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El carbón vegetal y la ganadería destrozan el Gran Chaco

  • La investigación de tres años sobre exportaciones de carbón vegetal de Paraguay llevada a cabo por la ONG Earthsight reveló que gran parte del producto provenía del Chaco, el bosque tropical que más rápido está desapareciendo del mundo.
  • Los proveedores han asegurado a las cadenas internacionales de supermercados que era sostenible y que tenían certificados de grupos internacionales como FSC y PEFC.
  • Las investigaciones de Earthsight revelaron que los métodos de producción de carbón vegetal utilizados podrían no coincidir con la voluntad de la certificación.
  • Varias cadenas de supermercados mencionadas en el informe han afirmado que prestarán más atención a sus cadenas de suministro, y el organismo de certificación PEFC está reexaminando cómo se aplican sus propias normativas.

Los árboles de uno de los paisajes de Sudamérica que más rápido está desapareciendo acaban convertidos en carbón vegetal para los estantes de supermercados Europeos, según un informe de la ONG Earthsight.

El grupo de observación, con sede en Londres, afirma que las tiendas de cadenas internacionales en España y Alemania —y en última instancia los restaurantes y chefs de barbacoa que compran el carbón— están conectadas con la destrucción no sostenible de los bosques tropicales secos de el Gran Chaco.

“El desmonte del bosque del Chaco es una de las pérdidas más grandes y rápidas de bosque natural que se hayan visto”, dijo Saw Lawson, director de Earthsight, en unas declaraciones. “Es absolutamente indignante que los principales supermercados europeos tengan algo que ver con esto”.

Mapa que utiliza datos de la Universidad de Maryland visualizados en Global Forest Watch muestran la extensión de bosque intacto y su pérdida en la ubicación del arrendamiento de IRASA en el Gran Chaco de septiembre de 2011 a junio de 2016.

En una investigación que se alargó durante un año con múltiples incursiones en el Chaco paraguayo, Earthsight informó el pasado 6 de julio que, con los actuales índices de deforestación, 200 000 hectáreas podrían desaparecer del bosque del Chaco este año —un área del tamaño de Manhattan cada dos semanas. Los terrenos despejados acabarán convertidos en pastos para ganado, pero mientras tanto, el carbón vegetal “ayuda a cubrir los costes iniciales de desmontar bosque para ganadería”, escriben los autores en el informe de Eartshight.

Los investigadores hicieron un seguimiento al carbón de Bricapar, el principal vendedor de Paraguay, hasta España, donde una empresa llamada Ibecosol comercializa gran parte de ese carbón. Desde ahí, descubrieron que las cadenas de supermercados Carrefour, con sede en Francia, y Lidl, de Alemania, estaban llenando sus tiendas con bolsas de carbón vegetal Ibecosol. Otras varias empresas también son distribuidoras del carbón de Bricapar en la Unión Europea y suministran a cadenas como Aldi, también de Alemania.

Muchas de esas empresas afirman que sus cadenas de suministro son sostenibles, basándose en las certificaciones de sus proveedores. En la web de Ibecosol, por ejemplo, la empresa apunta a sus certificados del Consejo de Administración Forestal (FSC, por sus siglas en inglés) como prueba de su compromiso con el medioambiente. No obstante, Earthsight cuestiona en este informe que la fuente del carbón sea realmente sostenible.

En las dos últimas décadas, el precio de saldo de las tierras en el Chaco ha atraído a ganaderos de Brasil, Argentina y el cercano Uruguay. También ha ayudado a hacer que Paraguay sea el séptimo exportador de carne de vacuno del mundo, aunque su población es inferior a 6,8 millones de personas y, con 406 753 kilómetros cuadrados, tiene un tamaño de menos del 5 por ciento de Brasil.

La deforestación también ha escalado con la producción de carne como eje central de la economía del país. Paraguay está en el quinto puesto en cantidad de bosque tropical perdido. Solo países con mucho más bosque como Brasil, Indonesia, Malasia y la República del Congo han perdido más.

“La importancia [de Paraguay] en cuestión de área de deforestación y producción de bienes de consumo que están causando la deforestación es desproporcionada con el tamaño del país”, dijo Lawson en una entrevista. “Son los reyes de la ‘mala agricultura’, como decimos nosotros”.

Comparativa del bosque al lado de los terrenos despejados en el Gran Chaco. Foto cortesía de Earthsight.

Una empresa llamada IRASA tiene el arrendamiento de 200 000 hectáreas y un contrato con Bricapar que le permite producir carbón vegetal, según la investigación de Earthsight. La tierra de IRASA está en lo que antes era un paisaje de bosque intacto, una designación que señala la importancia de la zona para la biodiversidad, el almacenamiento de carbono y los ciclos del agua en el ambiente. Según un análisis de información de la Universidad de Maryland visualizada en Global Forest Watch, el bosque intacto donde está IRASA se perdió entre el año 2000 y el 2013.

La deforestación entre bastidores

A pesar de todo esto, el tema de la deforestación en Paraguay, sobre todo en el Chaco, no se conoce mucho.

“Se ha informado poquísimo de la deforestación en Paraguay en comparación con muchos otros países”, dijo Lawson.

Eso es particularmente cierto en el caso del Gran Chaco, lo cual podría tener que ver con la diversidad de paisajes que contiene, explicó el biólogo de conservación Anthony Giordano, fundador y director de la Sociedad para la Protección de Carnívoros Amenazados y su Estudio Ecológico Internacional (SPECIES).

Giordano trabaja en el Chaco desde 2005. Dijo que aunque es posible explicar cómo es el Amazonas a alguien que nunca ha estado allí, es más difícil ofrecer una descripción adecuada del Chaco.

“Es una ecorregión compleja y rica”, dijo Giordano. “En un extremo, tienes estos espesos matorrales y bosque espinoso, este bosque seco estacional. En el otro extremo del espectro, tienes una sabana semiabierta de palma inundada”.

Abarca un área de 100 millones de hectáreas y cubre partes de Argentina y Bolivia, además del 60 por ciento de la tierra de Paraguay.

Giordano alabó la acción de Earthsight para exponer lo que sucede en Paraguay, y añadió: “Este informe se hace eco de lo sé desde hace tiempo” sobre la velocidad y la cantidad de tierra que se está despejando y su conversión para agricultura en el Chaco.

Eso crea problemas para los habitantes que llevan mucho tiempo en el Chaco. El área es hogar de los Ayoreo, un grupo nómada que es uno de los últimos que quedan viviendo en aislamiento voluntario del mundo exterior. Earthsight avisó de que su modo de vida podría estar en riesgo con la recesión del Chaco.

El Chaco también es hogar de miles de especies de plantas y cientos de aves, mamíferos y reptiles diferentes, y sus hábitats únicos albergan un conjunto de especies inusuales.

Un taguá (Catagonus wagneri) fotografiado con cámara trampa en 2013, Parque Nacional Defensores del Chaco, Paraguay. Foto de Silvia Saldívar y Anthony Giordano.

“Tiene uno de los niveles más altos de endemismo de mamíferos en los neotrópicos”, dice Giordano.

Quizás el mamífero más grande en cuestión de tamaño que no se encuentra en ningún otro lugar es un pecarí parecido a un cerdo registrado como En Peligro por la UICN conocido como taguá (Catagonus wagneri). El taguá ha labrado una existencia singular en el exterior de los bosques espinosos del Chaco, y tiene un papel crítico como “ingeniero del ecosistema”, ya que hoza en la tierra para buscar comida y divide los bloques de tierra con sus pezuñas.

A medida que el entorno del taguá ha sido arrasado para acomodar ganado y agricultura y ha aumentado la caza, los números se han reducido hasta no más de unos pocos miles.

“Muchas investigaciones sugieren que es particularmente sensible a las alteraciones del hábitat”, dice Giordano.

El efecto de la desaparición del taguá de muchas partes de la región puede tener un efecto dominó en la cadena alimenticia. Los jaguares son otra especie importante en el Chaco. Con la eliminación de una de sus fuentes primarias de alimento y la división de su hábitat, además de la incursión de rebaños de ganado, se obtiene la receta para un conflicto entre los animales y las personas, según Giordano.

“Como su distribución está en estas grandes áreas, es muy fácil molestar a las poblaciones y alterarlas”, añadió.

Bosque fragmentado

Parte del problema es la forma irregular en que los humanos están cambiando el paisaje del Chaco. Hasta hace poco, era algo así como una zona prohibida para la mayoría de gente, sobre todo porque las condiciones eran demasiado duras para la agricultura.

El Bosque Atlántico del este de Paraguay era mucho más acogedor para las plantaciones de soja y la ganadería. Pero a principios de la década de los 2000, casi todo el Bosque Atlántico había sido desmontado, así que el gobierno aprobó una ley en 2004 para proteger el 5-10 por ciento que quedaba. Una parte de las consecuencias que no se esperaba de la ley fue el aumento de la deforestación en la parte oeste de Paraguay, donde se encuentra el Chaco, dijo Lawson.

“Lo que hizo fue moverlo todo al oeste”, dijo. Los ganaderos podían encontrar nuevos pastos en el Chaco.

Otra ley de Paraguay estipula que los propietarios de tierras deben proteger el 25 por ciento de su propiedad. No obstante, según explica Giordano, “No hay ninguna ley real sobre cómo hacerlo [o] cuál puede ser la configuración”.

Los jaguares (Panthera onca) también viven en el Chaco y son particularmente susceptibles a la fragmentación a causa de sus grandes zonas de distribución. Foto de Rhett A. Butler.

Como resultado, la rápida deforestación del Chaco en los últimos 20 años ha dejado “estos parches aislados”, explica Giordano.

“No hay coordinación de propiedades entre los propietarios por el bien de la conectividad”, añade. “Nadie piensa en eso”.

Encontrar la forma de hacer que los propietarios asuman responsabilidades es una cuestión importante, afirma.

“No hay un mecanismo efectivo para que se cumpla la normativa”, dice Giordano. “Las penalizaciones, si llegan, tardan mucho en llegar y podrían ser muy pequeñas en proporción con los beneficios que se obtienen”.

La producción de ternera es un gran negocio en Paraguay, representa el 10 por ciento de las exportaciones del país, según descubrió Earthsight. No es de extrañar que los intereses de la industria estén ligados a la política, dice.

“No es extraño ver que hay políticos con altos cargos que tienen algún tipo de vínculo con la ganadería… si no es que participan en ella ellos mismos”, añade Giordano.

Lawson y sus colegas descubrieron una relación inusualmente cercana entre Bricapar y Ramón Jiménez Gaona, el ministro de obras públicas de Paraguay. Según la información obtenida por Earthsight, Gaona tiene un 25 por ciento de acciones en la empresa y, aunque él dejó su cargo como miembro de la junta directiva, su hermano es el actual presidente.

En términos generales, el carbón vegetal es una fuente de ingresos valiosa para el país. Unos 21 millones de euros (24 millones de dólares) del producto paraguayo acabaron en la Unión Europea en 2016. Entre enero y marzo de 2017, las importaciones de Paraguay alcanzaron los 7 millones de euros (8,1 millones de dólares).

Que haya más supervisión solo en Paraguay no hará que se detenga el comercio de un bien tan valioso, y eso ha hecho que Lawson defienda una mayor adherencia a las buenas prácticas ambientales por parte de las empresas y países que obtienen su carbón vegetal del Gran Chaco.

El Chaco seco de Argentina. Foto de Valerie Pillar (Flickr) CC BY-SA 2.0, vía Wikimedia Commons.

Carbón del Chaco en los supermercados

Earthsight descubrió que Aldi, Lidl y Carrefour venden carbón vegetal de Bricapar. Las tres son empresas multinacionales con tiendas en toda Europa y otras partes del mundo.

Cuando Earthsight hizo frente a estas empresas, recibió todo tipo de respuestas. La rama española de Lidl dijo que “exige ‘normas estrictas de sostenibilidad en todas las áreas de su actividad comercial’”, según el informe de Earthsight.

Aldi Sud, que cubre partes de Alemania afirmó que “el despeje solo se realiza de forma parcial”.

Carrefour dijo que había dejado de comprar carbón de Ibecosol por el momento mientras resolvía su propia investigación sobre el origen del carbón.

Solo Aldi Nord en Alemania respondió de forma significativa a las peticiones de Mongabay de realizar comentarios.

“Las condiciones que describe Earthsight de la extracción de madera para productos de carbón vegetal obviamente no coinciden con nuestro entendimiento de lo que es una silvicultura social y ecológicamente responsable”, dijo Matthias Kräling, portavoz de Aldi-Nord, en un correo electrónico.

Kräling afirmó que, hasta hace poco, Aldi obtenía su carbón de una empresa llamada Boomex, que a su vez subcontrata con Bricapar. Boomex dijo a Aldi que Bricapar cumplía las leyes paraguayas. Sin embargo, la última entrega que Aldi recibió de Boomex fue en 2016.

Añadió: “no vamos a recibir productos de carbón vegetal de la empresa Boomex en 2017”.

Imagen de satélite de las instalaciones de carbón de Bricapar en Paraguay. Foto cortesía de Earthsight.

¿Qué significa la certificación?

Aldi Nord también dijo a Mongabay, “Aceptamos las normativas del Consejo de Administración Forestal (FSC) y el Programa para el Reconocimiento de los Sistemas de Certificación Forestal (PEFC)”.

Del mismo modo, Aldi Sud y Lidl apuntaron a la certificación del PEFC que tiene Ibecosol, y Earthsight descubrió que Ibecosol y Bricapar cuentan con certificación de “Cadena de Custodia”.

“Eso es lo que les había dado la tranquilidad”, dijo Lawson.

No obstante, Earthsight sostiene que los certificados del PEFC no cubren todo el abanico de productos de carbón vegetal.

“Esa excusa solo sirve para las briquetas”, dijo. Las briquetas están hechas del polvo y los pequeños trozos que quedan después de transformar la madera en carbón en los hornos, que se vende en las tiendas de Lidl en España.

La certificación de PEFC de un proveedor es “irrelevante para ese producto en particular”, añadió Lawson.

Además, las briquetas se pueden clasificar como material reciclado según la normativa actual del PEFC, ya que se consideran desechos. Esta distinción obvia la necesidad de que los proveedores certificados —en este caso, Bricapar e Ibecosol— ofrezcan información sobre el origen del carbón.

El director ejecutivo de PEFC lo recalcó en un comunicado de prensa el 11 de julio. “Considero que eso va contra el espíritu de la normativa”, dijo Ben Gunneberg. “Earthsight tiene toda la razón al señalar que consideramos la conversión de bosque a otro tipo de vegetación (sic) una ‘fuente controvertida’ y es exactamente el tipo de cosa que se supone que debe excluir la certificación”.

Una posible solución para mejorar la sostenibilidad sería añadir el carbón vegetal a la lista de productos de madera que deben provenir de extracciones legales en lo que se conoce como el Reglamento de la Madera de la UE (EUTR).

“Si el carbón vegetal se incluyera en el Reglamento de la Madera de la UE, ya que ahora no lo está —dijo Lawson—, creo que las empresas que lo obtienen de Paraguay pondrían más atención al origen de los productos.

En la actualidad, los reguladores están pensando en esa inclusión para el carbón vegetal, dijo.

El problema con el carbón vegetal es que no se limita al carbón de Paraguay, añadió. Earthsight señaló un informe de WWF de 2008 que descubrió que hasta un 20 por ciento del carbón vegetal que entra en la UE se obtenía de fuentes ilegales, a menudo en países que se enfrentan a obstáculos de sostenibilidad y cumplimiento de la ley similares a los de Paraguay.

De hecho los efectos de la EUTR podrían extenderse más allá de las cuestiones legales que rodean a los productos que compran, dijo Lawson.

“Obliga a las empresas a explorar sus cadenas de suministro”, añadió. “Una vez lo hagan, podrán tomar decisiones que no tengan nada que ver con la ilegalidad”, lo cual se podría traducir en mejor protección para sitios como el Gran Chaco de Paraguay.

CITAS

Imagen de cabecera: Jaguar (Panthera onca) fotografiado en Colombia. Foto de Rhett A. Butler.

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