- En las costa peruana habitan más de 18 000 000 de personas, según información de la Autoridad Nacional del Agua.
- La degradación de las cuencas de los ríos y suelos se repite en el resto de países de la cuenca amazónica, como Bolivia, Ecuador, Colombia y Brasil.
- La contaminación de los ríos por la actividad minera y petrolera también influye en que los ríos no puedan ser de consumo para la población costeña, dice Tarsicio Granizo, director de la Unidad de Coordinación Amazónica de WWF.
El 70 % de todos los ríos andinos y amazónicos del Perú no puede ser desviado para que sus corrientes sean utilizadas para el consumo de agua potable y la generación de energía en la costa peruana, dice José Luis Mena, director de ciencias en WWF Perú. Se trata de lo que se conoce como “trasvase”, que consiste en incrementar el acceso al agua en una población adicionando agua desde una cuenca vecina, en este caso, desde ríos amazónicos o provenientes de la Cordillera de los Andes.
La contaminación debido a las actividades extractivas, así como los hábitos de consumo de la población, también son causas principales de que los ríos no puedan ser desviados a la costa, explica Mena a Mongabay Latam. La información fue presentada en el marco de la publicación del informe mundial Planeta Vivo 2016.
El 60 % de la población peruana, más de 18 000 000 de personas, vive en la costa. Ellos tienen acceso solo a 2,2 % de toda el agua que se produce en el país, según información de la Autoridad Nacional de Agua (ANA).
“Debemos ser conscientes de que ahora todos los recursos del planeta son finitos, entre ellos el agua. Los países amazónicos son los que están sufriendo los estragos por un uso irresponsable de los ríos. El 70 % de los ríos peruanos no puede ser desviado para el consumo de las grandes ciudades de la costa, como piensa la gente. Una de las razones principales es la degradación de suelos por las represas hidroeléctricas que con sus grandes válvulas remueven el suelo”, explica José Luis Mena a Mongabay Latam.
Las represas no solo afectan a los ríos amazónicos del Perú, también los del resto de países de la cuenca amazónica, indica Mena, como Bolivia, Colombia, Ecuador y Brasil. Asimismo la intervención de las hidroeléctricas no solo afecta el curso natural de los ríos, también la alimentación de las comunidades nativas. “Al trabajar en los ríos bloquean el paso a peces migratorios como los bagres, como el sábalo, que son consumidos por los pueblos indígenas peruanos y del resto de la Amazonía”, señala José Luis Mena.
La cuenca amazónica es el mayor ecosistema hídrico del mundo y alberga entre el 17 % al 2 0% del agua dulce mundial, según el informe de WWF Amazonía Viva publicado en junio del 2016. “La Amazonía aún está conservada, pero debemos luchar para que así se mantenga, con la promoción de actividades energéticas irresponsables no se puede”, agrega Mena.
Minería e hidrocarburos también afectan
“Podemos ver que los ríos en Perú están sufriendo presiones principalmente por la construcción de represas para la generación de energía. Pero en algunas zonas también es por actividades extractivas como el petróleo y la minería. Antes, cuando los ríos estaban poco contaminados no era necesario tanto tratamiento, pero debido a la contaminación minera en las estribaciones de la cordillera los ríos ya no están en las mismas condiciones y resulta más costoso limpiarlos para el consumo humano”, explica a Mongabay Latam Tarsicio Granizo, director de la Unidad de Coordinación Amazónica de WWF.
Según información del 2014 de la Autoridad Nacional Peruana (ANA), 21 ríos están contaminados producto de la actividad minera a nivel nacional. La contaminación proviene de la gran, mediana y pequeña minería, así como de la informal y artesanal. Los ríos contaminados cruzan 12 regiones del Perú y los principales factores contaminantes son los residuos sólidos (basura), aguas residuales (agua contaminada) y pasivos ambientales.
“No debería existir una flexibilidad ambiental que estoy enterado sucede en Perú y otros países latinoamericanos cuando una empresa es irresponsable con el ambiente y contamina. Los costos ambientales deben estar internalizados en los costos de producción minera. Es decir que como parte de los presupuestos mineros deben tener incluidos los costos ambientales. El reglamento ambiental debe fortalecerse y cumplirse, además. Esto también se cumple con las petroleras y otras industrias extractivas”, agrega Granizo.
De acuerdo a Tarsicio Granizo, aparte de sancionar a las empresas extractivas irresponsables, también se debe concientizar a la población a un cambio de hábito en el consumo del agua. “El problema del agua se trata no solo por el tema de la disponibilidad, sino también de su consumo. El 90 % de agua es salada y no apta para consumo. Por otro lado, de toda el agua dulce del mundo, el 90 % está bajo tierra. Es muy poca el agua disponible para el consumo humano. Perú es un país vulnerable en el déficit de agua, especialmente en la costa. Lima es la segunda ciudad más grande del mundo en un desierto, su déficit de agua es alto, felizmente todavía hay vertientes. Mientras no cambiemos nuestros hábitos siempre estaremos vulnerables”, manifiesta.
Para Granizio, el Perú debe buscar nuevas fórmulas energéticas para cubrir la necesidad de la población. “Esta producción de energía debe complementarse con energías renovables. Así como la energía, necesitamos el agua. Debemos racionalizar el uso de energía, pero por otro lado, si debemos hacer un represa debemos prevenir que tenga cuidado con el curso biológico natural y las poblaciones”, dice.
Existen ejemplos en localidades de países andino-amazónicos, como Ecuador, donde comunidades sirven de modelo a seguir. “Hay el Proyecto Villonaco en la zona sur del Ecuador, en la provincia de Loja, con la energía eólica porque disfruta de grandes corrientes de aire permanente. También en Galápagos se practica la energía solar porque por ser zona ecuatorial existe un sol radiante la mayor parte del año”, sostiene Granizo.