Al igual que la mayor parte de los ecosistemas marinos del planeta, el mar de Ross ha sido etiquetado como el último “océano de la tierra.” Hogar de pingüinos, ballenas, orcas, focas y peces, el mar de Ross ha evitado, hasta ahora, la degradación que afecta a las aguas marinas de otras partes del mundo. Sin embargo, la propuesta de proteger el mar de Ross así como el litoral de la Antártida oriental ha fracasado debido a la oposición por parte de Rusia.
“Tras dos años de preparación, incluyendo esta reunión que Rusia solicitó para llegar a un acuerdo sobre el caso científico y las propuestas referentes al mar de Ross y a la Antártida oriental, nos vamos sin nada”, dijo Steve Campbell director de la Alianza del Océano Antártico.
Dada su importancia ecológica, EEUU y Nueva Zelanda propusieron dejar a un lado 2,3 millones de kilómetros cuadrados del mar de Ross para su protección. La propuesta fue apoyada por numerosas ONGs, científicos y naciones. En el caso de que se llevara a cabo, la reserva sería la zona marina protegida más grande del mundo. Sin embargo, en una reunión celebrada hoy de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA por sus siglas en inglés) en Alemania, Rusia señaló que no apoyaría la propuesta de la creación de un área protegida y además afirmó que la CCRVMA no tenía derechos legales para establecer dichas áreas, a pesar de que la organización (que incluye 24 países) ya ha establecido un área protegida. Las decisiones que tome la CCAMLR deben de ser aprobadas por unanimidad.
madre y su cría saliendo a la superficie en el mar de Ross Foto de: Robert Pitman. |
Austraia, Francia y la UE han propuesto también proteger siete diferentes zonas a lo largo de la costa oriental de la Antártida, lo que protegería un total de 1,9 millones de kilómetros cuadrados. Esta propuesta también se encuentra suspendida debido a la oposición rusa.
Aunque de forma secundaria y muy poco afectados, los océanos australes en las últimas décadas son cada vez más objeto de explotación. Dado que los océanos situados más al norte se han visto convertidos en objeto de sobrepesca, la industria pesquera se centra ahora en el océano austral para la captura de krill así como de bacalao antártico (Dissostichus mawsoni), más comúnmente conocido por los consumidores como la cara lubina chilena. Se conoce muy poco sobre la merluza antártica, pero teniendo en cuenta que es un predador que se reproduce lentamente su población podría verse reducida. El Krill, que sustenta el ecosistema entero, se caza para elaborar productos con omega-3. También se espera que el cambio climático y la acidificación de los océanos afecten cada vez más al ecosistema.
Las reservas no han prohibido la pesca por completo pero en su lugar establecen nuevas normas y zonas de no acceso. Rusia es uno de pocos países que cuentan con flotas pesqueras de la región.
De hecho, David Ainley, un biólogo marino que ha pasado décadas en el mar de Ross, dice que el proceso de protección se ha visto socavado por la industria pesquera mundial. Inicialmente los científicos presionaron para la protección contra la pesca en los mares Ross a lo largo de la plataforma continental y el talud de la misma, incluyendo la prohibición de la pesca, pero Ainley explica que esta idea se abandonó con rapidez.
“Las grandes potencias (Nueva Zelanda, EE.UU.), y las organizaciones no gubernamentales, no vieron las razones para proteger esta zona, ya que hacerlo sería reducir la pesca de merluza negra. Así que en lugar de eso, añadieron 1,7 millones de kilómetros cuadrados al océano abisal al norte de la plataforma occidental y ondearon banderas sobre como eso protegería una “biodiversidad” indefinida, creando la zona marina protegida (MPA por sus siglas en inglés) más grande del mundo. La P en MPA ha cambiado muchísimo. Deberían llamarla Zona Marina Gestionada; eso es lo que la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR por sus siglas en inglés) está haciendo: gestionar.”
De acuerdo con Ainley esto se ha convertido en un patrón más amplio para proteger la industria pesquera.
” Las MPAs que se han establecido en la zona, por ejemplo en South Georgia (UK) y Heard Island (Australia) no prohíben la pesca, y los límites de la MPA al sur de South Ornkneys han sido delimitados por la industria pesquera. Así que hay un doble rasero en esta iniciativa de proteger el Océano Austral.”
Aun así, muchas ONG tienen la esperanza puesta en el futuro progreso de la propuesta de EE.UU y Nueva Zelanda. A pesar de la intransigencia de Rusia, las naciones dicen que todavía hay otra oportunidad para crear las reservas a finales de octubre, cuando vuelva a reunirse la CCAMLR. Sin embargo, mientras tanto se tendrá que convencer a Rusia.