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Leñadores planean talar un 20% del paraíso de una isla tropical


Un árbol de un bosque pluvial en la Isla de Woodlark. Foto cortesía de Simon Piyuwes.

Un árbol de un bosque pluvial en la Isla de Woodlark. Foto cortesía de Simon Piyuwes.



Hace siete años, una compañía de aceite de palma puso sus ojos en la Isla de Woodlark – una pequeña isla de bosques pluviales que está a casi 320km de la costa de Papúa Nueva Guinea – pero la compañía era reprochada por los habitantes locales. Después de manifestaciones y peticiones, los planes de la compañía de eliminar un 70% de la isla para plantaciones se canceló en los principios de 2008. Sin embargo, los habitantes locales y los ecologistas que hablaron con mongabay.com en esa época creían que las cosas no terminarían así: tenían razón. Recientemente una compañía llamada Karridale Limited ha puesto maquinaria en las islas con planes de talar 17.600 hectáreas o un 22% de la isla, donde viven al menos 20 especies que no se encuentran en otra parte del mundo.



“Es claro que [los leñadores] vienen para hacer lo que es en su interés, y no en el del ambiente ni el de la gente de Woodlark,” le dijo un habitante que quería quedar anónimo a mongabay.com. Se entiende desde 2008 que ninguna compañía extranjera irá a Woodlark hasta que la tierra regrese a la propiedad usual. Mientras que trabajamos en esto, un acuerdo político fue pactado a escondidas. Estamos igualmente frustrados por esto.”



Karridale Limited, una compañía malaya, tiene actualmente un permiso de tala por la isla entera, según los habitantes. Pero el talar de los árboles lo hará una compañía sub-contractada llamada Woodlark Resources Limited. A pesar de su nombre, la compañía tiene dos dueños extranjeros.



Un anciano destacado del pueblo malasi de Woodlark dijo que el talar de los árboles ha sido aprobado por algunos de los habitantes, pero solamente representan una minoría de alrededor de 6.000 personas.




Niños en la Isla de Woodlark. Foto cortesía de Simon Piyuwes.
Niños en la Isla de Woodlark. Foto cortesía de Simon Piyuwes.


“La aprobación se hizo deprisa,” el anciano le dijo a mongabay.com. “En general la población no sabía que esto iba a pasar hasta muy tarde. La mayoría de la gente se sorprendió cuando llegó la primera barcaza de talar con la maquinaria.”



Además, el anciano dijo que la compañía no ha obedecido las regulaciones del gobierno: sus acciones incluyen la falta de un Memorándum de Acuerdo con las comunidades locales.



“La compañía no siguió todas las aprobaciones y canales oficiales del gobierno,” dijeron. “Para mí, hasta este momento, sigo con dudas que las aprobaciones adecuadas estén en orden.”



Un reportaje reciente dirigido por el Chatham House ha detallado una epidemia de explotación forestal ilegal que se mueve por Papúa Nueva Guinea: alrededor de un 70% de los árboles talados en el país se han talado de manera ilegal.



“El desafío más grande es resolver la conspiración entre los funcionarios corruptos y las compañías de explotación forestal,” le dijo a mongabay.com el autor del reportaje, Sam Lawson. “La industria de la explotación forestal en Papúa Nueva Guinea es muy poderosa, mientras que el gobierno es muy débil… La compañía de la explotación forestal más grande posee uno de los dos diarios nacionales, por ejemplo.”



A pesar de ser solamente un poquito más grande que la ciudad de Nueva York, La Isla de Woodlark (Que también se conoce como la Isla Muyua) es un tesoro ecológico. Hasta ahora, los científicos han descubierto al menos 24 especies que se encuentran solamente en esta isla, que nunca se ha conectado con Papúa Nueva Guinea. El más prominente es el cuscus de Woodlark (Phalanger lullulae), reconocido como en peligro de extinción en la Lista Roja de la UICN. El cuscus es un marsupial nocturno que parece ser una mezcla de un hámster gigante y un osito de peluche.




Una playa en la Isla de Woodlark. Foto cortesía de Simon Piyuwes.
Una playa en la Isla de Woodlark. Foto cortesía de Simon Piyuwes.



“Woodlark es un ejemplo increíblemente valioso y relativamente virgen de una isla con un bosque pluvial abajeño. Sería una tragedia verlo aplanado,” dijo Christopher Norris, un zoólogo y paleontólogo que visitó la Isla de Woodlark en el año 1987 para estudiar el cuscus endémico. “Si se quita una parte significante del hábitat [del cuscus], el bosque pluvioso, no hay ningún otra lugar donde el animal pueda habitar… están confinados a una isla y su capacidad de moverse en un hábitat inmaculado está extremadamente limitado.”



Los científicos creen también que es probable que muchas más especies endémicas queden sin descubrir debido a una escasez de encuestas de la biodiversidad de la isla lejana.



Además, los habitantes de la Isla de Woodlark dependen mucho de los bosques. Actualmente, la mayoría de los isleños sobreviven por la jardinería a pequeña escala, la caza y la cría de cerdos.



Se queda en la isla un ejemplo único de un sistema social y ecológico regional que apoyó la vida humana y de otros organismos durante más de 2.000 años,” le dijo a mongabay.com en 2008 F.H. Damon, un antropólogo. Damon ha pasado más de 30 años estudiando los isleños, que han dado forma al ecosistema de la isla mediante la creación de prados y huertos de árboles sagú. Gran parte de la isla queda cubierta de bosques primarios.





Karridale y Woodlark Resources Limited llegan mientras que los isleños de Woodlark siguen insistiendo al gobierno de Papúa Nueva Guinea que les den derechos a la tierra de la comunidad. En la mayoría del Papúa Nueva Guinea las comunidades locales poseen la tierra, pero no es así en la mayor parte de la Isla de Woodlark.



“La mayoría de la Isla de Woodlark consiste en tierra de la corona que pertenece al estado, excepto la parte oriental, que es tierra habitual,” explicó un habitante de la isla. “Dicen que trabajan para devolver la tierra al uso habitual, pero dicen lo mismo una y otra vez. [El] gobierno tiene el mandato a declarar la tierra a los habitantes otra vez. No entendemos por qué tarda tanto tiempo en realizar la acción, al menos que el gobierno tenga algún interés en la isla.”



Mientras que Karridale enfoca 17.6000 hectáreas, los habitantes dicen que creen que eventualmente la compañía buscará talar los árboles de la isla entera.



“Cuando Karridale empiece la operación habrá una posibilidad que todos los otros clanes de la isla entera quieran firmar su consentimiento para crecer la [Autoridad de la Madera],” dijo el mayor Malasi. “Sin duda la isla entera será talada.”




Los isleños de Woodlark. Foto cortesía de Simon Piyuwes.
Los isleños de Woodlark. Foto cortesía de Simon Piyuwes.



Una aldea en la Isla de Woodlark. Foto cortesía de Simon Piyuwes.
Una aldea en la Isla de Woodlark. Foto cortesía de Simon Piyuwes.


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