Noticias ambientales

Aumenta la cantidad de grandes simios en espectáculos circenses y también su tráfico

  • Las investigaciones muestran que prácticamente todos estos primates entrenados no fueron criados en cautiverio, sino que fueron comercializados de manera ilegal en África e Indonesia y luego llevados a China, Tailandia y otros países asiáticos.
  • El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que el comercio ilegal puede haber capturado alrededor de 22 218 grandes simios en estado silvestre entre 2005 y 2011. Se estima que el 64 % eran chimpancés y se cree que el 56 % de los grandes simios que las autoridades incautaron eran orangutanes.
  • A los simios jóvenes silvestres su captura los deja traumatizados y muchos mueren en la cadena de distribución o con sus “dueños” finales, quienes a menudo no los tratan bien. Los grandes simios jóvenes entrenados en cautiverio se vuelven cada vez más difíciles de manejar a medida que crecen y muchos pasan su “jubilación” en jaulas diminutas y solitarias o simplemente desaparecen.
  • Los arrestos por tráfico son poco comunes. El PNUMA registró solo veintisiete arrestos en África y Asia entre 2005 y 2011, período en el cual se documentaron más de 1800 casos de grandes simios comercializados de manera ilegal.

1 Bangkok show2

Orangutanes boxeadores en el Safari World en Bangkok, Tailandia. Video cortesía de PEGAS

Luego de funcionar por 146 años, Ringling Bros. and Barnum & Bailey cierra su circo debido a la caída en la venta de entradas. Esa caída en el negocio refleja una opinión creciente entre los estadounidenses de que los espectáculos circenses incluyen un tratamiento inapropiado, por no decir inhumano, de los animales, dice Julia Gallucci, primatóloga que trabaja con Personas para el Tratamiento Ético de los Animales (PETA).

Esa opinión, sin embargo, no se comparte en muchas partes de Asia, en donde determinados países ven un aumento de los circos y otras formas de entretenimiento con animales.

Una cantidad creciente de zoológicos y parques safaris asiáticos despliegan producciones a gran escala que muestran grandes simios, y los chimpancés y orangutanes jóvenes son obligados a posar disfrazados de payasos con los visitantes o a imitar comportamientos humanos, como bailar y andar en patines para entretener al público. A diferencia de estos espectáculos, Ringling dejó de hacer sus actuaciones con grandes simios a principios de los noventa.

Las técnicas de entrenamiento y las condiciones en cautiverio en estos zoológicos asiáticos y parques generan mucha preocupación por el bienestar de los animales, mientras que el comercio ilegal utilizado para obtener grandes simios en peligro para entretenimiento asiático es una señal de alarma para los conservacionistas de vida silvestre.

El Shanghai Wild Animal Park de China. Foto de una ONG con sede en China que pidió no revelar su nombre.

En estado salvaje, no criados en cautiverio

En teoría, los zoológicos y las reservas naturales asiáticos deberían poder criar grandes simios en cautiverio o adquirir de manera legal animales criados en cautiverio del extranjero para sus espectáculos. Pero, como sugiere la evidencia mencionada más abajo, muchos de los animales que aparecen en las actuaciones asiáticas han sido, y continúan siendo, capturados en la naturaleza siendo bebés.

TRAFFIC, la red internacional que monitorea el comercio de vida salvaje, publicó recientemente un informe que detalla la demanda de simios en atracciones con fauna silvestre en Malasia Peninsular y Tailandia. Muestra que una proporción significativa de grandes simios en estas atracciones son silvestres o de origen desconocido debido al registro incompleto. Los autores descubrieron, por ejemplo, que mientras que 57 establecimientos tailandeses exhibían a 51 orangutanes, sus registros genealógicos solo mostraban registros de veintiún animales.

Del mismo modo, un grupo de ayuda a los animales en China, que prefiere conservar el anonimato para no comprometer las investigaciones encubiertas en curso, cree que la mayoría de los grandes simios en los espectáculos de animales chinos nacieron en libertad; de hecho, algunos espectáculos incluso publicitan que los chimpancés que exhiben comenzaron sus vidas en África.

Aunque dos ministerios chinos prohiben el uso de animales en espectáculos circenses, el grupo protector de animales ha registrado once parques safaris y zoológicos que utilizan chimpancés en actuaciones. De estos, al menos seis han exhibido chimpancés capturados en la naturaleza.

Daniel Stiles administra el Proyecto para poner fin a la esclavitud de grandes simios (PEGAS), y ha estado investigando el comercio de los grandes simios durante cuatro años. Ha hecho varios viajes al Medio Oriente, China y el sudeste asiático desde 2013, en donde ha observado un aumento de los espectáculos circenses que exhiben chimpancés y orangutanes.

International Circus en Zhuhai, China. Foto de fuente anónima

Los espectáculos de circo de China son los más sofisticados y de gran escala, afirma Stiles, y atraen públicos numerosos. Durante el reciente Año Nuevo Chino, el Chimelong Group recibió según lo registrado 30 millones de visitantes en sus parques en un solo día.

El estudio de TRAFFIC y otras investigaciones encubiertas en China demuestran, de hecho,  que los espectáculos que incluyen actuaciones de animales se han extendido, pero no necesariamente que los dueños de los zoológicos y los circos estén violando deliberadamente las leyes internacionales de tráfico. Los importadores chinos son probablemente cómplices, pero incluso podrían, en teoría, ignorar que están infringiendo la ley porque la falsificación de registros solo se comprobó al final de la cadena de suministro en África. Las autoridades de China y de Tailandia no respondieron a los pedidos de declaraciones sobre esta historia.

“Modelos fotográficos” y artistas traumatizados

Los simios jóvenes sufren traumas al principio cuando se los captura en África, luego de nuevo cuando se los trafica (a menudo sin comida ni cuidados adecuados) a Asia. Luego se los alberga en zoológicos, circos y parques de animales en condiciones pésimas: privados de atención apropiada, afecto y la compañía de otros simios, algo que es necesario para el desarrollo saludable entre estas especies sociables. Los severos regímenes de entrenamientos solo agravan el trauma.

Los grandes simios capturados en estado salvaje siendo bebés son particularmente vulnerables. Su primer año de vida es crucial para su desarrollo saludable, explica Stephen Ross, director del Lester E. Fisher Center for the Study and Conservation of Apes en el Parque Zoológico Lincoln en Chicago.

Los entrenadores de animales asiáticos que participan de atracciones por lo general enseñan a los chimpancés y orangutanes jóvenes de solo unos pocos meses de edad a posar para las fotografías, informa Stiles. A los animales se les hace posar con los visitantes por una tarifa. Luego, a medida que los primates crecen, son entrenados para participar en espectáculos que presentan trucos para nada naturales, que van desde peleas de boxeo falsas hasta bailar en ronda.

Los chimpancés aprenden en comunidad, explica Galluci, así que los chimpancés jóvenes en cautiverio a menudo imitan los comportamientos de sus cuidadores. Sin embargo, tanto Galluci como Ross creen que el entrenamiento necesario para los espectáculos coreográficos con primates casi siempre implica abuso animal.

Stiles concuerda: “Para entrenar a estos animales, los cuidadores casi siempre [tienen que] golpear a los animales para que obedezcan y recompensan el buen comportamiento con comida, lo que significa que no solo están traumatizados, sino también mal alimentados”.

Un chimpancé patinando en el Yangcheng Safari Park justo en las afueras de Changzhou, China. Foto de una ONG con sede en China que pidió no revelar su nombre.

Ross ha estudiado de manera extensa el comportamiento de los chimpancés en cautiverio, comparando el de aquellos que se tienen como mascotas o artistas a temprana edad con el de los que presentan los animales que han tenido una mayor exposición a otros chimpancés siendo jóvenes. Descubrió que los chimpancés adultos criados por personas y con exposición limitada a otros simios, son menos extrovertidos de adultos, incluso después de años de disfrutar mejores condiciones, como las que ofrecen los santuarios. Esta tendencia hacia la introversión afecta la habilidad de los animales para socializar de manera apropiada con otros chimpancés. La pérdida resultante de tendencias naturales significa que no hay posibilidad de que estos primates puedan volver de manera segura a su hábitat.

Igual de importante es el hecho de que Ross descubriera una diferencia significativa entre cómo el público percibe a los animales de espectáculos y sus contrapartes silvestres, y la familiaridad lleva a descreer en la importancia de la conservación.

En un estudio, los investigadores descubrieron que el público que ve chimpancés a menudo en comerciales y en la televisión daba por sentado de manera automática que estos animales “comunes” eran más numerosos y estaban en menor peligro que otras especies de grandes simios. Parece probable que si los asiáticos que asisten a espectáculos usan la misma lógica, les costará entender la necesidad de conservar a los grandes simios o percibir los efectos perjudiciales que las atracciones con animales tienen en los primates en cautiverio.

A medida que los simios crecen, a los dueños les van interesando menos. Los primates adultos son más difíciles de controlar, por no hablar de que son más fuertes, lo que los hace más peligrosos para el público y los cuidadores.

Los chimpancés adultos son en particular peligrosos: en 2009 un chimpancé que vivía como mascota en Connecticut atacó a una amiga de su dueño y casi la mató. (El suceso ayudó a cambiar las actitudes estadounidenses de querer tener chimpancés como mascotas).

TRAFFIC se pregunta qué les pasa a los simios de espectáculos asiáticos una vez que “se jubilan” y afirma en su informe Apes in Demand “No es claro qué les pasa a los animales una vez que son muy viejos para estas actividades”. Si las oportunidades para sacarse fotos con animales y las actuaciones siguen siendo legales en toda Asia, TRAFFIC recomienda que el establecimiento notifique a una autoridad pertinente del país una vez que el animal se jubile, detallando los futuros “cuidados y el lugar en el que van a vivir”.

El fotoperiodista e investigador Karl Ammann sostiene que los simios de espectáculos asiáticos a menudo pasan su “jubilación” en jaulas diminutas y solitarias; otros, dice, simplemente desaparecen. Los afortunados pasan el resto de sus vidas en santuarios de animales.

Chimp trafficker video

Los traficantes en la Costa de Marfil tomaron este video para mostrarles a los potenciales compradores que tenían chimpancés bebés a la venta, un video que PEGAS resguardó. Video cortesía de PEGAS

La escala del comercio

Se cree que una gran parte del tráfico de grandes simios no está registrado y su naturaleza, por lo general ilegal, hace que sea difícil cuantificarlo. En un informe de 2013, Stolen Apes, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, (PNUMA) halló 1808 grandes simios capturados en la naturaleza de forma ilegal entre 2005 y 2011, pero esos fueron solo casos documentados. Es seguro que muchos más entraron en el mercado negro sin dejar rastro; de la misma manera, múltiples estudios muestran que son más los animales que mueren durante la cacería o al ser transportados que los que se confiscan.

En su informe, TRAFFIC señala que “se cree que la cantidad de simios que aparecen en el comercio es mucho más pequeña que la cantidad que muere en el proceso de captura y tránsito y con el consumidor final”. Es díficil reunir información precisa, pero TRAFFIC asegura que las muertes ocurren en cada etapa de la cadena, desde la captura pasando por el transporte hasta la llegada al comprador final.

El informe del PNUMA se hace eco de estos puntos y afirma: “Es probable que estas cifras sean de hecho una subestimación bruta del impacto real del comercio ilegal”. Para mejorar el monitoreo, el PNUMA insta a los gobiernos y a las ONG a que trabajen juntos para almacenar y compartir registros.

Cuando se trata de chimpancés capturados en la naturaleza, su organización social íntima significa que se mata una gran cantidad de adultos por cada bebé que se captura. Una investigación de la BBC descubrió que es común que se maten diez chimpancés adultos cuando se captura un chimpancé bebé. PNUMA concluyó que hasta quince grandes simios mueren por cada individuo que entra en el mercado ilegal. Es común que a los adultos se les dispare y se los procese como carne para consumo local, o que su carne se transporte a centros urbanos, y es posible que se transporte incluso a lugares tan lejanos como Europa. Los cráneos y las partes de los cuerpos también se venden y se transportan a través de la cadena de suministro ilícita.

El tráfico de grandes simios es un problema que se agrava en países como Camerún, mientras que la actividad humana se expande hasta llegar a los hábitats de los grandes simios a través de rutas para transportar árboles talados y mientras que más bosques se convierten en plantaciones de palmas aceiteras y se deforestan para otros usos en África y el sudeste asiático. A medida que las oportunidades para encontrar y capturar animales aumentan, también aumenta la probabilidad de que cazadores tanto de escasos recursos como cazadores furtivos sofisticados, que a menudo están muy armados, salgan a la búsqueda de simios para capturarlos y venderlos a redes criminales de tráfico.

Una fuente que eligió no identificarse por miedo a entorpecer encubiertas actuales tomó esta foto de dos chimpancés disfrazados a los que obligan a bailar para los visitantes en el Heifei Wildlife Park de China

El (PNUMA) estima que el comercio ilegal puede haber capturado alrededor de 22 218 grandes simios en estado salvaje entre 2005 y 2011. Se estima que el 64 % eran chimpancés y se cree que el 56 % de los grandes simios que las autoridades incautaron eran orangutanes. Los chimpancés, con los cuales compartimos el 98 por ciento de nuestro ADN, están amenazados, la población mundial es muy baja: existen 150 000 de estos animales según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). A los orangutanes les va peor: están clasificados como En peligro Crítico, y el WWF estima que solo algo menos de 120 000 están en libertad. Sin embargo, la Orangutan Foundation International señala que las cifras actuales pueden ser considerablemente inferiores.

Un dato preocupante: el PNUMA cree que el comercio de grandes simios continúa creciendo, en obvio detrimento de las poblaciones salvajes. Una parte de ese crecimiento está impulsada por la demanda alta de primates jóvenes para tenerlos de mascotas (a menudo en el Medio Oriente) o como animales de espectáculos en Asia.

Recorrido del paisaje legal

La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) es un tratado internacional que entró en vigor en 1975 para asegurar que el comercio de plantas y animales silvestres no impacte de manera negativa en su supervivencia. En la actualidad, 183 países lo firmaron; todos deben promulgar leyes nacionales para que el tratado se haga efectivo.

En un informe de 2014, la firma de abogados DLA Piper señaló que, aunque todos los países firmantes han sancionado algún tipo de ley para cumplir con los requisitos de la CITES, estas leyes nacionales algunas veces no cubren todas los aspectos necesarios, contienen tecnicismos o no se ejecutan de manera adecuada.

Demasiado frecuentemtne, los arrestos son pocos y muy separados en el tiempo. El PNUMA descubrió, por ejemplo, que solo se hicieron veintisiete arrestos en África y Asia entre 2005 y 2011, tiempo en el cual se documentaron más de 1800 traficados de manera ilegal. Los procesamientos no son comunes y las sentencias a menudo no son significativas, así que no logran desalentar futuros actos delictivos. Como resultado, el comercio ilegal de vida silvestre florece. Ahora se condiera la cuarta forma más valiosa de comercio ilícito (después de las drogas, las armas y el tráfico de personas), según el informe de DLA Piper’s.

Cuidador y niños en el Chimellong Safari Park de China. Foto de fuente anónima
Un gran simio posando para la foto. Una visitante y un chimpancé bebé en el Samutprakarn Crocodile Farm and Zoo de Bangkok. Foto de PEGAS

Como sucede con un rango de especies, es importante señalar que parte del comercio de grandes simios se produce de manera ilegal. Las especies protegidas por CITES están listadas en tres apéndices: I, II y III. El Apéndice I abarca las especies en peligro de extinción, especímenes que no se pueden comercializar de manera internacional a no ser que se los importe con fines no comerciales. Las especies que podrían extinguirse ante la ausencia de un comercio controlado muy de cerca se listan en el Apéndice II. Aunque todas las especies de grandes simios se listan en el Apéndice I, se pueden comercializar de manera legal como si estuvieran en el Apéndice II si se crían en cautiverio en establecimientos registrados en el marco de la CITES.

No obstante, los comerciantes a menudo engañan al sistema de la CITES, a veces exportando grandes simios falsificando permisos, afirmando que los animales que venden se criaron en cautiverio cuando en realidad fueron capturados en la naturaleza. Según Ammann, la corrupción predominante hace que la falsificación sea fácil.

Entre 2009 y 2011, China importó la mayoría de sus grandes simios de Guinea, utilizando permisos en donde constaba que todos los animales comercializados fueron criados en cautiverio. Los conservacionistas sabían, sin embargo, que Guinea no tenía ningún establecimiento para la cría de simios, así que le pidieron a la CITES que interviniera. De hecho, “la CITES no ha registrado ningún establecimiento para la cría de chimpancés u orangutanes con fines comerciales” en ningún lugar del mundo, explica Juan Carlos Vásquez, el director del departamento jurídico y de cumplimiento normativo de la organización.

Luego de llevar a cabo una investigación, la CITES concluyó que Guinea estaba falsificando permisos para exportar de manera ilegal simios capturados en la naturaleza. Como resultado, CITES suspendió todo el comercio de las especies enumeradas por CITES con Guinea en 2013, y el diector de la Autoridad Directiva del CITES en Guinea fue arrestado como consecuencia por emitir permisos de manera fraudulenta (fue condenado, pero el presidente del país le perdonó la condena).

China, en el otro extremo de la cadena de suministro de chimpancés de Guinea, no sufrió consecuencias por estas violaciones, y las autoridades insitieron en que no estaban al tanto de que los animales importados hubieran sido capturados en estado silvestre. Sin embargo, tanto Stiles como Ammann sospechan que China fue cómplice. De todas formas, toda acción legal contra China solo podría haberse iniciado por los mismos chinos según sus leyes nacionales, porque la importación ya se había hecho.

Como China, Tailandia es un país firmante de la CITES que ha sancionado leyes de conservación nacionales, pero la ley tailandesa no protege a la gran mayoría de especies no autóctonas. Y cuando se aprehende a alguien por posesión de un animal o planta protegido por la ley, la carga probatoria depende del estado tailandés en lugar de que la persona tenga que demostrar que importación es legal. Según TRAFFIC, Tailandia está diagramando nuevas leyes que protegerían, si se sancionan, a las especies no autóctonas. Durante una reunión del Comité Permanente de la CITES en enero de 2016, la organización internacional alentó a todos los países a eliminar tecnicismos de este tipo.

Soluciones creativas

Una serie de individuos y organizaciones desarrollan y utilizan tácticas creativas para combatir los delitos de vida silvestre. Hay tecnologías nuevas en desarrollo, que van desde aplicaciones con las que los ciudadanos pueden hacer denuncias hasta kits para pruebas de ADN para utilizar en el campo, así como bases de datos que rastrean el tráfico de vida silvestre en tiempo real.

La Universidad de Nueva York está diseñando un metabuscador innovador que analiza publicaciones en línea de ventas de productos animales y de vida silvestre. Stiles advierte, sin embargo, que la utilización del metabuscador puede ser limitada porque las transacciones que incluyen animales vivos por lo general se dan en plataformas de medios sociales en lugar de páginas de internet. Los medios sociales han demostrado ser la manera principal de conectar a los vendedores ilegales de grandes simios con los compradores, en especial en el Medio Oriente.

En Julio de 2015, la Comisión de Justicia sobre Vida Silvestre (WJC) fue presentada de manera discreta en La Haya. Esta organización sin fines de lucro busca “activar la justicia” apoyando a los gobiernos nacionales mientras investigan y llevan a juicio delitos de vida silvestre.

Cuidador y gran simio bebé en el Chimelong Safari Park de China. Foto cortesía de PEGAS

Cuando el diálogo con los gobiernos nacionales no prospera, la WJC puede celebrar audiencias en La Haya en las que expertos independientes e imparciales revisan casos de delitos de vida silvestre. A diferencia de otros organismos judiciales, sin embargo, como las Cortes Internacionales de Justicia, las audiencias de la Comisión no son jurídicamente vinculantes. Sin embargo, sí da un enfoque más claro sobre los delitos de vida silvestre y brindan recomendaciones para acciones que permitan frenarlo.

“La CITES es un mero tratado internacional, así que debemos trabajar a nivel del país”, explica la Directora Ejecutiva Olivia Swaak-Goldman. “A través de investigaciones colaborativas y tribunales públicos, esperamos ponerle fin a los delitos de vida silvestre. Después de todo, se acaba el tiempo”.

La cruda realidad: mientras haya demanda pública de chimpancés boxeadores y bailarines, o de fotos con orangutanes en Asia, habrá cazadores furtivos y traficantes dispuestos a afrontar el riesgo de facilitar esos animales, importadores dispuestos a falsificar documentos para obtener grandes simios del exterior y personas del mundo del espectáculo dispuestas a quedárselos (y maltratarlos).

Si el objetivo es conservar a los grandes simios, entonces el público asiático tendrá que llegar a la misma conclusión que los estadounidenses: que estos primates no tienen que estar andando en patines o en cuadriláteros; tienen que estar en su hábitat natural.

El Chimelong Safari Park de Guangzhou es una de las mayores atracciones con animales. En su sitio de internet, la fuente de esta foto, el parque afirma ser el “parque temático de animales silvestres más grande del mundo” al poseer una colección de más de 20 000 “animales exóticos”.
Salir de la versión móvil