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Comentario: REDD+ jurisdiccional está listo para financiar un desarrollo positivo para los bosques y socialmente inclusivo en la Amazonia y otras regiones

La selva amazónica en la Reserva Narupa. Crédito de la foto: Rhett A. Butler.

La selva amazónica en la Reserva Narupa. Crédito de la foto: Rhett A. Butler.

  • El esquema de REDD+ jurisdiccional (JREDD) está diseñado para financiar transiciones hacia un desarrollo rural positivo para los bosques y socialmente inclusivo a escala regional. Es fundamentalmente diferente de los proyectos privados de carbono forestal, que han sido objeto de escrutinio por sobrestimar sus beneficios climáticos.
  • JREDD recompensa las reducciones de emisiones de carbono forestal ya logradas en jurisdicciones enteras -estados y naciones- y proporciona una plataforma para la plena participación de los pueblos indígenas, las comunidades locales y los agricultores; presenta un papel de liderazgo para los gobiernos, ayudando a que sean más transparentes e inclusivos en el proceso.
  • El fuerte descenso de la deforestación en la Amazonia brasileña significa que varios estados están preparados para emitir un gran volumen de créditos JREDD, de alta integridad y verificados, a partir del 2024. Si la demanda de estos créditos es suficiente, los ingresos por su venta podría ayudar a los estados a controlar las extensas fronteras forestales con transparencia y responsabilidad, inspirando a otras regiones a hacer lo mismo.
  • Esta publicación es un comentario. Las opiniones expresadas son las del autor, no necesariamente las de Mongabay.

A todos aquellos que están preocupados por el cambio climático y han decidido que los créditos de carbono forestal son malos, les tengo una pregunta. ¿Han examinado alguna vez con detenimiento el nuevo tipo de crédito de carbono forestal que ha empezado a aparecer recientemente? Se trata del bebé en el agua de la bañera de los créditos de carbono forestal. Y corremos el riesgo de tirarlo junto con el agua sucia.

Las emisiones netas de carbono procedentes de la tala, degradación y recuperación de los bosques tropicales suponen más del diez por ciento del total de las emisiones antropogénicas, y van en aumento. En nuestra carrera por encontrar formas de reducir las emisiones para gestionar la emergencia climática no podemos permitirnos desechar toda una clase de soluciones climáticas basadas en la naturaleza -los créditos de carbono forestal- por defectos en un tipo concreto de créditos de proyectos privados. Y, sin embargo, eso es exactamente lo que estamos haciendo. La emisión de créditos basados en la naturaleza cayó, en el mercado voluntario, de 160 millones de toneladas de CO2 en 2021 a 93 millones en 2022; hasta la fecha, solo se han emitido 63 millones de créditos en 2023.

El bebé se llama JREDD, que significa “REDD+ jurisdiccional”. REDD+ es el acrónimo de “Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los Bosques”.

The new carbon market will feature three new types of forest carbon transactions: jurisdictional REDD+ credits, international transfer of mitigation outcomes (ITMOs) and Article 6.4 emissions reduction transactions. Prices for credits with corresponding adjustments ($30-50/tCO2) will be far higher than prices for voluntary carbon market credits without corresponding adjustments ($10/tCO20). Current forest carbon monetization mechanisms will continue. Chart and caption from THE NEW CARBON MARKET AND THE BRAZILIAN AMAZON FOREST.
El nuevo mercado de carbono contará con tres nuevos tipos de transacciones de carbono forestal: créditos REDD+ jurisdiccionales, transferencia internacional de resultados de mitigación (ITMOs) y transacciones de reducción de emisiones del artículo 6.4. Los precios de los créditos con ajustes correspondientes ($30-50/tCO2) serán mucho más altos que los precios de los créditos del mercado voluntario de carbono sin ajustes correspondientes ($10/tCO20). Los mecanismos actuales de monetización de carbono forestal continuarán. Gráfico y leyenda de THE NEW CARBON MARKET AND THE BRAZILIAN AMAZON FOREST.

“Jurisdiccional” es lo que lo diferencia de los proyectos privados. Los programas JREDD operan a escala de grandes jurisdicciones políticas y cuentan con un papel de liderazgo del gobierno de esa jurisdicción. Los proyectos privados de carbono forestal operan a escala de comunidades, fincas, concesiones o áreas protegidas, y suelen tener poca participación gubernamental directa. Los créditos de los programas JREDD se basan en las reducciones de emisiones que ya se han logrado en toda una jurisdicción política, que pueden medirse con precisión, lo que responde a una de las principales críticas a los créditos de los proyectos privados. En JREDD, las emisiones se reducen a través de la transición sistémica a un nuevo modelo de desarrollo rural que es bosque-positivo, que asegura los derechos y los medios de subsistencia de las comunidades indígenas y tradicionales, y que favorece la producción agrícola baja en carbono y las bioeconomías.

A diferencia de los proyectos privados de carbono forestal, el JREDD no tiene un “promotor de proyectos”, es decir, ninguna empresa que se quede con una parte importante de los ingresos cuando finalmente se vendan los créditos. Las empresas participan en JREDD comprando productos respetuosos con los bosques, mediante la compra anticipada de créditos JREDD y otros tipos de inversiones.

La JREDD entró en las negociaciones oficiales de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en el 2007 y la primera emisión de créditos JREDD no se realizó hasta el 2022, por parte de Guyana. Durante este periodo, la ONU organizó decenas de reuniones para establecer las reglas de REDD+, que ahora están integradas en una norma internacional independiente y plenamente operativa, denominada TREES, The REDD+ Environmental Excellency Standard, Estándar de Excelencia Ambiental REDD+ en español.

“¿No desaparecerá el dinero en las arcas públicas?”, me han preguntado. Frente a ese riesgo se ha puesto en marcha mecanismos eficaces para gestionar de forma transparente y responsable los ingresos del JREDD. Y el involucramiento del gobierno es la única forma de liberar todo el potencial de las leyes, las políticas públicas, la asignación de presupuesto público y las fuerzas del orden para favorecer un desarrollo rural forestal positivo y socialmente integrador.

De hecho, una mayor capacidad de los gobiernos para gobernar es uno de los beneficios colaterales de los programas JREDD. A través de nuestro trabajo de apoyo a los programas JREDD en Brasil, Colombia, Indonesia, México y Perú, hemos sido testigos de cómo los gobiernos se han vuelto más transparentes y más inclusivos desde el punto de vista social.

El JREDD proporciona una plataforma para que los pueblos indígenas y las comunidades locales participen en la formulación de políticas públicas, como ilustra una reciente reunión celebrada en el estado brasileño de Tocantins. Doscientos indígenas, quilombolas  y pequeños agricultores viajaron a la capital, Palmas, para conocer y debatir el programa JREDD del estado, auspiciado por el gobierno estatal. Este es el comienzo de un proceso participativo que determinará cómo se repartirán entre los sectores los ingresos procedentes de la venta de créditos JREDD, a medida que cada sector determine la mejor manera de utilizar su parte para mejorar los medios de vida a largo plazo y hacer la transición a sistemas de producción con bajas emisiones de carbono.

El estado de Tocantins está preparando para verificar y vender créditos JREDD en el 2024. Otras jurisdicciones de Brasil, Perú y Argentina están siguiendo el mismo camino, o desean hacerlo. Guyana fue la primera en emitir créditos JREDD.

Para gestionar la emergencia climática, necesitamos desesperadamente apoyar y reproducir las estrategias que están manteniendo miles de millones de toneladas de dióxido de carbono fuera de la atmósfera y en la madera, las hojas, las raíces y los suelos de los ecosistemas naturales. Se han perdido grandes oportunidades. El audaz plan interinstitucional de Brasil para proteger la selva amazónica contribuyó a reducir la deforestación en un 79% entre 2005 y 2012 y evitó la emisión de 6,4 GtCO2 . Sin embargo, el dinero para recompensar y asegurar estas ganancias nunca se materializó a escala. Sólo el 4,7% de las emisiones evitadas se compensaron mediante financiamiento climático, principalmente a través del Fondo Amazonia. La voluntad política se debilitó y la deforestación en la Amazonia brasileña se duplicó entre 2014 y 2021.

Annual deforestation in the Brazilian Amazon and the timeline of significant public policies and market interventions designed to slow deforestation. The all-of-government 'Plan for the for the Prevention and Control of Amazon Deforestation' (PPCDAm) was the major cause for the decline, but was heavy on punitive measures and light on positive incentives14 and therefore difficult to sustain. NYDF refers to the New York Declaration on Forests. RBD refers to the Rio Branco Declaration. SISA refers to the System for Environment Service Incentives. PCI stands for Produce, Conserve. Floresta+ is the federal government’s system for rewarding forest conserving communities and smallholders in Brazil. Data: INPE/ PRODES 2022.
La deforestación anual en la Amazonia brasileña y la línea de tiempo de políticas públicas significativas e intervenciones de mercado diseñadas para frenar la deforestación. El ‘Plan para la Prevención y Control de la Deforestación en la Amazonia’ (PPCDAm) de todo el gobierno fue la principal causa de la disminución, pero se basaba en gran medida en medidas punitivas y carecía de incentivos positivos14, por lo que era difícil de sostener. NYDF se refiere a la Declaración de Nueva York sobre Bosques. RBD se refiere a la Declaración de Río Branco. SISA se refiere al Sistema de Incentivos a Servicios Ambientales. PCI significa Producción, Conservación. Floresta+ es el sistema del gobierno federal para recompensar a las comunidades y pequeños propietarios que conservan los bosques en Brasil. Datos: INPE/PRODES 2022. Gráfico y leyenda de EL NUEVO MERCADO DE CARBONO Y LA AMAZONÍA BRASILEÑA.

Hoy hay otra oportunidad. Brasil ha lanzado un nuevo plan para frenar la deforestación, reduciendo la deforestación amazónica un 64% en 2023 frente a 2022 para el mismo periodo enero-octubre. Varios estados de la Amazonia brasileña están poniendo de su parte para frenar la pérdida de bosques, con la esperanza de que esta vez haya compradores para sus créditos JREDD verificados y de alta integridad, que financien sus esfuerzos para frenar y revertir parcialmente la deforestación. Y si funciona en Brasil, otros países le seguirán.

Algunos argumentarán que incluso los créditos de carbono forestal de alta integridad son malos porque las empresas que los compran simplemente están maquillando de verde sus propias emisiones. De hecho, las investigaciones demuestran que las empresas que compran compensaciones también invierten en su propia descarbonización. Y más allá de las compensaciones, ha llegado el momento de poner en marcha una tasa para la naturaleza sobre los combustibles fósiles como pago parcial por los inmensos costes sociales del cambio climático que está impulsado principalmente por la combustión de combustibles fósiles.

En lugar de tirar al bebé JREDD con el agua del baño, hagamos que JREDD y otros tipos de créditos de carbono de alta integridad se pongan a trabajar. No son la solución perfecta. Pero son la única solución que tenemos hoy en día para movilizar fondos a la escala y velocidad necesarias para apoyar las estrategias regionales que están domando vastas fronteras forestales en los trópicos con transparencia y responsabilidad.

Agradecimientos: Este comentario ha sido redactado con aportaciones de Mónica de los Ríos, Bjørn Rask Thomsen, Claudia Stickler, Tathiana Bezerra, Matt Warren, Gustavo Suarez de Freitas, y Toby McGrath y con el apoyo financiero proporcionado a través de subvenciones al Instituto de Innovación de la Tierra procedentes de la Fundación Grantham, USAID, Land Innovation Fund, y la Fundación Cisco.

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