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De la teoría a la cruda realidad: la malaria se expande hacia mayores altitudes debido al calentamiento global

La malaria azota a nivel global: a pesar de siglos de esfuerzos para combatir esta enfermedad transmitida por un mosquito, todavía hoy mata entre 660.000 y 1,2 millones de personas cada año, de acuerdo con datos de 2010 de la Organización Mundial de la Salud. Asombrosamente, los expertos estiman que unos 300 millones de personas son infectados con la enfermedad todos los años o, lo que es lo mismo, un 4% de la población mundial total. Y estas cifras puede que sean incluso peores. Durante años, los científicos han mantenido un enérgico debate sobre si la malaria se expandirá a medida que el calentamiento global empeore, pero un nuevo estudio publicado en Science deja clara la primera gran evidencia.



“Observamos una expansión hacia mayores altitudes de los casos de malaria durante los años más cálidos, lo que supone una clara señal de respuesta de la malaria a cambiar a climas en tierras altas”, afirma la coautora, Mercedes Pascual de la Universidad de Michigan.



Los investigadores observaron durante más de una década la prevalencia de la malaria en dos regiones de tierras altas en Etiopía y Colombia. En el pasado, las tierras altas tropicales habían estado libres de brotes de malaria dada la inhabilidad de los mosquitos de manejarse en climas más fríos.



“Las temperaturas bajas a mayores alturas en estas latitudes tropicales frena, e incluso detiene, el desarrollo del parásito dentro del vector del mosquito, disminuye los niveles de reproducción y reduce el ratio de picaduras del vector, minimizando, si no previniendo, la transmisión”, escriben los científicos en el trabajo hecho público hoy.



Sin embargo, durante los años anormalmente cálidos –el número de los cuales está aumentando debido al cambio climático- los investigadores han encontrado que los mosquitos de la malaria se mueven hacia estas regiones normalmente inhóspitas para las que no están preparados.




Mosquito Anopheles gambiae, el cual, transmite la malaria en las regiones altas de Etiopía.  Fotografía de: Dan Salaman, Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical.

Mosquito Anopheles gambiae, el cual, transmite la malaria en las regiones altas de Etiopía. Fotografía de: Dan Salaman, Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical.



“Casos de malaria ocurrieron en altas elevaciones en años más cálidos, notablemente entre 1997 y 2002, en ambas regiones”, escriben los científicos. “Esta sincronía entre continentes puede estar relacionada con el aumento por encima de lo normal de las temperaturas que acompañan los acontecimientos de El Niño.”



Los descubrimientos de los investigadores dan en el centro de los argumentos sostenidos sobre si la malaria se expande o no a medida que las temperaturas aumentan, extendiendo su impacto. Para aislar sus descubrimientos, los científicos tienen en cuenta otros factores como las lluvias, el uso de insecticidas y la resistencia a los medicamentos contra la malaria. Y lo que es más importante, tanto en Etiopía como en Colombia, la prueba de la temperatura es la mejor explicación para los brotes.



“Nuestras últimas investigaciones sugieren que con el calentamiento global progresivo, la malaria se acercará sigilosamente a las montañas y se expandirá a nuevas áreas de gran altitud. Y dado que estas poblaciones adolecen de protección inmunitaria, serán particularmente vulnerables a la morbosidad y mortalidad severas”, afirma el coautor, Menno Bouma, Honorable Profesor Clínico Senior en la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical. Los investigadores han avisado desde hace tiempo que el cambio climático es probable que golpee más fuerte a los más pobres del mundo y los más marginalizados (y los menos responsables). Estos nuevos descubrimientos añaden mayor peso a estos argumentos.



Las implicaciones pueden ser severas: solamente las tierras altas de Etiopía albergan a 37 millones de personas viviendo en zonas rurales. De hecho, los científicos estiman que tan sólo un grado (centígrado) de calentamiento pueden provocar 2,8 millones de infecciones adicionales entre los niños de las tierras altas del país. El cambio climático ya ha aumentado 0,8 grados centígrados y mientras los gobiernos han pedido enfrentar el cambio climático global, su punto focal actual está en el aumento de 2 grados centígrados (y apenas están avanzando en este sentido).



“Nuestros descubrimientos subrayan el tamaño del problema y enfatizan la necesidad de realizar esfuerzos sostenidos para confrontarlo en estas regiones, especialmente en África”, afirma Pascual.



Sin embargo, las comunidades de las tierras altas no necesitan ser víctimas. Después de sufrir una epidemia de malaria entre 2002 y 2004, las comunidades de las tierras altas de Etiopía respondieron con un aumento del uso de insecticidas y mejores medicamentos contra la malaria. Esto supuso una “considerable reducción de los casos” de acuerdo con los autores. Pero esto va a requerir el aumento de los esfuerzos por parte de las autoridades de salud en estas regiones, afirman los científicos.



Además de moverse hacia mayores altitudes, los científicos han previsto también que en un mundo más cálido la malaria probablemente se filtre en el norte y el sur, invadiendo nuevas latitudes y quizá volviendo a países donde había sido erradicada. Hace dos años, la malaria aviaria -parecida a la malaria humana- fue encontrada en pájaros tan al norte como Alaska. Mientras tanto, los científicos están trabajando frenéticamente para desarrollar una vacuna contra la malaria u otros medios -incluyendo la manipulación genética de las poblaciones de mosquito- para parar la cruda enfermedad.



Región de tierras altas en Etiopía. Fotografía de: Asnakew Yeshiwondim.
Región de tierras altas en Etiopía. Fotografía de: Asnakew Yeshiwondim.




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