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Científicos redescubren en Costa Rica la críticamente amenazada rana de quebrada

Durante los últimos veinte años, las especies anfibias de todo el mundo experimentaron una rápida disminución debido al cambio climático, enfermedades, especies invasoras, pérdida del hábitat y degradación. Las poblaciones se redujeron alrededor de un 40 %, donde casi doscientas especies son consideradas extintas desde 1980. Sin embargo, a pesar de estas desalentadoras estadísticas, nuevos esfuerzos de investigación están encontrando poblaciones perdidas de algunas ranas desaparecidas. Un nuevo estudio que se publicó en la revista de acceso abierto de mongabay.com, Tropical Conservation Science informa el redescubrimiento de dos nuevas poblaciones de la rana de quebrada del Pacífico Sur (Craugastor Taurus) en el sudeste de Costa Rica, lo que marca el primer avistamiento de la especie desde 1997.



“El redescubrimiento [de las ranas de quebrada del Pacífico Sur] es uno de los ocho descubrimientos recientes de ranas desaparecidas en Costa Rica, los que incluyen al endémico sapo de Holdridge (Incilius holdridgei al que se lo creía extinguido”, escriben los investigadores en el estudio. “Es preocupante que no se detecten [ranas de quebrada del Pacífico Sur] en sitios históricos, pero el descubrimiento de dos poblaciones en una nueva ubicación es una noticia alentadora”.



El nuevo estudio también revela que las poblaciones reproductoras de la rana de quebrada del Pacífico Sur son resistentes, con una prevalencia alta, a la enfermedad fúngica quitridiomicosis, causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis (Bd). Investigaciones anteriores indican que esta enfermedad fue la causa principal de la muerte en masa de anfibios en Costa Rica en 1987, durante la cual al menos diecisiete especies sufrieron una disminución en su población. Históricamente, las ranas más vulnerables a la enfermedad fúngica Bd vivían en las orillas de los arroyos y en altitudes de más de quinientos metros. Sin embargo, algunos científicos creen que la reducción de la población anfibia en Costa Rica es un enigma porque algunas disminuciones ocurrieron en zonas bajas, donde la enfermedad Bd no era considerada una amenaza.





Macho adulto de rana de quebrada del Pacífico Sur. Foto: Gerardo Chaves.
Macho adulto de rana de quebrada del Pacífico Sur. Foto: Gerardo Chaves.



El estudio utilizó varios métodos para relocalizar estas ranas, también conocidas como ranas ladronas de Golfito, en el sudeste de Costa Rica. Primero, los investigadores consultaron los registros de especímenes de museos y descubrieron que la especie habitó en treinta y cuatro arroyos desde 1963 hasta 1990. Luego, entre 2000 y 2012, tomaron muestras de cuarenta y siete arroyos y tributarios dentro del alcance de la rana.



Además, llevaron a cabo un estudio de campo en Punta Banco, en el extremo sudeste de Costa Rica, donde tomaron muestras de especímenes de dos lugares diferentes cercanos a arroyos. Los especímenes se identificaron y se depositaron en el Museo de Zoología de la Universidad de Costa Rica. Los científicos utilizaron estos nuevos hallazgos y los registros de distribución histórica para establecer el margen de distribución actual y pasado de la rana de quebrada del Pacífico Sur. Asimismo, los investigadores tomaron muestras de Bd a quince ranas mediante un hisopado. Los hisopos se almacenaron bajo condiciones secas y frías. A continuación, el análisis de ADN se realizó en el laboratorio Vredenburg de la San Francisco State University.



En resumen, los científicos descubrieron dos nuevas poblaciones de ranas de quebrada del Pacífico Sur, halladas en áreas con un ambiente más seco que aquellas del margen histórico. Los investigadores también encontraron la enfermedad fúngica Bd en doce de quince ranas, con diferentes grados de infección.



El redescubrimiento de la rana de quebrada es significativo porque los científicos encontraron nuevos registros de hábitats que muestran que las poblaciones supervivientes son capaces de vivir con una alta prevalencia e infección de Bd, pero lo más importante es que estas son ahora las únicas poblaciones conocidas de la especie en peligro crítico.



Sin embargo, los investigadores afirman que más poblaciones escondidas podrían sobrevivir.



“Un muestreo continuo dentro del margen histórico podría terminar en el descubrimiento de otras poblaciones. Nosotros enfatizamos que se necesita realizar mucho más trabajo de campo para explicar la singularidad de estas dos poblaciones actuales”.



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