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Salvar el Bosque Atlántico costaría menos que ‘Titanic’

Brasil podría proteger y restaurar Mata Atlántica, lo cual representa un 6,5 por ciento de lo que ya gasta en subsidios agrícolas




The green-headed Tanager (Tangara seledon) is one of the most colorful birds in forests of Southeastern Brazil. It is listed as Least Concern by the IUCN Red List. Photo by: Sandro Von Matter.

La tangará arcoíris (Tangara seledon) es una de las aves de colores en los bosques del Sureste de Brasil. Está listada como Menor Importancia por la Lista Roja IUCN. Fotografía de: Sandro Von Matter.


¿Queréis salvar la zona más rica en biodiversidad del mundo y en peligro? Para ello sólo tenéis que pagar 198 millones de dólares. Puede que parezca mucho dinero, pero, en realidad, es menos de lo que costó rodar la película Titanic. Un nuevo estudio publicado en Science comenta que pagar a propietarios privados de tierras para que protejan el ya casi desvanecido bosque atlántico costaría a Brasil tan sólo el 6,5 por ciento de lo que ya gasta actualmente cada año en subsidios agrícolas.



Cuando los europeos llegaron por primera vez a Brasil encontraron un extenso tramo de bosque a lo largo de la costa este, repleto de especies que no se pueden encontrar en ningún otro lugar: era el Bosque Atlántico o Mata Atlántica. Hoy en día, este bosque, que una vez fue grandioso, no es más que una sombra de lo que fue. Tan sólo queda entre un 6 y un 10 por ciento del bosque original, incluyendo áreas en Paraguay, Uruguay y Argentina. Aunque tras esto se esconde una triste verdad: un reciente estudio en Biological Conservation predice que el bosque atlántico conserva tan sólo el 3,5 por ciento de su vegetación primaria, lo cual lo convierte, probablemente, en la zona con la biodiversidad más degradada de todo el planeta.



Pero aún hay esperanza.



“Nuestro estudio muestra que sería relativamente barato garantizar la sostenibilidad del bosque—y proteger sus plantas, aves y otros animales—pagando a los propietarios de tierras a gran escala para que reserven parte de sus tierras para la conservación,” explicaba la autora principal del artículo en Science, Cristina Banks-Leite, del Departamento de Ciencias Biológicas del Imperial College en Londres.



Teniendo en cuenta a los mamíferos, aves y anfibios, los científicos estimaron que para conservar estos grupos de familias habría que mantener un 30 por ciento del bosque. Eso significa no sólo proteger la parte de bosque que queda sino también restaurar significativamente una parte ya perdida del bosque.




Less than 200 blonde capuchins are believed to survive. They are only found in the Atlantic Forest. Photo by: Miguelrangeljr.

Se cree que han sobrevivido menos de 200 capuchinos rubios. Estos sólo se encuentran en el bosque atlántico. Fotografía de: Miguelrangeljr/Creative Commons 3.0.

Los científicos proponen que esto se podría conseguir pagando a los propietarios privados de tierras para que conserven y restauren parte de las tierras, bajo el concepto generalmente conocido como pagos por servicios en ecosistemas o PES. Conseguir este objetivo del 30 por ciento en los paisajes con prioridad—mediante la protección y restauración—costaría unos198 millones de dólares al año durante los tres primeros años o el 0.0092 por ciento del actual PIB de Brasil, según ese artículo. Además, después de tres años el coste descendería significativamente.



“Las comunidades locales y propietarios de tierras se beneficiarían no solo de los pagos regulares sino también de las ventajas que aporta un ecosistema florecido. Tenemos que empezar a llevar a cabo ese plan de inmediato, antes de que sea demasiado tarde,” dijo Banks-Leite.



Existen ya algunos programas PES llevados a cabo en la región, aunque los autores relatan que son “iniciativas relativamente locales que no encajan con la escala extensiva de las necesidades de conservación y los problemas sociales.” En otras palabras, si el Bosque Atlántico debe continuar siendo un ecosistema viable, se requiere un mayor y más amplio esfuerzo.



“Reservar tierras al margen para así restaurar los paisajes prioritarios vuelvan a ser el 30 por ciento de bosque puede que no salve a las especies más amenazadas por la extinción, pero aumentaría la biodiversidad y las funciones ecológicas que las especies proporcionan en las áreas rurales (Ej., el control de pesticidas y la contaminación) hacia un nivel similar al que se observa en las áreas protegidas,” relatan los investigadores.



¿Podría ser que estas tierras reservadas perjudicaran la producción agrícola de la zona? No de forma significativa. Los científicos estiman que el PIB agrícola representaría un declive de menos del uno por ciento en dichas áreas. Además, los granjeros contemplarían los beneficios de un ecosistema que funciona mejor.



“Solamente se trataría de las contrapartidas entre los beneficios ecológicos y los costes económicos, es así de simple,” los autores comentan.




The Ihering's three-striped opossum (Monodelphis iheringi) is endemic to the Atlantic Forest and weighs an average of just 11 grams. It is listed as Data Deficient, meaning scientists don't know enough to about the species to know if its imperiled. Photo by: Thomas Püttker.
El colicorto de Ihering (Monodelphis iheringi) es endémico del Bosque Atlántico y pesa una media de tan sólo 11 gramos. Esta registradó como Datos Insuficientes, lo cual significa que los científicos no saben suficiente acerca de esta especie para saber si está en peligro. Fotografía de: Thomas Püttker.



Incluso habiendo sido prácticamente barrido, el bosque atlántico aún conserva miles de especies que no se encuentran en ningún otro lugar. Los científicos han llegado a catalogar más de 23.000 plantas, el 40 por ciento del las cuales se encuentran únicamente en este bosque. Además, las encuestas han hallado más de 260 mamíferos, 350 peces de agua dulce, 750 anfibios y reptiles, además de casi 1.000 aves. Aproximadamente el 30 por ciento de estos animales no se encuentran en ningún otro lugar o al menos unas 700 especies.



“El bosque atlántico es mucho más pequeño y está mucho más degradado que la selva amazónica. Aun así, contiene una amplia diversidad biológica,” comentaba Banks-Leite.



Actualmente aún se encuentran nuevas especies en la región, incluidos algunos mamíferos. Incluso el año pasado los investigadores anunciaban un nuevo puercoespín y una nueva especie de gato. Otras especies que se creían perdidas desde hacía tiempo también han sido redescubiertas, como es el caso del capuchin rubio (Cebus flavius).en peligro crítico de extinción. También el mono dorado, el cual no se había visto desde el siglo XVIII, fue redescubierto en 2006. Se cree que menos de 200 sobreviven, por eso el Zoológico de Sao Paulo trabaja actualmente para criar ejemplares de estas especies en cautividad.



Algunas porciones del bosque atlántico son aún el hogar para megafauna como los jaguares y los tapires, sin embargo estas poblaciones están sufriendo inmensamente bajo la fragmentación del bosque.



Mientras que los investigadores admiten que el bosque nunca será lo que un día llegó a ser, aún podría conservarse y expandirse, además de proteger a muchas de sus especies con tan solo una pequeña inversión.



Brachycephalus guarani was just discovered in 2012. It is endemic to the Serra do Mar mountain range in the Atlantic Forest. Individuals are smaller than 2 millimeters. It hasn't been evaluated by the IUCN Red List yet. Photo by: Thais H. Condez.
Brachycephalus guarani descubierto en 2012. Endémico de la Serra do Mar en el Bosque Atlántico. Estos individuos son más pequeños que 2 milímetros. Esta especie no ha sido aún evaluada por la Lista Roja IUCN. Fotografía de: Thais H. Condez.



The black-spined Atlantic tree-rat (Phyllomys nigrispinus) is endemic to the Atlantic Forest. It is not considered threatened. Photo by: Thomas Püttker.
La rata espinosa atlántica de árbol (Phyllomys nigrispinus) es endémica del Bosque Atlántico. No se considera que esté amenazada. Fotografía de: Thomas Püttker.


The Brazilian gracile opossum (Gracilinanus microtarsus) is a marsupial endemic to the Atlantic Forest, but is also not threatened. Photo by: Thomas Püttker.
La marmota gracil de pies chicos brasileña (Gracilinanus microtarsus) es un marsupial endémico del bosque atlántico, aunque tampoco se considera una especie amenazada. Fotografía de: Thomas Püttker.


Only found in the Atlantic Forest, the montane forest rat (Drymoreomys albimaculatus) was just described in 2011. It is the only member of its genus and has yet to be evaluated by the IUCN Red List. Photo by: Thomas Püttker.
Únicamente se encuentra en el Bosque Atlántico, la rata de bosque (Drymoreomys albimaculatus) fue descrita en 2011. Se trata del único miembro de su especie de su género y aún no ha sido evaluada por la Lista Roja IUCN. Fotografía de: Thomas Püttker.



The Tate's woolly mouse opossum (Micoureus paraguayanus) is mostly endemic to the Atlantic Forest. It is not threatened. Photo by: Thomas Püttker.
La marmota paraguaya (Micoureus paraguayanus) es mayormente endémica del Bosque Atlántico. No está amenazada. Fotografía de: Thomas Püttker.


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