Noticias ambientales

La secuela de Mad Max corre sobre un delicado ecosistema desértico en Namibia

El Namib es el desierto más antiguo de la Tierra, compuesto por llanura de grava y campos de dunas que han estado intactos por cerca de 40 millones de años. Forma una delgada línea junto a la costa suroeste de África, recorriendo aproximadamente 2000 km desde Namibia y hasta el interior de Angola. Su ensamble único de flora y fauna está especializado para la vida desértica e incluye uno de los organismos que más tiempo ha vivido en el planeta, una planta llamada Welwitschia mirabilis, con una esperanza de vida de 5 a15 siglos. El Namib es también hogar del único camaleón auténtico que tiene su morada en el desierto en todo el globo, el camaleón Namaqua (Chamaeleo namaquensis). Las planicies de grava alojan a una multitud de invertebrados y pequeños vertebrados. La tierra de la superficie es rica en yeso y carbonato de calcio, y forma una delicada corteza sobre la que las huellas de pies y de llantas permanecen por décadas.



El desierto del Namib es ciertamente un remarcable, pero frágil ecosistema, el cual no puede tolerar operaciones antropogénicas extremas (impactos ambientales humanos) sin grandes consecuencias. La mayoría del Namib está bajo protección oficial dentro del Parque Nacional Skeleton Coast (10.7 millones de hectáreas), un mega parque que incluye el Parque Nacional Dorob (780,000 ha) y el Parque Namib Naukluft (hacia 5 millones de hectáreas) cerca de Swakopmund. El uso dentro de estos parques está restringido a turistas casuales, actividades recreacionales organizadas e investigaciones bajo el permiso del Ministerio Namibio de Medio Ambiente y Turismo. Los impactos antropogénicos están típicamente limitados, porque los vehículos deben conducir únicamente por rutas prescritas, y la remoción de flora, fauna y objetos inanimados está estrictamente prohibida si no hay un permiso. Los impactos antropogénicos deben ser mitigados bajo los términos de la robusta Acta sobre Manejo Ambiental de Namibia del 2007.




Camaleón del Namib con una camioneta de la secuela de Mad Max en el fondo. Cortesía de Krystal A. Tolley y Michele Menegon.



Pero durante el 2012, áreas de los parques de Norob y Namib Naukluft fueron utilizadas como locaciones para la filmación de una secuela (Fury Road) de la popular serie Mad Max. A lo largo de estas operaciones, se permitió que vehículos fueran conducidos fuera de los caminos oficiales, con el entendimiento de que el área sería rehabilitada inmediatamente después. Se ha citado que estas actividades inyectaron $40 millones a la economía namibia y emplearon de manera temporal a cientos de personas locales (The Guardian, 5 de marzo del 2013), un evento significativo para un país africano con una población de apenas más de 2 millones de ciudadanos. Pero en contraste, la industria del turismo en el país, la cual está basada primariamente en ecoturismo debido al remarcable paisaje namibio, brinda $780 millones por año y emplea a decenas de miles de personas de forma permanente.



Ciertamente, cualquier actividad dentro de ecosistemas frágiles tendrá un impacto, pero éste debe ser minimizado y mitigado. En el caso de las recientes operaciones fílmicas, el impacto en esta delicada área fue incrementado por la conducción de vehículos fuera de las rutas oficiales y por el campamento continuo en zonas previamente vírgenes. Estas actividades dejaron cicatrices en la capa superficial del suelo a través de miles de hectáreas, y plantas y animales sensibles estuvieron en las líneas directas de manejo de automóviles. Ya que ninguna Asesoría de Impacto Ambiental (EIA) fue llevada a cabo para obtener una línea base a priori a la película, el extenso daño hecho al ecosistema no es cuantificable. Los esfuerzos de rehabilitación que tomaron lugar después de la filmación consistieron en arrastrar cadenas y redes a través del paisaje para borrar parcialmente las cicatrices visuales. Esto dañó todavía un área más grande, remolcando a plantas y animales que habían sobrevivido. En general, la medida carece de una aproximación precavida, e indica inherentemente un valor más alto en el entretenimiento, que en la preservación y conservación de nuestros ecosistemas únicos en el globo.




Camaleón Namaqua cerca del set de Mad Max en Namibida. Cortesía de Krystal A. Tolley y Michele Menegon



Mientras un incremento en actividades como ésta podría aumentar la economía de Namibia a largo plazo, es importante no perder la visión de por qué, para empezar, este país es tan deseable para dichas actividades. Lo que Namibia tiene para ofrecer es su incólume e inigualable, pero también irremplazable yermo.
Medidas superficiales y estéticas a corto plazo para los agudos impactos antropogénicos vienen con un costo: daños duraderos a la fuente de recursos que hace al Namib tan cotizado y querido. Cuidados extremos deben tenerse en cuenta para asegurar que los efectos de tales actividades sean mínimos, y que la rehabilitación esté dirigida a restaurar el hábitat a su forma original, y no a la borradura, hecha a la ligera, de cicatrices superficiales en el ecosistema. Más aún, datos de estudios y una línea base son necesarios de tal modo que las asesorías de impacto ambiental orienten sobre el daño potencial de los usos que se pretendan dar, y provean consejería adecuada respecto a la mitigación con el fin de asegurar que este ecosistema conserve su valor para la economía namibia.





Nota: este post originalmente llamó erróneamente al reptil en la segunda foto “lagarto de collar”. Esto fue un error del editor.



Ha habido algo de confusión con los elementos de este post. Los autores han proveído las siguientes aclaraciones:
    Primeramente, es importante que los lectores comprendan que la fotografía no es de un “camaleón orejero” (Chamaeleo dilepis), sino de un camaleón namaqua (Chameleo namaquensis). El camaleón orejero no existe en el Namib. Mientras este artículo no lo menciona, el camaleón parece en tensión, y es desafortunado que un lector asumiera automáticamente que dicho camaleón fuera puesto en la fotografía para hacer ver su punto. Simplemente ése no fue el caso.



    La mención de la Welwitschia en la introducción es para informar al lector acerca de la unicidad de este ecosistema desértico, presentando un ejemplo importante de uno de los más excepcionales tipos de organismos que pueden ser encontrados allí. El primer párrafo está enteramente dedicado a contextualizar el desierto para aquellos que no están familiarizados con él. El artículo es necesariamente breve, y por tanto no es posible (y tampoco brinda coherencia a la historia) mencionar cada planta o animal que ocurren en el desierto. De hecho, hay tantas diferentes y únicas especies que pudieron haber sido mencionadas, pero fueron elegidas dos para proveer a los lectores de un sentido del lugar en general. Continuando con esto, no hay menciones acerca de dónde se dio lugar la filmación en relación con la distribución de la Welwitschia (la cual de facto se encuentra al interior de la costa) y la conexión entre los dos no está declarada en el artículo.



Salir de la versión móvil