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Cazador furtivo conocido como ‘Morgan’ detrás de devastadora masacre en la Reserva de Vida Silvestre de Okapi


No fue sino hasta 1901 que los científicos descubrieron al okapi; hoy figura en la Lista Roja de UICN como Casi Amenazado.

Funcionarios señalaron a un infame cazador furtivo de elefantes, conocido como ‘Morgan’, como el que encabezó el ataque homicida a la estación de la Reserva de Vida Silvestre de Okapi en el Congo (RDC) a fines del mes pasado. El ataque de Morgan y de su tropa dejó siete muertos, incluyendo a dos guardafaunas de vida silvestre. Los cazadores también mataron a tiros a 13 okapis, considerados embajadores del bosque amenazado, que se hallaban en cautiverio en la oficina central. Aunque un okapi sigue vivo, está herido y los conservacionistas no se hacen ilusiones de que sobreviva. UNESCO y la ONG Fauna & Flora International emitieron un pedido urgente para recaudar $120.000 dólares en el lapso de dos semanas para las familias de las víctimas y para apresurarse a reconstruir la estación.



“Si esta situación no se revierte aceleradamente, entorpecerá el progreso de la conservación en la Reserva de Vida Silvestre de Okapi, hogar de la última población numerosa de elefantes montunos en la República Democrática del Congo. No podemos dejar que estos cazadores furtivos impunemente maten guardafaunas y cacen vida silvestre,” explicó Guy Debonnet del Centro del Patrimonio Mundial de UNESCO.



La semana pasada, John Lukas, director de la Reserva de Vida Silvestre de Okapi, escribió que es probable que el ataque fuera “en represalia por las recientes operaciones de los guardafaunas de ICCN que perturbaron las actividades de caza furtiva y minería al sur de la Reserva. Los rebeldes quieren reabrir minas y cazar vida silvestre ilegalmente sin interferencia alguna.”



A UNESCO le preocupa que Morgan y su tropa hayan logrado su objetivo al quemar la estación, matar a los guardas y destruir equipo importante, y que estén alistándose para matar a los demás elefantes de la Reserva por el marfil de sus colmillos, en demanda en el mercado negro del Este de Asia.


the coral reef crustacean, Sadayoshia edwardsii


coral reef crustacean, Pilumnus tahitensis

Arriba: la oficina central de la Reserva de Vida Silvestre de Okapi aparece quemada. Abajo: uno de los okapis que fueron eliminados. Fotos cortesía de UNESCO.

Hace poco, Teresa Hart, conocida conservacionista y directora del proyecto de los Ríos Tshuapa, Lomami y Lualaba (TL2) en RDC describió a Morgan en una nota en su blog como a “un cazador furtivo de elefantes que fue arrestado tres veces por los guardas del parque, llevado a cortes en la localidad y luego liberado. El proviene de Epene, una aldea poco más allá de la Estación de Okapi.”



Hart también informa que la pandilla de cazadores furtivos tomó 28 rehenes, 16 de los cuales ya volvieron. Sin embargo, según informes, hasta el martes la pandilla seguía reteniendo a 12: 11 de las cuales eran mujeres, incluyendo a 9 menores de edad.



Hart, quien hace 25 años vive y trabaja en RDC, también escribió esta escalofriante narración de la masacre: “Durante todo un día las escenas de horror y pánico desgarraron Epulu. Mucha gente huyó al bosque, algunas personas fueron tomadas de rehenes para cargar el botín de los atacantes. Las mujeres fueron violadas. Entre los muertos están dos guardafaunas y la esposa de otro. Dos de ellos fueron quemados. Algunos informaron que la esposa de Amisi fue quemada viva, quizás atrapada en medio del caos que se suscitó mientras los forajidos incineraban la infraestructura del parque y las casas de los guardas. A otras personas parecía habérseles disparado al azar: Dos personas en un camión que pasaba por Epulu, otras dos residentes de Epulu. Los ambientes administrativos de la Reserva fueron saqueados y luego quemados. Las casas y tiendas en la aldea fueron arrasadas.”



La caza furtiva de elefantes está en su peor momento desde 1989, según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, Convention on International Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora). Como muestra el asalto a la oficina central, la caza ilegal de elefantes no sólo está diezmando su población mundial sino que además viene con un costo humano. Es más, en los últimos años los cazadores ilegales—que persiguen elefantes, rinocerontes y tigres entre otras especies—han estado operando con mayor descaro, aparentemente respaldados por una mafia bien organizada que muy probablemente esté involucrada en varias actividades criminales.


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