- Desde Colombia hasta Bolivia, hay más de 300 proyectos presentados para la construcción de hidroeléctricas, advirtió Samper.
- Uno de los grandes problemas es que la construcción de varios proyectos a la vez podría reducir en un 50 % el flujo de nutrientes en la Amazonía, explicó el presidente de la WCS.
La Wildlife Conservation Society (WCS) logró reunir esta semana en Perú y en una misma sala, a algunos de los científicos y conservacionistas más importantes de América Latina que han dedicado años de su vida al estudio de la Amazonía. Cristián Samper juega en este espacio el papel de una celebridad, los medios de comunicación buscan entrevistarlo, tiene una agenda apretada y conseguir 20 minutos con él nos demanda esfuerzo. Termina el primer día de presentaciones, se ha hablado del manejo de la actividad pesquera, de la contaminación por mercurio, de la captura de carbono, del impacto que causaría la construcción de los proyectos hidroeléctricos, Samper es el siguiente en la lista.
Empieza su presentación recorriendo la sala con la mirada y advirtiendo que entre los participantes hay más de 2 mil años de experiencia en el estudio de la cuenca amazónica. Las risas llenan el espacio. La visión de Samper no es solo la de un director de una prestigiosa institución, es un colombiano que estudió biología tropical, que obtuvo un doctorado en biología en la Universidad de Harvard y, sobre todo, un hombre que ha viajado por el mundo estudiando distintas realidades y problemáticas alrededor de la conservación de la biodiversidad.
Quería comenzar hablando de una frase que mencionó en su presentación, “hay que empezar a ver la Amazonía como un humedal más que como un bosque”, ¿por qué?
Porque al fin y al cabo, el Amazonas, la conectividad de toda la cuenca está dada por los ríos. Lo que sabemos hoy en día es que el 15 % del Amazonas es agua. Entonces como dije ayer, para mí ese fue el cambio fundamental, entender que todo este bosque y todo esto converge en estos ríos y, obviamente, en los 30 millones de personas que viven en torno a los ríos.
Y que dependen de ellos.
Los ríos son las arterias de comunicación, los ríos son los que proveen de peces, entonces yo creo que es muy interesante porque hemos tenido una visión muy terrestre de la Amazonía y si has pasado tiempo en los bosques inundables, este es un ecosistema anfibio totalmente, para la gente, para los animales y yo creo que es una oportunidad para ver el Amazonas desde otra mirada.
Se mencionaba en la conferencia cómo algunas especies del Amazonas pueden servir como indicadores biológicos para entender el estado de conservación de los ríos, ¿es importante estudiar estas especies?
Totalmente, y parte de lo que sabemos es que hay mucha información y hay bastantes datos pero lo que pasa es que nunca se han integrado. Parte de lo que hicimos, por ejemplo, con el tema de peces fue tan sencillo como integrar los datos de los diferentes países y de los distintos sistemas. Una vez que tienes acceso a esa información puedes comenzar a entender y a hacer preguntas en una escala diferente. Y para ciertas especies de indicadores lo que tenemos que comenzar es a ver metodologías de muestreo, necesitamos comparar, porque necesitas poder realmente usar metodologías que te permitan cuantificar la presencia o ausencia o las tendencias poblacionales.
Hablando de integración, y haciendo un poco de autocrítica, ¿puede ser que en los años anteriores se haya estado trabajando de una forma muy dispersa y que la integración y esta declaración sean los siguientes pasos que se tienen que dar?
Yo creo que sí, o sea, siempre ha habido buenas intenciones y obviamente declaraciones se han firmado muchas antes, pero yo creo que en este caso se trata de poder realmente integrar más allá de las fronteras. Mira yo que trabajé tanto en Colombia y la primera parte de mi carrera fue en el departamento de Nariño, en la frontera con el Ecuador, lo que yo veía es que todo paraba en la frontera y el mismo ecosistema estaba al otro lado, y no hablábamos con los ecuatorianos. Entonces, realmente hay que trabajar eso, lo que necesitamos es unirnos los países amazónicos.
¿Cuánta de esta data, que ha sido recopilada por años y con mucha inversión de tiempo y con muchos científicos trabajando en el campo, es trasladada a las autoridades o a los gobiernos que son los que tienen que diseñar al final las políticas públicas? ¿cuán importante es que los gobiernos tomen en cuenta esa data y la revisen antes de tomar decisiones?
Yo creo que es fundamental y, como mencionaba ayer, yo tuve la oportunidad de ser uno de los arquitectos y de los líderes que conformó el sistema nacional en Colombia hace 20 años. Uno de los planteamientos fundamentales que hicimos ahí es que necesitábamos información científica para apoyar la toma de decisiones. Y como dicen, lo que pasa es que el mundo científico está haciendo una serie de investigaciones que no siempre son relevantes para la toma de decisiones y lo que hemos notado es que necesitas personas o instituciones que puedan tender ese puente. Y eso fue lo que hemos hecho algunos países de América Latina, en el caso colombiano montamos el Instituto Humboldt que es un instituto puente entre el Ministerio del Ambiente y la comunidad científica.
¿Con el fin de traducir esta información?
Totalmente, traducirla y también plantear las preguntas. En el caso mexicano, México tiene una entidad muy buena, excelente, que se llama CONABIO (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad) que cumple exactamente la misma función. Y yo creo que en nuestros países se necesitan más instituciones así que tiendan ese puente. Se trata de dos cosas: primero cuando hay un planteamiento de un tomador de decisiones, tomar, sintetizar la información que existe, integrarla y ponerla en un formato que sea útil; y al mismo tiempo, creo que también hay que traducir las preguntas, a veces los tomadores de decisiones no saben cuál es la información que necesitan. Entonces yo me siento contigo que eres la ministra o la alcalde de un sitio y me dices esto es lo que yo necesito, y poder llevar esa información a la comunidad científica y, en algunos casos, también realizar convocatorias de investigación pero dirigidas hacia ciertos temas.
Un pregunta que debe ser recurrente, ¿cuáles son las principales amenazas para este ecosistema amazónico?
Depende de la región de la Amazonía, las presiones varían. Pero sabemos que la deforestación sin duda, ligada a ciertos tipos de cultivos agrícolas son importantes en cierta parte de la cuenca; obras de infraestructura que son los temas principales que hemos visto, por ejemplo, presas hidroeléctricas o carreteras o elementos así; y la otra cosa que estamos viendo con el tema acuático en particular son los sistemas de pesca, o sea los recursos hidrobiológicos y en particular la pesca no está siendo de una forma sostenible o integrada a nivel de la cuenca.
En este tema de las grandes infraestructuras, las empresas hidroeléctricas, estos proyectos que han surgido en los últimos años, que son muchos, ¿el impacto sería serio si estos proyectos llegan a implementarse?
Podría llegar a ser muy serio, es parte de lo que hemos hecho. Existen en papel propuestas de creación de hidroeléctricas en toda la vertiente amazónica, desde Colombia hasta Bolivia, probablemente en papel hay más de 300 proyectos que se podrían desarrollar. Obviamente no todos van a ocurrir, pero es un planteamiento porque muchas de estas zonas son importantes y lo que sabemos desde el punto de vista hidrobiológico de toda esta cuenca, es que los ríos andinos llevan todos los sedimentos que son fundamentales, porque la parte baja de la cuenca es muy pobre, de suelos pobres, de suelos viejos, entonces todo el flujo de nutrientes viene de la parte alta. La contribución proporcional de los ríos de la cuenca alta son fundamentales para eso. Entonces, en efecto, parte de lo que hemos hecho son modelos que nos permiten ver el posible impacto de la construcción de presas sobre el flujo de nutrientes como el nitrógeno, el fósforo, y lo que hemos visto es preocupante. Podemos ver que un número limitado de estas represas podría reducir el flujo de nutrientes en más del 50 %, y lo que no sabemos es cuáles serían las consecuencias de eso sobre todo el ecosistema amazónico. Entonces por construir una presa o un conjunto de presas en la parte alta, podrías acabar no destruyendo pero cambiando fundamentalmente todos los ciclos biológicos de todo el resto del Amazonas e impactando a 30 millones de personas.
Entonces, ¿construir este tipo de proyectos o fomentar la construcción de este tipo de proyectos no es viable?
Yo creo que en el momento de tomar esa decisión tienes que tener en cuenta todas esas dimensiones. Muchas veces son presas para la producción de energía, sin duda que hay demandas energéticas y que esa es una de las cosas que tenemos que proveer, pero tienes que evaluar eso a la luz de otros impactos biológicos, impactos de flujo de nutrientes y otros elementos.
O buscar otras opciones…
O buscar otras opciones.
¿Usted qué le diría a un gobierno que está evaluando la posibilidad de darle pase a la construcción de uno de estos megaproyectos? ¿cuáles son los principales puntos que tendrían que tomar en cuenta antes de dar luz verde?
Yo creo que se tienen que hacer todas las preguntas desde el punto de vista del impacto ambiental y no solamente el impacto local, sino el impacto a nivel de la cuenca. Entonces cada vez que salga esto, decir por ejemplo cuál es el posible impacto de uno de estos proyectos de infraestructura sobre las migraciones de ciertas especies de peces. Sabemos que algunas de las cuencas son más importantes que otras, por lo menos yo lo haría, evaluaría cuáles son las que tendrían el menor impacto ambiental. Y un elemento más, no ver los proyectos de forma aislada, el tema no es una presa porque puede que no sea fundamental, pero si haces 8 o 10 el impacto agregado acumulado de estas 10 es fundamental, es por lo menos un tema de un ordenamiento. Es decir, mira, vamos a construir 10 presas, cuáles serían los 10 mejores sitios para hacerlo, no solo desde el punto de vista energético, sino sobre los menores impactos ambientales. Es el impacto acumulativo lo que va a tener un impacto más grande.
En el caso de las comunidades indígenas, que serían las principales afectadas, ¿cuán importante es que se empiece a tomar en cuenta la opinión de los líderes de estas comunidades alrededor de estas grandes decisiones? ¿Deberían participar o no?
Sí, yo creo que sí, y el problema es cuando lo mires a nivel de cuenca. Muchas de estas comunidades impactadas no van a estar en el área directa de influencia de este proyecto, sino que están muchas veces cuenca abajo. Pero básicamente sí, si tú reduces el flujo de nutrientes en toda la cuenca, eso va a tener una cantidad de elementos y consecuencias sobre la productividad, y esa productividad puede determinar la pesca y subsistencia de la gente que vive ahí abajo. Entonces el hacerse esas preguntas a esa escala, te va a llevar a conclusiones diferentes y el problema es que muchos de los estudios de impacto ambiental son muy locales, todos se hacen a nivel de un proyecto sin ver el mapa más grueso que es lo que tenemos que hacer.
Y en problemáticas como la minería ilegal de oro o los cultivos de hoja de coca, ¿si no son controlados ahora pueden afectar el futuro de la cuenca?
Totalmente. Yo no conozco en detalle, no conozco suficiente lo que está pasando en Madre de Dios pero tengo entendido que la minería ilegal es un tema sumamente serio que está pasando y creo que es un caso claro de un problema de capacidad del gobierno de darles soluciones, a lo que tengo entendido es un problema de migración de la sierra hacia el Amazonas. No es un problema de comunidad local, es un problema social y político mucho más complejo. Sí creo que es una responsabilidad del gobierno local y nacional de mirar hacia ese tipo de temas y tratar de buscar una solución, y puede tener que ver con darles alternativas y soluciones. En la mayoría de los casos, la gente que yo conozco y que ha trabajado en minería aluvial en países como Colombia, no están haciéndolo porque sea su primera elección, es porque no tienen muchas alternativas.
¿Y en el caso de los cultivos de hoja de coca?
Ese es un problema muy serio para la región. Yo siendo colombiano lo conozco de primera mano y Colombia es un país que ha tenido décadas de violencia ligado a esto y yo he estado vinculado con el conflicto armado. Obviamente es un problema que tiene que ver a largo plazo con los temas de consumo y es un problema que va más allá de nuestras fronteras. Y eso me recuerda una cosa importante, que el futuro de la Amazonía se va a resolver no solo en los países amazónicos sino más allá, son los mercados, son los consumidores de aceite de palma, quiénes son los consumidores y cuáles son esas acciones y las fuerzas del mercado. Y el tema es que en la mayoría de los casos, los sitios donde se dan estos productos, estas actividades ilícitas es en las zonas más remotas que usualmente coinciden con las zonas de parques, con las zonas de mayor riqueza biológica, donde hay una capacidad del gobierno muy pequeña.
Y hay que considerar el establecer más acuerdos binacionales entre los países…
Totalmente, e incluir estas dimensiones ambientales en los tratados de comercio internacional que es el caso del TPP (Trans-Pacific Partnership o Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica). En este momento se está incluyendo, nosotros hemos seguido de cerca el caso del TPP. Creemos que tiene unas oportunidades muy importantes, pero tiene una serie de provisiones ambientales muy buenas, por ejemplo todo el tema CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) y ese tipo de cosas que pueden ayudar a que se cumplan estos requisitos porque pone en mejor plano el tema ambiental.
Viendo todo este panorama de la Amazonía, se firma esta declaración conjunta entre 12 instituciones…
Son 18 y hay 8 más que van a firmar, vamos a ser como 30 instituciones.
¿Cuál es el objetivo de esta declaración conjunta?
Como todas las declaraciones es una declaración de principios, es una declaración de una visión de la Amazonía donde identificamos cuáles son los retos principales y planteamos el tipo de trabajo y el modelo de desarrollo que estamos planteando para la Amazonía. Ahora, la ejecución de eso depende de cada entidad y de los actores locales, y parte del trabajo que una entidad como WCS puede hacer es convocar a estos actores para que puedan comenzar a trabajar juntos e integrar eso.
¿Y cuáles son las medidas prácticas que se desprenderían de esta declaración?
Pues ahora viene el trabajo. Yo creo que todavía hace falta integrar más esta información. En el trabajo de “Aguas Amazónicas” de la WCS hemos hecho una serie de recomendaciones muy concretas a partir de la integración de datos, principalmente en el tema de pesca que es uno de los enfoques importantes. Hemos analizado todas las especies principales, ya tenemos mucha mejor información de los ciclos de vida, creemos que de ahí se derivan muy concretas acciones, por ejemplo, las épocas de veda que se debe dar en los diferentes países para poder hacer un manejo integrado a nivel de la cuenca. En el caso, por ejemplo, de las obras de infraestructura, poder identificar estos modelos que a nivel de la cuenca te permiten mirar eso y son elementos que nosotros ponemos a disposición de las autoridades y de los actores que toman las decisiones.