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El Zika: de virus desconocido a emergencia médica mundial

  • Se está llevando a cabo una investigación científica para determinar el trasfondo ambiental, biológico y genético del virus del Zika; para detectar el alcance actual de la epidemia y para desarrollar nuevos diagnósticos y vacunas.
  • Los científicos han encontrado monos salvajes brasileños infectados de Zika, por lo que los animales (que a menudo son mascotas) pueden actuar como una reserva de la enfermedad. Por otra parte, el vector del Zika, el mosquito Aedes aegypti (erradicado en los 50), ha vuelto en grandes números y ha evolucionado para ser más resistente y adaptable.
  • Las difíciles condiciones en Brasil, el corazón de la epidemia, están poniendo trabas a la investigación del virus. Condiciones que incluyen una burocracia que no responde, la destitución de la presidenta, un gran escándalo de corrupción nacional y una economía en grave riesgo de colapsar.
  • Existe la preocupación de que si el virus de Zika —que tomó al mundo por sorpresa en 2015— no se contiene rápidamente, podría terminar extendiéndose por todo el mundo, más aún después Juegos Olímpicos de Río este agosto pasado.
A Brazilian child with microcephaly. Photo by Sumaia Villela/Agência Brasil
Niño brasileño con microcefalia. Foto de Sumaia Villela/Agência Brasil

«El avance de la ciencia [tiene lugar] mediante las preguntas que se plantean, no las respuestas». Así habló Pedro Vasconcelos para Mongabay en una entrevista. Es el director del Instituto Evandro Chagas (IEC), uno de los 15 centros de investigación del mundo que buscan con urgencia una vacuna para el virus de Zika.

Su búsqueda de las preguntas adecuadas es esperanzadora, pero también revela que el camino para entender y controlar este agente infeccioso —que se ha propagado por Latinoamérica y el Caribe y amenaza al resto del mundo— es todavía largo.

Esto es lo que sabemos hasta ahora: el virus, transmitido por el mosquito Aedes aegypti —también portador de la chikungunya, el dengue y la fiebre amarilla— ha sido reportado en 66 países y territorios entre enero de 2007 y finales de abril de 2016, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). De todos ellos, 45 países sufrieron el primer brote a partir de 2015: un aumento muy repentino.

No hay ningún precedente de contagio por artrópodos —el filo al que pertenecen los insectos— con una expansión tan rápida. El dengue, por ejemplo, tardó décadas en alcanzar una magnitud similar.

En Brasil, donde empezó la epidemia en América, el patógeno fue identificado en mayo del año pasado, pero ya habían aparecido pacientes con los síntomas de la enfermedad (fiebre baja intermitente y puntos rojos por el cuerpo) dos meses antes. Al principio, estos síntomas leves fueron interpretados erróneamente como una versión menos grave del dengue.

The Aedes aegypti mosquito which carries and transmits the Zika virus. Though largely erradicated in the 1950s, the species has come back strong and has evolved to be tougher and more adaptable. Phto courtesy of the US Department of Health and Human Services
El mosquito Aedes aegypti que porta y transmite el virus del Zika. Aunque erradicado en gran parte en los 50, la especia ha vuelto más fuerte y ha evolucionado para ser más resistente y adaptable. Foto cortesía del Departamento de Sanidad y Servicios Sociales de EE.UU.

El efecto devastador del Zika fue reconocido por primera vez en noviembre de 2015, cuando apareció en un gran número de recién nacidos con microcefalia, una afección caracterizada por una reducción del tamaño del cerebro que puede tener causas genéticas o ambientales. Los niños con microcefalia suelen tener problemas de desarrollo y actualmente no existe ningún tratamiento para la enfermedad, según la Clínica Mayo.

Investigadores en Brasil y en todo el mundo están trabajando a marchas forzadas para desarrollar diagnósticos más fiables del Zika, crear una vacuna efectiva y determinar los factores ambientales, biológicos y genéticos que han permitido a un virus inocuo transformarse en una grave emergencia sanitaria mundial.

Llega la crisis

Fue una brasileña especialista en medicina fetal, la ginecóloga Adriana de Melo, quien presentó por primera vez pruebas claras de la relación entre el virus de Zika y el aumento de casos de microcefalia. En octubre de 2015, examinó a dos mujeres embarazadas en el Estado de Paraíba cuyos bebés tenían el cerebro atrofiado y calcificaciones en el cráneo.

«Nunca había visto semejante destrucción en cerebros de fetos», declaró.

Melo quería analizar el líquido amniótico que rodeaba a los fetos, pero el Secretario de Sanidad del Estado de Paraíba denegó su petición. Sin amedrentarse, dirigió su petición al Instituto Oswaldo Cruz (IOC-Fiocruz), afiliado con el Ministerio de Sanidad. Melo envió las muestras a Río de Janeiro, pagando el transporte de su propio bolsillo.

Ante el repentino aumento de recién nacidos con microcefalia, el Ministerio declaró el estado de emergencia de salud pública en Brasil el 11 de noviembre de 2015. Seis días después, el IOC-Fiocruz anunció que el Zika era capaz de atravesar la placenta y alcanzar el líquido amniótico de las mujeres embarazadas.

Microcephaly is a condition characterized by an undersized brain and can be genetically or environmentally caused. Photo by Sumaia Villela/Agência Brasil
La microcefalia es una condición caracterizada por el subdesarrollo del cerebro y puede tener una causa genética o ambiental. Foto de Sumaia Villela/Agência Brasil

Antes del brote, había una media de 150 casos anuales de microcefalia a nivel nacional. En 2015, esa cifra llegó a los 4000 casos registrados, a pesar de que el número de nacimientos en Brasil se mantuvo prácticamente igual: 2,8 millones al año.

El último informe del Gobierno brasileño refleja no solo la gravedad de la epidemia, sino también la incertidumbre que la rodea: entre octubre de 2015 y el 18 de mayo de 2016, se detectaron 7534 supuestos casos de microcefalia en Brasil, de los cuales un 76,5 por ciento se dieron en el noreste del país. Pero del total, solo 1384 casos fueron confirmados, mientras que 2818 diagnósticos fueron descartados y 3332 aún siguen investigándose.

Debido a que los casos de microcefalia eran tan poco frecuentes antes de la aparición del Zika, el Ministerio de Sanidad da por sentado que todos los bebés que son diagnosticados con microcefalia han sido contagiados de Zika por sus madres, aunque hay otros factores que pueden causar malformaciones cerebrales.

El 1 de febrero de 2016, con el Zika ya presente en más de 20 países y territorios americanos, la OMS declaró una emergencia de salud pública internacional, reconociendo la relación del virus con la microcefalia —aunque esa conexión todavía no se había probado científicamente.

Un día después, Chile y los EE.UU. confirmaron sus primeros casos de Zika (por transmisión sexual), y casos similares han sido reportados en Argentina, Perú, Canadá, Francia, Italia, Portugal y Nueva Zelanda desde entonces.

Contando casos

Cuando una enfermedad que ya existe desde hace tiempo, pero que se ve rara vez, surge de repente con proporciones de epidemia, le sigue una lucha por determinar el número de casos para poder medir el alcance y extensión actual de la misma.

Sin embargo, para poder llevar a cabo este recuento, hacen falta diagnósticos precisos, y puede que no existan herramientas de diagnóstico fiables al principio, lo cual lleva a estimaciones erróneas.

La comprensible dificultad para cuantificar las infecciones por Zika se hacen evidentes por la retirada de Brasil de los datos estadísticos más tempranos, así como por la continua reevaluación de las proporciones de la epidemia por parte del país.

Research in the Evandro Chagas Institute's entomology laboratory (arbovirology and hemorrhagic fevers section) where viruses such as Zika are isolated. Photo by Kelvin Souza – ASCOM/IEC
Investigadores en el laboratorio de entomología del Instituto Evandro Chagas (secciones de arbovirología y fiebres hemorrágicas) donde se aíslan los virus como el de Zika. Foto de Kelvin Souza – ASCOM/IEC

Hasta marzo de 2016, el Ministerio estimaba que entre 400 000 y 1,3 millones de mujeres brasileñas se habían contagiado de Zika en 2015, pero entonces decidió reevaluar los datos y retiró las estadísticas de sus boletines online anteriores.

El 26 de abril de este año, el Ministerio de Sanidad publicó nuevas estimaciones del número de casos de Zika: declararon que desde febrero de 2015 al 2 de abril de 2016 se habían reportado 91 387 casos. De ellos, 7584 son mujeres embarazadas y, de estas, se han confirmado 2844 casos.

Uno de los problemas principales en el registro de los casos es que cerca del 80 por ciento de las personas que contraen el virus no presentan síntomas, por lo que no son evaluados. Y cuando aparecen los síntomas, estos son muy similares a los del dengue, una epidemia que alcanzó su punto álgido en Brasil en 2015 con 1,6 millones de posibles casos. Este año ya hay más de 800 000 casos de dengue en el país, por lo que es probable que siga habiendo diagnósticos erróneos entre este y el Zika.

El desafío del diagnóstico

Aunque es de esperar con cualquier epidemia nueva, los diagnósticos del Zika, que se desarrollaron a toda prisa, todavía tienen sus limitaciones. La prueba RCP del material genético, por ejemplo, solo consigue identificar el virus entre los primeros cinco y siete días de infección, y las pruebas de serología suelen tener reacciones cruzadas con otras infecciones, como el dengue.

Pero hay buenas noticias: nuevas pruebas de diagnóstico muy prometedoras están en camino.

En marzo de este año, Marie-Paule Kieny, Subdirectora General de Sistemas de Salud e Innovación de la OMS, informó al mundo de que se había avanzado más en el desarrollo de nuevas pruebas de detección que en el de una vacuna contra el virus del Zika.

En el mismo mes, el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo (ICB-USP) anunció la creación de una prueba de serología que identifica los anticuerpos del virus incluso después de que haya sido eliminado del cuerpo. La prueba demostró que la mayoría de ocho madres de bebés con microcefalia dieron positivo para Zika. Otras pruebas serológicas no habían detectado la presencia del virus en estas mujeres, que viven en una ciudad brasileña con un alto índice de casos de microcefalia.

«Las pruebas de anticuerpos determinarán si las mujeres embarazadas tuvieron contacto con el virus antes del embarazo», declaró Paolo Zanotto con confianza. Es el coordinador de la Red Zika, un grupo de trabajo que incluye 40 grupos de investigadores del Estado de São Paulo.

Zika studies in the Institute of Biomedical Sciences of the University of São Paulo's molecular evolution and bioinformatics laboratory. Photo by Juliane Duarte/ICB-USP
Estudio del Zika en el laboratorio de evolución molecular y bioinformática del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo. Foto de Juliane Duarte/ICB-USP

El descubrimiento de esta herramienta de diagnóstico está llevando rápidamente a su producción en masa. El ICB-USP ha unido fuerzas con el Instituto Butantan (responsable del 90 por ciento de los sueros y vacunas producidos y consumidos en Brasil) para fabricar un kit de diagnóstico a gran escala. Según el virólogo, su objetivo es distribuirlo de forma gratuita en hospitales y bancos de sangre de todo el país. «Estamos haciendo ajustes», dijo Zanotto. «La eficacia [de la prueba de diagnóstico] ha sido demostrada, pero todavía hay algunos problemas con su sensibilidad en las aplicaciones a gran escala».

En busca de una vacuna

Aunque un diagnóstico preciso es crucial para monitorizar y controlar una epidemia, el siguiente paso obvio es una vacuna efectiva contra ella.

Numerosas instituciones sanitarias y empresas están implicadas en la búsqueda de una vacuna para el virus de Zika. Según la OMS, las dos vacunas en estado más avanzado de desarrollo son la del Instituto Nacional de Salud (NIH por sus siglas en inglés) de EE.UU. y la de la empresa Bharat Biotech, en la India.

El NIH, junto con el Instituto Butantan de Brasil, ha creado una vacuna contra el dengue que se encuentra en las últimas etapas de desarrollo. Las dos organizaciones quieren transformar ahora la vacuna tetravalente —capaz de luchar contra los cuatro subtipos de virus del dengue— en una versión pentavalente que también funcione contra el Zika. El problema con este enfoque es que todavía es pronto para saber con certeza si el virus del Zika tiene más de un subtipo.

Larvae and pupae of Aedes aegypti mosquitoes being studied in the ICB-USP laboratory. Photo by Marcos Santos/USP Images
Larvas y crisálidas de mosquitos Aedes aegypti para su estudio en el laboratorio del ICB-USP. Foto de Marcos Santos/USP Images

En marzo, un ensayo clínico preliminar llevado a cabo por el NIH y la Universidad John Hopkins mostró que la vacuna del dengue protegía al cien por cien de las personas inmunizadas. La tercera fase de los ensayos clínicos, en los que participarán 17 000 voluntarios en Brasil, podría estar lista en 2018.

«Con los estudios que tenemos del dengue y su similitud con el Zika, podemos avanzar más rápido hacia una vacuna», predijo Marcelo De Franco, director suplente del Instituto Butantan.

La burocracia ha ralentizado la investigación brasileña

El desarrollo de un diagnóstico y una vacuna es fundamental para controlar el Zika, pero también lo es tener suficientes recursos financieros y competencias administrativas para aplicar esas herramientas a un gran sector de la población que se encuentra en riesgo de contagio.

Por eso el momento en que ha aparecido el virus de Zika lo hace muy peligroso. La enfermedad ha alcanzado niveles de epidemia cuando el Gobierno brasileño se tambalea por un intrincado escándalo de corrupción, la destitución de la presidenta y una crisis económica que es la peor desde la década de 1930.

Si añadimos a ello la burocracia del país, famosa por su ineficiencia, además de los altos niveles de pobreza y la falta de servicios en las áreas rurales donde está presente el Zika, más los Juegos Olímpicos de Río este verano —con visitantes de todo el mundo que podrían haber contraído la enfermedad y habérsela llevado a casa—, nos encontramos con unos desafíos logísticos sin precedentes para los investigadores y los profesionales médicos y de salud pública.

El Gobierno Federal de Brasil ha tardado en responder a la crisis con financiación. «Hace cuatro meses, llegamos a un acuerdo con el Ministro de Sanidad», dijo Zanotto al ICB. «Esta operación es muy intensa, estamos trabajado turnos de 24 horas, y si no fuera por el apoyo de la FAPESP (Fundación de Apoyo a la Investigación de São Paulo), que redujo la burocracia al mínimo para conseguir fondos –desviados, de hecho, de otros proyectos de investigación– estaríamos en una situación crítica».

En Butantan, la investigación del virus (incluyendo un proyecto de desarrollo de suero) empezó en enero. El instituto firmó en febrero un contrato con el Ministro de Sanidad federal por 8,5 millones de dólares estadounidenses, con 2,3 millones prometidos en los primeros treinta días. Pero «ni siquiera [esa] cantidad inicial ha llegado, y han pasado más de dos meses», informó De Franco. «Este retraso es increíble; el Gobierno entierra una situación de emergencia en el mismo agujero que [el resto de] la burocracia».

Otros 28 millones de dólares que tenían que pagar las etapas finales del desarrollo de la vacuna para el dengue/zika también están perdidos en ese mismo agujero burocrático. La ayuda llegó finalmente el 11 de abril, cuando una delegación de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA por sus siglas en inglés), una división del Departamento de Sanidad y Servicios Sociales de EE.UU., llegó a São Paulo y se asoció con el instituto, que ya ha recibido 1,2 millones de dólares para estudiar el virus de Zika.

«La vacuna es lo único que puede ofrecer una respuesta [efectiva] a las mujeres en edad de procrear, estén embarazadas o no», dijo Pedro Vasconcelos, del Instituto Evandro Chagas (IEC).

Living Aedes aegypti mosquitoes behind a screen in the ICB-USP laboratory. The institute announced the creation of a serology test that identifies antibodies to the Zika virus even after it has been eliminated by the body. Photo by Marcos Santos/USP Images
Mosquitos Aedes aegypti vivos detrás de una red en el laboratorio del ICB-USP. El instituto anunció la creación de un diagnóstico serológico que identifica los anticuerpos para el virus de Zika incluso después de que haya sido eliminado del cuerpo. Foto de Marcos Santos/USP Images

El IEC, en el Estado de Pará, está trabajando junto con el Departamento de Medicina de la Universidad de Texas (UTMB por sus siglas en inglés) para desarrollar un medicamento inmunizante. Se están llevando a cabo ensayos preclínicos con ratones en Galveston, Texas, y con monos en Belém, en el Estado de Pará, Brasil, que deberían estar finalizados para febrero de 2017.

«Después de eso, queremos acelerar el proceso de forma segura acortando las etapas de ensayos con humanos. Esto será difícil de gestionar con la OMS y Anvisa, la agencia reguladora de la sanidad en Brasil», afirmó el virólogo. «Aunque hay precedentes. La vacuna del ébola fue creada en tiempo récord y demostró ser muy efectiva».

En mayo, el Departamento de Medicina de la Universidad de Texas anunció que un equipo de investigación había desarrollado un clon del virus del Zika. La réplica manipulada genéticamente es del tipo que se está extendiendo por América y que se ha asociado a los casos de microcefalia. «El clon de ADNc representa un avance hacia descifrar por qué el virus está ligado a enfermedades graves», dijo el autor principal Pei-Yong Shi, catedrático de la UTMB. «El nuevo clon supone un paso clave en el desarrollo de una vacuna y un medicamento antiviral contra el zika». El estudio se publicó en la revista Cell Host & Microbe.

Los orígenes del zika

La Escuela de Medicina de la Universidad John Hopkins lleva tiempo estudiando enfermedades relacionadas con el desarrollo neural a través de sus investigaciones con células madre. Este marzo —solo un mes después de empezar a trabajar con el virus de Zika— la John Hopkins determinó que el virus tenía la capacidad de infectar un tipo de célula madre neural que da origen a la corteza cerebral de los bebés; el área del cerebro responsable de la capacidad intelectual.

«Lo que es más importante: provoca el adelgazamiento de las corticales, lo cual se asemeja mucho a la microcefalia», afirmó Guo-Li Ming, uno de los coordinadores de la investigación. Para acelerar los resultados de esta investigación, el estudio estadounidense se dividió entre cuatro laboratorios universitarios. «Si lo hubiera hecho un solo laboratorio, nos habría llevado entre seis meses y un año llegar a estos resultados», dijo el neurólogo.

Microcephaly comparison. Image courtesy of US Centers for Disease Control
Comparación de microcefalia. Imagen cortesía del Centro de Control de Enfermedades de EE.UU.

El 31 de marzo de 2016, la OMS reconoció oficialmente que el Zika provoca microcefalia y otros defectos de nacimiento, aunque muchos científicos brasileños han apoyado esta teoría desde finales de 2015. El 13 de abril, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) también declararon que aceptaban esta conclusión, afirmando que hay pruebas suficientes para establecer una relación causal.

Para entender por qué el virus se ha vuelto tan grave de repente, provocando microcefalia, los científicos necesitan realizar una secuenciación genómica completa del virus de Zika en tantas muestras como sea posible. La cartografía genética del virus desde múltiples muestras permite a los científicos identificar las posibles mutaciones en el genoma que hayan podido resultar en malformaciones congénitas.

Datos del GenBank del NIH —una colección de secuencias genéticas de todo el mundo—, muestran que la secuenciación del virus de Zika está en alza. Entre 1998 (el año de la primera secuenciación del virus registrada en el GenBank) y 2012, solo se registraron 13 secuencias. Entre 2014 y 2015, el número de secuencias cartografiadas se disparó a 196 (de las cuales 11 se hicieron en Brasil). Para el 15 de abril de 2016, se habían secuenciado 88 más (con 41 de Brasil).

«Necesitamos muchas muestras con una alta carga viral para hacer más secuenciaciones. El problema es que el virus del Zika permanece en pequeñas cantidades en la sangre», cuenta Renato Aguiar, miembro del equipo de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) que, junto con Fiocruz, realizó la primera secuenciación completa del genoma del virus en Brasil.

El esfuerzo de la secuenciación genética resultó en el descubrimiento de que el virus de Brasil es el mismo que causó un brote de Zika en 2013 en la Polinesia Francesa. El mismo, pero diferente: «Sabemos que sufrió mutaciones cuando llegó [a América Latina], y que es más neurotóxico que el virus africano [original]. Un mayor número de secuencias [genéticas] nos ayudará a entender esta evolución», dijo el biólogo de la UFRJ. También recalcó el hecho de que la grave falta de recursos para investigar el Zika en Brasil está dificultando el trabajo: «Tuvimos que desviar fondos de otros proyectos para no tener que interrumpir los estudios [del Zika]».

Working on a vaccine at Brazil's Butanan Institute. Photo by Camilla Carvalho / Butantan Institute
Trabajando en una vacuna en el Instituto Butantan de Brasil. Foto de Camilla Carvalho/Instituto Butantan

El virus de Zika, encontrado originalmente en el bosque Zika de Uganda durante una expedición de control de la fiebre amarilla, fue aislado de muestras de sangre de un mono Rhesus por primera vez en 1947. Durante los siguientes 60 años, solo hubo 14 registros de personas infectadas en África y Asia, y ninguna epidemia importante. Pero en 2007, surgió el primer brote grave en la Isla de Yap (Micronesia), donde se contagió el 73 por ciento de la población de solo 11 000 personas mayores de tres años.

En un giro extraño, la OMS reportó el 20 de mayo de 2016 que la nueva cepa del virus de Zika que causa microcefalia se ha abierto camino hasta África, donde se detectó la primera e inofensiva forma del virus en 1947.

Hacia lo desconocido

Casi 70 años después del descubrimiento del virus de Zika en África, investigadores del ICB lo encontraron en Sudamérica. Entre julio y noviembre de 2015, un grupo de científicos tomó muestras de sangre de quince titíes (Callithrix jacchus) y nueve monos capuchinos (Sapajus libidinosus) capturados en diferentes áreas donde se habían dado casos de Zika y microcefalia en el Estado Ceará.

«El material era para investigar la rabia, pero se decidió hacer las pruebas del Zika también [usando el diagnóstico RCP]. Fue una sorpresa que el 29 por ciento de los primates dieran [resultados] positivos para el virus», dijo Edison Durigon, catedrático del Departamento de Microbiología del ICB. Los resultados preliminares de este estudio fueron publicados en la página web bioRxiv el 20 de abril.

Brazilian marmosets (Callithrix jacchus) like this one, and capuchin monkeys (Sapajus libidinosus) have been found with the Zika virus. Photo by Manfred Werner / Tsui licensed under the Creative Commons Attribution Share Alike 3.0 Unported license
Se ha encontrado el virus de Zika en titíes brasileños (Callithrix jacchus), como este, y en monos capuchinos (Sapajus libidinosus). Foto de Manfred Werner/Tsui bajo licencia Creative Commons Attribution Share Alike 3.0 Unported

La posibilidad de que los monos pudieran funcionar como reserva para el virus, ayudando así a perpetuar la contaminación de la población, es preocupante, según Durigon. «Estos animales no son totalmente salvajes; a menudo se acercan a las casas a conseguir comida y muchos se han contaminado ahí». A cada uno de los monos se le implantó un microchip antes de liberarlos en su hábitat natural.

La lucha contra los vectores de la enfermedad también está siendo especialmente difícil. En la década de 1950, el mosquito Aedes aegypti fue erradicado de Brasil, y de otros países de Latinoamérica y el Caribe a lo largo de la década siguiente. Sin embargo, el mosquito ha vuelto gradualmente.

«Paramos de aplicar políticas estrictas [contra el Aedes] porque ya no parecía una amenaza. Pero volvió, y con graves complicaciones», contó Jorge Kalil, director del Instituto Butantan, en un reciente debate televisivo. «Los estudios demuestran que el mosquito actual es más rápido y se reproduce a mayor velocidad. Puede poner huevos en aguas menos limpias, al contrario de lo que pensábamos, y sobrevive mejor a temperaturas más frías, [mientras que] en el pasado [pensábamos que solo medraba] en aguas calientes».

A pesar de que se han hecho descubrimientos importantes sobre el virus de Zika, todavía quedan muchas preguntas que formular y mucho que entender.

Los científicos quieren saber: ¿qué ha causado la mutación del virus, y por qué se volvió tan neurotóxico? ¿Cómo lo elimina el sistema inmune del cuerpo? ¿Mediante qué mecanismo puede atravesar la doble barrera de la placenta en mujeres embarazadas? ¿Cómo cruza la barrera hematoencefálica para causar estragos en el cerebro de los fetos? ¿Qué relación hay entre el recién retornado y más fuerte mosquito Aedes aegypti y el Zika? ¿Y cuáles son los riesgos de un virus que puede esconderse en especies de monos latinoamericanos?

«Lo que me asusta es que no sabemos el impacto futuro en la nueva generación [de bebés] afectados», afirmó Zanotto, del ICB. «Las consecuencias de [este] virus son impredecibles».

«Lo que sabemos», concluye Zanotto, «es que la expansión del Zika, y la posibilidad de que surjan otros virus, están relacionadas con el crecimiento de la población y la degradación medioambiental. El ser humano invade la naturaleza y, junto con la pobreza y la precariedad de la vivienda, tenemos el escenario actual como resultado; y continuará así en el futuro».

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