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#EnCorto: cuatro claves sobre la minería que amenaza al Esequibo, un territorio amazónico en disputa entre Venezuela y Guyana

Paísajes del Esequibo, a la altura de la Catarata Kaieteur.

Paísajes del Esequibo, a la altura de la Catarata Kaieteur.

  • En abril de 2023, la Corte Internacional de Justicia de La Haya notificó que revisará un proceso judicial de Guyana contra Venezuela para tener soberanía sobre el Esequibo. En medio del caso internacional han quedado pueblos indígenas, la selva y los ecosistemas del Esequibo, una región de más de 15 millones de hectáreas.
  • En el Esequibo, la minería legal e ilegal pone en riesgo la biodiversidad. Hay una pérdida de 31 000 hectáreas de bosque del 2000 al 2022, según una investigación de la organización ambiental venezolana SOS Orinoco.

En la frontera entre Venezuela y Guyana, hay una zona en disputa entre estos dos países conocida como el Esequibo. Se trata de un territorio con 235 849 habitantes y que abarca más de 15 millones de hectáreas, con un tamaño similar al de Grecia o Nicaragua. El Esequibo cuenta con más de ocho millones de hectáreas de bosque en los que habitan especies únicas de la zona, así como otras consideradas en peligro de extinción.

La principal amenaza a la estabilidad de su biodiversidad es el auge de la minería de oro. Esta actividad, tanto legal como ilegal, ocupa un área de más de 109 190 hectáreas y ha generado, al menos, la deforestación de 31 000 hectáreas.

En medio del conflicto limítrofe entre Venezuela y Guyana, no es claro qué gobierno debe implementar medidas de control a la actividad extractiva. Por décadas se han dado discusiones sobre qué país es soberano en el Esequibo. En 2018, Guyana demandó a Venezuela ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, organismo que dos años después aceptó iniciar un proceso y revisar el caso. Venezuela reaccionó buscando que esta renunciara a su autoridad en el caso, pero la corte se mantuvo en qué tiene autoridad.

Mapa del territorio Esequibo con franjas naranjas, la zona en disputa entre Venezuela y Guyana. Crédito: Kmusser y Kordan.
Mapa del territorio Esequibo con franjas naranjas, la zona en disputa entre Venezuela y Guyana. Crédito: Kmusser y Kordan.

Ahora lo que viene, es que la corte decidirá qué país debe tener jurisdicción en el Esequibo. A más tardar abril de 2024, Venezuela deberá emitir sus argumentos. Los expertos consultados señalan que las poblaciones del territorio en disputa viven en pobreza y que los derechos de las comunidades indígenas han sido vulnerados por ambos estados y por la minería.

A continuación, te explicamos en cuatro claves sobre los problemas generados alrededor de la minería de oro en el Esequibo.

La minería de oro amenaza los bosques del Esequibo

El Esequibo tiene más de 12.4 millones de hectáreas bosques, de acuerdo con cifras de Global Forest Watch. Sin embargo, la conservación de sus ecosistemas está en riesgo. Entre 2000 y 2020, se perdieron 135 318 hectáreas de cobertura de bosque, aproximadamente un 1.1 % del total, de acuerdo con un informe de la organización ambiental venezolana SOS Orinoco. De estas, 31 000 hectáreas fueron destruidas por la minería, principalmente la de oro.

La mayoría de la minería se desarrolla en grandes campamentos y se ubica en los ríos Mazaruní, Potaro, Cuyuní, en norte y el centro del territorio Esequibo.

En la región hay tanto minería ilegal como legal. El área concesionada por Guyana a esta actividad en su territorio soberano y en el Esequibo es de 13 millones de hectáreas.

Focos de minería ilegal en Guyana. Crédito: Dan Sloan.
Focos de minería ilegal en Guyana. Crédito: Dan Sloan.

La ruta del mercurio ilegal

La organización SOS Orinoco denunció que para extraer 19 toneladas de oro anualmente en Guyana, incluido el Esequibo, se usan 29 toneladas de mercurio.

“Están dañando las cuencas de los ríos, se están envenenando a los indígenas y a los propios mineros”, dice Cristina Burelli, fundadora de SOS Orinoco. Todo esto, pese a que Guyana firmó el tratado internacional de Minamata que prohíbe el uso y comercio del metal pesado para actividades mineras.

El mercurio se mueve fácilmente en Guyana. Su uso solo será restringido en 2025, entonces su importación es permitida por ahora y al menos 20 toneladas provienen de Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, entre otros. Los expertos señalan que esto facilita su llegada al Esequibo e incluso a Venezuela a través del contrabando.

“Guyana maneja un doble discurso. Por un lado, procura el reconocimiento internacional adhiriéndose al Convenio de Minamata, mientras por el otro, es completamente legal la tenencia, tránsito y comercio de mercurio en el territorio Esequibo. La situación ha llegado a que el 70, 80 % del mercurio que se utiliza en el estado de Bolívar en Venezuela viene del Esequibo”, dice el biólogo venezolano Aníbal Invernon, exdirector de la región Amazonas de Inparques, la entidad protectora de los parques nacionales venezolanos.

La cotorrita del sol (Aratinga solstitialis), cuya única población vive en Karasabai, cerca de la frontera con Brasil. Crédito: Doug Janson.
La cotorrita del sol (Aratinga solstitialis), cuya única población vive en Karasabai, cerca de la frontera con Brasil. Crédito: Doug Janson.

 La biodiversidad que está en juego

Los ecosistemas amazónicos amenazados por la minería son únicos.

Hay una amplia biodiversidad, con 58 especies de peces endémicas, es decir que sólo se encuentran en el Esequibo. También hay más de 900 especies de aves, 10 000 de plantas y 60 de anfibios, incluidos individuos amenazados.

Algunos ejemplos de especies amenazadas son aves como el cardenalito rojo (Spinus cucullatus), que se pensaba que había desaparecido en la zona, así como la cotorrita del sol (Aratinga solstitialis).

En Guyana hay cinco áreas protegidas —todas en el Esequibo— con un total de 1.7 millones de hectáreas. Pese a esto, investigaciones académicas demuestran que en los bordes de estas zonas se han entregado permisos mineros y madereros.

Unión del río Mazaruní al Esequibo. Crédito: Dan Lundberg.
Unión del río Mazaruní al Esequibo. Crédito: Dan Lundberg.

Las afectaciones a los pueblos indígenas

En el Esequibo habitan nueve pueblos indígenas que han sido olvidados tanto por el estado guyanés como por el venezolano. No obstante, esto podría cambiar, ya que según una líder indígena reconocida, Guyana ha incrementado su presencia en la zona en disputa. “El gobierno guyanés no se ocupaba mucho de las comunidades, pero después de que descubrieron el petróleo (en el mar del Esequibo), ha dedicado más tiempo y ha ido a los poblados”, dice la lideresa del pueblo pemón Lisa Lynn, habitante del lado venezolano y nacida en el Esequibo.

De la presencia de Venezuela, Lynn dice que esta se ha reducido a la represión. “Siempre hemos sido maltratados por ellos. No pueden decir que el Esequibo es de ellos, cuando no quieren a quienes lo habitan”.

Además de la pobreza económica imperante en los pueblos indígenas del Esequibo, señalada por Lynn, la minería también impacta los territorios indígenas. Las minas se superponen con al menos 7337 hectáreas de comunidades indígenas en el Esequibo, según el informe de SOS Orinoco, principalmente en Cuyuní y Potaro. Otro problema es que estos pueblos han quedado en medio de las bandas criminales que manejan el negocio de la minería ilegal, según las fuentes consultadas.

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*Imagen destacada: Paísajes del Esequibo, a la altura de la Catarata Kaieteur.

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