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La reforestación siembra esperanza en los veranos cada vez más secos de Europa

  • En un estudio nuevo de Nature Geoscience se da a entender que, si se reforestara todo el terreno en Europa apto para tal fin, las precipitaciones estivales promedio aumentarían un 7.6 %, lo que mejoraría parcialmente los veranos más secos que se prevén como resultado del cambio climático.
  • Si bien el estudio se basa en todo el terreno que se podría reforestar en Europa tras dar cuenta de lo necesario para la seguridad alimentaria y la biodiversidad, es probable que la cantidad de terreno que las personas estén dispuestas a reforestar y puedan hacerlo sea menor en la práctica.
  • Como modelo estadístico, el estudio permite que los científicos y los legisladores comprendan la relación entre los bosques y las precipitaciones, y destaca los beneficios que van más allá del secuestro de dióxido de carbono.

¡Hay que plantar más árboles! Este mensaje ha sido uno de los pilares de la respuesta europea al cambio climático. En un estudio nuevo publicado en Nature Geoscience se da a entender que, si Europa plantara árboles en todo el territorio apto para la reforestación no solo secuestraría el dióxido de carbono, sino que también mejoraría parcialmente los veranos europeos cada vez más secos que predicen los modelos de cambio climático. En total, la reforestación masiva podría aumentar las precipitaciones en un promedio de 7.6 %.

“Si se planifica minuciosamente, la reforestación podría dar lugar a mayores beneficios en las regiones donde se implemente”, dijo Ronny Meier, investigador de la Escuela Politécnica Federal de Suiza en Zúrich (ETH Zürich) y autor principal del estudio.

Hace mucho tiempo que la ciencia identificó un vínculo entre los bosques y las precipitaciones: en la década de 1850, los científicos ya expresaban inquietud respecto de la disminución de las precipitaciones tras la deforestación. Sin embargo, todavía no se comprende a cabalidad los mecanismos exactos de esta relación. Meier y sus colegas usaron datos de 3481 estaciones pluviométricas (que miden las lluvias) en toda Europa para crear un modelo estadístico que vinculara la masa forestal con los niveles de precipitaciones. Luego el equipo de investigación usó el modelo para predecir en qué medida podrían cambiar las precipitaciones si la masa forestal aumentara.

Para intentar modelar un escenario de forestación realista, el equipo usó el Mapa potencial de reforestación global (Global Reforestation Potential Map) producido por un estudio previo que explora soluciones naturales al cambio climático.

The Global Reforestation Map shows areas of potential reforestation
El mapa de reforestación global muestra zonas de reforestación potencial al tiempo que da cuenta de la seguridad alimentaria y la biodiversidad (verde = zonas con reforestación realista potencial). Las posibilidades de reforestación varían a lo largo y a lo ancho de Europa. Mapa de ‘Global Reforestation Potential Map’ Griscom et al (2017) (CC BY-SA)

“[El mapa] halla las ubicaciones que solían estar forestadas, pero que actualmente carecen de masa forestal y luego excluye las zonas destinadas a la agricultura (¡necesitamos comer!), las praderas naturales para proteger la biodiversidad y los lugares relevantes para otras soluciones climáticas naturales”, dijo Susan Cook-Patton, científica forestal sénior de The Nature Conservancy, que no participó en ninguno de esos estudios.

Los científicos consideran que la zona restante es la máxima zona posible que podría reforestarse sin poner en riesgo la seguridad alimentaria y la biodiversidad. En la práctica, es probable que la zona que la gente esté dispuesta a reforestar y pueda permitirse hacerlo sea menor, comentó Cook-Patton.

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De acuerdo con el mapa, el 14.4 % de la zona continental de Europa es apta para la reforestación, y se observan concentraciones particulares de zonas aptas a lo largo del Reino Unido, Portugal, el oeste y el sur de Francia, Italia y el este de Europa. En 2015, el 38 % de la zona continental de Europa contaba con masa forestal y, si bien la masa forestal ha aumentado constantemente durante los últimos 20 años, forestar toda el área apta para ello sería una tarea monumental. A modo de contexto, la reciente promesa de la Comisión Europea de plantar tres mil millones de árboles para 2030 para hacerle frente al cambio climático aumentaría la masa arbórea en unos 3 millones de hectáreas, un área del tamaño de Bélgica, o solo 0.7 % de la zona continental de Europa.

Los científicos consideran que una de las maneras en que los bosques afectan las precipitaciones es el aumento de la “rugosidad de la superficie” de los bosques que crea turbulencia encima de los árboles y que disminuye el movimiento de las nubes. Foto cortesía de Jim Tan.

La complejidad de los climas

Quienquiera que se haya preparado para un día soleado en función del pronóstico del tiempo y haya terminado completamente empapado sabrá que predecir el tiempo es un asunto complicado. Los modelos de predicción del cambio climático suelen coincidir tanto en la magnitud como en el índice de las temperaturas en aumento en toda Europa, pero el impacto en las precipitaciones no se llega a comprender del todo con claridad. Sin embargo, hay cierto consenso entre los modelos climáticos en que las precipitaciones aumentarán, en general, en el norte de Europa y disminuirán en el sur, y en que las lluvias disminuirán en los meses de verano y aumentarán en invierno.

“Las precipitaciones son un parámetro muy [complejo]”, afirmó Daniela Jacob, directora del Centro de Servicio Climático de Alemania. “Es difícil encontrar indicios firmes en el modelado y en los estudios observacionales”.

Entre tales dificultades que enfrentaron Meier y su equipo se encontró la interpretación de la interacción, de ida y vuelta, entre los bosques y las precipitaciones. La mayor “rugosidad” de la superficie de los bosques, en comparación con los terrenos agrícolas más “lisos”, crea mayor turbulencia en la columna de aire encima de los árboles. Esto puede generar un impacto en el movimiento de las nubes densas, lo que ocasiona precipitaciones. Además, los bosques a menudo evaporan más agua que los terrenos agrícolas, lo que podría generar más lluvia en zonas cercanas. No obstante, es más probable que los bosques crezcan en zonas con mayores precipitaciones debido a otras razones, como la topografía. El equipo tuvo que tener mucho cuidado de no atribuir en su totalidad las precipitaciones a los bosques cuando, en realidad, los bosques podrían estar allí a causa de las precipitaciones generadas por otras causas.

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Si bien el aumento de precipitaciones estivales podría ser beneficioso, Meier advierte que también podrían presentarse efectos adversos. Por ejemplo, dado que los científicos han vinculado las temperaturas más elevadas con una mayor probabilidad de chubascos más intensos, la mayor precipitación podría aumentar el riesgo de inundaciones repentinas. El aumento de lluvias en un lugar también podría llevar a una reducción de la disponibilidad de agua y, por lo tanto, una reducción en las precipitaciones en otra zona.

“Además de este estudio basado en métodos estadísticos, los procesos físicos que respaldan estos hallazgos deben seguir investigándose”, dijo Jacob, quien no participó en el estudio reciente.

The Rietholzbach catchment in Switzerland
La cuenca del Rietholzbach es una cuenca prealpina montañosa situada en el noreste de Suiza y utilizada por la Escuela Politécnica Federal de Suiza para estudiar los procesos hidrológicos. Foto cortesía de Ronny Meier.

Los modelos físicos, a diferencia de los estadísticos, que tienen en cuenta la compleja interacción de los factores meteorológicos son especialmente importantes para los científicos a la hora de predecir cómo cambia el tiempo en diferentes condiciones, como el aumento rápido de las temperaturas del cambio climático. El estudio de Meier se suma al creciente cúmulo de conocimientos que pueden alimentar y mejorar la precisión de las predicciones climáticas, al destacar especialmente los beneficios potenciales de la forestación más allá del secuestro del dióxido de carbono.

Aunque todos son muy positivos en cuanto a los beneficios de plantar más árboles, hay un punto que Meier, Jacob y Cook-Patton se empeñan en señalar.

“La forestación por sí sola no puede mitigar todas las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por la humanidad en la actualidad”, afirmó Meier. “Para abordar este problema, primero tenemos que minimizar con rapidez nuestras emisiones de estos gases”.

Citas:

Meier, R., Schwaab, J., Seneviratne, S. I., Sprenger, M., Lewis, E., & Davin, E. L. (2021). Empirical estimate of forestation-induced precipitation changes in Europe. Nature Geoscience14(7), 473-478. doi:10.1038/s41561-021-00773-6

Bennett, B. M., & Barton, G. A. (2018). The enduring link between forest cover and rainfall: A historical perspective on science and policy discussions. Forest Ecosystems5(1). doi:10.1186/s40663-017-0124-9

Griscom, B. W., Adams, J., Ellis, P. W., Houghton, R. A., Lomax, G., Miteva, D. A., … Fargione, J. (2017). Natural climate solutions. Proceedings of the National Academy of Sciences114(44), 11645-11650. doi:10.1073/pnas.1710465114

Artículo original: https://news.mongabay.com/2021/08/reforestation-holds-promise-for-europes-increasingly-drier-summers/

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