abandonada a las afueras del Parque Nacional Tanjung Puting

Sílice transportado río abajo


Thomas




Más fotografías

Durante el periodo de transición, Galdikas y su organización OFI tomó el control de la administración del parque. Con un apoyo monetario de USAID ha colocado señales de “prohibido talar” a lo largo de los ríos y ha establecido postas de guardia en el bosque, al tiempo que OFI ahora da trabajo a cerca de 200 personas del ambiente local para la realización de los esfuerzos de conservación y rehabilitación. Los guardaparques locales ahora patrullan los cursos de agua y los bosques para reportar la tala ilegal y los desmontes de bosque. Los aldeanos realizan proyectos de reforestación que buscan restaurar los árboles en las áreas deforestadas dentro del parque.



Aun así, el parque está amenazado por las presiones de desarrollo y una iniciativa de un ministro del gobierno local para reasignar porciones del parque a las plantaciones de palma de aceite. Además de la corrupción crónica, donde virtualmente cualquier líder comunitario puede ser comprado con una motocicleta de $1,000 dólares, el gobierno está ávido de recaudar impuestos. Simple y sencillamente, la palma de aceite genera la mayor recaudación e ingresos para los gobiernos y funcionarios locales necesitados de efectivo.



Por ello existe una intensa presión para convertir los bosques lluviosos en plantíos de palma de aceite. Galdikas está especialmente preocupada por los planes para reencauzar un gran río para que fluya al este en lugar de al oeste, lo que privaría de agua el bosque pantanoso que aún queda en el sur, dejando el área lista para el desarrollo de éste cultivo.



La palma de aceite es la industria de moda en el sur de Borneo. Los precios están por la nubes y han ocasionado una expansión acelerada de la palma, elevando los precios a cerca de $400 dólares por tonelada o aproximadamente $54 dólares por barril. Esto ha propiciado el desmonte de miles de kilómetros cuadrados de bosque en años recientes. En esta parte de Borneo, el bosque pantanoso generalmente es convertido después de que ha sido talado para extraer sus valiosas maderas. Entonces se construye un canal de desagüe para drenar el bosque. Los árboles que quedan son destruidos con la técnica de tumba-roza-quema y la tierra se siembra con semillas de palma de aceite. En unos cuantos años se empieza a cosechar los frutos de la palma, los cuales se procesan para obtener su aceite, que es más productiva por unidad de área que cualquier otra semilla oléica. Una sola hectárea de esta palma puede producir 5,000 kilogramos de aceite crudo, o casi 6,000 litros de crudo. En comparación, la soya y el maíz —cultivos que con frecuencia son llamados las fuentes máximas de biocombustibles— generan solamente 446 y 172 litros por hectárea, respectivamente..



Pero más allá de la conversión del bosque, la palma de aceite tiene un impacto significativo sobre el ambiente. Se ha visto que esta palma agota los nutrientes del suelo, al tiempo que las fábricas de procesamiento liberan efluentes nocivos, que son una mezcla contaminante de cáscaras quebradas, agua y residuos de grasa, hacia las corrientes de agua locales. Además, el amplio uso de plaguicidas, herbicidas y fertilizantes a base de petróleo, propicia que los cultivos de palma de aceite no solo contaminen a una escala local sino que también contribuyen con las emisiones de gases de invernadero. Las plantaciones indonesias son tan dañinas que después de 25 años de cosecha se abandona su cultivo y las tierras se convierten en un matorral. Los suelos pueden estar tan deslavados de nutrientes, especialmente en ambientes con ph ácidos, que pocas plantas son capaces de crecer ahí, dejando el área prácticamente desprovista de vegetación, con la excepción de pastos y malezas que sirven de mecha para los incendios forestales.



“La palma de aceite es un cultivo que empobrece a la gente de Indonesia y a su ambiente,” comenta Thomas mientras caminamos a través de un área de bosque desmontado infernalmente caliente. “La palma sólo es buena para los impuestos del gobierno y la corrupción.”



Los plantíos de palma también amenazan a los orangutanes que son atraídos por sus frutos. Galdikas afirma que las plantaciones que limitan con las áreas boscosas son especialmente preocupantes, ya que son tentadoras para los orangutanes, que generalmente son matados a tiros cuando se les detecta y después se los comen los trabajadores de la plantación. La presión por desarrollar la planta es intensa a lo largo de los límites norte y oeste del parque.



A pesar de éstas amenazas, una exhausta Galdikas tiene un cauteloso optimismo sobre el futuro. Ella espera que un aumento en las cuotas de entrada, que actualmente son de 5 dólares por persona al día, que los turistas pagan por visita el parque pueden generar más ingresos y fomentar que el gobierno local vea las virtudes económicas del ecoturismo.



“La principal preocupación del gobierno local son los ingresos,” comenta Galdikas, mientras se le acerca una hembra adulta orangután en la entrada de su residencia en la jungla. “Si ellos pueden generar más recursos protegiendo Tanjung Puting para los turistas, entonces probablemente lo hagan así. Pero justo ahora la palma de aceite constituye la mejor base de recaudación de impuestos.”



Adicionalmente, otros proyectos desarrollados por Galdikas y la OFI pueden ayudar a ganarse a los funcionarios.



“Hemos hecho mucho para mostrarle al gobierno local que nuestros proyectos tienen un impacto positivo para la comunidad. Por ejemplo, nuestro proyecto de diversificación agrícola cerca de Kumai evitó una catástrofe para varias familias que de otra manera no hubieran sido capaces de alimentarse por sí solas después de que se perdió el cultivo de arroz,” recuerda. “Y a todos los niños de la escuela les encanta venir a ver a los orangutanes. Durante los días festivos estamos casi saturados de visitantes.”



Por el bien de los orangutanes de Borneo esperemos que ella tenga razón.


Información relacionada:
Fundación Internacional Orangután [sitio web: orangutan.org]
Artículo: ¿Por qué la palma de aceite está remplazando a los bosques lluviosos tropicales?


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