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Sapo al borde de la extinción

Sapo al borde de la extinción

Sapo al borde de la extinción
Rhett y Tina Butler
Traducción por Genoveva Trejo Macías
mongabay.com
3/3/2008



Alguna vez se observaron miles de sapos de Kihansi en el desfiladero del mismo nombre, pero actualmente la población es de menos de 200 individuos. La construcción precipitada de una presa financiada por el Banco Mundial arrastró a esta especie al borde de la extinción.



Durante la década pasada, el sapo era abundante en las cascadas del Río Kihansi, su único hábitat en el mundo. El desfiladero se localiza al sur de las montañas de Udzungwa, que poseen la mayor diversidad de toda Tanzania.



Antes de la construcción de la presa, el Río Kihansi descendía 700 metros en un desfiladero. El rocío de las cascadas mantenía una temperatura y humedad constantes en el área, y sus habitantes específicamente adaptados incluían al sapo Kihansi. El ambiente del Desfiladero de Kihansi es tan especializado que el sapo no se encuentra en ninguna otra área circundante.





PHOTO BY TIM DAVENPORT / WCS.

En julio de 1994, el gobierno de Tanzania inició la construcción del Proyecto Hidroeléctrico Kihansi para cubrir las necesidades de la industria minera y turística.



Después de un año de construcción, los investigadores descubrieron la existencia del sapo y de dos especies endémicas de plantas. Sin embargo, la construcción de la presa continuó y en seis meses el flujo original del Río Kihansi se redujo a un 25 por ciento, lo que tuvo un impacto inmediato sobre el sapo de Kihansi.



La disminución del flujo del río provocó que los humedales se secaran y que el sapo se congregara en la base de las cascadas. Más del 90 por ciento de la zona de neblina fue destruida y la población de sapos se desplomó.


De julio de 2000 a marzo de 2001, se instaló un sistema de aspersión para simular la neblina de las cascadas y en el otoño del 2000, se inició un programa de reproducción ex situ desarrollado por la Wildlife Conservation Society (WCS), en donde se transportaron 500 sapos al Zoológico del Bronx en Nueva York y al Centro Nacional de Conservación de Anfibios del Zoológico de Detroit.



En junio de 2003, con la implementación de un sistema mejorado de aspersión en el Desfiladero de Kihansi, la población silvestre de sapos aumentó a 20,000 individuos, pero fue devastada por un hongo quitridio, el mismo patógeno que ha diezmado a las poblaciones de anfibios alrededor del mundo entero.



Los esfuerzos que se han realizado para preservar a la especie incluyen estudios genéticos y $30,000 donados por el gobierno de Tanzania para apoyar a los programas en cautiverio. Este dinero provino del Banco Mundial, quien está pagando por el daño ecológico causado por la presa, que actualmente produce el 25 por ciento de la energía del país y genera $63 millones de ganancias al año.



El problema del sapo de Kihansi es tan sólo un ejemplo del declive que las especies de anfibios están teniendo a escala global. Debido a que los anfibios son particularmente susceptibles a los disturbios en el hábitat, estos animales continúan desapareciendo en números alarmantes. Alrededor de un tercio de las especies de anfibios en el mundo se encuentra amenazado y casi la mitad están en declive. Desde 1980, más de 100 especies de anfibios han desaparecido y se asume que se han extinguido.










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