Noticias ambientales

Premiados por la ONU en París y luchando por la supervivencia en Borneo

  • Los indígenas de Muara Tae, pueblo de Borneo, dicen que sus fronteras se redibujaron para un par de empresas de plantaciones forestales.
  • Las acusaciones de manipulación son las mismas que se han realizado por todo Kutai Occidental, centro de la explosión del aceite de palma en Indonesia.
  • Una de las empresas es una sucursal de TSH Resources, con sede en Malasia; la otra pertenece a First Resources, registrada en Singapur.

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Masrani estaba en el punto donde confluyen dos ríos en el Borneo Indonesio cuando su padre recitó el juramento más horrible. La modalidad radical del sumpah adat, la opción nuclear de rituales para los nativos Dayak de Indonesia, estaba reservada para gestionar las crisis que nada más podía resolver.

El bosque parloteaba con los sonidos del despertar de los tocos y los monos narigudos mientras los más de veinte hombres se reunían para el ritual. Uno a uno, suplicaron a los ancestros que castigaran a aquellos que habían modificado sus fronteras y les habían robado el territorio.

«Tuvieron la suficiente valentía para robarnos la tierra, pero no para reunirse con nosotros en el río», dijo Masrani, el derrocado dirigente de Muara Tae. «No vinieron porque saben que no tienen razón».

El caos en las fronteras internas de Indonesia es una emergencia nacional. No existe ni un solo mapa con los derechos del uso de la tierra y persisten las referencias contradictorias en los diferentes niveles de gobierno. El problema impide que se trabaje para conseguir una división del país que asegure un desarrollo sostenible, y es la base de miles de conflictos que enfrentan a las comunidades con las empresas, con el estado o las unas con las otras.

En medio de este caos, las plantaciones de palma de aceite se han extendido a un ritmo vertiginoso por las asoladas tierras interiores de Indonesia, han acabado con los bosques y han llevado a este país de 250 millones de habitantes a convertirse en el sexto mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo. A principios del siglo pasado más de cuatro quintas partes del archipiélago estaban cubiertas de selva; hoy, se lucha por detener la pérdida de bosques incluso en los parques nacionales mientras especies como el tigre de Java (Panthera tigris sondaica) se ven abocadas a la extinción.

Indonesia es el mayor productor de aceite de palma del mundo y el máximo exportador de carbón, ambas prácticas están extendidas por lugares de Kalimantán, como el punto de confluencia de estos dos ríos históricos.

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Petrus Asuy ante un objeto sagrado que se utilizó en el sumpah adat del año pasado. Fotografía de Philip Jacobson

La destrucción de más de 2,1 millones de hectáreas de terreno con los devastadores incendios de este año suponen más presión para el nuevo presidente reformista Joko «Jokowi» Widodo, al que se pide que cambie el enfoque relajado de Indonesia con el que todo sigue igual. Jokowi se ha mostrado capaz de anunciar reformas decisivas desde el Palacio de Merdeka en Yakarta, pero en las zonas exteriores remotas alejadas de la capital, las empresas y los actores locales poderosos siguen moldeando las fronteras ante una supervisión ineficaz.

Aquí, los bandos opuestos del conflicto por la tierra cuentan historias extremadamente contradictorias sobre dónde se encuentra la frontera de un pueblo, al lado del cual –o a ambos lados, según a quién preguntes– ya se han instalado un par de empresas de aceite de palma.

La disposición de la tierra

Cada parte acusa a la otra de mentir de tal forma que solo una de ellas puede estar diciendo la verdad. Aun así, los principales procesos de resolución de disputas que se han empleado hasta ahora –primero por parte del gobierno y luego de un mediador externo, la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO por sus siglas en inglés)– han ignorado este factor y han tratado el caso como un simple malentendido entre dos partes con buenas intenciones.

Quizás por eso el conflicto se arrastra desde 2011, cuando una sucursal de TSH Resources Bhd, con sede en Malasia, envió excavadoras al bosque. A esa empresa la siguió en 2012 una sucursal de First Resources Ltd, registrada en Singapur, cuyo Director Ejecutivo, Ciliandra Fangiono, desciende de una de las familias más ricas de Indonesia. Ambas empresas gestionan grandes propiedades aquí, en la regencia de Kutai Occidental, una subdivisión de la provincia de Kalimantán Oriental que se encuentra en el centro del auge del aceite de palma en Indonesia.

El caso afecta a dos pueblos: Muara Tae, una comunidad de 2500 personas, y Muara Ponak, cuya población ronda los 300 habitantes. Los habitantes de Tae acusan a los habitantes de Ponak de vender tierras Tae a las empresas mencionadas anteriormente a través de intercambios fraudulentos. Se dice que para permitir los acuerdos, el líder o regente de Kutai Occidental redibujó la frontera entre Tae y Ponak en detrimento de Tae, y luego intentó forzar la sumisión de los líderes elegidos de Tae cuando se opusieron. En 2013, el líder de Tae, Masrani, fue apartado de su cargo a través de un edicto, o decreto, unilateral del regente.

Desde Ponak contestan que la tierra siempre había sido suya. Sin embargo, las acusaciones de Tae son las mismas que las que se han proclamado por todo Kutai Occidental, donde las historias de manipulación de fronteras afloran una y otra vez.

Otro caso, que afecta a los subdistritos de Bentian y Damai, ha llegado al Tribunal Supremo. Hay otros que han sido destacados por diferentes ONG. En septiembre, seis pueblos que se han visto envueltos en distintos conflictos derivados de las operaciones de First Resources y otras empresas de la familia Fangiono enviaron a sus representantes a Yakarta para asistir a una reunión organizada por la Agencia de Investigación Medioambiental (EIA por sus siglas en inglés), una organización sin ánimo de lucro con sede en Londres. Entre ellos, se contó con la presencia de cuatro comunidades de Kutai Occidental. Al describir la tipología de las acciones de esas empresas, los participantes identificaron los juegos sucios con las fronteras como denominador común.

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    Top: Bentian resident Apung Barnel (from left), lawyer Lirin and Dingit and Rusli, the adat chief for Bentian subdistrict, take issue with a decree they say shifted their border with Damai subdistrict. Middle: Lawing (left) chief of Long Hubung Ulu village, says a Fangiono family company is encroaching on his community's territory. Above: The chief of Benggeris village in West Kutai says a mining company and an oil palm firm have violating his village's northern and southern borders. Photos by Philip Jacobson
Fotografía superior: Apung Barnel, local de Bentian (a la izquierda), el abogado Lirin Dingit y Roesli, jefe adat del subdistrito de Bentian, en desacuerdo con un decreto del gobierno que, según dicen, viola las fronteras centenarias con el subdistrito vecino de Damai. Fotografía central: Lawing Uning (izquierda), líder del pueblo Long Hubung Ulu, dice que la empresa de la familia Fangiono está usurpando el terreno de su comunidad. Fotografía inferior: el líder del pueblo Benggeris en Kutai Occidental afirma que una empresa minera y otra de aceite de palma han violado las fronteras norte y sur de su pueblo. Fotografías de Philip Jacobson

La cartografía de Kutai Occidental ha sido señalada por la comisión de derechos humanos de Indonesia conocida como Komnas HAM. Muara Tae apareció en el estudio nacional de Komnas HAM sobre los conflictos por la tierra que afectan a los pueblos indígenas. Los encargados de la comisión destacaron el caso de la regencia y recomendaron que se revisaran todos los permisos de las empresas de productos básicos.

Un funcionario de la oficina del regente reconoció la intensidad del problema. Franky Yonathan afirmó que había que rectificar en ese asunto para que el desarrollo fuera equitativo y sostenible. No obstante, minimizó la importancia de las fronteras de los pueblos para determinar qué pertenece a quién. «La frontera es un asunto administrativo, no afecta a los derechos de la tierra», enfatizó en Sendawar, capital de Kutai Occidental.

First Resources también se mantiene en esa línea. Sin embargo, esta afirmación solo es cierta en tanto que la propiedad de uno se consagre en un papel, mientras que las comunidades indígenas, de forma tradicional, son propietarias de la tierra de forma comunitaria. Hasta hace poco, no se introdujo un certificado de tierras compartidas colectivamente y su eficacia todavía tiene que comprobarse. Las tierras indígenas se ceden regularmente a las empresas mediante un sistema de gobierno que permite que los líderes de los pueblos avalen esa transacción. La ubicación de una frontera es, por lo tanto, de una importancia primordial porque determina qué líder puede facilitar un acuerdo.

En la práctica, la realidad de Indonesia como un país con pluralidad jurídica – donde la ley estatal debe coexistir con la ley adat, término que se refiere de forma holística a los diferentes sistemas de vida de los pueblos indígenas– ha sido incumplida por el gobierno, según afirma Chip Fay, miembro del Instituto Samdhana.

«La vaguedad y la falta de acciones que equilibren estos dos sistemas jurídicos, como siempre, favorece a las empresas y, como consecuencia, la gente sufre», dijo Fay.

Overlaid on Muara Tae's own map of its territory (area enclosed by black line) is the new Tae-Ponak border drawn by the regent (red line) and the area covered by PT Borneo Surya Mining Jaya's location permit (yellow line). The shaded area was acquired by the company from a Ponak resident named Yokubus. Image courtesy of Lingkar Komunitas Sawit
La nueva frontera entre Tae y Ponak creada por el regente (línea roja) pasa por el territorio de Muara Tae (delimitado por la línea negra) al igual que la zona cubierta por el permiso de ubicación de la sucursal de First Resources (línea amarilla). La empresa adquirió la zona sombreada de un local de Ponak llamado Yokubus; parte de esta zona se ha convertido en una plantación de palma de aceite. Imagen cortesía de Lingkar Komunitas Sawit

Cuando Tae se quejó de juego sucio por parte de la sucursal de TSH Resources, PT Munte Waniq Jaya Perkasa (MWJP), en 2011, el gobierno de la regencia envió a su equipo especial a ambos pueblos para que resolviera las disputas fronterizas. Finalmente, el equipo recomendó una frontera de concierto; la decisión fue consolidada por un decreto del regente de Kutai Occidental, político del partido del Presidente Jokowi llamado Ismael Thomas.

Ponak acepta este decreto; Tae lo llevó a los tribunales. La comunidad fue representada por su líder, Masrani, un hombre de 34 años robusto con una conducta implacable y conocimientos sólidos sobre este tema. También tiene educación universitaria, algo poco habitual entre los Dayak Benuaq, cuya subsistencia sigue basándose en la agricultura y las prácticas de caza y recolecta.

Poco después, el regente publicó otro decreto, esta vez, para apartar a Masrani de su cargo. Masrani cuenta que el decreto llegó después de que rechazara ser coaccionado para retirar la demanda que los jueces en Samarinda, capital de la provincia, acabaron por rechazar aduciendo que Tae no tenía poder de decisión para oponerse a la frontera –una decisión que se basa en la suposición de que los derechos de la tierra no se ven afectados por las fronteras de los pueblos–. Sin embargo, Masrani y otros miembros de la comunidad se han seguido oponiendo a las empresas de palma de aceite que usurpan el territorio tradicional de Tae.

Su batalla ha sido cuesta arriba, incluso con el apoyo de un elenco de ONG y otros grupos, entre ellos el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que nombró recientemente a la comunidad Tae receptora del prestigioso Premio Ecuador para la conservación. El padre de Masrani, Petrus Asuy, aceptó el premio en la conferencia del clima de París el pasado siete de diciembre.

Masrani and his wife and son before the sumpah adat last year. Photo courtesy of Masrani
Masrani y su esposa e hijo antes del sumpah adat el año pasado. Fotografía cortesía de Masrani

La situación es complicada a causa de la falta de unidad no solo entre Tae y Ponak, sino también dentro del propio Tae sobre si hay que aceptar un acuerdo con las empresas. Un grupo de gente de Tae, todos relacionados de algún modo, ha intentado hacer negocios con la sucursal de First Resources, PT Borneo Surya Mining Jaya (BSMJ).

Cuando era el jefe, Masrani rechazó la propuesta de sus parientes de entrar en un acuerdo con PT BSMJ porque, según cuenta, los otros miembros de la comunidad se oponían a ello. Sus parientes respondieron con el envío de una proposición para la destitución de Masrani. Muchos habitantes de Tae dicen que los artífices de la petición falsificaron sus firmas. Por ese motivo, el documento fue rechazado por una institución administrativa. No obstante, el regente citó ese documento como motivo principal para apartar a Masrani de su cargo.

Muara Tae es una comunidad pequeña y las personas que escribieron la petición viven a tan solo unas casas de distancia de Masrani en la carretera de asfalto de dos carriles que une este asentamiento con los pueblos más grandes de la región. Apenas transcurren unos minutos entre camión y camión pintado de un color brillante que carga la fruta de palma aceitera de una de las plantaciones cercanas.

Los que apoyan a las empresas nos pintan a Masrani como un provocador que busca venganza contra la palma de aceite desde los noventa, cuando tuvo lugar el primer conflicto importante en relación con el cultivo en Muara Tae, ahora, punto principal de las disputas de ese tipo en el archipiélago.

Palm oil fresh fruit bunches in Indonesia. Photo by Rhett A. Butler
Racimo de fruta fresca de la palma de aceite en Indonesia. Foto de Rhett A. Butler

El conflicto empezó cuando PT PP London Sumatra Tbk, que ahora es un brazo del conglomerado del Grupo Salim, empezó a talar un terreno en el que varias comunidades tenían derechos. Los habitantes locales acabaron por ocupar el campamento base de la empresa y después prendieron fuego al lugar. La policía desplegó sus fuerzas especiales; algunos de los residentes fueron arrestados y, según Masrani, torturados por la policía. Otros, entre ellos el padre de Masrani, huyeron a la selva. Se quedó allí dos meses, esperando a que la tensión disminuyera. En aquella época Masrani aún iba al instituto. «Estábamos aterrorizados», recuerda.

Según declaran los adversarios de Masrani, ese trauma los ha alimentado a él y a su padre con tanto odio hacia la palma de aceite que le han declarado la guerra a este cultivo, empeñándose en oponerse a su plantación en cualquier lugar, incluso fuera de las fronteras de Tae.

«Hay que diferenciar entre la gente de Muara Tae y el grupo de Masrani», contó a Mongabay Rudiyanto, líder de Ponak. «Al grupo de Masrani no le gusta el aceite de palma. Ese es el único motivo por el que hay un problema».

London Sumatra's burned out base camp in the 1990s. Photo courtesy of Telapak
El campamento base de London Sumatra quemado en los noventa. Foto cortesía de Telapak

Masrani lo niega. Aunque admite abiertamente que no le gusta el monocultivo de la palma aceitera y que prefiere seguir viviendo de la agricultura, la caza y el bosque, su posición, según mantiene, es que los vecinos pueden hacer lo que quieran. Lo que no soporta, cuenta, es el robo directo de la tierra tradicional de Muara Tae, que pertenece a todos sus residentes nativos, no a un grupo de oportunistas con apoyos poderosos.

Masrani presenta la visión alternativa de una conspiración urdida entre empresas sin escrúpulos, un regente deshonesto y miembros flexibles de ambas comunidades para forzar a Muara Tae a aceptar un cultivo estatal lucrativo. «Así es cómo funciona en esta regencia», dice Masrani.

Fuera de los límites

Las fronteras locales se desarrollaron despacio en gran parte de Indonesia. Las islas con poca población como Borneo y Nueva Guinea contaban con suficiente tierra para todo el mundo. Cada uno reclamaba lo que podía talar: la verdadera mercancía era el trabajo.

The handle of a ladder in the forest is engraved with a face. Photo by Philip Jacobson
El soporte de una escalera en un puesto de vigilancia y cuidados para árboles jóvenes en el bosque en Muara Tae. Fotografía de Philip Jacobson

Durante gran parte de la era colonial, los holandeses se acomodaron en la fértil Java, las Islas de las Especias y otras partes del litoral de Sumatra sin preocuparse demasiado del resto del archipiélago. Tras la independencia, el régimen del Nuevo Orden del General Suharto también estaba más interesado en explotar la vasta riqueza natural de Indonesia que en delinear sus fronteras. Desde los 80, su ministerio forestal tendría que haber establecido seguridad jurisdiccional en las tres cuartas partes del archipiélago designadas como zona forestal, proceso que se conoce como registro oficial. Solo se hizo una octava parte del trabajo. Cuando llegó el momento de la distribución de permisos para la tala y las plantaciones de madera para pasta de papel, el ministerio consiguió llegar mucho más lejos y extendió esas concesiones a la mitad de la zona forestal.

Cuando Suharto se convirtió en presidente en 1967, el PIB per cápita era de 56 dólares. En 1998 era de 470 dólares. Sin embargo, hoy en día, Indonesia tiene uno de los coeficientes de Gini más altos de la región. Ese es el legado de la cleptocracia del Nuevo Orden que hizo multimillonarios a hombres como Martias Fangiono, padre de Ciliandra y fundador de First Resources. En 1998, Suharto fue finalmente derrocado, pero la condena de Martias en 2007 por un escándalo de tala ilegal que acabó con el gobernador de Kalimantán Oriental simbolizó cómo la corrupción política del régimen había continuado durante la era de la democracia, si bien con algunas diferencias estructurales.

Cabe destacar que, como parte de un ambicioso programa de descentralización de todo el archipiélago que siguió a la caída del dictador, el control de los recursos naturales se delegó en gran medida al nivel local. Muchos regentes se aprovecharon de su recién estrenado poder para otorgar un gran número de permisos de minería y plantaciones. Ismael Thomas, regente de Kutai Occidental, fue uno de los primeros. Para 2012, la zona cubierta por las concesiones de carbón que había entregado, y que se solapaban, superaba el área de Kutai Occidental, según un informe de Indonesia Corruption Watch.

Ismael nunca fue sospechoso de corrupción, pero desde 2005 se ha relacionado a más de la mitad de los regentes con escándalos de corrupción, a menudo por otorgar licencias a cambio de sobornos para financiar sus campañas electorales.

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Herman Dingit, residente de Bentian en Kutai Occidental, afirma que una empresa de minería de carbón robó su tierra. Fotografía de Philip Jacobson

El ascenso de Ismael llegó en 2004, cuando dimitió como vicerregente para presentarse contra quien ostentaba el cargo: Rama Asia. Durante su propia legislatura, Rama había intentado obtener financiación extranjera para crear una metodología que permitiera mapear las tierras indígenas como parte de una estrategia para reducir el riesgo de conflictos por la tierra. El programa alcanzó la fase piloto y se puso a prueba en varios subdistritos. No obstante, cuando Ismael venció a Rama por un ajustado margen, lo desechó.

«Rama Asia enfatizó la necesidad de tener claro cuáles eran los territorios de las comunidades antes de introducir a inversores privados», dijo Martua Sirate, investigadora del Centro Agroforestal Mundial (ICRAF) que trabajó en el proyecto. «Una vez llegó Thomas, parece que el gobierno perdió interés»

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Ismael Thomas, regent de Kutai Occidental. Foto cortesía de @ThomasIsmael

Algunas regencias han mantenido el interés por mapear las comunidades. Cuatro de ellas, en Sumatra y Sulawesi, trabajan con la Corporación del Desafío del Milenio (MCC por sus siglas en inglés), agencia de ayuda internacional estadounidense, para dibujar fronteras precisas en los pueblos bajo un conjunto de directrices que dan más importancia al aspecto participativo que el el marco oficial del Ministerio del Interior. Los gobiernos locales tienen el cometido de hacer más precisos los vagos mapas a pequeña escala que suelen acompañar la formación de nuevas jurisdicciones en Indonesia, proceso que ha subido de marcha desde la caída de Suharto. Sin embargo, si al hacer las fronteras más explícitas, surgiera una disputa entre pueblos vecinos que no se pudiera resolver –como entre Tae y Ponak– queda a criterio exclusivo del regente decidir dónde está la frontera. «Si eso pasa», según afirma un artículo de políticas del MCC, «el conflicto persistirá». El MCC define la mediación en las disputas por parte de un consejo de ciudadanos compuesto por representantes de todos los pueblos del subdistrito.

Ismael no ha hecho las cosas así, y algunos afirman que sus electores han sufrido por ello. En 2007, un estudio sobre la pobreza en Kutai Occidental realizado por el Centro para la Investigación Forestal Internacional apuntó que el gobierno había sacrificado el medioambiente y la cohesión social para beneficio de una economía «basada ampliamente en la extracción no regenerativa de los recursos». Como resultado, los conflictos por el acceso a esos recursos y los beneficios que se derivan de ellos aumentaron en todos los niveles. Uno de los autores, Godwin Limberg, contó para Mongabay que, por lo que él sabía, la situación estaba peor que nunca. «Por supuesto, en cualquier lugar donde las fronteras no se hayan definido bien y donde de repente se inicien actividades económicas a gran escala, muy probablemente habrá disputas por la tierra como resultado», dijo.

Río abajo

Borneo es una tierra de ríos. Los más imponentes se alzan por las tierras altas centrales y se abren camino a través cientos de quilómetros hasta los mares que rodean la isla. La parte este de la isla más grande de Asia está dominada por el río Mahakam. Este río nace cerca de la frontera con Malasia en la montañosa regencia de Mahakam Ulu, atraviesa una región de lagos poco profundos y pueblos pesqueros en Kutai Occidental, zigzaguea por la antigua capital del sultanado de Tenggarong, Kutai Kartanegara, y pasa por varios aserraderos antes de desembocar en el Estrecho de Macasar cerca de Samarinda, que con una población de menos de un millón de personas es la ciudad más grande de Borneo.

A coal barge makes its way down the Mahakam. Photo by Philip Jacobson
Una barcaza de carbón desciende por el río Mahakam. Fotografía de Philip Jacobson

Tae y Ponak se encuentran en las tierras bajas montañosas al sur del Mahakam. Los Dayak Benuaq son predominantemente cristianos: parece ser que en todas las casas hay colgado un retrato de Jesús. Mientras que Ponak está más aislada, vive mucha menos gente y no hay una carretera apropiada, en la parte de Tae conocida como Camp Baru hay bastante ajetreo, es hogar de cientos de transmigrantes, muchos de ellos musulmanes, que se instalaron allí como parte de un programa del gobierno para estimular el crecimiento en las regiones menos pobladas. Camp Baru se sitúa en la carretera principal, pero el centro oficial de la ciudad está ubicado algo más lejos, a la sombra de los árboles de rambután al borde del bosque, donde el río Tae confluye con el Nayan.

Los nombres de Tae y Ponak hacen referencia a los arroyos en cuyas desembocaduras, o muara, están asentadas las poblaciones. Sus nacimientos se encuentran en partes opuestas de una serie de colinas que, como cuenta Masrani, hace tiempo separaban los dominios de Raden Mas y Raden Sukma, nobles en el sultanado de Kutai. Ambos arroyos viajan hacia el norte por diferentes sistemas fluviales. Las aguas del Ponak acaban alcanzando el Mahakam. Las del Tae, fluyen hasta el lago Jempang al sur del gran río.

Para Masrani y los que se oponen a las empresas de palma de aceite, estas características geográficas, especialmente la colina llamada Benuakng, siempre definieron las fronteras entre Tae y Ponak.

«La nueva frontera atraviesa nuestro territorio adat», dijo. «Si nos fijamos, es obvio que se cambió deliberadamente para que las empresas pudieran trabajar en nuestra tierra con el apoyo de un acuerdo con Ponak».

Aunque ya no tiene soberanía, el sultanado aún existe y tiene un palacio en Tenggarong que aconseja a los gobiernos locales. Allí, Mongabay se reunió con el Príncipe Poeger, portavoz del sultán. Nos explicó que los administradores del reino solían depender de las fronteras naturales para demarcar sus territorios.

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El Príncipe Poeger en el palacio de Tenggarong. Fotografía de Philip Jacobson

«Las crestas de las montañas, los ríos, los valles… esas eran las fronteras en la era del sultanado», explicó el príncipe. «Si había una disputa, había un criterio para resolverla: las fronteras naturales».

La ley de Indonesia dice que los gobiernos deben respetar las normas adat existentes al dibujar sus fronteras. Los defensores de los derechos indígenas interpretan que eso significa que las fronteras adat deberían mantenerse. El estado también puede tener en cuenta otros factores. «Si el área del pueblo es grande pero la población es pequeña, el gobierno puede apoyarse en ello para no utilizar las fronteras naturales», dijo Poeger. «Pero no despojan de sus derechos a los que viven allí».

Rudiyanto, el líder de Ponak, no opina igual que Masrani. La «frontera original», más que por las colinas y nacimientos de los ríos, se definiría, según su opinión, en otro lugar, en un pequeño puerto en el río Nayan llamado Singabanda.

Cuando Muara Tae se separó de la vecina Mancong en 2004, nos cuenta Rudiyanto, el nuevo pueblo ejerció presión para aumentar su territorio, y su frontera se cambió a expensas de Ponak; primero hasta un punto determinado del río Perpaka y luego a un lugar llamado Putih Dasar, conocido por sus árboles mengaris que son productores de miel (Koompassia excelsa). La nueva frontera, nos explica Rudiyanto, ya representa un acuerdo mutuo, puesto que se sitúa entre la cadena de colinas y el puerto de Singabanda.

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Rudiyanto, líder de Muara Ponak. Fotografía de Philip Jacobson

Mientras tomábamos un café una tarde en un puesto de comida en Camp Baru, cerca de la plantación de London Sumatra –los árboles de palma de aceite ya han crecido completamente y hacen de centinelas en filas a ambos lados de la carretera de asfalto– Rudiyanto nos aseguró que la frontera de Singabanda tenía sus raíces en la era del sultanado. Ponak, dijo, tuvo una vez casa comunal –tradicionalmente el centro de la vida del pueblo Dayak–. Sin embargo, tuvo dificultades para la describir la frontera como algo más que un solo punto, es decir como una línea con principio y fin. En definitiva, sostiene que el regente ya ha tomado una decisión que ha sido apoyada en los tribunales. «Eso es lo principal», recalcó.

Ponak compensará a todos los que tengan hak kelola, derechos de gestión, en sus territorios, añadió. Estos derechos son distintos a los hak waris fundamentales, es decir, derechos sucesorios. Según Rudiyanto, algunos residentes de Tae tienen derechos de gestión porque los residentes de Ponak les han prestado parcelas de tierra sin utilizar para trabajarla. No obstante, los derechos sucesorios son exclusivos de Ponak.

Masrani insiste en que no hay nadie en Ponak que tenga derechos sobre la zona en disputa, y que Ponak nunca tuvo una casa comunal en Singabanda. «Las pruebas están en el campo», dijo. «Granjas antiguas, todas ellas propiedad de gente de Tae; antiguas tumbas de gente de Tae. Ahí no hay ninguna casa comunal».

La disputa tiene su origen en un «malentendido sobre la historia», dijo Silan, el entonces jefe del subdistrito de Jempang, donde está Tae, a Mongabay en marzo. La respuesta del gobierno fue dibujar una línea en el centro. «No se ponían de acuerdo así que el gobierno dividió la zona en dos», dijo. «Creo que es lo mejor que se podía hacer».

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Una fruta parecida al durián en el bosque. Los habitantes de Tae las convierten en una pasta para la cena. Fotografía de Philip Jacobson

Masrani dijo que la mediación estaba condenada al fracaso. Después de que el equipo de fronteras visitara la zona una vez con gente de Tae y otra de Ponak, «nos metieron en una sala y esperaban que nos pusiéramos de acuerdo. Teníamos 15 minutos», cuenta. «Como no llegamos a ningún acuerdo –por supuesto, era imposible acordar algo de esa manera– nos pidieron a ambos que explicáramos nuestros argumentos en una carta para que el gobierno tomara una decisión». Ponak «mintió en todo», dijo.

Franky, el funcionario a cargo del equipo de fronteras, declinó hacer comentarios sobre el caso porque no estaba al mando en aquellos momentos.

En la misma línea

Para que ambas partes pudieran demostrar sus afirmaciones, desde Mongabay se pidió a habitantes de Tae y Ponak que alguien de la comunidad nos llevara a la zona de la disputa –un anciano del pueblo con conocimientos profundos sobre el terreno que pudiera demostrar que ese era su territorio adat desde hace tiempo–.

La gente de la parte de Masrani se mostró con ganas de realizar el viaje. Petrus Asuy, su padre, llevó al corresponsal de Mongabay en motocicleta por los estrechos caminos del bosque y las hileras de monocultivo de palma aceitera, indicando viviendas en ruinas y lugares de sepultura olvidados que, según decía, verificaban las afirmaciones de Tae. Sus ancestros habían plantado los durián y chempedak; de vez en cuando los mengaris se alzaban sobre el paisaje.

«En Ponak no saben dónde están ninguna de estas cosas», dijo Petrus, abriéndose camino en el bosque con su machete, « ¿Por qué? Porque no es su tierra».

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Top: Petrus Asuy stands in a grove that was protected by Tae people from the oil palm companies' bulldozers. Above: The grove from afar. Oil palm seedlings are growing on what Petrus says used to be Tae residents' farms. Photos by Philip Jacobson
Superior: Petrus Asuy frente una vivienda en ruinas en una arboleda que la gente de Tae protegió de las excavadoras. Sobre estas líneas: la arboleda de lejos. Las plantas de palma de aceite están creciendo en lo que Petrus dice que eran granjas de residentes de Tae. Fotografías de Philip Jacobson

La otra parte involucrada no se mostró tan dispuesta a realizar la visita. Giarto, uno de los cuatro residentes de Ponak que había firmó un contrato con PT MWJP, la sucursal de la empresa de Malasia, se opuso a la propuesta. Escribió en un mensaje:

si lo que quieres son pruebas es imposible porque ya no quedan pruebas… destruidas por la gente de muara tae… hicieron granjas y mataron todos los árboles mengaris… y la antigua casa comunal…hicieron granjas en todo eso

Los repetidos intentos para contactar con Rudiyanto para realizar la excursión no tuvieron éxito.

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Giarto, uno de los residentes de Ponak que firmó un contrato con PT Munte Waniq Jaya perkasa. Fotografía de Philip Jacobson

«La empresa os está manipulando»

Una mañana clara de junio de 2013, varios hombres de Tae caminaban cerca de las aguas puras del río Melinau cuando el sonido de las excavadoras retumbó en el bosque.

El campamento base de TP BSMJ estaba cerca. Masrani y otros se apresuraron hasta la zona y pidieron explicaciones. Allí, Rizaldy, el director general, les dijo que PT BSMJ se había hecho con 400 hectáreas de tierra del mismo habitante de Ponak, Yokubus. Rizaldy también les informó de que el regente había publicado un decreto sobre la frontera.

«Si no os gusta, estáis invitados a ir a los tribunales», recuerda Masrani que les dijo.

Aquel verano y el siguiente otoño, los residentes de Tae hicieron lo que pudieron para obstaculizar las operaciones de la empresa. Los residentes patrullaban la zona y corrían delante de las máquinas cuando estas se acercaban. Algunos se quedaban en el bosque durante semanas y dormían en los puestos de guardia que montaban.

Un día, Masrani estaba con un grupo que encontró las excavadoras protegidas por unos 30 habitantes de Ponak y algunos agentes de policía. El ambiente se caldeó y los ciudadanos casi llegan a las manos. Masrani imploró a Rudiyanto: «Por favor, no forcéis el desmonte de la tierra aquí, nos están enfrentando entre nosotros. La empresa os está manipulando».

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Masrani (de azul) y su padre (al frente) en un bosque desmontado para el aceite de palma. Foto de Tomasz Johnson/Agencia de Investigación Mediomabiental

Masrani estaba a la vez sorprendido y enfadado por la entrada de PT BSMJ en el bosque. La empresa había adquirido la tierra basándose en la premisa de que no había nadie más que reclamara derechos sobre ella, a pesar de que desde Tae habían hecho lo posible para comunicar que consideraban la zona parte de su territorio.

En 2010, el gobierno de la regencia otorgó un permiso de ubicación a PT BSMJ, que permite a una empresa negociar con propietarios para conseguir tierras en una zona determinada. Después, una empresa puede obtener una licencia que le permita operar en la tierra adquirida legalmente.

El permiso de ubicación cubría el área a ambos lados de Benuakng –la colina que se supone que se encuentra entre Tae y Ponak– y la empresa se acercó a ambas comunidades para conseguir un acuerdo. Tae rechazó todos los avances. En verano de 2011, después de que PT BSMJ ofreciera una presentación pública en Tae, el pueblo publicó una carta formal en la que explicaba exactamente dónde estaban sus fronteras. Pretendían evitar la repetición de lo que ya se avecinaba con PT MWJP, que pronto empezaría a demoler el bosque que ambos pueblos reclamaban como suyo. En ese momento, el pueblo de Tae estaba unido en su oposición a las empresas, incluso los familiares que más tarde buscaron la destitución de Masrani firmaron la carta para PT BSMJ.

First Resources y su sucursal podían, por lo tanto, imaginar que su acuerdo con Yokubus iba a desembocar en un nuevo conflicto. Aun así, le permitieron realizar una «autodeclaración» según la cual la tierra le pertenecía. El contrato incluía el compromiso de que no había reivindicaciones enfrentadas en la zona y que si las hubiera, la empresa no asumía ninguna responsabilidad. El documento fue validado por Rudiyanto y dos funcionarios de Ponak. Yokubus recibió 400 millones de rupias (unos 29 000 dólares) a cambio.

La posición de First Resources es que cuando se publicó el decreto de la frontera, se entendía que todas las reivindicaciones enfrentadas se habían resuelto, según Chong Wei Kwang, director de sostenibilidad de la empresa.

Ambrosius Ruwindrijarto, cuya ONG, Telapak, trabaja con Tae desde los 90, afirmó que las acciones de la empresa «muestran ignorancia, o peor, malas intenciones. Pero así es como funcionan las empresas», añadió. «Lo vemos constantemente. No se preocupan siempre y cuando consigan un papel. Les da igual quién se lo de; es lo único que necesitan».

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Superior: Yokubus posa con un agente de PT BSMJ tras concederles 400 hectáreas de tierra. Tanto Tae como Ponak sostienen que esa zona es suya . Inferior: Una página habitual en un contrato firmada por Rudiyanto, líder del pueblo de Ponak; Burhan, el kepala adat o jefe tradicional; y Markus, jefe de consejo de deliberación del pueblo.

Divide y vencerás

Aunque en Tae todos habían estado de acuerdo en contra de PT BSMJ, algo cambió después de que la empresa empezara a trabajar. Una primera señal fue la petición que circularon por la comunidad algunos parientes, que resultó en la destitución de Masrani con el decreto del regente.

Bambang Dwi Laksono, jefe de sostenibilidad de First Resources, insiste en que la empresa no tenía ni interés ni recursos para interferir con los procedimientos del gobierno. Sin embargo, Masrani cree que tuvieron algo que ver con su destitución. Apunta que Rizaldy, director de PT BSMJ, había sido político del partido de Ismael Thomas, el PDI-P. Ismael es ahora presidente de la rama del PDI-P en Kutai Occidental, y Rizaldy sirvió una vez en la legislatura de la regencia bajo su liderazgo.

Petrus Asuy stands next to a lone benggeris tree amid a sea of oil palm saplings in the disputed area. Photo by Philip Jacobson
Petrus Asuy solo ante un árbol mengaris, ahora rodeado por pequeños árboles de palma aceitera en la zona de disputa. Fotografía de Philip Jacobson

En la petición se acusaba a Masrani de una larga lista de irregularidades, y el documento se citó como la base principal del decreto. No obstante, ninguna de las acusaciones se demostró ni se llevó a los tribunales, tal como indica la ley que se debe hacer para despedir a un líder como se hizo con Masrani.

Como Masrani cuenta, su expulsión empezó en noviembre de 2012 cuando Janssen Ewang, el octavo hijo de un residente de Tae llamado Abdul Sokeng, se puso en contacto con él acerca de un acuerdo con PT BSMJ. La familia de Abdul gestionaba campos en la zona de disputa, y acabaron por decidir que el camino más fácil era cooperar con la empresa y no entrar en una lucha. Los familiares querían que Masrani, el líder, aprobara un acuerdo que su grupo había conseguido con Rizaldy. En la tradición Dayak Benuaq, las comunidades toman decisiones de peso, como la de entrar en un contrato con un desarrollador de aceite de palma, juntos. El modo habitual de alcanzar un consenso es el musyawarah, la deliberación en una reunión abierta. La comunidad Tae ya había expresado su rotundo rechazo hacia PT BSMJ. El clan de Abdul proponía entregar otras tierras además de las suyas. Masrani le dijo a Janssen que no.

Fully grown trees on an oil palm plantation in Indonesia. Photo by Rhett A. Butler
Árboles completamente desarrollados en una plantación de palma de aceite en Indonesia. Fotografía de Rhett A. Butler

La misma semana, algunos parientes iniciaron una campaña para destituir a Masrani. Llevaban al consejo de deliberación del pueblo, el BPK, una petición que, decían, contaba con el apoyo de la gran mayoría de habitantes de Tae. A menos que un jefe haya sido condenado por un delito grave o sea sospechoso de traición, terrorismo o corrupción, no se le puede destituir sin la recomendación del BPK.

La petición tenía en cuenta todo tipo de acusaciones contra Masrani. Además de atacar a sus carácter –diciendo que es un «líder inmaduro» con «poca ética» que «siempre reprocha a la gente de Muara Tae ser estúpidos, analfabetos e incultos» – lo acusaban de no tener iniciativa para desarrollar Muara Tae y formar asociaciones contraproducentes con ONG que fracasaban en su intento de resolver «el conflicto horizontal» con Ponak, y otras cosas. En un tono más grave, se decía que estaba implicado en «corrupción, conspiración y nepotismo» y que había aceptado sobornos de las empresas de aceite de palma.

El BPK de Tae rechazó la petición. No es solo que sus argumentos carecieran de fundamento, dijo Mustari, líder del consejo de cinco miembros, muchas de las firmas se habían conseguido con falsos pretextos. «Había gente a quienes habían dicho que estaban firmando una petición para conseguir alumbrado con energía solar para el pueblo», explicó a Mongabay. Supuestamente, otros nombres directamente se habían falsificado. «Yo no firmé nunca, ¿cómo puede ser que mi firma aparezca en ese documento?», dijo Semuaq, uno de los habitantes locales.

Saidal, el líder de una de las cuatro divisiones vecinales de Tae, llamadas RT, dijo que le obligaron a firmar. «Vinieron dos veces a pedir mi firma», contó a Mongabay. «La primera vez, no firmé. La segunda vez, firmé porque amenazaron con destituirme a mí también».

Los documentos de Masrani incluyen declaraciones por escrito de mucha gente que afirma no haber firmado. Además, es difícil distinguir las firmas que sí aparecen en la petición. No obstante, Andiq, el hermano de Janssen insiste en que es legítima. Le dijo a Mongabay que Masrani debe de haber falsificado cualquier declaración que diga lo contrario. Las confirmaciones orales, en su opinión, deben de haber sido obtenidas mediante coacción: «los amenazó con sus educación jurídica», sostiene Andiq.

Masrani «no quería validar el contrato [con PT BSMJ] porque es celoso por naturaleza», seguía Andiq. «Está celoso de los que queremos traer el progreso al pueblo».

Muara Tae elders including Andreas Singko (front) perform a ritual in 2012. Photo by Tomasz Johnson/Environmental Investigation Agency
Ancianos de Muara Tae, entre ellos Andreas Singko (al frente) en el bosque tras realizar un ritual en 2012. Foto de Tomasz Johnson/Agencia de Investigación Medioambiental

En lugar de dejar el tema, los parientes se dirigieron al personal del regente ellos mismos a través de Silan, jefe del subdistrito. Como todos los jefes de subdistrito, Silan fue nombrado jefe por el regente. Masrani dice que en los meses siguientes, la amenaza de destitución fue utilizada para forzarlo a ceder. Dice que tiene un registro con repetidos mensajes de Silan que le invitaban a una reunión sospechosa con el ayudante del regente y Rizaldy en Sendawar, la capital de Kutai Occidental.

Una vez, Masrani respondió:

¿puedo saber el motivo y el objetivo de esa reunión?

La respuesta:

1 aclaramos la petición 2 prometemos lealtad al Regente con una declaración para el futuro 3 si conseguimos entendernos en cuanto a la frontera quizás podemos retirar la demanda 4 explicamos por qué no hemos cedido nuestra tierra para aceite de palma

Silan negó haber presionado a Masrani. «Si eso es lo que piensa, bueno, pero no es más que una suposición», dijo. «Desde luego que me puse en contacto con él para tener un musyawarah y consultar con la comunidad el asunto del inversor», añadió, «pero nunca le pedí que retirara la demanda ni que cediera más tierras. La comunidad es quien decide. Yo solo soy un facilitador».

Bambang, jefe de sostenibilidad de First Resources, dijo que no podía proporcionar la información de contacto de Rizaldy porque había dimitido de la empresa en octubre.

Castigado por discrepar

Una tarde, mientras el procedimiento jurídico contra el decreto de la frontera estaba en marcha, Masrani y un habitante anciano de Tae recorrían las nueve horas hasta Samarinda para un juicio cuando su moto chocó con una gran roca y derrapó por la carretera.

Los pantalones vaqueros de Masrani se rasgaron; tenía sangre en los zapatos. El hombre mayor, Sedan, tenía una herida en la cadera. Decidieron seguir. Al día siguiente, sin embargo, los jueces retrasaron la sesión porque la parte del regente no había podido llegar. Masrani y Sedan tenían que volver la semana siguiente.

A road in the area of the former Kutai Kartanegara sultanate. Photo courtesy of Ezagren/Wikimedia Commons
Carretera en la zona del antiguo sultanado Kutai Kartanegara. Foto cortesía de Ezagren/Wikimedia Commons

Al final, en febrero de 2013 el tribunal rechazó la demanda de Tae. Dos meses después, Masrani fue destituido y sustituido por una persona que no era del pueblo. Intentó impugnar ese decreto junto a la organización de pueblos indígenas más grande de Indonesia, AMAN, que se ocupaba de su defensa. Mustari, el jefe de BPK, testificó que nunca había apoyado las acusaciones contra Masrani. Finalmente, los jueces rechazaron el recurso porque el abogado lo había presentado un día tarde.

La petición fue solo una de las causas que llevaron el decreto de destitución. La otra fue un informe del inspector del gobierno de la regencia, que es como un auditor. Según el decreto, el auditor descubrió que Masrani había sido negligente con la gestión de los fondos del pueblo. También decía que estaba implicado en «corrupción, conspiración y nepotismo». No había nada más específico.

El inspector no es ni fiscal ni parte de un tribunal civil o administrativo. Las acusaciones por las que Masrani fue apartado de su cargo por conducta deshonrosa nunca se presentaron ante autoridades judiciales. Masrani dice que nunca lo citaron para que se defendiera en ninguna reunión.

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Masrani (a la izquierda) en casa con Nyeloi, líder adat del subdistrito cercano de Bentian, que está envuelto en su propio conflicto por la frontera con una jurisdicción vecina. La zona de disputa allí alberga una enorme mina de carbón y valiosas parcelas de madera. Nyeloi dice que Bentian perdió casi la mitad de su territorio cuando la frontera cambió. Fotografía de Philip Jacobson

Además de las acusaciones sin demostrar de negligencia y tejemanejes, el decreto critica a Masrani por protestar y discrepar. Dice que al «bloquear miles de hectáreas de tierra» físicamente, Masrani «hizo un mal uso de su posición para su interés personal». Otra razón que se da para su destitución es que presentó una demanda contra el decreto de la frontera. De forma similar, la petición cita a Masrani por «oponerse al programa básico del gobierno» y «ser enemigo» del regente.

«Por eso lo despidieron», explicó Andiq, uno de los que solicitó la destitución. «No hacía bien su trabajo, no obedecía las normas. Una persona así merece ser despedida».

Masrani dijo que Andiq no entendía el plan de la empresa de conseguir una posición firme en Tae. «Lo están utilizando como herramienta».

¿Balanza equilibrada?

Indonesia superó a Malasia como el principal productor mundial de aceite de palma en 2006. El año pasado exportó este producto por un valor 18 900 millones de dólares, principalmente a India y China, pero también a Occidente. En 2010, las plantaciones cubrían unos ocho millones de hectáreas en el archipiélago, un área mayor que el tamaño de Panamá. El gobierno pretende duplicar esa cifra para 2020.

El auge ha alimentado el crecimiento económico y proporcionado empleo a millones de indonesios, pero la expansión desenfrenada de la palma de aceite está eliminando las selvas del archipiélago y avivando una epidemia de adquisición de tierras. La industria se ha visto sometida a mayor vigilancia por su papel en los incendios agrícolas sin control que cubren Indonesia y los países vecinos con una niebla tóxica cada estación de quema. Se calcula que solo las emisiones de este año han superado el total de emisiones de la economía estadounidense en 47 de los 74 días que se contaron hasta el 28 de octubre. Se dice que quinientas mil personas habrían desarrollado dificultades respiratorias como resultado del desastre.

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Un hombre llamado Bambang frente a un montón de nueces de palma de aceite al borde de la carretera en octubre durante uno de los días con más contaminación que se recuerdan en Palangkaraya, Kalimantán Central. El color anaranjado no está aumentado ni manipulado. Fotografía de Bjorn Vaughn

En 2004, la Mesa Redonda para el Aceite de Palma Sostenible se propuso que la industria estuviera bajo algún tipo de control. Entre los miembros fundadores se encuentran Unilever, el Fondo Mundial para la Naturaleza y la Asociación Malaya del Aceite de Palma. La RSPO expuso sus propios estándares para la producción ética y ecológica de aceite de palma; en la actualidad, estos prohíben la destrucción de bosques vírgenes y exigen que los plantadores obtengan el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades afectadas. Hoy en día, la RSPO está considerada por muchos como el punto de referencia de facto para las buenas prácticas de sostenibilidad –incluso cuando la fuerza de sus normas y su capacidad para aplicarlasse cuestionan cada vez más.

First Resources ha sido miembro de RSPO desde 2008, y en octubre de 2012, la Agencia de Investigación Medioambiental, la ONG con sede en Londres, entregó una queja sobre la empresa al panel de quejas de la RSPO. La EIA afirmaba que PT BSMJ estaba estaba demoliendo bosque prístino en Muara Tae y operando sin el consentimiento de la comunidad. La RSPO ratificó la queja y ordenó a la empresa que se abstuviera de talar y plantar hasta que se pudiera resolver el asunto.

Tres años después, la queja sigue alargándose. En febrero, Tae se retiró finalmente del proceso de la RSPO, alegando frustración con la gestión de la organización y falta de confianza en su capacidad para ser neutra.

Newly planted oil palm in Indonesia. Photo by Rhett A. Butler
Árboles de palma de aceite crecen en Indonesia. Foto de Rhett A. Butler

Para Tae, la gota que colmó el vaso fue la insistencia continuada de First Resources para que una consultoría llamada LINKS tuviera un papel principal en la resolución del conflicto. La comunidad se había opuesto sistemáticamente a que la empresa eligiera y pagara a LINKSt.

Aunque LINKS hubiera sido una organización creíble e independiente, como afirma First Resources, seguía existiendo el problema de que nunca se consultó a la comunidad acerca de la selección de esta consultoría, en contra de la sentencia de la RSPO que decía que el plan de actuación «debe desarrollarse y acordarse con la comunidad Muara Tae».

«El motivo por el que la parte afectada debería poder elegir o aprobar al mediador es bastante obvio», dijo Tomasz Johnson de EIA a Mongabay. «De lo contrario, simplemente no hay confianza y no se puede conseguir una resolución significativa. El hecho de que la RSPO y First Resources consideraran adecuada la elección de LINKS refleja su enfoque en este proceso. Nunca se ha consultado de forma significativa a Muara Tae, ni sobre el desarrollo de plantaciones en primer lugar ni a través de este proceso de demanda».

Johnson dijo que la EIA no tiene ninguna intención de cerrar el proceso de queja ni de retirarlo. Sin embargo, sin Tae, el proceso ha alcanzado un punto muerto.

Petrus Asuy walks through the forest. Photo by Philip Jacobson
Petrus Asuy baja por el bosque. Fotografía de Philip Jacobson

La EIA ya busca otros puntos de presión. Uno de ellos podría encontrarse en la empresa registrada en Singapur Wilmar International Ltd, el mayor comerciante de aceite de palma del mundo y cliente tanto de First Resources como de TSH Resources. Wilmar estuvo entre las primeras empresas de una reciente ola de compañías que se comprometieron a eliminar la deforestación y los abusos a los derechos de su cadena de suministro. La EIA ha contactado con Wilmar a través del Fondo para los Bosques (TFT), consultoría que ayuda a Wilma a cumplir con su compromiso, para hablar sobre ejercer presión en las dos empresas de plantación acerca de sus operaciones en la zona que reclama Tae.

Recientemente, en septiembre, la EIA llevó a representantes de Tae y otros cinco pueblos que se habrían visto afectados negativamente por las plantaciones de la familia Fangiono a Yakarta para tener una reunión con el TFT, que prometió hacer un seguimiento de sus casos con Wilmar. Los intentos anteriores de involucrar al comerciante y a su consultoría en el asunto de THS Resources no tuvieron éxito, según Johnson. Todavía está por ver si compromisos como los de Wilmar, proclamada la fuerza redentora de una industria insostenible, consiguen ese cambio de corriente.

De hecho, en julio, First Resources se convirtió en el último gigante del aceite de palma en publicar esa promesa.

«Como todo el mundo, tenemos muchas ganas de ver que pasan a la acción con esos compromisos que han proclamado públicamente», explicó a Mongabay Dejan Lewis, director de TFT que vive en Yakarta. «Tienen bastante que hacer».

Manos amigas

En septiembre del año pasado, la gente de Tae que se oponía a las empresas llevó a cabo el sumpah adat en el punto de confluencia de los ríos Pose y Nayan –el mismo punto en que el regente había clavado un GPS para señalar la frontera.

El ritual era un asunto sombrío. Aquellos a quienes los ancestros declararan culpables podían ser maldecidos o asesinados por fuerzas sobrenaturales. El sumpah adat era, en realidad, el último golpe de otro ritual en el que los Dayak Benuaq habían prometido proteger la naturaleza y había rezado para tener una buena cosecha. La comunidad ha recaudado más de 15 000 $ en Indiegogo, una plataforma de micromecenazgo, para extender la ceremonia anual a 64 días. Se trataba más de afianzar la fuerza de la comunidad que de justicia.

«Por eso la ceremonia es tan crucial», escribió Jane Brunette, nativa americana que supo de Muara Tae, visitó el pueblo y organizó la solicitud de micromecenazgo. «Curará las traiciones por las disputas de la tierra y devolverá a la gente su propósito compartido y su sentido de unidad».

Andreas Singko, a Tae resident, handles the centuries-old skull of his ancestor during a sumpah adat in 2014. Photo courtesy of Land is Life
Andreas Singko, habitante de Tae, sostiene la calavera de un ancestro durante el sumpah adat en 2014. Fotografía cortesía de Land is Life

El pasado día 7 en París, el padre de Masrani aceptó el Premio Ecuador del PNUD en una gala como representante de la comunidad de Muara Tae.

«Son vulnerables, no hay duda», dijo a Mongabay Joseph Corcoran, encargado del premio. «Pero el premio también se concede por lo conseguido. El hecho de que aún cuenten con esa zona de bosque que ha sido protegida de las presiones exteriores es realmente notable. Es algo sobre lo que queremos llamar la atención».

El pasado miércoles hubo elecciones regionales en Indonesia en las que Kutai Occidental elegía un sucesor para Ismael Thomas. Los principales candidatos eran Fransiskus Yapan, otro político de PDI-P conocido por su relación con Ismael, y Rama Asia, el regente anterior.

En Yakarta, el Presidente Jokowi debe cargar con el peso de más expectativas que cualquiera de sus predecesores desde el inicio de la democracia en Indonesia en 1998. Una combinación nada envidiable de factores económicos externos ha ensombrecido el brillo de su promesa de impulsar el crecimiento del PIB un siete por ciento al año, mientras que la baja oscilación de las fluctuaciones en los precios de los productos básicos y la obstinada inflación aprietan la subsistencia de los millones de pequeños agricultores del país. Tras los catastróficos incendios de 2015, Jokowi también se enfrenta a una presión sin precedentes para hacer todo lo que pueda con el fin de dar marcha atrás al reloj ante décadas de abuso medioambiental. Solo puede actuar hasta un cierto punto, pero un progreso significativo en la iniciativa One Map de Indonesia y la reducción de los casos de manipulación serán esenciales en uno de los desafíos medioambientales más urgentes de nuestro tiempo.

Para Masrani, la mayor oportunidad de supervivencia reside en unirse con otros para proteger el bosque juntos.

«Por lo que sé, esas empresas utilizan los mismos métodos en muchos pueblos», dijo. «Tenemos que estudiar su forma de actuar y cooperar contra ellos porque todos estamos en el mismo barco».

Muara Tae residents intervene to stop a bulldozer. Photo courtesy of Muara Tae
Habitantes de Muara Tae intervienen para detener una excavadora. Fotografía cortesía de Muara Tae

La cobertura de esta noticia ha contado con el apoyo de una subvención concedida por AMAN.

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