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A medida que desaparecen los bosques tropicales, surge una solución de mercado.

A pesar de la creación de áreas protegidas en el Amazonas y otras regiones tropicales, los bosques a nivel mundial, siguen siendo destruidos por una simple razón: Valen más talados, que en pie. Pero con la deforestación, ahora un movimiento líder del calentamiento global, está fortaleciéndose para pagar a los países y habitantes locales para que conserven sus bosques tropicales intactos.


Los ecologistas que intentan preservar la desaparición de la selva amazónica ahora se enfrentan a una dura paradoja: Nunca antes habían tenido éxito en la protección de los más grandes bosques del mundo, pero tampoco, nunca antes, habían tenido una destrucción simultánea. La pregunta clave hoy es, si los nuevos modelos de conservación- incluyendo la creciente popularidad del mercado basada en un programa conocido como REDD-será competente para revertir la permanente pérdida de los bosques tropicales, no solamente en el Amazonas, sino también en Indonesia, Borneo y el Congo Africano, donde las tierras vírgenes continúan siendo arrasadas a un ritmo sin precedentes.



Desde el año 2000, donantes extranjeros que trabajan con el gobierno de Brasil, han gastado cientos de millones de dólares para el establecimiento de 386.000 millas cuadradas del Amazonas – un área tan grande como Francia y España juntas- en áreas protegidas. Sin embargo, durante ese mismo periodo, los ganaderos, agricultores y urbanizadores del Amazonas, han destruido un área forestal equivalente a la mitad del tamaño de Noruega.



Los apreciables cambios de precio de la tierra, la ganadería, la expansión industrial del cultivo de soya, billones de dólares de nuevos proyectos de infraestructura de obras y la presión de urbanización en el Amazonas, solamente los acelerará. Y la situación es peor en los bosques tropicales de Indonesia, que ahora están siendo talados para obtener madera y fundar plantaciones de aceite de palma. Sin duda, desde el año 2001, solamente la deforestación en Brasil e Indonesia, ha permitido la pérdida de 116.000 millas cuadradas de bosque.




Deforestación el bosque tropical de Perú

Si estas tendencias continúan, uno de los más grandes ecosistemas del mundo- sus bosques tropicales –serán talados parte por parte con terribles consecuencias, no solamente para la diversidad de vida en la tierra, sino también para el clima mundial, el cual ya se calienta a un alarmante ritmo.



La esperanza para evitar la peor destrucción en el Amazonas, Indonesia y otras regiones de bosques tropicales descansa, hoy cada vez más, bajo la creencia que pronto el mercado pagará por los servicios prestados por bosques forestales saludables, que incluyen mantenimiento de la diversidad, generación de aguas, retención de carbono y moderación del clima mundial. Esta idea está rápidamente ganando fuerza en un amplio rango de interesados -incluyendo bancos y financieras internacionales, expertos en desarrollo, políticos del gobierno y ecologistas – que han adoptado el concepto de que la mejor forma de conservar intactos los bosques es pagar a los países forestales y a los pobladores de bosques para no derrumbarlos.



El concepto es conocido como REDD – “reducir las emisiones de la deforestación y la degradación”- y esto es más que una teoría abstracta.



Por el momento, estos esfuerzos son aislados y vacilantes. Para crear una masa crítica, la comunidad mundial debe ordenar fuertes reducciones de gas por el efecto invernadero y fijar un precio para el carbono. Las reuniones se están llevando a cabo esta semana en una conferencia de Naciones Unidas, sobre el clima en Poznan, Polonia; sobre estos temas, hay un avance en los esfuerzos para que el próximo año se modifique el Protocolo de Kyoto, con nuevas limitantes para los gases del efecto invernadero.



La meta es encontrar el punto donde, gracias a los límites de las emisiones de gas, por el efecto invernadero y al mercado local del carbono, billones de dólares sean recaudados cada año para invertir en REDD ó proyectos para “evitar la deforestación”. Mientras las empresas persigan intereses comerciales, podrían terminar con la protección forestal mundial y los países pobres podrían encontrar nuevas formas de capitalizar sus activos naturales sin destruirlos.



Deforestación el bosque tropical de Madagascar.

“Los bosques fracasan porque ellos valen más talados que en pie “, dice Andrew Mitchell, Director del
Global Canopy Program, un grupo investigador y conservador de los bosques tropicales. “Este es un ejemplo clásico del fracaso del mercado, pero los servicios del ecosistema podrían cambiar eso”.



A pesar de su promesa , REDD mantiene controversias y afronta muchos cambios, incluyendo el garantizar los derechos sobre la tierra y los beneficios financieros para los habitantes de los bosques; establecimiento de líneas de base para medir con precisión la reducción de las tasas de deforestación; causando “fugas” ,cuando las medidas de conservación de un área a otra cambian ; y el consenso que los países desarrollados deberían invertir solamente en los proyectos de REED, como una forma de continuar emitiendo grandes cantidades gases por el efecto invernadero. Pero con la tradicional debilidad de las medidas conservacionistas, es más evidente el obvio incremento de las tasas de deforestación y el aumento de las advertencias de que la destrucción de los bosques tropicales es el mayor recurso para las emisiones de gas del efecto invernadero, está aumentando el apoyo a la idea de que un enfoque de mercado, para mejorar la preservación de los bosques, puede ser la mejor esperanza.



El grupo de conservación WWF, se opuso a los programas de REDD, preocupados porque ellos fueran un mecanismo para eximir á los países ricos de la necesidad de reducir las emisiones de gas por el efecto invernadero. Pero en Septiembre, frente a la fase de pérdida de bosques en curso, Carter Robert, Presidente de WWF y CEO, manifestó que su grupo ahora apoyaría los proyectos de REED, como un componente clave para abordar los cambios climáticos, ya que aproximadamente el 20% de las emisiones de gas provienen de la deforestación. Si se presupone que el Amazonas fuera un país, allí la deforestación lo colocaría dentro de los siete países más emisores de gases del efecto invernadero del mundo, dijo Robert, “A no ser que el mundo tenga políticas que reconozcan el valor de mantener los árboles y bosques en pie, habremos fracasado”.



El concepto de que los países en desarrollo deberían ser compensados por reducir las emisiones de la deforestación y la degradación, ha permanecido por más de una década, pero ha fracasado en ganar agilidad, no solamente por el temor que las naciones saludables podrían comprar su salida al corte de emisiones. Algunos temen – y aún les preocupa – que los derechos y los intereses de los indígenas puedan ser ignorados por los gobiernos y comerciantes de carbono y que los especuladores aseguren los servicios del ecosistema proporcionados por los bosques tropicales, sin la aprobación de la gente que vive allí. En lugares donde los derechos de la tierra están muy mal definidos, tales títulos podrían ser utilizados para desalojar la gente de tierras donde han vivido por generaciones.



El último mes, Forest Dialogue on Climate Change -una coalición de gente indígena, consorcios comerciales, gobiernos y otros- , dijeron que los proyectos de “REED solamente mostrarán los últimos resultados de mejoramiento, si éstos se adaptan a las condiciones de la tierra y ayudan a encontrar las necesidades de los habitantes locales”.



Los esfuerzos de REDD han tenido en cuenta éstos intereses .Muchos expertos en bosques tropicales afirman que los programas para evitar la deforestación pueden ofrecer una mejor alternativa que el status quo, que durante mucho tiempo ha permitido el desplazamiento de las personas nativas de sus tierras, a la tierra de los madereros y urbanizadores.



Las peticiones de REDD son para ganar también apoyo de aliados no tradicionales, incluyendo las organizaciones humanitarias, grupos de apoyo, gobiernos y el World Bank.



Los investigadores sugieren que una vez exista viabilidad para el comercio internacional de carbono, la misma economía impulsará a REDD.En las áreas donde la infraestructura es deficiente y los bosques son abundantes, REDD puede ofrecer atractivos retornos económicos para las comunidades rurales. Varios estudios en Indonesia y Brasil han demostrado que los habitantes podrían ganar más si ellos reciben recursos de REDD para apoyar el desarrollo sostenible ,ya que éstos pueden ser mejores de lo que serían si provienen de la tala tradicional de árboles ó de la conversión a fincas. El único mercado mundial de carbono, en la Unión Europea, cotiza la tonelada de carbono a $20 Dólares. Si los inversionistas que buscan ofertas fueran a pagar aún una fracción de tal valor, para ayudar a preservar los bosques en Indonesia por ejemplo, esto disminuiría los beneficios que el gobierno recibe de la forestación- un estudio ha demostrado que normalmente son solamente $0.34 por tonelada de carbono liberado. Además, debido a que REDD es compatible con la cosecha sostenible de productos forestales y el ecoturismo de bajo impacto, este podría ser una parte integral de los esquemas rurales de desarrollo.



Observando el enorme potencial, los gobiernos y los inversionistas están ya posicionándose para el mercado del carbono.




El Woods Hole Research Institute estima que utilizando los programas REED para disminuír la deforestación en la Amazonía del Brasil, aproximadamente a cero, dentro de una década costaría de $100 a $600 Millones por año. El Eliasch Review, del gobierno Británico, contrató un informe sobre REDD y se estima que un sistema tope de comercio, que incluye el carbono forestal, podría generar más de $7 Billones al año – principalmente de la compra de ofertas de carbono – para financiar la conservación forestal.



Observando el enorme potencial de REDD, gobiernos e inversionistas ya se están posicionando para el mercado del carbono. El pasado mes de Diciembre, Merrill Lynch se convirtió en el primer gran banco de Estados Unidos en invertir en un programa para evitar la deforestación, colocando $ 9 Millones de Dólares para la conservación de bosques tropicales en Sumatra .El banco espera asegurar créditos para carbono mientras éstos estén baratos y luego venderlos a mayor precio, si el mercado del carbono surge. La operación – que incluye la conservación de carbono australiano, Merril Lynch, Flora y Fauna Internacional y el gobierno provincial de Aceh- podría generar cientos de millones en la financiación de carbono en los próximos 30 años, al prevenir la tala y la conversión de bosques en plantaciones de aceite de palma.



El Gobernador de Aceh, Irwandi Jusuf, ve la iniciativa como un paso clave para recuperar la región, por la devastación del Tsunami, del año 2004 y tres décadas de guerra civil. Para apoyar el proyecto, Irwandi ha ordenado el monitoreo de la tala de arboles, empleando más de 1.000 guardabosques iniciales y la publicación de planes para el desarrollo de negocios ambientales sostenibles.



En Marzo, una firma de capital privado, tomó un paso sin precedentes al comprar los derechos de servicios ambientales generados por 1432 millas cuadradas de conservación forestal en Guyana. London-based Canopy Capital, acredita que efectivamente los servicios generados por los bosques tropicales vivos, verán una compensación eventual en los mercados internacionales. El ochenta por ciento de las ganancias irá a comunidades locales, a través de préstamos de microcrédito para actividades económicas sostenibles.



“La única forma en que podemos revertir esto, es a través de una motivación de beneficio”, dijo Hilton Murray Philipson, Director de Canopy Capital. “Esto es lo que se necesita para aprovechar el poder de los mercados. Pero esto no se detiene al obtener ganancias – también tendremos que entregar un mejor nivel de vida para los habitantes locales. Necesitamos comenzar a valorar las partes intrínsecas de los bosques, como un ser auténtico, más que tener que convertirlo en algo más “



El World Bank está ayudando a lanzar proyectos en más de una docena de países, con sus $300 millones de Dólares del Forest Carbon Partnership Facility, creado para ayudar a las naciones a obtener la compensación a través de proyectos de REDD.



Brasil está a favor de un acercamiento diferente, perfilado éste mes en las conversaciones climáticas en Poznan, Poland. Brasil planea establecer un fondo voluntario en aquellos países desarrollados, compañías y otras entidades para pagar la reducción de emisiones de gas de la deforestación. Con un control completo sobre la forma como son gastados los fondos y la no asignación de créditos convencionales de carbono a los contribuyentes, la iniciativa mantiene la soberanía sobre el Amazonas y le da un incentivo financiero sin precedentes, para el cubrimiento de la preservación de los bosques forestales de la región. El fondo de ayuda tiene la intención de reunir $21 Billones de Dólares en el año 2021 y Noruega ha depositado más de un billón de Dólares para el proyecto del año 2.015, como aporte al Brasil para la reducción de la deforestación. Lo que hace el Brasil es crucial, ya que allí se ubica más del 60% del Amazonas y representa cerca de la mitad de la pérdida mundial de bosques tropicales al año.


Borneo.

Brasil tiene incertidumbre de como serán utilizados los fondos, pero el programa Bolsa Floresta, en el estado del Amazonas, podría servir como modelo para compensar a la población rural por evitar la deforestación. El programa lanzado el año pasado, paga a las familias que viven cerca de la Reserva de Uatuma, cerca de US$25, mensuales como premio por no talar y ni quemar las tierras forestales. Los residentes también son atendidos con servicios de salud, agua potable y mejor acceso a la educación.



Aunque los expertos discrepan sobre los métodos, pocos discuten que el mundo debe intentar un nuevo enfoque para la conservación del bosque tropical – y rápido. Daniel Nepstad, uno de los principales bosques tropicales ecologista quien ahora dirige a la conservación de la Fundación Gordon y Betty Moore, indica que ya estamos acercando a un punto de inflexión crítico en el Amazonas, donde la más grande del mundo de la selva tropical ya no será capaz de suministrar la vital los servicios ecológicos que proporciona actualmente.



Aunque los expertos están en desacuerdo con los métodos, algunos argumentan que el mundo debe intentar un nuevo y rápido enfoque para la conservación de los bosques tropicales. Daniel Nepstad, un dirigente de la ecología de bosques tropicales y quien ahora dirige la conservación en la Fundación Gordon and Betty Moore, sugiere que estamos casi aproximándonos al punto crítico en el Amazonas, donde los más grandes bosques forestales no podrán suministrar los vitales servicios ecológicos que normalmente proporcionan.



“La selva amazónica ya ha entrado en un retroceso, en el que el círculo vicioso entre el uso de la tierra, la sequía estacional y el fuego, están degradando rápidamente enormes extensiones de selva tropical cada año “, dijo Nepstad, señalando que si las tasas de deforestación continúan, la mitad de la Amazonia será quemada, cortada o degradada para el año 2030. Sostiene que adicional a la reducción de futuros cortes, 100.000 millas cuadradas de tierras amazónicas deben ser renovadas. Esas medidas, dijo Nepstad, contribuirían a garantizar que aproximadamente tres cuartas partes de la selva amazónica se mantenga intacta, un factor importante para estabilizar el sistema mundial y regional del clima.



Entre 1996 y 2005 , Brasil logra una reducción neta del 20% en la deforestación, pero los lineamientos para el 2018 son menos ambiciosos, no obstante ,existe conocimiento de ambas cosas, tanto de mantener la cobertura forestal en el Amazonas , como del potencial del carbono forestal como Activo Económico. A largo plazo, mejorando el gobierno, un nuevo mercado basado en el sistema de compensación que premie el mejoramiento ambiental y la continua la expansión de las áreas protegidas, son claves para proteger bosques como los del Amazonas.-

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