Noticias ambientales

Colombia encuentra equilibrio entre conservación y desarrollo

  • Colombia, bajo liderazgo del presidente Juan Santos, ha más que duplicado su área nacional conservada —de 13 millones de hectáreas en 2010 a 28,4 millones de hectáreas en la actualidad— un logro extraordinario para un país en desarrollo.
  • En una entrevista exclusiva para Mongabay, Luis Gilberto Murillo, ministro colombiano de medioambiente y desarrollo sostenible, cuenta cómo se consiguió ese objetivo y qué hará falta para mantener esas tierras y aguas conservadas protegidas para siempre.
  • El país, para empezar, cuenta con una provisión constitucional que garantiza que las áreas protegidas no podrán ser desmembradas por administraciones futuras. La administración de Santos ha protegido muchas áreas que fueron baluartes de las FARC durante la guerra civil de 50 años.
  • Colombia necesitará ayuda económica internacional significativa si quiere seguir conservando tierra y aplicando protecciones. Sin embargo, dice Murillo, eso es conveniente porque todo el mundo se beneficia de los esfuerzos de Colombia por conservar los bosques, que secuestran carbono.
Luis Gilberto Murillo, ministro de medioambiente y desarrollo sostenible de Colombia. Foto de Enrique Ortiz, Andes Amazon Fund

WASHINGTON, D.C. – El ministro llegaba tarde. “El tiempo en Colombia”, me dice su asistente de comunicaciones de Bogotá encogiéndose de hombros.

Había planificado una entrevista exclusiva para Mongabay con Luis Gilberto Murillo, ministro de medioambiente y desarrollo sostenible de Colombia, una sesión de preguntas en la sede de la National Geographic Society justo antes de que la sociedad honrara al presidente colombiano Juan Santos por sus prodigiosos esfuerzos en la protección de la biodiversidad desde que llegó al poder en 2010.

Murillo entró en la órbita del presidente en 2014 cuando trabajaba como oficial de campaña para la reelección presidencial de Santos en la región Pacífica, de donde es nativo, concretamente de Chocó, uno de los departamentos más pobres del país. Antes de convertirse en ministro del ambiente en abril de 2016, Murillo trabajó como director de la Iniciativa Pacífico, un programa presidencial especial diseñado para mejorar el desarrollo social y económico de la región empobrecida. Había sido gobernador de Chocó dos veces.

Durante más de un año, Murillo se ha centrado en solidificar el legado ambiental tanto Colombiano como internacional de Santos, mientras el presidente negociaba un acuerdo de paz polémico pero exitoso con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), lo cual le sirvió para hacerse con el Premio Nobel de la Paz el año pasado.

Aunque la guerra de civil prolongada 50 años, ahora terminada, dejó ocho millones de víctimas, tuvo el efecto paradójico de proteger una variedad de ecosistemas colombianos. Eso es porque los rebeldes de las FARC se escondían en lo más profundo de las selvas, haciendo que fueran demasiado peligrosas para la tala y el desarrollo de las amplias reservas de combustibles fósiles y metales preciosos de la nación.

Gary E. Knell, presidente y director ejecutivo de la National Geographic Society, alabó al presidente colombiano Juan Santos como “uno de los principales defensores del mundo natural”. Foto de Enrique Ortiz, Andes Amazon Fund

Con el proceso de paz en desarrollo, la deforestación ya está aumentando y las empresas multinacionales de extracción ejercen presión para monetizar los recursos naturales del país. La administración de Santos, con pocos fondos para proteger las tierras que ha preservado, estará en el poder hasta agosto de 2018.

Hasta entonces, Murillo —que por fin llegó y se sentó conmigo en la cafetería de la National Geographic Society— tiene un duro trabajo por delante. ¿Una iniciativa que ha prometido? Bosques para la paz: la plantación de ocho millones de árboles nativos, cada uno nombrado tras una víctima de la guerra civil.

Entrevista con Luis Murillo

Justin Catanoso para Mongabay: Empecemos directamente. ¿Cuál considera que ha sido el logro ambiental más significativo de esta administración en los últimos 18 meses en los que ha sido ministro del ambiente?

Luis Murillo: Lo más importante que hemos hecho es aumentar la concienciación de la sociedad colombiana sobre los desafíos que tenemos por delante en cuestión de cambio climático, en cuestión de proteger nuestros bosques y nuestra biodiversidad. Ahora, la sociedad colombiana conecta la protección de esos bienes naturales con una parte de la estrategia para adaptarse a los desafíos del cambio climático. Eso es muy importante porque ahora las noticias ambientales están en todas partes, todos los días, y todo el mundo habla de esto en Colombia.

Mongabay: ¿En serio? ¿Entonces ve el conocimiento general de la apreciación por la protección ambiental entre la gente de Colombia como un logro principal?

Murillo: Sí. Creo que aún hay retos. El debate nacional no está muy bien informado. Se sitúa, por supuesto, más importancia en las necesidades diarias, pero es un buen punto de partida. Eso es muy positivo.

La segunda cosa importante que hemos podido lograr ha sido proteger ecosistemas muy importantes en Colombia, no solo ambientalmente sino también culturalmente. Cada vez que decides crear una nueva área protegida, hay implicaciones tremendas porque en Colombia hay una ley constitucional que explica cómo se puede hacer. Colombia es uno de los pocos países en el mundo con esa autoridad, y constitucionalmente hemos sido capaces de crear esas áreas a perpetuidad.

Jaguar al acecho en Colombia. Foto de Rhett A. Butler / Mongabay

Mongabay: ¿Así que la próxima administración no puede llegar y revertir el progreso que se ha hecho en la protección terrestre y marina?

Murillo: No, no pueden. No sin cambiar la constitución.

Mongabay: Entonces toda la tierra adicional que el presidente Santos ha preservado —de 13 millones de hectáreas a 28,4 millones hasta la fecha— seguirá preservada.

Murillo: Sí, así es. Y es un proceso técnico muy intenso porque tienes que exponer los planes y peticiones y hay una revisión por parte de la Academia Nacional de Ciencia, una agencia independiente. Después de eso, el Ministerio del Ambiente puede iniciar las acciones. La última [área preservada] que creamos fue el Santuario de Flora y Fauna Malpelo, un ecosistema marino muy importante. Y justo hoy [21 de septiembre], la Academia Nacional de Ciencia ha aprobado una nueva área protegida de 300 000 hectáreas de manglares a lo largo de nuestra costa.

La gente no creía que nuestro objetivo fuera llegar [a 26 millones de hectáreas protegidas] en la legislatura del presidente. La gente decía que no podríamos hacerlo. De hecho, hemos sobrepasado el objetivo y aún no hemos acabado.

Vista aérea de parte del paisaje agreste que se encuentra en el Parque Nacional Chiribiquete, el parque nacional más grande de Colombia. El presidente Santos ya lo ha expandido a 10 700 millas cuadradas. Ha prometido volver a expandirlo en otras 6560 millas cuadradas. Foto de Carlos Castaño Uribe con licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0

Mongabay: Por milla cuadrada, Colombia es el país más biodiverso de la tierra. ¿Es esa la motivación para una protección ambiental tan agresiva?

Murillo: Tengo la firme convicción de que tenemos que proteger ciertas áreas para las generaciones futuras. Siempre hemos tenido el propósito, pero no teníamos los sistemas ni el personal en el Ministerio del Ambiente. Ahora hemos creado alianzas con el Fondo Mundial para la Naturaleza, la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre, el Amazon Conservation Team y otras organizaciones. Pero no tenían el apoyo necesario y la posibilidad de colaborar dentro del Ministerio del Ambiente. Por eso creé un grupo especial liderado por mi asesor principal y en el que yo traslado nuestros objetivos al presidente —particularmente sobre áreas protegidas con demarcación de páramos para preservar nuevos humedales en la categoría de paisaje.

Mongabay: Los páramos son como fábricas de producción de agua en elevaciones altas, como los describió el presidente Santos. Son muy escasos y ustedes tienen la mitad de los páramos del mundo, que proporcionan agua a unos 30 millones de colombianos. Protegerlos es obviamente crítico. ¿Cómo es el proceso?

Murillo: Tengo un equipo especial bajo mi supervisión directa a un nivel muy alto. No son expertos en asuntos ambientales, sino expertos en conseguir resultados. Llegaron y empezaron a aplicar planes. Tenemos reuniones cada semana o cada dos semanas, nos ponemos al día —“¿cómo lleváis los objetivos?”— Hemos creado un sistema de comunicación y yo informo al presidente de forma regular. Llevo al presidente a los nuevos sitios para las ceremonias de firma para que vea que realmente estamos protegiendo esos lugares, lugares que son importantes para él.

Ibis escarlata (Eudocimus ruber) en Colombia. Foto de Rhett A. Butler / Mongabay

Mongabay: Ya que habla sobre expansión, el Parque Nacional Chiribiquete es la reserva más grande y biodiversa de Colombia. El presidente Santos ya la ha expandido a 10 700 millas cuadradas. Ha prometido expandirla de nuevo en otras 6560 millas cuadradas. ¿Es algo que se pueda hacer antes de que acabe el año o de que acabe su mandato?

Murillo: El objetivo es para final de año. Chiribiquete fue la primera gran expansión que hizo el presidente en 2014. Todavía estamos trabajando en el área exacta de la próxima expansión. Estamos seguros de que seremos capaces de tener la expansión para finales de año, pero ya hemos empezado a proteger todo el ecosistema con nuestro trabajo con las comunidades allí, así que conseguiremos el objetivo. Y recuerde algo que puse como objetivo para los líderes de nuestros parques nacionales: “Denme más áreas protegidas”. Todavía estamos impulsando más.

El Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete protege mucho más que especies silvestres. La reserva también es conocida por sus petroglifos. Foto de Carlos Castaño Uribe con licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0

Mongabay: Más allá de Chiribiquete, ¿se trata de conservar áreas que han estado controladas por los rebeldes, las FARC, durante muchos, muchos años?

Murillo: Más allá de Chiribiquete, ¿se trata de conservar áreas que han estado controladas por los rebeldes, las FARC, durante muchos, muchos años?

Mongabay: ¿Cómo se llega a eso?

Murillo: Tenemos que tener una posición destacada y presencia importante en esas áreas para garantizar que de verdad —en la práctica— estarán protegidas para siempre. Los rebeldes conocen muy bien esas áreas. No las protegemos porque estuvieran allí. Es porque necesitamos más áreas protegidas y más representación de más ecosistemas.

Mongabay: Pero un conflicto real ha emergido desde el proceso de paz. Están en un país relativamente pobre. Hay mucha pobreza, sobre todo en la costa. ¿Por qué insisten en preservar tanta tierra cuando tienen recursos naturales que podrían conseguir prosperidad económica —petróleo y gas, metales preciosos—? Tienen más carbón que ningún otro país en América Latina. Hay una tensión real entre la protección ambiental y el desarrollo económico.

La ganadería es una causa importante de deforestación en Colombia. Aun así, con la presidencia de Santos, el país ha resistido a la apertura de grandes áreas de bosque para exploración petrolera y otras industrias de extracción. Foto de Rhett A. Butler / Mongabay

Murillo: No somos tan pobres. Colombia es ahora un país de ingresos medios. Estamos ascendiendo. Estoy convencido de que proteger ecosistemas estratégicos con diferentes tipos de herramientas dará al país oportunidades tremendas no solo para preservar nuestra riqueza natural, sino también para utilizarla de forma sostenible.

Mongabay: Por favor, explique eso.

Murillo: Si Colombia es el país más biodiverso del mundo por milla cuadrada, y lo es, debe ser líder en una nueva economía. Áreas específicas para la extracción. Energía renovable. Bancos de semillas. Ecoturismo.

Creo que Colombia tiene un potencial enorme para ser un líder mundial y mostrar cómo se puede obtener un desarrollo sostenible con el equilibrio entre la necesidad de proteger nuestra riqueza natural y la necesidad de desarrollo social y desarrollo económico. Tenemos que hacer esto con nuestras comunidades porque los ecosistemas están en áreas que pertenecen colectivamente a comunidades indígenas o afrocolombianas, y tenemos mucho que aprender de esas comunidades.

Solo tiene que mirar el área de Chiribiquete. Tenemos un gran potencial para la producción de petróleo. ¡Enorme!

Mongabay: ¿Y van a renunciar a eso?

Murillo: Sí, pero déjeme ponerlo en contexto. La comunidad global tiene que debatir, para conseguir más igualdad en la conservación y tener más compensación para países como Colombia que [realmente poseen] en sus territorios ecosistemas que no solo son importantes para nosotros, sino para el mundo.

Mongabay: Por favor, explíqueme eso en más detalle.

Murillo: Tenemos el apoyo de muchos países. Noruega, el Reino Unido, Alemania (300 millones de dólares hasta ahora), incluso de Estados Unidos. Pero la compensación ni se acerca a [reembolsarnos por] los recursos que podríamos haber explotado si hubiéramos decidido no proteger esas áreas. Sin embargo, tenemos un compromiso moral, un compromiso ético con nuestra sociedad y con el mundo, y por eso estamos haciendo esto. Y la sociedad colombiana está de acuerdo. Nuestra política para áreas protegidas y cambio climático es una de las pocas cosas en las que hay consenso nacional.

Mono lanudo común en un centro de rehabilitación para animales traficados en Colombia. El ministro del ambiente sostiene que la gente colombiana apoya por completo los esfuerzos continuados de conservación de la administración de Santos. Foto de Rhett A. Butler / Mongabay

Mongabay: El Papa Francisco ha estado en Colombia con un mensaje parecido.

Murillo: Es verdad. El mensaje del Papa en el Laudato Si [el documento papal instructivo sobre protección ambiental publicado en 2015 poco antes de la cumbre climática de París] era increíble. Dijo a los colombianos que no se trataba solo de reconciliar personas en el proceso de paz, sino de reconciliarnos con la naturaleza. Nos dijo que estamos destruyendo la naturaleza y que tenemos que cambiar esa actitud. En nuestras acciones diarias, ese debe ser un compromiso de los cristianos y los católicos. La iglesia tiene que estar ahí protegiendo ecosistemas en el Amazonas y en nuestras regiones más pobres, sobre todo en nuestra costa Pacífica. Así que era un mensaje muy poderoso.

Mongabay: Sin duda. Pero a lo largo del último año, han tenido problemas reales. La deforestación ha aumentado más de un 40 por ciento. La producción de coca para cocaína ha ascendido muchísimo. Hay gente que entra en zonas protegidas y otros sitios —ocupantes ilegales, oportunistas, industrialistas, mineros ilegales— y los saquea. Planean construir casi 5000 millas de carreteras, en gran parte en bosques.

¿Qué capacidad tiene este gobierno, y tendrá el futuro gobierno, para regular y proteger esas áreas que han preservado? Una cosa es acordonarlas y decir que están protegidas y otra protegerlas realmente.

Murillo: Bueno, tenemos que dar el primer paso, que es expandir nuestras áreas protegidas. Estamos haciendo eso, pero lo que ha pasado es que, a causa del proceso de paz, obviamente, las dinámicas regionales están cambiando. Eso es normal, eso pasa con todos los países que pasan por este proceso.

El presidente colombiano Juan Santos con líderes indígenas de Colombia en la ceremonia de premios celebrada en la National Geographic Society. Foto de Enrique Ortiz, Andes Amazon Fund.

Mongabay: ¿Entonces el aumento de la deforestación es normal?

Murillo: Veamos, déjeme poner la deforestación en contexto. A principios de la primera década del 2000, Colombia tenía unas 400 000 hectáreas deforestadas al año. Entonces no teníamos buenas medidas, podría haber sido más. Cuando el presidente Santos asumió el poder, eran unas 300 000 hectáreas deforestadas al año. En 2015, teníamos unas 144 000 hectáreas deforestadas. Así que sí, el aumento del año pasado sobre el año anterior es de un 44 por ciento, pero sobre una cifra mucho más pequeña. Ahora estamos en un rango de entre 100 000 y 200 000 hectáreas deforestadas al año, frente a las 400 000 [anteriores]..

Mongabay: ¿Y qué pasa con el reciente aumento en la producción de coca?

Murillo: Quiero decir que hay un riesgo y que estamos recibiendo información muy negativa desde Washington. Primero, dicen que no hay signos de cambio climático y que tenemos que salir del Acuerdo de París. Muy mal consejos.

Y segundo mal consejo: tenemos que fumigar áreas de la cuenca del Amazonas con sustancias químicas [tóxicas], [áreas] que son ricas en recursos. No estamos de acuerdo. Es un inconveniente para nosotros y Washington se está impacientando con la erradicación de la coca.

Sin embargo, creemos que estamos avanzando en la dirección adecuada. Para finales de este año, habrá menos coca en todos nuestros parques nacionales. En los parques de la costa Pacífica no hay coca. Por eso le pido al gobierno de Estados Unidos que sea más paciente con esto. Estamos trabajando con las comunidades locales para consolidar nuestras estrategias de erradicación de coca y creemos que funcionarán.

Guacamayo azulamarillo. La administración de Santos es reticente a ceder ante la presión de los Estados Unidos para rociar sustancias químicas tóxicas en áreas biodiversas para controlar los cultivos de coca que se cosechan para producir cocaína. Colombia es conocida por su extraordinaria diversidad aviar. Foto de Rhett A. Butler / Mongabay

Mongabay: ¿Cómo encaja el acuerdo de paz con esto?

Murillo: Tenemos programas en marcha para trabajar en la conservación y protección de esas áreas como parte de la incorporación de los combatientes de las FARC en la sociedad. Conocen las áreas muy bien. No obstante, necesitamos más apoyo económico. En casa y de la comunidad internacional.

Mongabay: Eso no va a ser fácil.

Murillo: Ya hemos firmado una estrategia a largo plazo para controlar la deforestación y gestionar los bosques. Pero necesitamos apoyo [internacional] para garantizar que una vez se hayan demarcado esas áreas y las hayamos protegido, tenemos la capacidad de aplicar la ley.

También necesitamos que los gobernadores y los alcaldes den los pasos necesarios para detener la deforestación es estas áreas protegidas. Y que las autoridades ambientales, como nuestros parques nacionales, y las organizaciones regionales puedan proteger el medioambiente. Por eso estamos promoviendo una iniciativa con un objetivo de 100 millones de dólares que llegue hasta 2038 para evaluar esos objetivos cada cinco a ocho años para tener los recursos para la protección de esas áreas.

Con los estándares más altos de la comunidad internacional, podemos garantizar que esas áreas serán protegidas porque ahora estamos en paz y podemos controlar mejor a los que se quieren aprovechar de la deforestación. También necesitamos más apoyo económico para expandir algunas áreas protegidas. Todavía necesitamos más representación de ciertos ecosistemas en nuestro sistema nacional de áreas protegidas.

Campo de caña en Colombia. La industria agrícola es una de las principales fuentes de deforestación en Colombia. Foto de Rhett A. Butler / Mongabay

Mongabay: Hay muchas peticiones económicas de países como el suyo para mejorar la protección ambiental y adaptarse al cambio climático. En ausencia de este apoyo mundial, ¿estarían en riesgo sus ambiciones de preservación, conservación y expansión?

Murillo: Lo haremos nosotros mismos, pero será más difícil. Asumimos esta posición desde una perspectiva moral y ética que creemos que beneficia a la comunidad global al completo, así que necesitamos ayuda de la comunidad global. Sería muy injusto que no nos apoyaran.

Pero no tengo dudas de que recibiremos esa ayuda. Porque hasta ahora, antes del proceso de paz y durante nuestra expansión de áreas protegidas, hemos tenido el apoyo de la comunidad internacional.

Mongabay: Colombia aplicó recientemente un impuesto a los combustibles fósiles. Dada la existencia de proyectos como el Corredor de Conservación Chocó-Darién en Cocomasur —que como sabe es una iniciativa afrocolombiana— ¿podría este impuesto ayudar a las comunidades locales a apoyar la protección forestal?

Murillo: Ese impuesto se puede utilizar para ese propósito. Sin embargo, Cocomasur y las otras 19 comunidades negras y consejos utilizamos los fondos de Colombia Sostenible. Vamos a conceder unos 5 millones de dólares para garantizar que este proyecto despegue.

El proyecto es este: con el apoyo de USAID, el gobierno colombiano ha trabajado los dos últimos años en este proyecto llamado bio-REDD – protección de la biodiversidad. Unas 700 000 hectáreas de bosque natural de la costa pacífica que pertenecen a esas comunidades colectivamente serán protegidas. Tendrá la capacidad de servir como un sumidero de carbono de más de dos millones de toneladas al año. [Los bosques] ya están certificados y listos para el mercado.

Este es el primer proyecto de esta magnitud que implementamos en Colombia, así que damos los fondos a través de Colombia Sostenible. Sin embargo, hay empresas en Colombia que están interesadas en estos mecanismos de carbono neutral. En lugar de dar sus impuestos al servicio de rentas colombiano, pueden comprar esos certificados de emisiones. Algunas empresas en Colombia ya están muy interesadas en comprar esos certificados de Cocomasur y otros consejos comunitarios para el proyecto. Lo consideramos un proyecto distintivo para Colombia.

Cóndor andino (Vultur gryphus), ave nacional de Colombia. Foto de Pingyao CC BY-SA 2.5

Mongabay: ¿Cómo utilizarían ese dinero las comunidades locales?

Es su decisión. Tienen un plan de gestión ambiental y compromisos para mantener y proteger la biodiversidad. Pero pueden utilizar el dinero para ingresos adicionales y para necesidades de la comunidad: sanidad, educación, becas, necesidades comunitarias para mejorar su calidad de vida. Pero son ellos, no el gobierno, quien toma las decisiones sobre lo que financian los fondos de esos impuestos.

Mongabay: Sé que tenemos poco tiempo, pero tengo que preguntar esto de nuevo: en un país desesperado por desarrollarse y sacar a más gente de la pobreza —al presidente Santos se le atribuye haber sacado a más de 3,4 millones de personas de la pobreza desde que asumió el cargo— ¿cómo se resiste a la continua presión para explotar los extensos recursos naturales que están en todas partes? Pocos países pueden hacerlo. ¿Cómo se resiste a la presión de las empresas de petróleo, gas y carbón?

En ese momento, se podía oír una comitiva presidencial con sirenas y luces azules desde donde estábamos sentados. El presidente Santos llegaba para la ceremonia de la National Geographic Society en su honor. La asistente de comunicaciones de Murillo le recuerda que debe saludar al presidente cuando llegue.

Murillo: Dios mío, ya está aquí. ¿Cuál era su pregunta?

Mongabay: Es fácil. ¿Cómo resisten al complejo industrial y todo el dinero que circula por debajo?

Murillo: Escuche, en las negociaciones para la expansión del Parque Chiribiquete las empresas petroleras estaban abiertas a dejar que pasara, aun sabiendo los recursos que hay allí. No se resistieron a lo que estamos haciendo. Creo que hay cambios en la mentalidad de nuestros líderes corporativos. Están más comprometidos con lo que llamamos el oro verde, y creo que entienden la necesidad de proteger esas áreas.

Mongabay: ¿Y cree que todavía hay sitios donde puedan practicar la minería sin crear un desmoronamiento ambiental, como vemos ahora en muchas partes de la Amazonía peruana?

Murillo: Sí. [Lo permitiremos] con la zonificación productiva del país. Tenemos zonas menos sensibles donde pueden trabajar. Lo siento, tengo que irme. Sus preguntas son mordaces. ¡Quizás podamos hablar después!

Como me dijeron, contacté con la asistente de comunicaciones de Murillo unas horas después y solicité 20 minutos más. Su respuesta: “Justin. Imposible”. El presidente y su ministro del ambiente ya se habían marchado para su siguiente compromiso.

 

Justin Catanoso colabora regularmente con Mongabay y es profesor de periodismo en la Universidad de Wake Forest. Síguelo en Twitter: @jcatanoso

Luis Murillo y el periodista Justin Catanoso durante la entrevista en la sede de la National Geographic Society en Washington, DC. Foto de Enrique Ortiz, Andes Amazon Fund
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