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La tasa de deforestación decrece en los países en la Cuenca del Congo

En la última década, la deforestación ha decrecido en los países de la Cuenca del Congo a pesar del marcado aumento en el índice de tala forestal en la República Democrática del Congo, según un nuevo estudio publicado en Philosophical Transactions of the Royal Society B como parte de un conjunto de 18 documentos sobre los bosques tropicales de la región.



La edición especial, que fuese elaborada por Yadvinder Malhi, Stephen Adu- Bredu, Rebecca Asare, Simon Lewis y Philippe Mayaux, abarca una serie de temas relacionados con los bosques tropicales de la Cuenca del Congo, incluyendo la deforestación, los efectos del cambio global, la historia y las características principales de los bosques de la región, [así como] la extracción de recursos entre otros.



Con 178 millones de hectáreas de bosques tropicales, la Cuenca del Congo es sólo superada por el Amazonas en términos del área boscosa tropical. En general, la región representa el 89 por ciento de los bosques tropicales de África y almacena 39 mil millones de toneladas de carbono, [lo] que constituye el 79 por ciento del carbono terrestre del continente.







Forest cover in Congo Basin countries




Deforestación del Congo en declive



El análisis de los datos [obtenidos por] satélite, [realizado] por Philippe Mayaux y sus colegas, muestra [que] la Cuenca del Congo, a un 0,3 por ciento de pérdida anual de bosques, cuenta con la tasa de deforestación más baja de las principales regiones de bosques tropicales del planeta, tanto en términos proporcionales como absolutos. La tasa de deforestación de la región también va en descenso, mostrando una disminución de un 36 por ciento, de 285.400 hectáreas por año en el decenio de 1990 a 181.500 hectáreas por año en la década del 2000. La tasa global de pérdida de selva tropical en África está superando a la del Congo, con una disminución superior a la mitad, de 592.000 hectáreas en el 1990 a 288.000 hectáreas por año durante la última década.





La edición especial señala que la tasa relativamente baja de la pérdida de bosques en África es producto de sus circunstancias, incluyendo “la ausencia casi total de la tala a escala agro-industrial”, lo que representa más de la mitad de la pérdida de bosques tropicales a nivel mundial. Analizando las causas de la deforestación en la región, Thomas Rudel de la Universidad de Rutgers, considera que el petróleo y la riqueza mineral parecen estar actuando como un freno a la deforestación mediante el movimiento de migración urbana lejos de las áreas forestales. Sin embargo, al mismo tiempo, este cambio parece estar debilitando la seguridad alimentaria mediante el aumento de la dependencia de los países basada en el valor alimentario.



“Los países más húmedos de la Cuenca del Congo tenían tasas más bajas de deforestación, debido en parte a que los ingresos fiscales procedentes de las industrias del petróleo y los minerales en esta región estimularon la migración de zonas rurales a urbanas, la debilitación de la agricultura y el aumento de las importaciones de cereales procedentes del extranjero”, opina Rudel. “En este sentido, los países de la Cuenca del Congo podrían estar experimentando una transición forestal impulsada por el petróleo y los minerales”.



La investigación encontró que la mayoría de la deforestación se “encuentra alrededor de las redes de transporte y cerca de ciudades, incluyendo las zonas aptas para la agricultura [localizadas] a 5 horas de viaje de los principales mercados, y el almacenamiento de leña y carbón vegetal a 12 horas [de viaje] de una ciudad”.












Sin embargo, a diferencia de otras partes del mundo, la investigación publicada en la edición especial sugiere que la tala comercial no parece ser una de las principales causas de la deforestación en la Cuenca del Congo. En cambio, ello impulsa la degradación forestal y está asociado con el floreciente comercio de carne de animales salvajes, permitiendo el acceso a los cazadores a través de carreteras madereras.



“En las zonas de alta diversidad tropical africana, suele haber sólo uno o dos árboles maderables cosechados por hectárea, y desde el punto de vista económico no tiene mucho sentido la tala de bosques distantes de los mercados “, opinan Malhi y sus colegas. “Esto contrasta con el sudeste de Asia, donde los bosques ricos en dipterocarpáceas dan lugar a muchas más especies de madera, experimentando una tala intensiva (alrededor de 10 a 20 árboles por hectárea) y sufriendo graves daños debido a la tala”.



“Mayaux et al y Rudel investigan los posibles vínculos entre la tala y la deforestación subsecuente. Ellos encuentran pocas pruebas de que la tala conlleve a la deforestación, ya sea a escala local o nacional. La falta de un frente de colonización activo con la presión de una tala forestal completa [constituye] una diferencia clave con el Amazonas. La red flexible de vías forestales a causa de una ligera densidad de explotación, conjuntamente con la baja densidad de población, no provoca condiciones críticas para la deforestación, excepto en torno a algunas concesiones en la República Democrática del Congo”.






Otro artículo en la edición especial se centra específicamente en los efectos de la tala sobre la estructura y la dinámica de los bosques. Sylvie Gourlet-Fleury y sus colegas comprobaron que mientras la biomasa y la función de los bosques se recuperan rápidamente de la tala dentro de unos 25 años, los árboles comerciales se llevan “mucho más tiempo” para la recuperación. Mientras tanto, una revisión [realizada] por Kate Abernethy revela que “la eliminación de animales del ecosistema” producto de la caza no sostenible puede tener efectos persistentes a largo plazo en la estructura de los bosques mediante la reducción de la abundancia de los principales dispersores de semillas y “arquitectos forestales” tales como los elefantes .



Los elefantes pueden jugar un papel extraordinario en los bosques de la Cuenca del Congo. Como señalaron Simon Lewis y otros, los elefantes pueden ser en parte responsables de los árboles altos así como de la alta biomasa de la región al triturar e ingerir los árboles pequeños.



“La densidad extremadamente baja de los tallos en los bosques africanos puede estar relacionada con la biomasa muy elevada de animales grandes: Los elefantes (Loxodonta africana cyclotis), los gorilas (Gorilla gorilla gorilla) y otros grandes herbívoros como los bongos (Tragelaphus eurycerus) pueden mantener una bajísima densidad de árboles pequeños”, opinan Lewis y sus colegas.
“Esta opinión se ve reforzada por un artículo reciente del sudeste de Asia, [el cual] muestra un gran aumento en la densidad de árboles jóvenes una vez extirpada la fauna compuesta por animales grandes”.



Lewis y sus coautores señalan que, como promedio, los bosques del Congo son más altos y menos diversos que los de Asia o el Amazonas. Sin embargo, estos almacenan casi tanto carbono como los grandes bosques de dipterocarpáceas de Borneo.



La gran incógnita para los bosques del Congo: El cambio climático



Mientras que los bosques de la Cuenca del Congo parecen estar absorbiendo más carbono en la actualidad, la ciencia acerca de las repercusiones del cambio climático en la región está lejos de ser resuelta. Los modelos climáticos coinciden en que la cuenca del Congo verá un fuerte aumento de las temperaturas de hasta 4°C en este siglo, pero existe la incertidumbre acerca de cómo la vegetación y la fauna responderán a las nuevas condiciones. Asimismo, partes de la cuenca podrán ver cambios en los patrones de precipitación, incluyendo “la humectación de las regiones del este” y “la intensificación de las estaciones de sequía en la Cuenca del Congo Occidental”. Las reconstrucciones de la anterior cubierta de vegetación natural de la región muestran que los bosques del Congo han sufrido altibajos con el cambio climático, incluyendo una retirada “sustancial” desde hace 3.000 años.



Richard Washington y sus colegas señalan que parte del problema en la predicción de los efectos del cambio climático en la Cuenca del Congo es la carencia de conocimiento de las condiciones actuales.



“La Cuenca del Congo es poco estudiada debido a la escasez de observaciones climáticas terrestres disponibles de la región, especialmente en las últimas décadas “, opinan Malhi y sus colegas. “Esta deficiencia es de importancia mundial, debido a que la Cuenca del Congo es el segundo “motor” de convección más importante de circulación atmosférica global tras el Continente Marítimo (islas del sudeste de Asia y aguas circundantes)[,] así como también la región de más alta frecuencia de caída de relámpagos en el planeta [57]. En las temporadas de transición (de marzo a mayo y de septiembre a noviembre), la Cuenca del Congo domina las precipitaciones tropicales mundiales”.




Comparación de las imágenes de satélite y los mapas de la cubierta forestal sobre la región de Lisala – Bumba (RD Congo). (a) Color compuesto MODIS; (b) Color compuesto Landsat; (c) Mapa derivado de MODIS (estudio del 2013, Mayaux et al); (d) Mapa derivado de Landsat; (e) Mapa GlobCover y (f) Síntesis del mapa.



Planificación para el futuro



Dada la importancia de los bosques del Congo, la edición especial incluye artículos sobre las opciones de conservación en la región. Como era de esperar, constituye un enfoque importante el mecanismo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD+), un programa que tiene como objetivo proporcionar una indemnización a los países tropicales, la cual se basa en el rendimiento de estos en relación con la protección de sus bosques. [El programa] REDD+ podría desencadenar potencialmente el flujo de cientos de millones de dólares al año hacia los países de la Cuenca del Congo, aunque aún debe superar grandes desafíos técnicos, económicos y políticos. Sin embargo, cerca de 550 millones de dólares ya han sido entregados a REDD+ en la región, lo que indica que el asunto “pudiese ya estar teniendo un efecto en la desaceleración de las actividades de deforestación y degradación en la región”.



Malhi y sus colegas señalan que pudiese existir una oportunidad limitada para la consolidación de los logros de conservación en la región dado el creciente interés en la agricultura industrial, especialmente en las plantaciones de palma aceitera.



“Una de las principales amenazas para el bioma forestal es la posibilidad de un cambio a plantaciones agrícolas comerciales, opinan [éstos]. “Si resultase mal planificado, especialmente en conjunto con una mala administración, estos cultivos industriales podrían dar lugar a una gran pérdida de bosques [tal y] como se presenció en el sudeste de Asia y en las regiones [cosechadoras] de soja del Amazonas”.




Leños de los bosques tropicales en Gabón




Necesidad de una mayor investigación



El apartado especial finaliza con un llamamiento a una profundización del conocimiento de los bosques de la Cuenca del Congo.



“Esta breve síntesis ha puesto de manifiesto muchos aspectos sorprendentes del bioma de la selva tropical africana y cuan diferente es, en muchos aspectos, de otras regiones de selvas tropicales quizás conocidas en más profundidad. También ha puesto de relieve lo poco que sabemos y lo mucho que aún hay por descubrir”, opinan Malhi y sus colegas. “Existen motivos de preocupación, tales como los intensos niveles de eliminación de animales del ecosistema y los posibles efectos del cambio climático, pero también hay motivos de esperanza, como por ejemplo las bajas tasas de deforestación y la posible resistencia de las especies de bosques tropicales al cambio climático”.



“Hacemos un llamado a las comunidades académica y política a que redoblen sus esfuerzos y así brindar la atención que tanto se merece este fascinante continente selvático”.




Joven gorila en Gabón




TRABAJOS EN LA EDICIÓN ESPECIAL:
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