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“Lima es uno de los lugares donde fluye una gran parte del tráfico de especies para salir hacia el extranjero” | ENTREVISTA

  • Letty Salinas Sánchez, jefa del Departamento de Ornitología del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, conversa con Mongabay Latam sobre las consecuencias del tráfico de aves silvestres.
  • La experta solicita que el Gobierno difunda información sobre el delito de tráfico de fauna en espacios públicos como aeropuertos, estaciones de buses y puertos pesqueros.
  • Tras una reciente incautación de loros en la ciudad de Andahuaylas, dos personas fueron sentenciadas a tres años de cárcel por traficar con aves silvestres.
  • Perú continúa siendo uno de los principales países de emisión de aves silvestres para el tráfico en el mundo.

La Policía de Perú incautó el 1° de abril 32 loros vivos de traficantes de especies en la ciudad de Andahuaylas, la zona sur andina del país sudamericano. Estas especies fueron extraídas ilegalmente de la Amazonía y trasladadas para ser comercializadas en un mercado local como mascotas, lo cual está prohibido por tratarse de aves silvestres.

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Tras la incautación y evaluación médica se determinó que los pericos tui (Brotogeris sanctithomae) y pericos de alas amarillas (Brotogeris versicolurus) tenían desnutrición y fracturas en las alas y cabeza por las pésimas condiciones en las que habían sido trasladados. De ellos, solo 17 sobreviven hasta el momento y están siendo tratados en centros de rescate.

Sobre este caso, la Justicia peruana dictó tres años y nueve meses de cárcel para dos hombres por los delitos de tráfico de especies y maltrato animal. Este reciente caso pone a la luz el tráfico de aves silvestres en Perú. A pesar de ser un delito, las aves silvestres continúan siendo comercializadas en los mercados locales de las principales ciudades del país.

La jefa del Departamento de Ornitología del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Letty Salinas Sánchez, explicó a Mongabay Latam que si bien se ha reducido considerablemente el comercio de aves en los mercados locales aún hay mercados negros que usan las partes de los animales con supuestos fines “tradicionales” que ponen en peligro a las especies y la salud humana.

En 2019, un estudio de Traffic señaló a Perú como el centro del comercio ilegal de aves silvestres en la región Sudamérica. Salinas sostiene que “el tráfico es una de las cosas más horribles y monstruosas, más despiadadas e inclementes que los humanos pueden haber imaginado como mecanismo para ganar dinero”.

Operativo de la Dirección Forestal y de Fauna Silvestre en Madre de Dios. Foto: cortesía Adrián Portugal Teillier

—¿Qué características tienen las aves silvestres más traficadas?

Una investigación de 2015 en Taiwán revela que entre las características que cumplen las aves para ser las más comercializadas están sus hermosos colores, aspecto atractivo y luego los cantos bellos. Son algunos de los aspectos que se prioriza en el tráfico de aves.

Los investigadores hicieron una exploración sobre la presencia de estas aves en las listas de amenaza y los encontraron en varias categorías de amenaza. Entonces, en relación a los colores, hicieron el análisis de que habían privilegiado algunos colores, los que les encantan a los consumidores son el azul, el verde, el rojo, el naranja, el marrón, el rosado, el púrpura, el violeta, los amarillos, estos eran los más apreciados.

La mayoría de estas aves, por sus colores, son del ámbito neotropical. Es decir, que están siendo colectadas de América Latina y de ámbitos tropicales amazónicos. También hicieron una apreciación por el costo, todas aquellas identificadas con mayor demanda eran muy caras. Lamentablemente las especies de Perú no estaban en las baratas, todas estaban entre las caras y deben ser porque venían de fuentes remotas, como Amazonía.

—En los últimos años han cambiado las normativas y actualmente existen penas y sanciones administrativas. ¿Han contribuido en realidad para reducir este impacto?

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Diría que sí. La cantidad de organismos perdidos antes de las normativas era mayor. Las normas no son eficaces al 100 %, se necesita más que solamente una norma y eso nos pasa en la Administración pública. Entonces, nos faltan más acciones de sensibilización, darnos todo el tiempo posible para comunicar, intervenir, sensibilizar. Es un mensaje que se dice una vez pero debemos reiterar y encontrar mecanismos nuevos para seguir enfatizando sobre eso.

Entre 2020 y 2024, la reserva ha recibido 383 animales víctimas de tráfico ilegal o maltrato, siendo los más comunes loros, zarigüeyas, primates, tortugas y felinos. Foto: Laura María Villarraga Ariza.
Los animales rescatados van a centros de rehabilitación tras ser recuperados del tráfico de especies. Foto: cortesía Laura María Villarraga Ariza

En el museo trabajamos con estudiantes universitarios, quienes están fuertemente sensibilizados. Además, nos damos tiempo para trabajar con niños, familias y encontrar cualquier oportunidad para compartir nuestro conocimiento sobre las aves porque las personas necesitan estar continuamente informadas y sensibilizadas. Si ellos conocieran que los guacamayos se reproducen solamente bajo condiciones especiales y son increíblemente inteligentes y que les hacen un daño grave y le causan dolor al cortarles las plumas secundarias porque están directamente conectadas a sus huesos, no los comprarían.

Los animales silvestres son organismos que no pueden vivir en cautiverio, no van a ser felices, no van a tener una vida íntegra, deben ser vistos en un sentido más empático.

—En la actualidad una persona puede ir a la cárcel por traficar una especie, pero ¿qué pasa con el comprador?

Lo que sucede es que un comprador está involucrado en ese proceso. En el sentido de que una vez que ya lo tiene, él es el traficante. ¿Qué cosa tiene para probar que es un poseedor legal? Las posesiones legales en nuestro país están mediadas por documentos formales y las instituciones del Estado son los veedores de la protección de los organismos. Entonces, si el poseedor no tiene un documento de Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) que diga que tienen la tenencia legal, el comprador pasa a ser el traficante. El usuario al final también es un miembro más de esa cadena de tráfico de fauna silvestre.

—Recientemente, el Serfor rescató 32 loros de un mercado de Andahuaylas. Estos tenían lesiones y signos de desnutrición. ¿Se conoce de qué zonas del país se comercializa más estas especies?

En el caso de Andahuaylas, Serfor ha hecho comunicaciones oportunas para conseguir una sentencia en corto tiempo. Las condiciones en que fueron halladas las especies de Forpus coelestis y Brotogeris cyanopterus son crueles. Además, había una cantidad mayor de animales muertos. La otra cosa tremendamente dolorosa es la condición horrible en que estos animalitos fueron hallados en bolsas de polietileno, no en cajas ni en contenedores, o sea, había una inclemencia total en relación a las condiciones en que los tenían, es extremadamente cruel.

Una de las cosas que debe entenderse también sobre el tráfico de vida silvestre en Perú, en el caso de las aves, es que no es un tráfico local de gente local, que actúa ante la pobreza. No se trata de eso, son redes criminales que existen en el territorio peruano.

Los lugares donde mayormente fluye el tráfico son las ciudades costeras porque tienen puertos y aeropuertos. Lima y el Callao es un núcleo tremendamente importante para eso, pero luego están los lugares costeros al norte, como Piura y Lambayeque, pero también al sur: Tacna, donde salen organismos de Bolivia.

Diecisiete loros amazónicos sobrevivieron al tráfico de fauna silvestre en el sur andino de Perú. Foto: Serfor Apurimac

En algún momento hicimos la propuesta de que en los aviones se repartieran separadores de libros o elementos instructivos diciendo que en Perú está prohibido la venta de partes o tráfico de animales. Claro, las instancias del Estado hacen comunicaciones en redes sociales, pero no están en los lugares de alta sensibilidad como los aeropuertos, los puertos, los autobuses y colegios. La sensibilización hay que hacerlo una vez, otra vez y otra vez para que la población entienda en sí como funciona el tráfico, cuáles son los pasos que se siguen en esta cadena.

—Usted menciona que el tráfico de especies no se realiza como una manera de obtener recursos para progresar. En ese sentido, ¿considera que hay participación de las comunidades indígenas en esta cadena?

Al interior de la Amazonía, uno puede ver algunos loros que están como muy tranquilos, muy sociables, muy cariñosos con las personas y es ahí donde yo puedo reconocer la mano de la comunidad nativa en una etapa temprana, porque los indígenas nunca capturan animales adultos, sino que los recogen de los nidos muy chiquitos y los crían como parte de su familia.

Consideraría por la forma en que he visto a los loritos que hay una fracción muy pequeña en las comunidades nativas que los usan como mascotas y esporádicamente venden otro, pero nada a gran escala. No creo que de ninguna manera sean parte de la cadena de tráfico de especies.

Debemos insistir en la sensibilización porque las aves silvestres no pueden ser criadas en cautiverio, como sí se comercializan perros y gatos.

Ave amordazada con un pedazo de fruta para que no haga ruido en el viaje. Foto: Serfor

—En el caso de aves silvestres, ¿cuál es el uso que le dan a las especies traficadas?

—Se comercializan para ser usadas como mascotas. Esta práctica ha disminuido, creo que las normativas y el trabajo de las instituciones del Estado sí han logrado reducir esa cantidad, pero se necesita perseverar en el proceso.

Hay otra forma más oscura de comercio de animales: muertos, son vendidos en trozos como picos de tucanes, patas de águilas, de halcones, patas de tucanes, pellejos de suri y plumas individuales para el uso tradicional.

Por ejemplo, vender golondrinas o colibríes muertos y secos, quemar sus plumas y mezclarlo con agua para tomar como si fueran medicinas. Sobre esto también el Estado creo que ya tiene la información necesaria para hacer alertas porque los humanos que toman partes de animales que no sepamos exactamente cómo han sido guardados, confinados, almacenados, puede dar lugar a nuevas y graves epidemias.

—¿Las aves silvestres pueden ser domesticadas?

—El proceso de domesticación es muy complejo, se necesita de varias generaciones para que un organismo cambie por completo su carácter. Y eso lo podemos ver con nuestros perros o nuestros gatos. Ellos son felices y viven en bienestar en nuestra compañía y tenemos mecanismos, normas y conocimientos sobre sus enfermedades y cómo cuidarlos apropiadamente.

No es lo mismo con una ave silvestre. No existe la domesticación. Ha sido un organismo que en algún momento de su vida era libre, ha sido extraído de la libertad y ha sido conducido a un espacio lejos de su voluntad, generando un negocio ilícito.

Pericos esmeraldas enjaulados. Foto: Serfor

Entonces, los organismos, sobre todo aquellos que tienen vidas largas, como por ejemplo los loros, pueden, aún habiendo estado algún tiempo en confinamiento, tener capacidad para ser reintroducidos en la naturaleza. Y sobre eso también Serfor tiene una tarea importante porque ellos tienen mecanismos o formas de cómo derivar a centros de rescate. Porque los animales están muchas veces deshidratados, heridos, lastimados, lacerados, sin plumas.

Entonces, esos periodos de rehabilitación a veces demandan un año, pero luego de estar recuperados en su condición de salud, potencialmente están en la mejor condición como para poder ser liberados. Y mientras más se conozca de la identidad del organismo, se va a poder tener mejor idea de qué ámbito geográfico está involucrado para la liberación.

—¿Y hay lugares adecuados para el rescate de estas especies?

Los detalles no conozco porque corresponden al ámbito del Serfor, pero como país responsable, deberían estar preocupados en mejorar esos espacios. Digamos, en infraestructura, en alimentación, en nutrición, en equipos para atención de salud.

Sé que los profesionales que contrata Serfor son altamente calificados. Todos podemos ver su curriculum vitae en una plataforma abierta. Entonces hay transparencia sobre la idoneidad de la persona. Pero una persona sola, sin un espacio, sin equipamiento, sin facilidades, sin alimentos para los animales, poco puede hacer. Se necesita una mirada integral. Perú es un espacio de preocupación en el mundo en cuanto al tráfico de aves silvestres.

Todos los ciudadanos debemos estar comprometidos en alertar, a denunciar tempranamente. Ya Serfor, por ejemplo, ha podido dar una evidencia de cómo, frente a la acción temprana de la ciudadanía, puede llegarse a una condena o a una identificación concreta del delincuente o delincuentes. Pero se necesitan otras cosas: mejorar las condiciones de esos espacios de recuperación de la salud de las aves.

Los loros traficados son mantenidos en ambientes pequeños y sucios. Foto: cortesía Carlos del Valle

—Actualmente, en Lima se pueden observar bandadas de loros viviendo en los parques, ¿estos se han convertido en especies invasoras a consecuencia del tráfico de especies?

—Lima es uno de los lugares donde fluye una gran parte del tráfico de especies para salir hacia el extranjero a través de los aeropuertos, los barcos. En algunas circunstancias, probablemente por la inteligencia de los animales, porque pueden abrir sus jaulas, como el caso de los loros, o porque simplemente son liberados por sus mismos captores, se han quedado en la ciudad, muchos han muerto, pero otros han sobrevivido.

Para que tengas una idea, hay guacamayos sueltos que vuelan por Surco o por Cieneguilla, cuando su hábitat natural es la Amazonía. Luego de la fuga y adaptación, ocurren cosas de preocupación, como formar híbridos. Las especies están separadas en diferentes ámbitos geográficos y, entonces, no se reproducen entre sí, pero ocurre, por ejemplo, que los colibríes y los loros tienden a ser híbridos en Lima. Es raro, pero suelen presentarse.

Y entonces, bueno, incluso hay investigaciones que se están haciendo sobre eso, pero para saber qué está pasando, cuál es el futuro de estas aves, todavía no tenemos una única respuesta. El tráfico ha generado que especies que no pertenecían a Lima ahora estén presentes, como el Sicalis flaviola, Thraupis episcopus, Condirostrum cinereum. O sea, no podemos determinar si la sobrevivencia de estas especies en territorios distintos, como Lima, son peligrosas.

Van a crear competencia contra las aves nativas porque las aves que son nativas, oriundas de acá, tienen nuevos competidores, que tienen otras habilidades, que tienen tal vez más crías o que se reproducen más veces al año. Entonces, sí puede haber un efecto, es absolutamente esperable, pero la magnitud de cómo ha ocurrido, todavía no está documentado.

Lima es un espacio donde la presencia del tráfico tiene un impacto, pero no solamente Lima, también está ocurriendo en Ica, Arequipa, Tacna.

Aves rescatadas del tráfico de especies en mercados locales de Perú. Foto: Serfor

—¿Qué debe hacer el Gobierno para mejorar la lucha contra este crimen?

Existe la urgencia de fortalecer las capacidades dentro del Ministerio Público y la División de Investigación Criminal (Divincri).

Por ejemplo, no puede ser que yo, como una académica, sea quien realice la investigación sobre los casos, sino que tiene que ser alguien dentro de estos organismos. La Dirincri debería tener su propia dependencia de respuesta temprana ante un evento de delito ambiental y que para la investigación usen las técnicas más modernas como se usan para humanos, para saber si la especie fue intoxicada, si fue cortada, si fue envenenada, si fue torturada.

En nuestro país todavía falta implementar conocimiento y técnicas de investigación, falta trabajar más activamente sobre ese punto.

Imagen principal: las aves con colores rojos, azules, amarillos y verdes son los más traficados. Foto: Serfor

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