- ¿Cómo está operando el tráfico de terrenos dentro de Chaparri?
- ¿En qué se convierten las zonas deforestadas dentro de la reserva?
Hablar de tráfico de tierras en el Área de Conservación Privada (ACP) Chaparrí, despierta temor entre los pobladores de la comunidad Muchik Santa Catalina de Chongoyape. Este distrito, ubicado en la región de Lambayeque, al norte de Perú, no solo alberga a chaparri, la primera área de conservación privada del país que protege más de 34 000 hectáreas de bosque seco, sino también un sinnúmero de disputas alrededor de la ocupación del territorio.
Estas hicieron que Chaparrí estuviera en las noticias hace una semana, luego que una comitiva integrada por aproximadamente 10 personas y liderada por ingenieros del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) fuera atacada por 30 invasores, según narraron algunos testigos, cuando inspeccionaba un nuevo espacio deforestado dentro de la reserva.
Estos hechos hicieron que el miércoles último y atendiendo a las denuncias, una comisión integrada por la congresista María Elena Foronda visitara Chaparrí. La parlamentaria, que preside la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afro-Peruanos, Ambiente y Ecología, llegó acompañada de un grupo de funcionarios de Serfor y del Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (Sernanp) para verificar los daños ecológicos que está provocando la tala ilegal.
La comisión de trabajo pudo comprobar el ingreso de maquinaria pesada a la ACP que ha destruido cientos de árboles para abrir caminos e implementar hectáreas de cultivo. También observó que en los linderos de la ACP se están construyendo viviendas sin ninguna autorización. Foronda indicó que hasta el momento son aproximadamente 1000 hectáreas las que han sido deforestadas en Chaparrí.
“Si bien los comuneros son propietarios del área, deben también conservarla. Aquí hay especies endémicas, especies en peligro de extinción que han sido simplemente taladas, se ha cometido delito, nadie puede talar un árbol y menos en una ACP”, declaró la congresista Foronda, quien admitió que una red de tráfico de terrenos podría estar operando en Chaparrí. “Estamos hablando de un probable tráfico de terrenos por intereses privados que quieren hacer en medio de la reserva un proyecto hídrico, ¿cuáles son los intereses que están detrás de esto?, no lo sabemos, abriremos un proceso de investigación y haremos las denuncias respectivas”, agregó la parlamentaria.
Viviendo del bosque
La comunidad de Chongoyape exige ayuda del Estado para proteger los bosques y evitar las invasiones que terminan en deforestación. Desde que en el 2001 fue reconocida como ACP, Chaparrí se convirtió en un ejemplo de cuidado de bosques, sobre todo porque un sector de la población organizada aprovecha la flora del ecosistema para desarrollar actividades que no alteran el medio ambiente. Así lo manifestó Juan Carrasco, uno de los fundadores de Chaparrí e integrante de la comunidad que se ha dedicado a cuidar la reserva.
“Existe algarrobo, zapote, sabemos que conservando el bosque se puede hacer apicultura y también se hace avistamiento de aves (…) aquí protegemos el bosque, los que cuidamos somos todos los comuneros. En los 17 años que llevamos haciendo conservación, hemos aprendido que cuidando el bosque estamos conservando la vida y desarrollando actividades sostenibles sin dañar el ambiente, por eso pedimos apoyo del Estado”, narró Juan Carrasco, quien se dedica a ser guía turístico para los visitantes que llegan a Chaparrí.
Etelvina López es otra comunera que ha cuidado por 46 años de Chaparri y ha aprendido a diferenciar las plantas medicinales que ofrece el bosque. Ella y su familia las consumen cuando tienen algún dolor o enfermedad. “No solo talan algarrobo, también nos quitan medicina, el hualtaco, la mosquera que nos cicatriza las heridas, la suelda para la fractura de huesos, el árbol del vichayo para el resfrío, el punpuno para las fiebres altas y la diabetes, el overo para la fiebre amarilla, todos esos árboles hay acá y todas esas medicinas nos están quitando”, explicó la pobladora que también ha sufrido agresiones por parte de los invasores.
Territorio en disputa
Los comuneros afirman que en el 2014 empezaron los problemas. Responsabilizan de las invasiones y la deforestación a Lázaro Rodas, presidente de la Junta Directiva que se formó en aquel año. Comentan que desde entonces empezaron a llegar personas foráneas a Chaparrí para ser parte de la comunidad y tener derecho a hectáreas de terreno como si se tratara de una repartición de tierras.
Mientras que en el 2012 la comunidad tenía alrededor de 300 integrantes, para el 2015 ya sumaban más de 500 y el padrón sigue aumentando. Aquello significa una irregularidad para comuneros como Juan Carrasco y Etelvina López, quienes sostienen que solo debería permitirse el ingreso de nuevos socios en asamblea general si sus intenciones están alineadas con la conservación y el cuidado del bosque.
El actual presidente de la junta directiva, Lázaro Rodas, aseguró, en una entrevista concedida esta semana a Mongabay Latam, que no es responsable del ingreso de nuevos comuneros y que, en todo caso, el padrón fue actualizado en la gestión anterior.
Sin embargo, Etelvina López piensa lo contrario y lo responsabiliza de lo que está pasando en Chaparrí. La pobladora contó que los nuevos comuneros “tienen por un tiempo el terreno y luego lo venden o lo traspasan a otra persona, esa es su modalidad”.
Esta situación la comprobó la comitiva que ingresó a Chaparrí y llegó a verificar 30 hectáreas deforestadas dentro de la reserva este último miércoles. Ese día la congresista María Elena Foronda y los representantes de Serfor y Sernanp llegaron a la entrada principal del área de conservación privada, avanzaron unos metros y observaron las primera tres hectáreas de bosque seco que han sido convertidas en sembríos de arroz, yuca, repollo, zapallo, ají, plátano, tornillo, entre otros cultivos. En el lugar estaba Javier Cruzado Carranza, quien aseguró que hace 12 años vive en la zona y que es posesionario del terreno. El poblador presentó certificados de posesión de 2015. Sin embargo, su versión fue confrontada por los otros comuneros de Chaparrí, quienes afirmaron no conocerlo y lo señalaron como una de las personas que, hace una semana atrás, agredieron a la comitiva.
En los documentos que presentó Javier Cruzado se observaba que en el 2015, Rosa Amalia Fernández Mundaca le hizo el traspaso y venta de dicho terreno por la cantidad de 3500 soles. En el papel se lee que Fernández Mundaca obtuvo el terreno en el 2006 porque le fue cedido por la comunidad Muchik Santa Catalina de Chongoyape. Sin embargo, ese espacio está dentro del Área de Conservación Privada Chaparrí y por lo tanto no puede ser objeto de venta ni convertirse en campo de cultivo, así lo constataron los representantes del Sernanp, quienes verificaron la ubicación de las hectáreas en cuestión.
“Yo no sé si he sido engañado, dice Serfor que esto es parte de la reserva, yo no me opongo a salir de aquí, si me prueban que es así yo me voy”, dijo Javier Cruzado luego que los funcionarios de Serfor le confirmaron que no podía utilizar el terreno para campos de cultivo. “Me dijeron que Chaparrí tiene 100 hectáreas, no sabía que eran 34 000 como dicen”, agregó el agricultor.
Deforestación confirmada
Los técnicos de Serfor contaron que hace cinco meses llegaron a la misma zona y aunque se les impidió la entrada observaron que se habían talado árboles. Hoy en ese mismo lugar hay sembríos. Así fue como las tierras cambiaron de uso y se perdió una parte de bosque seco en Chaparrí. Los comuneros afirman que del mismo modo operan otros pobladores que dicen ser posesionarios de las tierras y las traspasan, previa transacción económica, a otras personas que no pertenecen a Chongoyape.
Talar ilegalmente árboles y cambiar el uso del bosque a campo de cultivo está penado con cuatro años de cárcel en el Perú, pero ello no parece importarles a los invasores. Según los comuneros, en tres semanas se talaron algarrobos, zapotes, vichayo, hualtaco, mosquera, entre otras plantas medicinales, con el objetivo de crear campos de cultivo que serían regados por las quebradas cercanas al lugar.
La amenaza es tal que los responsables de la deforestación colocan mensajes advirtiendo del peligro que se corre si se ingresa a dicho lugar, impiden el acceso con piedras y ramas. Los comuneros denunciaron la deforestación y las amenazas ante Serfor y la Policía, pero aseguran que hasta el momento no han obtenido una respuesta. La Fiscalía de Medio Ambiente señaló que se trata de un problema de litigio de tierras entre los integrantes de la comunidad Muchik Santa Catalina, y desestimó, según los denunciantes, el daño ecológico que sucede en la reserva.
Javier Ruíz, integrante del Frente de Defensa Salvemos Chaparrí, comentó que “las agresiones vienen desde hace cuatro años y el temor empieza a ganar” y agregó que recibe amenazas de muerte por su labor de conservación de la ACP.
La primera ACP reconocida en el Perú está en peligro, así como la fauna y flora silvestre que alberga este ecosistema tan especial. Las bondades de Chaparrí son muchas, tiene 258 especies de aves entre las que destacan la pava aliblanca y el cóndor andino; habita el famoso oso de anteojos y otros 14 tipos de mamíferos, también 23 especies de reptiles y 5 tipos de anfibios. Si la tala ilegal continúa, el hábitat de estas especies se verá seriamente dañada y se perderá la majestuosidad del frondoso bosque seco.
El informe de la inspección de este miércoles queda a cargo de Serfor, institución que deberá determinar cuál es el grado de afectación que ocurre en Chaparrí y cómo actuar frente a las invasiones que ya ganaron terreno dentro del bosque. José Carlos Díaz, director de Áreas Naturales Protegidas del Sernanp, aclaró que su área ya verificó que las deforestaciones e invasiones sí están dentro de la ACP, pero “ya corresponde a Serfor como autoridad competente qué medidas tomar”.
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